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63.81% Re: zero arco 3, 4, 5. / Chapter 321: Rostros en la nieve. Parte2

章節 321: Rostros en la nieve. Parte2

 _Emilia: Increíble...

Emilia suspiró con admiración mientras congelaba a un conejo que pasó desapercibido.

Sus ojos amatista permanecían fijos en las siluetas de Subaru y Beatrice, luchando contra la mabestia, más allá del velo de nieve.

Más específicamente, los ojos de Emilia permanecían fijos en Beatrice, mientras ella sostenía firmemente la mano de Subaru.

La misma Emilia es una usuaria de artes espirituales, que estaba usando la magia de los espíritus menores en ese mismo instante. Ella entendía demasiado bien lo increíble que era esta confrontación mágica.

Primero, Beatrice no estaba recibiendo ninguna reserva de magia de Subaru.

Ellos definitivamente estaban conectados por el pase de su contrato; sin embargo, simplemente Beatrice se estaba absteniendo de hacerlo. Subaru fue lanzado al combate inmediatamente después de formar este contrato espiritual. Si Beatrice absorbiera a Subaru el maná que ella necesitaba, él no lo resistiría.

Beatrice entendía eso, y estaba teniendo cuidado de no imponer una carga a Subaru.

Segundo, Beatrice no estaba tomando magia de Subaru — sino que ella se la estaba dando a él.

No es la frase más precisa, pero es la verdad. Subaru, mientras sostenía la mano de Beatrice, estaba recibiendo el apoyo de ella, permitiéndole usar magia que debería ser inaccesible para él. No estaba usando su puerta, en su lugar estaba usando la presencia de Beatrice misma como una puerta.

Era imposible que Subaru pudiera entender lo fuera de lo normal que era esto.

Beatrice, el espíritu, estaba proveyendo la magia tanto para ella como para Subaru, no de alguna fuente externa, sino de su propia reserva de magia.

Y tercero, ella estaba presenciando magia yin avanzada.

La clase de afinidad mágica de un mago influye enormemente en su futuro. La especialización en cualquiera de los cuatro tipos principales de magia los demarcará en roles distintos, y lo mismo se aplica a los dos tipos especiales, yin y yang; lo que significa que su esencia difiere mucho de los otros cuatro, incluso antes de alcanzar etapas avanzadas en su uso.

Y luego está el hecho de que, inicialmente, tienen pocos usos. Implican muchos problemas, como el tiempo necesario para obtener resultados o la cantidad necesaria de poder mágico, que también son desventajas.

Así que las afinidades de yin y yang son raras, y tienen pocos practicantes avanzados.

Muchos hechizos se han perdido con el tiempo, a diferencia de los hechizos de las cuatro afinidades principales, lo que hace que sea difícil producir nuevos grandes magos.

Yin tiene todos estos obvios problemas, y Beatrice lo ha dominado. Además, estaba usando magia antigua, perdida en el tiempo y en la historia, como si no fuera nada.

_Emilia: Caramba, qué alto van. ¿Eh? Se han ido... Oh, por allí.

Luchaban de una manera tan onírica y fantasmal, que le hacía perder el sentido de la realidad.

Aunque parte de eso probablemente se debía a que Subaru y Beatrice estaban tan amigablemente cogidos de la mano.

Emilia se dio cuenta de que Subaru estaba luchando desesperadamente, pero Beatrice incluso estaba sonriendo.

Ella debía estar divirtiéndose mucho. No es que le gustara pelear o alardear de su poder. Era sólo que hacer esto era muy divertido para ella.

_Emilia: …

Emilia parpadeó, y Subaru y Beatrice se habían movido a un lugar completamente diferente. Era magia de teletransportación más limitada, parecida al Pasaje de la Puerta. Estacas púrpuras atravesaron una hilera de conejos desde ambos extremos, los conejos chillaron furiosamente mientras intentaban saltar hacia los dos, solo para que sus cuerpos fueran ensartados en el aire y se desgarraran.

Emilia entrecerró los ojos. Y logró verlo.

Los fragmentos de la estaca detonada no habían desaparecido, sino que estaban suspendidos en el espacio, como congelados en el tiempo. Los conejos que saltaban se destrozaban contra esas astillas, despedazándose a sí mismos.

La trampa cristalina se extendía por toda la zona a medida que los conejos se movían, saltaban y caían para atacar decididamente a los dos, todo eso mientras activaban la trampa de forma bastante cómica.

El Gran Conejo era una mabestia temible, pero cada conejo individual no era tan amenazador.

Esos conejos carecían de un gran poder, y si un luchador experimentado prestaba atención a su ferocidad mientras los combatía, definitivamente saldría adelante.

