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64.01% Re: zero arco 3, 4, 5. / Chapter 322: Rostros en la nieve. Parte3

章節 322: Rostros en la nieve. Parte3

Subaru sintió increíbles oleadas de magia, que venían de ambos lados.

Emilia estaba a su izquierda y Beatrice a su derecha.

Cada uno de ellas sostenía una de las manos de Subaru, uniendo a los tres.

No había ningún significado real para que ellos hicieran esto. Era sólo para motivar a Subaru.

En el contexto de la batalla, podría llamarse "motivación" o "moral". Y la moral alta es esencial para dictar la marea de la batalla.

_Subaru: ¡Visualizar, visualizar, visualizar!

Subaru imaginó el peligroso, poderoso y mágico asalto.

Creó lanzas puntiagudas amatista, y bombardeó con ellas la extensión de los conejos que se acercaban. Él luchaba con todas sus fuerzas, repitiendo ráfaga tras ráfaga para evitar que los conejos los alcanzaran a ellos mismos o llegaran a la Tumba.

Subaru no estaba usando su propio maná para lanzar esta magia. Así que él estaba lanzando hechizos sin ningún esfuerzo — Pero suponer eso sería un completo malentendido.

Él estaba obteniendo de Beatrice el maná que necesitaba para lanzar los encantamientos, pero Subaru era quien regulaba la magia.

Visualizaba la fuerza de las estacas, su puntería, su cantidad, las materializaba y las disparaba, y luego se concentraba instantáneamente en el siguiente ataque.

Sufriría aún más fatiga corporal si fuera un verdadero mago. No podía siquiera imaginar la inmensa carga y la cantidad de trabajo necesaria. Podía estar de acuerdo con las afirmaciones de su falta de talento para eso.

Las estacas golpeaban contra el suelo, ondas de choque y detonaciones hacían que los conejos salieran despedidos por todo el lugar mientras chillaban en protesta. Sus colmillos chasqueaban y chirriaban, chasqueaban y chirriaban, y con la ventisca aullante como acompañamiento, sonaban como los engranajes del infierno, o algo por el estilo.

Los engranajes de la sombría cinta transportadora que venía para enviar al equipo de Subaru a la guillotina sonaban cada vez más cerca.

_Subaru: ¡Miinya! ¡Miinya! ¡Ah, mierda! ¡Me voy a morder la lengua conjurando esta magia!

Mientras se quejaba por el conjuro impronunciable, Subaru apuntó hacia el Gran Conejo, que estaba atacando.

Él disparo los cristales conjurados, y la cabeza del conejo más cercano — se mantuvo intacta cuando la estaca golpeó el suelo ante él, y la onda expansiva lo empujo de vuelta a la muchedumbre.

El plan estaba en la primera fase.

Subaru controlaba la horda con sus estacas conjuradas, pero no los estaba matando. Querían evitar una alteración del número límite, y que los conejos se multiplicaran en algún momento indefinido.

Él preservaba al Gran Conejo en su número máximo mientras lo mantenía a raya. Aunque,

_Subaru: Si los atrae el olor del maná, entonces es imposible que aparten su atención de nosotros.

Después de todo, allí había dos personas que estaban reuniendo magnitudes de maná rarísimamente presenciadas. Y las dos eran chicas hermosas. Subaru, en ese momento, tenía flores en ambas manos. Cualquiera lo envidiaría.

_Subaru: ¡Visualiza, visualiza, visualiza...! ¡Vamos, tienes que estar celoso! ¡Ven más cerca!

Murmuró Subaru, sin descuidar burlarse del animal.

Parte de ello era para provocar al enemigo, pero sobre todo para que Subaru se animara a sí mismo. Si fingía que una situación extraordinaria era una situación ordinaria, podía arreglárselas para seguir adelante.

Si no lo hiciera, no podría asegurar que pudiera sostenerse sobre sus propios pies. Sintió calor en sus dos manos. Con este toque en las palmas de las manos, no podía mostrar su lado patético.

_Subaru: ¡Visualiza, visualiza, visualiza...!

Murmuró Subaru una y otra vez mientras tensaba los ojos.

La horda de conejos había avanzado; había un límite a qué tan lejos de ellos Subaru podía contenerlos. Sin embargo, aún no estaban listos los preparativos.

Ni de Emilia, ni de Beatrice, ni de Subaru.

_Emilia: ...Subaru.

Él sintió que alguien le apretó la mano, y encontró a Emilia mirándole, con los ojos ligeramente abiertos.

¿Entonces sus preparativos estaban listos? Ella estaba sonriendo, esperando la señal de Subaru.

_Subaru: ——hk.

Empujado hacia delante por la mirada de Emilia, Subaru tensó aún más sus ojos inyectados de sangre.

La cortina de la ventisca era gruesa, escondiendo y revelando constantemente los lugares que él estaba tratando de ver. Pero la visión de sus retorcidas formas blancas le decía a Subaru de la ligera diferencia entre la mabestia y los bancos de nieve.

