—Ah, maldición, no seas tonto. Mientras hayan colinas verdes, no debes preocuparte por la leña. Solo estamos tratando de preservar nuestra mayor fortaleza.
—Cállate.
Gao peng lo golpeó en la cabeza.
El León Helado Desolado retrocedió dos pasos y se dejó caer al suelo, sacudiendo la cabeza mareado.
—Ministro Xu, tome a este bebé león y salga primero —le dijo Gao Peng a Xu Heti, que estaba a su lado.
—¿Y tú?
—¿Yo? Me quedaré y te cubriré.
Gao Peng se rio entre dientes.
—No, acabamos de firmar un Contrato de Sangre, y ya has comenzado a cavar tu tumba. ¿No tenías un Familiar nivel Rey? ¿Está contigo?
El león estaba tan ansioso que sentía como si tuviera hormigas en sus pantalones.