Un estilo de lucha tan imprudente como "sigue tu instinto de comer" no posibilita aprender nada. Ellos querían que sus compañeros fueran atrapados y desmembrados en las trampas, porque su hambre lo es todo. Así que no prestaban atención al hecho de que morirían atrapados en la misma trampa, saltarían sobre ellos y se convertirían en cadáveres.

_Emilia: ¡Ah!

Emilia golpeó a otro conejo que escapó del asedio con su magia.

Ella corrió hacia el conejo congelado y lo pateó en pedazos sin dudarlo. Se rompió en pedazos de hielo, tan completamente muerto que no podría reformarse.

Subaru y Beatrice habían estado luchando tan bien que sólo unos pocos conejos se habían escapado hasta donde estaba Emilia. Ella incluso podía concentrarse en suprimir su propio poder mágico.

Pero, incluso mientras observaba la demostración de abrumadora fuerza de Beatrice, Emilia no podía hacer desaparecer la causa de la preocupación que había en su interior.

La trampa de Beatrice era poderosa y astuta. El Gran Conejo seguía cayendo en la trampa, formándose una montaña de cadáveres uno tras otro. Pero Emilia no veía el final.

Lo que Emilia vio fue uno de los conejos temblando, y de repente apareció otro conejo como si hubiera brotado de la espalda del primero. Los conejos repetían y repetían esto, las bestias se multiplicaban como ratones.

100 conejos se convirtieron en 200 en un instante, y en 400 al siguiente.

Esa criatura tiene números y unos miserables instintos, ignorantes del concepto de "detenerse".

Era precisamente por eso que esta mabestia se consideraba como una de las Tres Grandes, y había pasado cuatrocientos años haciendo lo que quería como una calamidad —

_Emilia: Subaru, Beatrice.

Emilia pronunció sus nombres. Aunque parecían tener una ventaja abrumadora, no debían caer en la negligencia.

Emilia nunca olvidaría cómo tembló, después de regresar a la Tumba con Roswaal y Ram, al confirmar la presencia del Gran Conejo.

Esos ojos consideraban cada cosa viva como nada más que su alimento.

Una entidad verdaderamente incapaz de coexistir que hacía que los que se oponían a ella se sintieran totalmente desesperados.

Para oponerse a esa abrumadora absurdidad, Emilia necesitaba demostrar un poder comparable.

Y eso era lo que ella tenía la intención de hacer.

Un torrente de magia se agitó dentro de ella, sin estar completamente bajo su control. Seguramente no podía pertenecerle todo a ella sola, y si lo desataba, aniquilaría al Gran Conejo.

Pero entregaría su vida a cambio. Y estaba preparada para hacerlo, si llegaba el caso.

_Emilia: Subaru...

Ella murmuró su nombre mientras él seguía luchando.

Él sabía de antemano sobre el ataque del Gran Conejo, y no parecía que estuviera luchando sin un plan. Había sacado a Beatrice de la Biblioteca Prohibida, y ella se veía muy llena de vida.

Él nunca haría nada para traer tristeza a esa sonrisa.

Y por eso, Emilia creía en Natsuki Subaru.

La magia blanca, capaz de acabar con todo, afirmó su presencia en su corazón. Ella la contuvo, advirtiendo que su tiempo aún no había llegado.

— Ella creía en lo que dijo él.

※ ※ ※ ※ ※

Para Subaru, usar magia siempre ha sido equivalente a cortar su alma.

Al principio fue exactamente como habían dicho Puck y Roswaal, que Subaru no poseía ni el más mínimo talento como mago. Era tan malo que, cuando usó Shamak por primera vez, no pudo evitar que su maná se descontrolara y explotara, quedando completamente inmóvil.

Luego se las arregló usando la fruta Bokko. Incluso usó magia durante su duelo, cuando se le prohibió hacerlo, y al final abusó tan terriblemente de su puerta que ésta se derrumbó.

Él no tenía ninguna esperanza de ser mago.

La magia había salvado a Subaru muchas veces, pero él la consideraba como algo que reducía a su ya delicado núcleo, consumiéndolo o algo así. Pensó que era inevitable que se rompiera.

Así que sólo había soñado con hacer lo que estaba haciendo ahora, disparando sucesivas ráfagas de magia increíble, y sólo podía pensar que esta realidad era imposible.

_Subaru: ¡Ey, Beatrice! ¿¡Deberíamos seguir disparándoles así!?

El Gran Conejo generaba más conejos de los que Subaru y Beatrice derrotaban. Los conejos se comían a sus hermanos muertos, multiplicándose. Parecía como si estuvieran usando su multiplicación como energía, ya que cada conejo crecía con más fuerza mientras más cantidad hubiera de ellos.