— ¡Un poco más, un poco más, justo ahí, ahí, ahí, ahí, ahí!

Subaru rechinaba los dientes. Esperando por el momento.

Confirmando que el frente, los lados, todo, absolutamente todo estaba correcto, los ojos de Subaru se abrieron de par en par.

_Subaru: ¡Ahora, Emilia! ¡¡Sigue las líneas!!

Gritando, Subaru apretó la mano de Emilia.

La mirada amatista de Emilia se centró firmemente en el frente mientras veía las líneas que dibujó Subaru.

Mientras mantenía al Gran Conejo bajo control con estacas conjuradas, Subaru había estado trazando simultáneamente líneas a través de la tierra con maná. El uso de maná sin forma para excavar en la tierra había sido la mayor dificultad.

Pero Subaru, tan desprovisto de talento como la gente lo llamaba, superó esa prueba mediante una combinación de concentración mental y pretensiones que superaban con creces las de una persona común. No podía verse mal ante los demás, con esas pretensiones.

Él dibujó cuatro líneas en total.

Cuatro largas líneas, que formaban una caja alrededor de la masa de conejos.

Líneas que le dirían a Emilia adónde apuntar.

_Emilia: ¡Excelente, Subaru! ¡Lo has hecho muuuy de maravilla!

Ella lo felicitó por su hermoso montaje, diciendo cosas que normalmente nunca diría.

Emilia levantó su mano derecha, aún sosteniendo la mano de Subaru, y colocó su mano izquierda medio congelada encima de ella. Y, pronunció su canto.

_Emilia: ¡¡—Al Huma!!

La multitud de magia surgía a medida que el mundo se transformaba según el canto de Emilia.

El maná se precipitó a las manos unidas de Emilia y Subaru antes de dispararse hacia la atmósfera, luego atravesando la tierra y convergiendo con las líneas de maná de Subaru.

— La tierra bramó y algo increíble ocurrió.

_Subaru: Increíble...

Dijo Subaru, asombrado, mientras observaba lo que sucedía.

Cualquiera que presenciara esto reaccionaría de la misma manera.

La magia de Emilia se movió sobre las líneas que Subaru dibujó — y toda la nieve dentro del cuadrado comenzó a levitar.

Todos los conejos dentro del cuadrado permanecían encima de la plataforma de nieve, pero no habían notado que esos temblores ocurrieron porque el suelo debajo de ellas estaba flotando.

Aunque era un espacio limitado, la plataforma flotante era de unos veinte por veinte metros.

Esta vista, de tantos conejos amontonados y temblorosos sobre esta plataforma, demostraba maravillosamente la naturaleza sobrenatural de la "magia".

_Subaru: ¡Emilia!

_Emilia: ¡Lo tengo! ¡No dejaré que se escapen!

Pero si ellos se detenían en este momento, entonces los conejos saltarían fuera de la plataforma.

Había una cosa más que tenían que hacer para evitar su escape.

Emilia levantó sus manos enlazadas hacia arriba — y las movió hacia abajo.

El campo de nieve flotante retumbó. Seguramente, los conejos nunca imaginaron lo que pasaría a continuación.

Un rugido, y cruzó una ráfaga helada de viento punzante.

Pasó sobre Subaru y los demás mientras mantenían sus ojos fijos en la plataforma, para ver los resultados.

— Cuando el viento se detuvo, el campo de nieve ya estaba cerrado verticalmente.

Los extremos izquierdo y derecho de la plataforma flotante de Emilia se habían plegado para encontrarse en el centro.

El suelo había sido cerrado de la misma manera que un libro, sellando al Gran Conejo dentro de la nieve, sin ningún medio de escape.

Subaru miró apresuradamente a los alrededores de la plataforma cerrada. Se les escapó—ninguno. Movimiento—en ninguna parte.

Todos los conejos estaban en un mismo lugar, atrapados en un área extraordinariamente pequeña. Hecho esto,

_Subaru: ¡El gran final es todo tuyo, Beatrice!

Subaru llamó a Beatrice, diciéndole que el segundo preparativo se había completado. Al escucharlo, y habiendo pronunciado en silencio el canto todo ese tiempo, los ojos de Beatrice se abrieron.

Al ver el espectáculo ante ella, Beatrice se rio en voz baja.

No era una sorpresa ni nada de eso. Una sonrisa llena de confianza apareció en su rostro.

_Beatrice: Aquí está el pináculo del yin. —Al Shamak.

En el instante en que ella murmuró el canto, una sombra ahogó al mundo.

※ ※ ※ ※ ※

— Por un momento, la criatura fue manipulada por algo como el vértigo.

Pero eso realmente sólo duró un momento.

El vértigo se detuvo y un choque impactó sus pies. Entonces la restricción que presionaba su cuerpo desapareció. Empezó sacudiéndose con fuerza para quitarse la nieve de su pelaje.

Olfateó el aire, miró a su alrededor.

