Quizás esto podría ser llamado un "combate aéreo".
Reinhard había saltado hacia Sirius, embistiéndola fuera de la torre y enviándola a volar por los aires.
_Sirius: ¡Jajaja! ¡Aah, qué abrumador!
Mientras la heroica figura volaba hacia ella, Sirius alzó extasiada su voz y agitó sus brazos. Acompañando a ese movimiento estaba el sonido penetrante de su cadena metálica que se desprendía de su muñeca.
Esa cadena completamente extendida ahora podía ser usada como látigo, aunque su mérito como arma se basaba más en su apariencia intimidante y en el sonido violento que generaba, más que en su conveniencia. Una persona que decidiera empuñar dicha arma se encontraría claramente fuera de los límites del sentido común.
Esa serpiente de hierro sin duda había probado la sangre de muchas personas y, en este momento, estaba participando en una cacería rutinaria, intentando aplastar a su presa con sus mandíbulas de hierro, mientras que el silbido del viento que creaba, recordaba al sonido de unos vitoreos.
Pero incluso esa serpiente sin filo, capaz de acercarse a la velocidad del sonido, era incapaz de hacer nada.
—En este mundo, existía alguien aberrante en un sentido completamente distinto al de alguien como Sirius.
_Reinhard: Una cadena, es problemático.
Al escuchar el sonido de dicha cadena entrando en la contienda, el Santo de la Espada frunció el ceño y murmuró con fastidio.
En medio de esa batalla a gran velocidad, murmuró dichas palabras como si estuviera expresando una humilde queja que encajaba mejor en la atmósfera de una escena completamente normal y cotidiana.
_Sirius: ¡Jajaja!
Sirius, al borde del jadeo, reveló una sonrisa apasionada a los espectadores.
Ciertamente, era algo inevitable. Sin embargo, el motivo detrás del deleite de Sirius era misterioso. Ya fuera por desesperación o porque estaba realmente feliz, una cosa estaba clara para todos los espectadores: esta era una situación en la que sólo Sirius se habría reído.
_Reinhard: …
Sirius voló hacia arriba, y Reinhard la persiguió desde abajo.
Con Reinhard como su objetivo, Sirius lanzó un golpe rápido y preciso. Pero, incluso frente a esa cadena que se le acercaba, Reinhard no intentó tomar la espada que colgaba de su cintura.
Si las palabras que había dicho hace mucho tiempo atrás eran ciertas, no era que no intentara desenvainar su espada, sino que no podía. La legendaria espada de Reinhard sólo se dejaba enfrentar a oponentes dignos.
En ese caso, estaba condenado a luchar desarmado contra esa horrible psicópata. Incluso Reinhard, en quien Subaru tenía la máxima confianza, tendría que someterse a una amarga lucha —corriendo el riesgo de fallar en cumplir con las expectativas de Subaru, en una muestra de debilidad humana.
De ser así, entonces esa confianza pronto se rompería.
Un ruido agudo se dejó escuchar junto al segundo ataque dirigido a Reinhard.
Ondas de choque y chispas se desprendieron en la escena. Para Subaru y los demás espectadores, los relámpagos parecían brillar en el cielo.
La capacidad de lograr ese tipo de hazaña, era prueba suficiente de que Reinhard había trascendido los límites de la habilidad humana.
Reinhard se enfrentó a la cadena, levantando una delgada pierna para defenderse de ella.
Si dicho movimiento fuera únicamente para detener el ataque, habría provocado una carcajada. Justo después del impacto, Reinhard centró su atención en envolver su pie con la cadena, moviéndola para que se adaptara a su propia voluntad.
El movimiento en sí no tuvo nada de especial. Reinhard había recibido la cadena entrante con su pierna derecha, y la había enrollado alrededor de su pie para usarla como un arma improvisada, inmediatamente atacando con ella.
En sólo un momento, había alternado fácilmente entre defensa y ataque.
Obviamente no todo el mundo podía seguir el ritmo de la batalla. Sólo un puñado de personas con entrenamiento de combate podía seguir esos ataques rápidos y continuos.
En ese momento de comprensión, hubo un impulso de reír. Subaru dio un largo suspiro y relajó sus hombros. Afortunadamente, Reinhard era un aliado, así que esos pensamientos eran innecesarios. Si el enemigo fuera él, entonces los hombros, las rodillas y la vejiga de Subaru se habrían rendido hace rato.