Esto le dio pocas esperanzas de que, si ellos seguían ganando tiempo, los conejos se quedarían sin energía para multiplicarse. Pero,

_Beatrice: No hay límite para su propagación, de hecho. Se crearon para ser así, supongo. Incluso cuando están al borde de la destrucción, no serán destruidos. A menos que los aniquiles a todos a la vez.

_Subaru: Entonces, ¿qué hacemos? ¿Tienes alguna idea?

_Beatrice: Subaru, ¿estás tratando de confiar en la adorable Betty para todo, supongo?

Una explosión de cristal abrió un agujero en la multitud, mandando a volar a los conejos, para ser desmembrados en los fragmentos suspendidos. Beatrice vio esto mientras jalaba el brazo de Subaru, y saltaba al aire. Aunque ni su tirón ni su salto fueron tan poderosos, ella fácilmente tuvo éxito en ambos.

Beatrice caminaba en el aire, bailando a través del espacio para evitar los colmillos de los conejos, mientras ella tejía a través de los huecos su trampa cristalina. La falta de una sola gota de sangre que manchara su extravagante vestido demostraba que, en esta lucha, no sentía la más mínima agitación o inquietud.

_Beatrice: Vamos a pasar, de hecho.

_Subaru: Entendido.

Dicho eso, el espacio se curvó, y los dos entraron en un teletransporte de corto alcance.

Cruzaron a través del espacio de una manera diferente al Pasaje de la Puerta, reapareciendo detrás de la horda de conejos. Los conejos olieron; pero, habiendo perdido a Subaru y a Beatrice, dejaron aperturas.

_Beatrice: Tú toma la izquierda, supongo.

_Subaru: La derecha es toda tuya.

Visualiza. La magia de Beatrice reaccionaba a la fantasía de Subaru, manipulaba el mundo y producía esa transformación.

Él definitivamente sentía que se estaba beneficiando a expensas de ella, pero era precisamente por eso que no estaba jugando en lo más mínimo.

Los cristales púrpuras del hechizo yin "Miinya" se formaron de acuerdo con la imaginación de Subaru.

Subaru generó surcos aerodinámicos en la superficie de los proyectiles para magnificar su fuerza de perforación antes de dispararlos todos a la vez. Sus manos nunca los tocaron, pero salieron disparados según su voluntad.

Era como si estuviera dibujando una cuerda mental, para disparar flechas incorpóreas.

Las estacas cruzaron el aire, golpeando directamente a los indefensos conejos, mandando a volar a una muchedumbre de ellos, chillando.

La destrucción de Beatrice hizo lo mismo con el extremo derecho de la multitud, esparciéndolos en todas direcciones.

Unas fisuras en el espacio se tragaron a una aglomeración de conejos, sellando varios cientos dentro de un espacio cerrado como si fuera un marco de fotos. Los conejos saltaron más allá de ese espejo. Beatrice disparó una lanza cristalina a la horda despreocupada de conejos — destrozando el mundo plano y enviando a los conejos en su interior a su final.

Subaru contuvo el aliento, asombrado por la hechicería polifacética de Beatrice.

Mientras Subaru seguía repitiendo Miinya como un idiota, Beatrice seguía repitiendo combinaciones completamente nuevas de magia yin para aniquilar al Gran Conejo.

Era como si ella estuviera mostrando a Subaru todas las cartas que tenía en sus manos. O como si lo hiciera para recordar sus habilidades.

_Beatrice: Dentro de poco, de hecho.

_Subaru: ¿Eh?

El Gran Conejo había sido reducido en número, pero regeneró instantáneamente la cantidad exacta que perdió.

Subaru fue testigo de eso, y de nuevo sintió la inquietud que había estado sintiendo durante un tiempo.

Sumando eso a los murmullos de Beatrice, Subaru sintió la necesidad de conversar.

_Subaru: Beatrice. Ellos han estado recuperando el mismo número que perdieron... ¿pero no crees que nunca han sobrepasado su cantidad original?

Suponiendo que había mil conejos, si Subaru derrotaba a cien de ellos, ellos se multiplicaban para hacer cien más. Si derrotaba a doscientos conejos, aparecerían doscientos conejos más. La cantidad no había cambiado ni una sola vez, sin importar cuántos de ellos matara.

Pero Subaru nunca los había visto multiplicarse más allá de cierto número.

Beatrice asintió ante Subaru.

_Beatrice: Su multiplicación en sí misma puede ser ilimitada, pero es probable que haya un límite máximo para el número de conejos que puede haber, de hecho. Así que supongo que no pueden multiplicarse más allá de eso.