Sus ojos, su nariz, sus orejas, todos sacaban lo mejor de ella ya que priorizan la caza de presas. Sus ojos rojos miraron a su alrededor en busca de una presa de olor dulce.

Nada. Había habido presas tan deliciosas que le hizo doler el estómago justo enfrente hacía tan sólo un segundo. Con carne tierna y sangre dulce, la presa que podría saciar esta hambruna, incluso temporalmente, definitivamente había estado justo allí.

Su nariz no olía nada. Sus ojos no veían nada. Sus oídos no oían nada.

La presa se había ido. Miró a su alrededor. Nada a la vista.

El hambre sobrescribió instantáneamente su decepción. Para distraerse de su hambre y necesidad de masticar, decidió morder la masa blanca a su lado.

Lo mordisqueó, desmenuzó su carne, sorbió su sangre mientras desgarraba sus entrañas. Masticó todo lo que le apeteció, se lo tragó, y luego se dio cuenta de que lo mismo sucedía a su alrededor.

Ahora había menos presas.

No se sintió en peligro, pero de acuerdo con sus instintos de supervivencia, mordió la cabeza de otra masa blanca que consumía frenéticamente a su alrededor. Lo mordió y se lo tragó.

Y esto se repitió. Y se repitió. Estimulado por el hambre sin fin, se dirigió a la presa vecina, y a la presa vecina, y a la presa vecina, y a la presa vecina, y a la presa vecina, y a la presa vecina—.

Eventualmente, después de devorar todo a su alrededor, ella era la única que quedaba.

Lamió la sangre que empapaba el suelo, sin dejar ni un solo trozo de sangre o hierba empapada de sangre. Una vez que limpió ordenadamente los restos de la comida, realmente estaba sola.

Pero incluso con carne en el estómago, el hambre que excedía con creces su masa corporal lo atacó.

La criatura gritó, con los dientes castañeteando, cerca de la locura. Hambre sin fin, hambre insaciable. La enloquecedora falta de liberación, sin importar cuánto comiera.

— Mamá también debió haber sentido esto.

Por un instante, un pensamiento misterioso pasó por una mente dominada por el hambre.

La cosa borrosa había sido un simple destello de emoción, nada tan cultivado como para alcanzar el lenguaje.

Y eso, también se desvaneció eternamente ante el hambre enloquecedora.

La criatura tembló, tembló violentamente. Gritó cuando sintió que sus entrañas se agitaron, e inconscientemente creó otra entidad.

Esta nueva y repentina masa blanca primero cayó de espalda al suelo, como si se le hubiera olvidado cómo caminar.

Cada uno de sus órganos registró a esta cosa como presa, y la mordió sin dudarlo.

Se lo tragó sin permitirle ni siquiera chillar. Después de comer, el hambre todavía la atormentaba. Y después de toda esa lucha agonizante, otra criatura aparte de ella nació en el mundo.

Y se repitió, y se repitió, lo mismo siguió y siguió y siguió y siguió.

Ahora estaba sola. No existía nada más en este mundo. Había edificios, bosques, tierra, aire y viento, pero no presas. Estaba sola.

Y procedió a comer.

Eventualmente, incluso esa criatura fue devorada por otro estómago, y desapareció.

La nueva solitaria criatura repitió y repitió todo hasta que ya no lo fue. El mundo giró.

— El hambre insaciable nunca se saciará.

※ ※ ※ ※ ※

La presencia momentánea de la increíble sombra hizo que Subaru contuviera el aliento.

_Subaru: …

El orbe negro que creó el canto de Beatrice se tragó la plataforma de nieve, atrapando al Gran Conejo que Emilia selló, y luego procedió a encogerse cada vez más, volviéndose cada vez más pequeño, antes de finalmente encogerse a un tamaño menor que una canica y desapareció silenciosamente.

Incluso Subaru, que no conocía la teoría detrás de esta hazaña, entendió lo que esto significaba.

Al Shamak, el mayor de los hechizos Shamak, es la magia que afecta al espacio.

La magia se tragó al Gran Conejo junto con la plataforma de nieve, y luego los arrojó a todos a otra dimensión.

Ni la regeneración ni la multiplicación significaban nada.

Porque literalmente era un problema de otro mundo.

_Subaru: Sé que te... pedí que los enviaras a un espacio aislado como la Biblioteca Prohibida, pero...

_Beatrice: ¿Acaso oigo descontento, supongo?

La voz de Subaru temblaba ante la increíble hazaña, mientras Beatrice hacía pucheros a su lado.

Ella puso sus manos sobre sus caderas, bastante disgustada con la actitud de Subaru.

_Emilia: Impresionante, de verdad...

Todo eso hizo que los ojos de Emilia también se abrieran de par en par.

Emilia sabía mucho más de magia que Subaru, así que su sorpresa estaba ocurriendo a otro nivel. Sus poderes probablemente se habían asentado un poco después de haberse congelado a medias y haber usado una magia tan inmensa. Una vez que descubriera cómo controlarlo, probablemente estaría bien.

Subaru miró a su alrededor, confirmando que no había nada donde solía estar el Gran Conejo.