_Sirius: ¡Jaja, jajaja! ¡¡AJAJA, JAJAJAJA!!
Sirius rio a carcajadas mientras su brazo derecho giraba salvajemente como un tornado.
Como la cadena en su brazo izquierdo había sido capturada por Reinhard, sólo podía recurrir a usar la de su derecha. Sin embargo, aunque la serpiente silbante atravesó el cielo, volando desde todas direcciones, fue bloqueada por la cadena en el pie derecho de Reinhard, creando un sonido agudo y una lluvia de chispas.
Cada chispa en el cielo azul, iba acompañada de un instrumento metálico cuyo sonido impregnaba la plaza, en un torbellino de rojo y amarillo.
Un golpe, otro golpe, pero durante ese período, Reinhard se había acercado aún más a Sirius. Pronto, después de intercambiar una serie de ataques, llegó a ella.
_Sirius: ¡Qué inesperado! ¡Has logrado llegar hasta aquí! ¡Increíble!
_Reinhard: Eres muy hábil. Me parece una lástima que hayas decidido dedicarte al mal.
En ese momento, los dos intercambiaron palabras del mismo modo que intercambiaban ataques.
Reinhard rápidamente llevó hacia atrás su pierna derecha, al mismo tiempo que abalanzó hacia adelante su mano izquierda con los dedos alineados. Sirius le recibió con un poderoso movimiento de su brazo, lanzando la ondulante cadena con sus figurativos colmillos expuestos hacia Reinhard.
Aunque la cadena estaba hecha de acero, Reinhard usó su propia mano como hoja y la cortó en dos.
En el pasado, Subaru había visto a alguien partir unos palillos de madera desechables usando el paquete en el que venían envueltos —un truco típico de fiestas. Si Reinhard participara de esas actuaciones, sería capaz de partir una espada de acero con una simple hoja de papel.
El ataque propinado con su mano parecía reflejar el bello filo de una espada.
La parte cortada de la cadena fue lanzada, por el impulso del ataque, a la torre del tiempo, provocando una violenta colisión que destruyó una de las paredes del edificio. La imagen del humo y los escombros estrellándose sobre la plaza sacó a Subaru fuera de su trance.
Había quedado completamente fascinado.
La lucha de Reinhard y Sirius… no, más bien la lucha de Reinhard, le había encantado, independientemente de si, dicha fascinación, fuera causada por la envidia o el miedo.
_Subaru: Puedo dejar que Reinhard se encargue de ella. ¡Entonces, yo...!
No podía seguir holgazaneando aquí, mirando embobado la pelea y esperando un resultado.
Subaru se abrió paso a través de un hueco entre la multitud, corriendo hacia la entrada de la torre. Lusbel, que había sido preparado para formar parte del discurso de Sirius, probablemente seguía en la torre del tiempo abandonado por ella debido a la interrupción de Reinhard.
Salvarlo aliviaría las preocupaciones de Subaru. Evitaría que ocurriese algo como: Sirius usando a Lusbel para entorpecer a Reinhard.
Subaru subió ansiosamente por la escalera de caracol, sintiendo de nuevo ese aire oscuro y húmedo.
La torre estaba mucho más iluminada de lo que había estado hace quince minutos, gracias a la luz que entraba por las paredes que habían sido rotas por la cadena de Sirius.
Después de subir a salvo la escalera de caracol, Subaru encontró a Lusbel atado en el último piso. Lo habían dejado boca abajo en el suelo, donde sus lágrimas habían caído formando un charco. Los sollozos del pequeño emocionaron profundamente a Subaru.
_Subaru: ¡Lusbel! Ahora estás a salvo, ¡no te preocupes!
Subaru abrazó tiernamente al encadenado Lusbel entre sus brazos.
Ignoró el cálido torrente de lágrimas mientras respondía con una mirada tranquilizadora a la mirada desesperada y aterrorizada de Lusbel.
_Lusbel: ¡Mmm!
_Subaru: Está bien, estoy de tu lado. Y en cuanto a esa psicópata, un héroe confiable está luchando contra ella ahora mismo. Así que, aprovechemos este momento para sacarte de aquí.
_Lusbel: Mmm.
Subaru habló con la mayor sinceridad posible. Poco a poco, los forcejeos de Lusbel perdieron fuerza, y miró a Subaru con una expresión llorosa pero clara.