_Subaru: Entonces, si podemos acabar con esa cantidad máxima de una vez...

_Beatrice: Teóricamente, eso lo destruirá... Pero eso presenta sus propias dificultades, de hecho.

Subaru vio esperanza, pero Beatrice puso cara de que sería difícil, ya que había suficientes conejos para cubrir todo lo que se veía.

Si tuviesen la magia para quemar todo lo que estaba a la vista, entonces podrían ser capaces de destruir al Gran Conejo, pero ¿cuánto poder necesitarían para hacerlo todo en un segundo y atraparlos a todos?

Era un plan violento, similar a un bombardeo de misiles sobre toda la región. Y si uno de los conejos sobrevivía, todos se regenerarían instantáneamente. El riesgo era demasiado grande.

_Subaru: En ese caso, tal como pensaba... Habrá que hacer eso.

_Beatrice: ¿Has pensado en algo, supongo?

_Subaru: Dependeré completamente de ti una vez más, pero sí.

Subaru observó a la mabestia multiplicarse mientras susurraba al oído de Beatrice.

Beatrice bajó la mirada pensativa y asintió con la cabeza.

_Beatrice: Había pensado lo mismo, de hecho. Pero hacerlo requeriría...

_Subaru: Sé que hay un atasco. ¡Pero espera! ¡Será mejor que no te hagas una idea equivocada, Beatrice!

_Beatrice: ¿—?

_Subaru: No es como si tuviéramos que resolver este problema por nuestra cuenta, ¿cierto?

Los ojos de Beatrice se abrieron de par en par ante esto. Ella suspiró en silencio, inclinándose hacia Subaru para apoyar la frente sobre su pecho.

_Beatrice: De verdad, Subaru... Presentas algunas soluciones extraordinarias, de hecho.

_Subaru: Prometo ser un contratista tan emocionantemente fresco y novedoso que nunca te aburrirás.

Subaru le mostró el pulgar hacia arriba, con sus dientes brillando. Beatrice hizo una sonrisa forzada antes de mirar hacia arriba, manteniendo el rostro contra el pecho de él.

_Beatrice: Bien, supongo. Hagámoslo, de hecho. Pero incluso Betty necesita tiempo para hacer esto, supongo. Veamos lo bien que te las arreglas durante ese período, de hecho.

_Subaru: Sólo finge que te estás relajando en un barco robusto y seguro. Por lo menos eso es lo que yo estoy haciendo.

_Beatrice: Veremos quién remará, supongo.

Beatrice empujó lejos el pecho de Subaru.

Ella respiró, cerró los ojos y comenzó a concentrarse en intensificar su magia.

Al ver esto, Subaru se preparó psicológicamente y empezó a correr sobre la nieve.

Los colmillos de la mabestia chasqueaban y chirriaban mientras perseguían a Subaru, quien corría con todas sus fuerzas. Las siluetas se abalanzan sobre sus piernas. Pero eran demasiado lentas. Después de estos dos días de carnicerías, el Gran Conejo parecía débil.

_Subaru: ¡Fuera del camino! ¡Largo de aquí! ¡No tengo tiempo para tratar con ustedes ahora mismo!

Subaru esquivaba los colmillos, y pateaba a los conejos.

Lanzaba hechizos, usando estacas de cristal para forzar la apertura de un sendero mientras atravesaba el claro con Beatrice acunada en sus brazos, corriendo de vuelta a la Tumba.

_Emilia: ¿Eh? ¿Qu? ¿¡Subaru!?

Emilia parecía sorprendida al presenciar el regreso de Subaru.

Subaru derrapó hasta detenerse a su lado antes de poner a Beatrice, con los ojos cerrados, en el suelo nevado a su lado y acariciar su cabeza.

_Subaru: ¡Lo siento, Emilia-tan! ¡Estamos teniendo problemas para lograrlo por nuestra cuenta!

_Emilia: Bu-Bueno, está bien… pero ¿qué hacemos ahora? Como pensé, tendré que...

_Subaru: No, tenemos una idea de cómo vencerlo. No tienes que usar tus movimientos de muerte absoluta como una terrorista suicida. Simplemente no los uses. Hará que todos nuestros esfuerzos hasta ahora fueran en vano.

Emilia contuvo el aliento y miró fijamente el rostro de Subaru.

¿En serio ella pensó que no me daría cuenta? Lo pensó de verdad, ¿no?

Por supuesto que Emilia, si realmente se acorralara en una situación como ésta, se haría daño a sí misma para dar el golpe decisivo. Qué chica tan imposible.