Luego miró hacia atrás, y confirmó que la Tumba también estaba segura. El grupo de Lewes miraba sin expresión desde la Tumba. Parecía que las dobles de Lewes también habían conseguido ponerse a salvo.

Roswaal estaba apoyado contra la pared al lado de la entrada de la Tumba, con Ram en sus brazos.

La mano de Ram estaba tocando la mejilla de Roswaal, y Subaru pudo ver que Roswaal estaba llorando.

_Subaru: …

Al presenciar eso, Subaru sintió que el peso de su pecho desaparecía.

Todavía tenían que hablar de muchas cosas. Otto, Garfiel y los demás aún estaban en la mansión. Él creía que estaban a salvo, pero necesitaban reunirse y hablar. Y también aquí. Él tenía muchas cosas que preguntarle a Emilia.

Pero de alguna manera, parecía que todo estaba bien.

Había muchas cosas que aún no había verificado. Pero, al ver a Roswaal llorando y a Ram sonriendo suavemente mientras lo miraba, hizo que Subaru sintiera: Oye, todo está bien.

_Emilia: ¡Subaru, vamos!

Subaru se tomó un respiro, hasta que Emilia de repente pinchó su mejilla.

Emilia le sonrió a Subaru cuando él la miró, y luego le hizo un gesto señalando la zona que había detrás de él. Allí estaba Beatrice de pie con los brazos cruzados, todavía enfurruñada.

_Beatrice: Creo que este as merece unas palabras, de hecho.

Beatrice hacía pucheros. Subaru respondió asintiendo.

Y,

_Beatrice: ¡Ah, kya!

Subaru deslizó sus manos bajo los brazos de ella y la levantó.

Él ignoró su adorable grito, abrazándola mientras daban vueltas vertiginosamente,

 Subaru: ¡Lo lograste! ¡¡Sabía que podías, te amo, Beako!!

_Beatrice: ¿Qu—? ¡Espe—! ¡No—suélt—Suétame ya, parece! Betty no es… hk.

_Subaru: ¡Sí, sí, sí! ¡Eres adorable! ¡Beako es maravillosa! ¡Beako es suprema! ¡Salve, Beako!

Mostrándola en alabanza, Subaru dio vueltas y vueltas con Beatrice en sus brazos.

La cara de Beatrice se tornó de color rojo tomate mientras Emilia los observaba juguetear, con una mirada tremendamente gentil.

El espíritu y el contratista, girando y girando en una expresión energética de alegría —

_Ambos: ¡Ah!

— perdieron el equilibrio en el último momento, y felizmente se zambulleron juntos de espalda sobre la nieve.


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章節 323: Concesiones mutuas.

 _Subaru: —¡Yyyyyy, listo!

Subaru clavó las dos ramitas en el montón de nieve que tenía frente a él, y luego se limpió el sudor de su frente.

Se trataba de un trabajo amateur, realizado en una hora, pero, aun así, no tenía más opción que estar impresionado por los resultados.

Los murmullos de admiración también se extendieron entre la multitud que lo observaba.

_Subaru: Sí, debo tener talento para esto. Si alguna vez nos falta el dinero para la comida, podemos hacer que nieve, y hacer como los estimados artistas de nieve de la nación.

_Emilia: Deja de actuar como un tonto. No voy a hacer que nieve para ayudarte con eso… pero, es verdad que se ve muuuy bien.

Dijo Emilia con una blanca bocanada de aliento mientras se sentaba en los escalones de piedra, observando el trabajo de Subaru.

En sus ojos de color amatista se reflejaba el muñeco de nieve de Subaru—pero, como etiquetarlo como "muñeco de nieve" no lo describiría correctamente, quizás sería mejor llamarlo "escultura de nieve".

Ahora mismo había unas 20 esculturas de Puck elaboradas a partir de los restos de nieve en el Santuario. Si se le preguntara a Subaru qué es lo que le llevó a hacer tantas, él sólo podría responder: un romanticismo abundante.

Pero estaba haciendo feliz a Emilia y a la gente del Santuario, así que esa lógica superficial era suficiente.

_???: Estoy segura de que no estás tratando de serlo, pero realmente eres un idiota, Barusu.

Dijo alguien juzgando severamente a Subaru.

Quien habló era una joven, sentada en los escalones con la cabeza en el regazo de Emilia. Se había quitado su característico uniforme de criada y actualmente llevaba un sencillo traje blanco.

Su ropa había ardido mientras vacilaba entre la vida y la muerte. Aunque su rostro se veía más pálido de lo normal, ni su tono ni su lengua venenosa sufrían por ello. Así que todo estaba bien.

_Subaru: Las dos siguen juntándose para tratarme de tonto… He trabajado bastante en todo este lío, así que, ¿no podrían ser más amables conmigo? Me vendría bien un poco más de elogio.

_Emilia: Mm, tienes razón. Muuuchas gracias, Subaru. Pero fui yo la que tuvo que trabajar duro cuando tú no estabas, así que también me gustaría que me dieran una mención de honor.