Después de que Subaru asintiera en respuesta a esa mirada inquisitiva, Lusbel empezó a sollozar de nuevo, pero por una razón diferente a la anterior.
_Subaru: Espera un segundo. Déjame quitarte esto.
Después de tocar gentilmente la cabeza del sollozante niño, Subaru comenzó a trabajar con cautela en la cadena.
La cadena lo envolvía firmemente desde los hombros hasta los tobillos, al mismo tiempo que le amordazaba. Subaru tuvo cuidado de no herir al niño mientras lo desamarraba.
_Subaru: Bueno, ya la he quitado. ¿Puedes ponerte de pie? Si no, puedo llevarte.
_Lusbel: N-No te preocupes… M-Muchísimas gracias... hk.
Lusbel se puso con dificultad de pie, agitando sus rígidas piernas, mientras ofrecía su gratitud. Aunque su rostro estaba manchado de lágrimas, seguía siendo un niño fuerte. Subaru volvió a acariciarle la cabeza.
Y luego, mientras reflexionaba sobre la intensa batalla que estaba teniendo lugar cerca de la torre.
_Subaru: Quedarse aquí puede que sea más seguro, pero probablemente deberíamos salir por si acaso. ¿Puedes caminar? ¿Estás herido en alguna parte?
_Lusbel: Mi mano derecha, sólo un poquito...
Lusbel frunció el ceño y mostró obedientemente su herida a Subaru.
En su extendida mano derecha había una aguda herida que claramente había sido hecha por un arma parecida a una serpiente. Viendo la sangre que brotaba de la herida, Subaru contorsionó su cara con malestar.
_Subaru: Bastarda, atar a un niño tan pequeño, e incluso hacerle esto.
_Lusbel: No, no. Esta herida de repente… el dolor apareció de repente mientras estaba atado.
_Subaru: ¿De repente?
Mientras estaba atado— Subaru ladeó la cabeza al escuchar las palabras de Lusbel.
Al menos, Subaru no debería haberle hecho daño en el proceso de desenredar la cadena. Sus movimientos habían sido cautelosos y, si Lusbel hubiera sufrido una herida tan grave, Subaru se habría dado cuenta.
—Un terrible y siniestro presentimiento apareció en el corazón de Subaru.
_Subaru: …De todas formas, no podemos quedarnos aquí. Vámonos.
Subaru tomó la ilesa mano izquierda de Lusbel y lo condujo hasta la parte inferior de la escalera de caracol, a la salida de la torre.
Cuando Subaru volvió a la plaza, escuchó,
_Multitud: ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala!
La turba se había sumergido en un frenesí, esperando ansiosamente la ejecución de esa psicópata capturada, exigiendo justicia.
Ojos llenos de sed de sangre, bocas retorcidas en gruñidos, aullando que la asesinaran.
Desprecio sin límites contra el mal. Increíble aversión a lo antinatural. Querer librarse de la presencia de un enemigo que era fisiológicamente inaceptable. Esta emoción era de intención asesina.
¿Y cómo se llamaba esto?
—Esto era conocido como Ira.
_Multitud: ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala!
Una muchedumbre de completos desconocidos se pararon lado a lado como camaradas, moviéndose hacia una misma meta.
_Multitud: ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala!
Sus corazones unidos ante la adversidad, enfrentando a los espíritus del bien y el mal.
_Multitud: ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala!
Escogiendo la unidad, llevándola hasta el límite, eso era…
_Multitud: ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala!
_Sirius: Uniendo sus sentimientos en uno solo… esto es Amor, ¿no crees? Bueno, no hay duda de que esta es una escena que sólo el Amor puede lograr, ¿no están de acuerdo?
Frente a dicha escena que parecía sacada del mismo infierno, Sirius murmuró con una voz colmada de éxtasis.
El héroe estaba presionando a Sirius contra uno de los lados de la torre. La multitud que los rodeaba aplaudía ansiosamente exigiendo la muerte de esa antinatural persona, a sabiendas de que el Santo de la Espada tenía el poder de matar a dicha abominación.
Por lo visto, Sirius también había perdido la cadena de su mano derecha. Con sus dos manos desarmadas, no tenía ninguna forma de defenderse contra la «afilada» mano de Reinhard.
Esto era claramente un callejón sin salida —sin embargo, Sirius llevaba su habitual y plácida sonrisa.