"¿Está bien lastimarme si eso salva a todos?" Dame un respiro.

_Subaru: Es mejor que todos estén a salvo y que todos se salven, eh.

_Emilia: ...Subaru.

_Subaru: Así que, Emilia-tan, tengo una petición un poco loca. Si no parece factible entonces pensaré más, pero si parece factible, entonces quiero ver lo mejor de ti — Ganemos todos juntos.

_Emilia: …

Emilia se puso la mano sobre el pecho, pareciendo sentir algo en la declaración de Subaru, parpadeando varias veces.

Subaru conjuró estacas de cristal y las disparó a la horda de mabestias para mantenerlas bajo control, ganando tiempo para que Emilia tomara su decisión. Eso no tardó mucho.

_Emilia: Está bien. Hagámoslo, Subaru. Estoy lista para cualquier cosa.

Dijo Emilia, firme en su determinación, con la mirada decidida.

Subaru cerró sus puños mientras miraba hacia atrás para verla.

_Subaru: Ese es el espíritu. ¡Allá vamos!


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章節 322: Rostros en la nieve. Parte3

Subaru sintió increíbles oleadas de magia, que venían de ambos lados.

Emilia estaba a su izquierda y Beatrice a su derecha.

Cada uno de ellas sostenía una de las manos de Subaru, uniendo a los tres.

No había ningún significado real para que ellos hicieran esto. Era sólo para motivar a Subaru.

En el contexto de la batalla, podría llamarse "motivación" o "moral". Y la moral alta es esencial para dictar la marea de la batalla.

_Subaru: ¡Visualizar, visualizar, visualizar!

Subaru imaginó el peligroso, poderoso y mágico asalto.

Creó lanzas puntiagudas amatista, y bombardeó con ellas la extensión de los conejos que se acercaban. Él luchaba con todas sus fuerzas, repitiendo ráfaga tras ráfaga para evitar que los conejos los alcanzaran a ellos mismos o llegaran a la Tumba.

Subaru no estaba usando su propio maná para lanzar esta magia. Así que él estaba lanzando hechizos sin ningún esfuerzo — Pero suponer eso sería un completo malentendido.

Él estaba obteniendo de Beatrice el maná que necesitaba para lanzar los encantamientos, pero Subaru era quien regulaba la magia.

Visualizaba la fuerza de las estacas, su puntería, su cantidad, las materializaba y las disparaba, y luego se concentraba instantáneamente en el siguiente ataque.

Sufriría aún más fatiga corporal si fuera un verdadero mago. No podía siquiera imaginar la inmensa carga y la cantidad de trabajo necesaria. Podía estar de acuerdo con las afirmaciones de su falta de talento para eso.

Las estacas golpeaban contra el suelo, ondas de choque y detonaciones hacían que los conejos salieran despedidos por todo el lugar mientras chillaban en protesta. Sus colmillos chasqueaban y chirriaban, chasqueaban y chirriaban, y con la ventisca aullante como acompañamiento, sonaban como los engranajes del infierno, o algo por el estilo.

Los engranajes de la sombría cinta transportadora que venía para enviar al equipo de Subaru a la guillotina sonaban cada vez más cerca.

_Subaru: ¡Miinya! ¡Miinya! ¡Ah, mierda! ¡Me voy a morder la lengua conjurando esta magia!

Mientras se quejaba por el conjuro impronunciable, Subaru apuntó hacia el Gran Conejo, que estaba atacando.

Él disparo los cristales conjurados, y la cabeza del conejo más cercano — se mantuvo intacta cuando la estaca golpeó el suelo ante él, y la onda expansiva lo empujo de vuelta a la muchedumbre.

El plan estaba en la primera fase.

Subaru controlaba la horda con sus estacas conjuradas, pero no los estaba matando. Querían evitar una alteración del número límite, y que los conejos se multiplicaran en algún momento indefinido.

Él preservaba al Gran Conejo en su número máximo mientras lo mantenía a raya. Aunque,

_Subaru: Si los atrae el olor del maná, entonces es imposible que aparten su atención de nosotros.

Después de todo, allí había dos personas que estaban reuniendo magnitudes de maná rarísimamente presenciadas. Y las dos eran chicas hermosas. Subaru, en ese momento, tenía flores en ambas manos. Cualquiera lo envidiaría.

_Subaru: ¡Visualiza, visualiza, visualiza...! ¡Vamos, tienes que estar celoso! ¡Ven más cerca!

Murmuró Subaru, sin descuidar burlarse del animal.

Parte de ello era para provocar al enemigo, pero sobre todo para que Subaru se animara a sí mismo. Si fingía que una situación extraordinaria era una situación ordinaria, podía arreglárselas para seguir adelante.

