El destino puede ser extraño en toda la expresión de la palabra y, aunque lo intentes, nadie huye de él. Cuando todo comenzó, era feliz, pero ahora me siento desprotegida, traicionada y asustada.
Me casé creyendo que lo conocía a la perfección y así fue por un largo tiempo, nunca creí que él fuera capaz de tanta frialdad, ni mucho menos que se volvería en mi contra o que fuera capaz de provocarme tanto daño, pero me equivoqué, después de todo lo hizo.
Y a pesar de ello soy capaz de amar incondicionalmente al ser que crece dentro de mi vientre, me hace sentir que llevo la mejor parte de él conmigo, porque aunque me cueste admitirlo… lo sigo amando.