_Subaru: Lo que has empezado a decir, Emilia-tan…

Aunque sí que era verdad que Emilia merecía elogios por proteger el Santuario durante la ausencia de Subaru. Era incierto si los residentes hubieran escapado del conejo si Emilia no les hubiera ordenado ir a la tumba. Y, si Emilia no hubiera superado las pruebas, no habría habido ningún lugar donde refugiarse de todos modos.

Tampoco era seguro que Subaru hubiese pensado en usar la tumba como refugio. Ya que sus pensamientos estaban obsesionados con escapar antes de que llegara la nieve.

_Subaru: Bueno, llamaremos un error feliz a que la Brigada de Jóvenes haya regresado y haya despertado tu motivación, Emilia-tan. …en serio, gracias.

Esto también era verdad para asuntos anteriores, aunque toda esta serie de acontecimientos implicaron demasiadas apuestas.

Se sentía como si Subaru no pudiera arreglárselas solo, y constantemente tuviera que ser rescatado por otras personas. A pesar de que, idealmente, había decidido tomar las partes más difíciles para sí mismo.

_Emilia: Pero, por supuesto. Si haces absolutamente todo por mí, Subaru, voy a dejar de saber de qué sirvo yo aquí. Has corrido tanto de aquí para allá, que está bien que descanses un poco.

_Subaru: No. Es sólo que, cuando quiero ayudar con todo el cerebro y los músculos que no tengo, lo único que puedo hacer es correr por ahí como un idiota.

_Emilia: Pero eso va a cambiar, ¿no?

Dijo Emilia burlonamente, suprimiendo una risa mientras acariciaba la cabeza de Ram. Subaru inmediatamente lo entendió, y se frotó el dedo bajo la nariz mientras respondía con un "Sí".

Cometió muchos errores, y otras personas tuvieron que rescatarlo constantemente, pero logró salvar básicamente todo lo que necesitaba. Y nunca más volvería a agonizar por estos temas solo.

Subaru ya no dudaría en confiar en los demás, tampoco cedería en sus propios esfuerzos, y tenía gente que le daría una buena patada en el culo cuando lo necesitara.

_Subaru: …

Subaru levantó la mirada, cambiando su vista desde el claro a la tumba.

Su mirada pasó por Emilia, sentada en los escalones, hasta la entrada de la tumba. Dentro de ese lugar, con el mecanismo de las pruebas ausente, había dos personas.

¿Qué podrían estar discutiendo dentro? —Era lo que le gustaría saber a Subaru, pero,

_Subaru: Bueno, incluso yo tengo suficiente tacto para no interrumpirlos.

Habría muchas oportunidades para que ellos pudieran hablar, pero, por lo visto, no podían soportar esperar.

Ciertamente. Debían tener montones de cosas que discutir.

※ ※ ※ ※ ※

Una chica y un hombre se encontraban frente a frente, con un ataúd transparente entre ellos.

_Chica: Madre…

Murmuró la chica mientras miraba a la mujer en el ataúd de cristal.

Parecía que estuviera flotando, como si sus pies no estuvieran tocando el suelo. Una parte de eso era debido a la adrenalina de la reciente batalla, otra parte era por sus sentimientos de pérdida y liberación al perder su vieja guarida y, la mayor parte, era por la visión irreal ante ella.

Nunca pensó que volvería a ver a su madre.

La mujer en el ataúd—la bruja Echidona —era exactamente igual que en los recuerdos de Beatrice.

Cabello largo, blanco y hermoso junto a sus rasgos inteligentes pero suaves. Revivía vívidamente los recuerdos de cómo le sonreía a Beatrice, aunque sólo en raras ocasiones.

_Beatrice: Betty…. no fue capaz de cumplir su promesa, supongo. Lo siento.

Beatrice acarició el ataúd y comenzó la reunión de cuatrocientos años con una disculpa.

Cuando se separaron, Echidona había instruido a Beatrice que le diera su reserva de conocimiento a Él. Le había dado abundantes libros para llenar la Biblioteca, y un evangelio que decía el futuro.

Beatrice ya no tenía ninguno de los dos.

El evangelio que predecía el futuro, que Echidona deseaba de Beatrice, y todo el conocimiento que Echidona había amasado, habían dejado el mundo como cenizas.

_Beatrice: Betty ni siquiera conoció a Él… y los libros se han quemado, de hecho. He hecho muchas cosas por las que debo disculparme, supongo.

Soy una hija terrible, pensó Beatrice.

Una hija idiota que no pudo cumplir ni una de las peticiones de su madre, ni con cuatro siglos de tiempo. Y que ahora se encontraba con su madre a la que ni siquiera podía enfrentar, y con la que debería disculparse profusamente, pero—

_???: …Te ves más bien re~vitalizada.

Murmuró el hombre frente a ella, revelando fácilmente sus pensamientos.

Beatrice levantó la mirada para ver a un hombre con el pelo largo surgir de la oscuridad, sonriendo débilmente. Se trataba de Roswaal.