Si no lo hiciera, no podría asegurar que pudiera sostenerse sobre sus propios pies. Sintió calor en sus dos manos. Con este toque en las palmas de las manos, no podía mostrar su lado patético.

_Subaru: ¡Visualiza, visualiza, visualiza...!

Murmuró Subaru una y otra vez mientras tensaba los ojos.

La horda de conejos había avanzado; había un límite a qué tan lejos de ellos Subaru podía contenerlos. Sin embargo, aún no estaban listos los preparativos.

Ni de Emilia, ni de Beatrice, ni de Subaru.

_Emilia: ...Subaru.

Él sintió que alguien le apretó la mano, y encontró a Emilia mirándole, con los ojos ligeramente abiertos.

¿Entonces sus preparativos estaban listos? Ella estaba sonriendo, esperando la señal de Subaru.

_Subaru: ——hk.

Empujado hacia delante por la mirada de Emilia, Subaru tensó aún más sus ojos inyectados de sangre.

La cortina de la ventisca era gruesa, escondiendo y revelando constantemente los lugares que él estaba tratando de ver. Pero la visión de sus retorcidas formas blancas le decía a Subaru de la ligera diferencia entre la mabestia y los bancos de nieve.

— ¡Un poco más, un poco más, justo ahí, ahí, ahí, ahí, ahí!

Subaru rechinaba los dientes. Esperando por el momento.

Confirmando que el frente, los lados, todo, absolutamente todo estaba correcto, los ojos de Subaru se abrieron de par en par.

_Subaru: ¡Ahora, Emilia! ¡¡Sigue las líneas!!

Gritando, Subaru apretó la mano de Emilia.

La mirada amatista de Emilia se centró firmemente en el frente mientras veía las líneas que dibujó Subaru.

Mientras mantenía al Gran Conejo bajo control con estacas conjuradas, Subaru había estado trazando simultáneamente líneas a través de la tierra con maná. El uso de maná sin forma para excavar en la tierra había sido la mayor dificultad.

Pero Subaru, tan desprovisto de talento como la gente lo llamaba, superó esa prueba mediante una combinación de concentración mental y pretensiones que superaban con creces las de una persona común. No podía verse mal ante los demás, con esas pretensiones.

Él dibujó cuatro líneas en total.

Cuatro largas líneas, que formaban una caja alrededor de la masa de conejos.

Líneas que le dirían a Emilia adónde apuntar.

_Emilia: ¡Excelente, Subaru! ¡Lo has hecho muuuy de maravilla!

Ella lo felicitó por su hermoso montaje, diciendo cosas que normalmente nunca diría.

Emilia levantó su mano derecha, aún sosteniendo la mano de Subaru, y colocó su mano izquierda medio congelada encima de ella. Y, pronunció su canto.

_Emilia: ¡¡—Al Huma!!

La multitud de magia surgía a medida que el mundo se transformaba según el canto de Emilia.

El maná se precipitó a las manos unidas de Emilia y Subaru antes de dispararse hacia la atmósfera, luego atravesando la tierra y convergiendo con las líneas de maná de Subaru.

— La tierra bramó y algo increíble ocurrió.

_Subaru: Increíble...

Dijo Subaru, asombrado, mientras observaba lo que sucedía.

Cualquiera que presenciara esto reaccionaría de la misma manera.

La magia de Emilia se movió sobre las líneas que Subaru dibujó — y toda la nieve dentro del cuadrado comenzó a levitar.

Todos los conejos dentro del cuadrado permanecían encima de la plataforma de nieve, pero no habían notado que esos temblores ocurrieron porque el suelo debajo de ellas estaba flotando.

Aunque era un espacio limitado, la plataforma flotante era de unos veinte por veinte metros.

Esta vista, de tantos conejos amontonados y temblorosos sobre esta plataforma, demostraba maravillosamente la naturaleza sobrenatural de la "magia".

_Subaru: ¡Emilia!

_Emilia: ¡Lo tengo! ¡No dejaré que se escapen!

Pero si ellos se detenían en este momento, entonces los conejos saltarían fuera de la plataforma.

Había una cosa más que tenían que hacer para evitar su escape.

Emilia levantó sus manos enlazadas hacia arriba — y las movió hacia abajo.

El campo de nieve flotante retumbó. Seguramente, los conejos nunca imaginaron lo que pasaría a continuación.

Un rugido, y cruzó una ráfaga helada de viento punzante.

Pasó sobre Subaru y los demás mientras mantenían sus ojos fijos en la plataforma, para ver los resultados.

— Cuando el viento se detuvo, el campo de nieve ya estaba cerrado verticalmente.