_Reinhard: ¿Deseas decir unas últimas palabras?
_Sirius: Gracias. Entonces, permíteme ofrecerte un consejo. Los demás arzobispos quizás no sean tan dóciles como yo, así que, si intentas pedirles sus últimas palabras, podrías sufrir por ello.
_Reinhard: …Lo tendré en cuenta.
Ante la cálida amabilidad de Reinhard, Sirius hizo una tranquila declaración. Estando de acuerdo, Reinhard asintió y dio un paso al frente, listo para ejecutarla con la espada que era su mano.
_Multitud: ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala!
Mientras la voz de la multitud crecía en intensidad, el destino de Sirius había sido sellado.
Esto era obvio, pero entonces, ¿por qué?
De pie, en la entrada de la maltrecha torre, Subaru sintió un palpitante escalofrío que amenazaba con romperle el corazón.
¿Por qué? ¿Qué significaba eso? Quería hablar desesperadamente, pero su boca no se movía. Una vez que empezara a hablar, Subaru sabía que terminaría pronunciando palabras indeseadas.
Subaru ciertamente se uniría a los fuertes gritos de "¡mátala!".
_Sirius: Nos conocemos el uno al otro. Humildad mutua. Reconocimiento mutuo. Nos perdonamos el uno al otro. Esa es exactamente la forma correcta que el Amor debe tomar.
Ignorando al inquieto Subaru, Sirius continuó predicando su retórica.
A primera vista, ella parecía tener razón; pero, teniendo en cuenta que era Sirius quien hablaba, esa proposición y la atmósfera misma se volvieron desagradables.
_Reinhard: …
Reinhard parecía haber llegado a la misma conclusión que Subaru.
Ya no tenía sentido dejar hablar a Sirius, así que Reinhard siguió adelante. Sin embargo, justo antes de que Reinhard la alcanzara, Sirius sonrió y sostuvo sus brazos en el aire.
Inmediatamente, acompañadas de un sonido crepitante, las cadenas fueron expulsadas de los puños de su abrigo. Esas cadenas fueron disparadas a través de sus mangas, se enrollaron alrededor de la torre y, al mismo tiempo, Sirius comenzó a volar una vez más.
Tenía la intención de escapar—pero, justo antes de que pudiera, Reinhard pisó el suelo.
Las ondas de choque se esparcieron hacia arriba, como una explosión.
Su mano se dirigió hacia ella en un fluido y ascendente corte.
En ese momento, la vida de Sirius terminaría.
_Multitud: ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala! ¡Mátala!
Y ese resultado, sería provocado por el grito de la multitud.
El corazón de Subaru estaba lleno de miedo. Y llevado por un impulso repentino.
_Subaru: ¡¡REINHARD!!
Gritó el nombre del héroe, pero, cayendo bajo la influencia de la multitud,
_Subaru: ¡MÁTALA!
Reinhard la cortó.
Una limpia línea se dibujó desde el hombro izquierdo de Sirius hasta su flanco derecho.
Ese exquisito corte era tan agudo que hubo un retraso de varios segundos antes de que el cuerpo de Sirius pudiera reaccionar. Finalmente, la sangre en su cuerpo notó la herida, y su cuerpo colapsó cuando la sangre comenzó a rociar.
_Sirius: …Aah, el mundo es tan gentil.
Sus órganos internos se derramaron, el cuerpo de Sirius había sido cortado por la mitad.
La parte superior de su cuerpo continuó elevándose hacia arriba, derramando sangre e intestinos a través del aire; mientras que la parte inferior de su cuerpo, habiéndose quedado en el sitio, se convirtió en una fuente, rociando sangre a través de la plaza.
Esto era el mismo infierno sobre la Tierra.
Nadie podía soportar mirar directamente a ese horror. Sin embargo, nadie miró hacia otro lado.
Nadie podía apartar la vista.
_Reinhard: …No puede ser.
Después de aterrizar, Reinhard pronunció un murmullo aturdido.
Subaru vio que sus ojos azules temblaban de pena, una sombra desesperada envolvía su bello y hermoso rostro.
—Y entonces, Subaru no pudo ver más.
_Subaru: —
Subaru, y el resto de la multitud, yacían dispersos en la plaza que se había convertido en un charco de sangre.
Desde sus hombros izquierdos hasta sus flancos derechos, todos habían sido claramente divididos en dos partes.