Supuestamente esa era una cara familiar, pero Beatrice no podía evitar sentir que había algo fuera de lugar en él.

Tal vez porque sus ojos, que siempre habían mostrado una cierta locura en la búsqueda de sus objetivos desde que Beatrice lo conoció, ahora parecían inciertos—y también porque no llevaba su usual maquillaje de payaso, con la cara descubierta.

_Beatrice: De hecho, me superas en términos de verse revitalizado, Roswaal. Presentarte ante mí sin tus cosméticos significa violar las instrucciones de tu predecesor, supongo.

_Roswaal: El maquillaje de payaso era una especie de pintura de guerra pa~ra mí. Llevarlo me permitía interactuar con los demás anima~damente, como si me estuviera poniendo una máscara. Pero hay algo de lo que me di cuenta~.

_Beatrice: ¿De qué?

_Roswaal: Que, independiente de si llevo o no maquillaje, sigo siendo un payaso a~bsoluto. Así que, ¿qué importancia tiene, en realidad, que descuide o no mis co~sméticos?

_Beatrice: Ya veo, de hecho.

Beatrice asintió con la cabeza mientras Roswaal se encogía de hombros en broma. Ella toqueteó sus coletas en silencio antes de continuar,

_Beatrice: Ahora… Debes tener cosas que decirle a Madre, supongo. La reunión con ella ha sido tu…. ha sido el deseo más profundo de tu familia, de hecho.

_Roswaal: …

_Beatrice: Eres, quizás, el décimo Roswaal desde el progenitor que conoció directamente a Madre, supongo. Los señores de la familia Mathers han tenido una vida corta durante generaciones, por lo que, los visitantes de la Biblioteca cambiaban de forma bastante constante, de hecho… Pero tú has sido diferente desde la infancia, supongo.

Quizás Beatrice no estuvo profundamente involucrada en la historia de la familia Mathers, pero sí observó desde un lado cómo progresaban sus asuntos.

El primer Roswaal fue el único estudiante de Echidona. Aunque perdió casi toda su habilidad mágica en su lucha contra el brujo Héctor, no dejó de ser alumno de Echidona.

Frecuentaba la Biblioteca incluso después de la muerte de Echidona, haciendo caso omiso de la aturdida Beatrice mientras buscaba y buscaba y buscaba algo obsesivamente, y probablemente le dio ese algo a su descendiente antes de morir.

Desde entonces, todos los descendientes de la línea de Roswaal demostraron capacidades mágicas que rozaban las de su progenitor, y la familia Mathers se expandió.

El hombre de pie justo ahora frente a Beatrice era el Roswaal actual.

Este Roswaal exhibió el talento más supremo de todos los Roswaal hasta ahora. Era un genio de tal calibre que, en secreto, hasta Beatrice llegó a temblar.

Su poder superó al del progenitor, al que Echidona había escogido personalmente, y pudo haber hecho todo lo que hubiera querido con su pretensión de ser uno de los magos más fuertes del mundo.

_Beatrice: Tenías todo ese talento y, aun así, no pudiste escapar de la maldición de los Mathers, de hecho. Tu familia ha estado obsesionada con el pensamiento de reunirse con mi difunta Madre, con ese cruel camino que has recorrido… Simpatizo un poco contigo, supongo.

_Roswaal: ¿De verdad? Pero, ¿acaso nos diferenciamos en algo? Pasaste cuatro siglos atada por las palabras de tu difunta madre. Es idéntico. O más bien, a diferencia del cambio de mi familia a lo largo de las generaciones, sufriste un dolor en la soledad más allá de lo que cualquiera puede sentir empatía. Hicimos lo que necesitábamos para avanzar hacia nuestra meta. Mientras que tú, simplemente, sufrías en el mismo lugar.

Dijo Roswaal, con palabras aún más graves que las de Beatrice.

Al final, ambos somos igual de malos, pensó ella.

La familia de Roswaal había heredado los mismos sentimientos a lo largo de sus cortas vidas, en busca de una sola reunión.

Beatrice había estado atrapada en una jaula vacía a lo largo de toda su vida inmortal, esperando el día en que pudiera cumplir su promesa.

Un observador objetivo los vería a ambos como unos payasos igualmente idiotas.

Los dos se miraron en silencio.

Pero su competencia silenciosa terminó con Roswaal apartando la mirada.

_Roswaal: Éste es un argumento tedioso. Cuando dos idiotas señalan al otro mientras se burlan de su estupidez, empiezan a cruzar los límites de la comedia banal.

_Beatrice: …en eso tienes razón, de hecho.

_Roswaal: ¿Te importa si pregunto algo?

Roswaal levantó el dedo. Beatrice levantó la vista en silencio, expresando su consentimiento al no rechazarlo.

Roswaal miró a Echidona descansando en el ataúd.

_Roswaal: ¿Subaru-kun logró ser ese Él?