Los extremos izquierdo y derecho de la plataforma flotante de Emilia se habían plegado para encontrarse en el centro.

El suelo había sido cerrado de la misma manera que un libro, sellando al Gran Conejo dentro de la nieve, sin ningún medio de escape.

Subaru miró apresuradamente a los alrededores de la plataforma cerrada. Se les escapó—ninguno. Movimiento—en ninguna parte.

Todos los conejos estaban en un mismo lugar, atrapados en un área extraordinariamente pequeña. Hecho esto,

_Subaru: ¡El gran final es todo tuyo, Beatrice!

Subaru llamó a Beatrice, diciéndole que el segundo preparativo se había completado. Al escucharlo, y habiendo pronunciado en silencio el canto todo ese tiempo, los ojos de Beatrice se abrieron.

Al ver el espectáculo ante ella, Beatrice se rio en voz baja.

No era una sorpresa ni nada de eso. Una sonrisa llena de confianza apareció en su rostro.

_Beatrice: Aquí está el pináculo del yin. —Al Shamak.

En el instante en que ella murmuró el canto, una sombra ahogó al mundo.

※ ※ ※ ※ ※

— Por un momento, la criatura fue manipulada por algo como el vértigo.

Pero eso realmente sólo duró un momento.

El vértigo se detuvo y un choque impactó sus pies. Entonces la restricción que presionaba su cuerpo desapareció. Empezó sacudiéndose con fuerza para quitarse la nieve de su pelaje.

Olfateó el aire, miró a su alrededor.

Sus ojos, su nariz, sus orejas, todos sacaban lo mejor de ella ya que priorizan la caza de presas. Sus ojos rojos miraron a su alrededor en busca de una presa de olor dulce.

Nada. Había habido presas tan deliciosas que le hizo doler el estómago justo enfrente hacía tan sólo un segundo. Con carne tierna y sangre dulce, la presa que podría saciar esta hambruna, incluso temporalmente, definitivamente había estado justo allí.

Su nariz no olía nada. Sus ojos no veían nada. Sus oídos no oían nada.

La presa se había ido. Miró a su alrededor. Nada a la vista.

El hambre sobrescribió instantáneamente su decepción. Para distraerse de su hambre y necesidad de masticar, decidió morder la masa blanca a su lado.

Lo mordisqueó, desmenuzó su carne, sorbió su sangre mientras desgarraba sus entrañas. Masticó todo lo que le apeteció, se lo tragó, y luego se dio cuenta de que lo mismo sucedía a su alrededor.

Ahora había menos presas.

No se sintió en peligro, pero de acuerdo con sus instintos de supervivencia, mordió la cabeza de otra masa blanca que consumía frenéticamente a su alrededor. Lo mordió y se lo tragó.

Y esto se repitió. Y se repitió. Estimulado por el hambre sin fin, se dirigió a la presa vecina, y a la presa vecina, y a la presa vecina, y a la presa vecina, y a la presa vecina, y a la presa vecina—.

Eventualmente, después de devorar todo a su alrededor, ella era la única que quedaba.

Lamió la sangre que empapaba el suelo, sin dejar ni un solo trozo de sangre o hierba empapada de sangre. Una vez que limpió ordenadamente los restos de la comida, realmente estaba sola.

Pero incluso con carne en el estómago, el hambre que excedía con creces su masa corporal lo atacó.

La criatura gritó, con los dientes castañeteando, cerca de la locura. Hambre sin fin, hambre insaciable. La enloquecedora falta de liberación, sin importar cuánto comiera.

— Mamá también debió haber sentido esto.

Por un instante, un pensamiento misterioso pasó por una mente dominada por el hambre.

La cosa borrosa había sido un simple destello de emoción, nada tan cultivado como para alcanzar el lenguaje.

Y eso, también se desvaneció eternamente ante el hambre enloquecedora.

La criatura tembló, tembló violentamente. Gritó cuando sintió que sus entrañas se agitaron, e inconscientemente creó otra entidad.

Esta nueva y repentina masa blanca primero cayó de espalda al suelo, como si se le hubiera olvidado cómo caminar.

Cada uno de sus órganos registró a esta cosa como presa, y la mordió sin dudarlo.

Se lo tragó sin permitirle ni siquiera chillar. Después de comer, el hambre todavía la atormentaba. Y después de toda esa lucha agonizante, otra criatura aparte de ella nació en el mundo.

Y se repitió, y se repitió, lo mismo siguió y siguió y siguió y siguió.

Ahora estaba sola. No existía nada más en este mundo. Había edificios, bosques, tierra, aire y viento, pero no presas. Estaba sola.

