Todos, excepto Hinari, que había cerrado los ojos, miraron hacia la conmoción y los tres hombres retrocedieron involuntariamente al sentir la presencia de una demoníaca criatura.
Los ojos de Zaki cayeron inmediatamente sobre la chica de rojo, acorralada por tres hombres, apuntándose una botella rota en su propia garganta, lo que hizo que el corazón de Zaki dejase de latir. Vio la sangre que fluía por su garganta y en ese instante perdió la cordura y como si fuera una película, Zaki corrió hacia ella a una velocidad increíble.
Antes de que Hinari pudiera abrir los ojos, y antes de que los hombres se dieran cuenta de lo que acababa de pasar, Zaki ya le había quitado la botella de la mano.