La palabra "Él" hizo que Beatrice tragara saliva. Ella nunca había hablado directamente con Roswaal sobre Él. Pero a Beatrice no le parecía extraño que él se enterase de ello por fuentes ajenas a su conocimiento.

Y, pensando en ello, la gente que había visitado la Biblioteca hasta ahora había sido llevada por los Roswaal hasta la generación anterior. Los Roswaal fácilmente podrían haber escuchado la historia de ellos y transmitirla a sus descendientes.

Y, francamente, se podría decir que incluso Subaru había sido llevado allí por Roswaal.

—Aunque Subaru jamás aceptaría tal cosa incluso si se lo dijeran.

_Roswaal: …¿De qué te ríes?

_Beatrice: —Ah. Lo siento, supongo. No me estoy riendo de ti, Roswaal, de hecho. Tan solo imaginé algo divertido, supongo.

A Beatrice le divirtió el cómo se las arregló para entender, con una precisión milimétrica, lo que diría el hombre de cabello negro. Él era así de sencillo, tal vez. Aunque tampoco planeaba darle más vueltas a eso.

De cualquier manera, Beatrice sacudió la cabeza.

_Beatrice: Ese hombre es… Subaru no es apto para ser mi Él, de hecho.

_Roswaal: …Ohh.

_Beatrice: Subaru no está ni cerca de estar cualificado para heredar el archivo de conocimientos de Madre, supongo. No tiene ninguna intención de educarse con el conocimiento o de usarlo para sus propósitos, y carece de los antecedentes fundamentales para hacerlo, de hecho. Y parece tonto y débil y es inútil para la magia y sus piernas son cortas, supongo. Él no es en absoluto el esperado Él de Betty.

_Roswaal: Esa~, fu~e una opinión bastante dura.

_Beatrice: Exacto, supongo, Betty es dura, de hecho. Así que rechacé cada oportunidad que se me presentó a lo largo de estos cuatro siglos… rechacé a todos los que quisieron ser Él, de hecho.

Beatrice sentía algo parecido a la culpa hacia todos aquellos que intentaron sacarla de la Biblioteca, cuando pensaba en eso ahora. No todos ellos se habían acercado a Beatrice pensando sólo en sus propios intereses. Algunos de ellos le habían hablado amablemente.

Pero Beatrice desechó cada una de las manos que se le ofrecieron.

_Beatrice: Sé que debería haber elegido un Él, supongo. Que debería haberme enfrentado a todos los que me llamaron, individuo por individuo, y haber pensado bien en mi respuesta, de hecho. Se suponía que debía elegir a alguien adecuado para heredar la Biblioteca, el conocimiento de Echidona … así es como debería haber sido, supongo.

_Roswaal: Sin embargo, dices que, el que elegiste, Subaru-kun, ¿no es apto para ser Él?

_Beatrice: Eso he dicho, de hecho. No hay ningún error, supongo. La elección de Betty es Subaru, de hecho. No Él. Elegí a Subaru, supongo.

Beatrice vio cómo Roswaal se quedaba sin aliento y sus ojos se abrían de par en par.

Debía ser una respuesta bastante difícil de aceptar para él, considerando cómo se había dedicado a Echidona.

Beatrice había estado en la misma posición que él hasta hace unas horas. Ella entendía tanto cómo se sentía Roswaal, que le dolía.

Y como lo entendía, tenía que explicarlo con detalle.

_Beatrice: Subaru se rio de mí cuando le rogué que fuera Él, de hecho. Alardeó de que podría hacerme más feliz que alguien que nunca he visto, supongo.

_Roswaal: Qué cosa… tan arrogante de decir.

_Beatrice: No me desagradó su rudeza, de hecho.

En lugar de tentarla con un discurso cortés, explicarle lo que ella debía hacer y aclarar cómo usaría el conocimiento de Echidna, fue totalmente franco.

_Roswaal: Pero no importa lo que predique, Subaru-kun no te pondrá en primer lugar. Es obvio con sólo mirarlo… ya debes haberte dado cuenta de esto.

_Beatrice: Parece que lo estás malinterpretando, supongo, Roswaal.

_Roswaal: ¿Malinterpretando?

_Beatrice: Betty no dejó la Biblioteca porque sea la número uno de Subaru, de hecho. Dejé la Biblioteca porque quiero que Subaru sea mi número uno, supongo.

Elígeme, fue lo que dijo.

Si no estás conmigo, estaría tan solo que ya no podría vivir, fue lo que dijo.

Palabrerías convenientes, ella pensó. Mentiras agradables, ella pensó.

Pero, aun así, sacudieron el corazón de Beatrice. Resonaron. Tomaron su corazón, sellado en un solo lugar durante cuatrocientos años, y lo sacudió.

Ahora que conocía la libertad que sintió en el instante en que tomó su mano y dejó la Biblioteca, y las ganas de llorar que tuvo, su corazón no se detendrá.

_Beatrice: Abandonar mi puesto podría descalificarme como el espíritu de mi madre, pero no me importa, de hecho. Betty es el espíritu del contratista Natsuki Subaru, supongo. Mi arrepentimiento y vergüenza por eso… se ha ido, supongo.