Y procedió a comer.

Eventualmente, incluso esa criatura fue devorada por otro estómago, y desapareció.

La nueva solitaria criatura repitió y repitió todo hasta que ya no lo fue. El mundo giró.

— El hambre insaciable nunca se saciará.

※ ※ ※ ※ ※

La presencia momentánea de la increíble sombra hizo que Subaru contuviera el aliento.

_Subaru: …

El orbe negro que creó el canto de Beatrice se tragó la plataforma de nieve, atrapando al Gran Conejo que Emilia selló, y luego procedió a encogerse cada vez más, volviéndose cada vez más pequeño, antes de finalmente encogerse a un tamaño menor que una canica y desapareció silenciosamente.

Incluso Subaru, que no conocía la teoría detrás de esta hazaña, entendió lo que esto significaba.

Al Shamak, el mayor de los hechizos Shamak, es la magia que afecta al espacio.

La magia se tragó al Gran Conejo junto con la plataforma de nieve, y luego los arrojó a todos a otra dimensión.

Ni la regeneración ni la multiplicación significaban nada.

Porque literalmente era un problema de otro mundo.

_Subaru: Sé que te... pedí que los enviaras a un espacio aislado como la Biblioteca Prohibida, pero...

_Beatrice: ¿Acaso oigo descontento, supongo?

La voz de Subaru temblaba ante la increíble hazaña, mientras Beatrice hacía pucheros a su lado.

Ella puso sus manos sobre sus caderas, bastante disgustada con la actitud de Subaru.

_Emilia: Impresionante, de verdad...

Todo eso hizo que los ojos de Emilia también se abrieran de par en par.

Emilia sabía mucho más de magia que Subaru, así que su sorpresa estaba ocurriendo a otro nivel. Sus poderes probablemente se habían asentado un poco después de haberse congelado a medias y haber usado una magia tan inmensa. Una vez que descubriera cómo controlarlo, probablemente estaría bien.

Subaru miró a su alrededor, confirmando que no había nada donde solía estar el Gran Conejo.

Luego miró hacia atrás, y confirmó que la Tumba también estaba segura. El grupo de Lewes miraba sin expresión desde la Tumba. Parecía que las dobles de Lewes también habían conseguido ponerse a salvo.

Roswaal estaba apoyado contra la pared al lado de la entrada de la Tumba, con Ram en sus brazos.

La mano de Ram estaba tocando la mejilla de Roswaal, y Subaru pudo ver que Roswaal estaba llorando.

_Subaru: …

Al presenciar eso, Subaru sintió que el peso de su pecho desaparecía.

Todavía tenían que hablar de muchas cosas. Otto, Garfiel y los demás aún estaban en la mansión. Él creía que estaban a salvo, pero necesitaban reunirse y hablar. Y también aquí. Él tenía muchas cosas que preguntarle a Emilia.

Pero de alguna manera, parecía que todo estaba bien.

Había muchas cosas que aún no había verificado. Pero, al ver a Roswaal llorando y a Ram sonriendo suavemente mientras lo miraba, hizo que Subaru sintiera: Oye, todo está bien.

_Emilia: ¡Subaru, vamos!

Subaru se tomó un respiro, hasta que Emilia de repente pinchó su mejilla.

Emilia le sonrió a Subaru cuando él la miró, y luego le hizo un gesto señalando la zona que había detrás de él. Allí estaba Beatrice de pie con los brazos cruzados, todavía enfurruñada.

_Beatrice: Creo que este as merece unas palabras, de hecho.

Beatrice hacía pucheros. Subaru respondió asintiendo.

Y,

_Beatrice: ¡Ah, kya!

Subaru deslizó sus manos bajo los brazos de ella y la levantó.

Él ignoró su adorable grito, abrazándola mientras daban vueltas vertiginosamente,

 Subaru: ¡Lo lograste! ¡¡Sabía que podías, te amo, Beako!!

_Beatrice: ¿Qu—? ¡Espe—! ¡No—suélt—Suétame ya, parece! Betty no es… hk.

_Subaru: ¡Sí, sí, sí! ¡Eres adorable! ¡Beako es maravillosa! ¡Beako es suprema! ¡Salve, Beako!

Mostrándola en alabanza, Subaru dio vueltas y vueltas con Beatrice en sus brazos.

La cara de Beatrice se tornó de color rojo tomate mientras Emilia los observaba juguetear, con una mirada tremendamente gentil.

El espíritu y el contratista, girando y girando en una expresión energética de alegría —

_Ambos: ¡Ah!

— perdieron el equilibrio en el último momento, y felizmente se zambulleron juntos de espalda sobre la nieve.


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