Roswaal podría considerarlo como una traición.

Él también había estado atado durante cuatro siglos por la maldición de Echidona y, quizás, el anuncio de Beatrice de que ella escapó primero fuera una traición para él. No escapó cumpliendo su papel, sino abandonándolo.

Si iba a enfrentarse a su madre, o a Roswaal, tenía que racionalizar eso.

_Beatrice: …

Su corazón ya se había decidido. Ella ya había tomado esa mano.

Beatrice viviría una vida tan vívida que nunca decaería de nuevo al color sepia. Algo tan intenso que, sin importar cómo se prolonguen los años, nunca olvidaría lo verdaderamente importante para ella.

Así que se quedó callada, esperando la respuesta de Roswaal.

_Roswaal: No tienes que preocuparte. No soy el portavoz de la bruja Echidona. No tengo derecho a entrometerme en su respuesta, sea cual sea. Sólo haz lo que quieras.

_Beatrice: Roswaal…

_Roswaal: Y aunque no hubieras abandonado, nunca habrías cumplido las órdenes de Echidona. Porque yo habría priorizado mis propios deseos sobre ti y te habría sacrificado. Si estamos hablando de traiciones, eso es significativo.

_Beatrice: …

Penitentemente, Roswaal reconoció sus malas acciones por lo sucedido en la mansión.

Tal como Beatrice lo había pensado en la Biblioteca, Roswaal fue el que conspiró para quitarle la vida a Beatrice. Ella pensó que era el resultado del evangelio. Aunque no sabía cómo estaba relacionado todo.

_Beatrice: Roswaal. ¿Qué pasó con tu evangelio, supongo?

_Roswaal: …Se ha quemado hasta la nada misma. Gracias a una criada malvada que desafió a su amo~. El futuro está en las cenizas ahora. Y tal vez todo lo e~stá.

_Beatrice: Todo está vacío y el futuro es imperceptible… para tratarse de algo tan importante, te ves considerablemente revitalizado, de hecho.

_Roswaal: —Me pregunto si lo esto~y.

Roswaal dirigió su mirada hacia abajo en respuesta a la perfecta repetición de Beatrice de su conversación anterior. Acercó su mano a Echidona en el ataúd, intentando alcanzar sus intocables dedos.

_Roswaal: Estoy triste por haber perdido el camino definitivo hacia la respuesta que busco, y también asustado. …Pero quizás también me alegre de leer una historia que nunca antes he podido leer. Aunque, no me he sentido así en más de cuatro siglos, por lo que es difícil decir si esto que siento es real.

_Beatrice: ¿…?

Beatrice frunció el ceño. Había algo raro en esa afirmación.

Al ver su confusión, Roswaal sonrió ligeramente.

_Roswaal: No hemos hablado ni de cerca lo suficiente.

Dijo él con un poco de autodesprecio.

_Roswaal: No puedes tratarlo como si estuviera fuera de nuestro co~ntrol. Al principio había la necesidad de una fijación ciega, pero después de eso tuvimos tiempo. Pasamos mucho tiempo en la misma mansión. Y, aun así, aunque habíamos visto las mismas cosas, seguí evitándote, como si tuviera miedo de hablar de ello.

_Beatrice: Roswaal, ¿qué estás tratando de decir, supongo?

_Roswaal: Estoy diciendo que podría haber sido… que podríamos haber pasado nuestros últimos cuatrocientos años como lo hicimos en el laboratorio de la Maestra juntos.

_Beatrice: ¡¿Maes—?!

Al encontrar una palabra vieja y familiar en el discurso silencioso de Roswaal, Beatrice contuvo la respiración.

Tomó un tembloroso respiro mientras consideraba las implicaciones de lo escuchado,

_Beatrice: Imposible, ¿eres… tú, Roswaal?

_Roswaal: Siempre he sido Roswaal, ¿no?

_Beatrice: ¡No! No es eso…. ya sabes a lo que me refiero, supongo!

_Roswaal: Sólo estoy bromeando. Y estás en lo cierto. Yo—soy yo, Beatrice. Roswaal.

En el instante en que él se interrumpió, a Beatrice le pareció ver a dos Roswaal.

Por un lado, un hombre alto, de pelo largo y azul marino y, por otro, a un joven con el mismo color de pelo. Ese era el joven que adoraba a Echidona, que abundaba en ingenio mientras la seguía por todas partes.

_Beatrice: Pero, entonces… Roswaal, esto…. ¡¿cómo?!

_Roswaal: Estoy usando una de las teorías de la Maestra en su búsqueda por la inmortalidad, transcripción del alma. Adopté el experimento menos arriesgado de los realizados en este Santuario, y lo probé en mí mismo.

_Beatrice: Transcripción del alma… ese es el experimento para transcribir tu conciencia y tus recuerdos en un receptáculo vacío, logrando una inmortalidad subjetiva… ¡Pero ese experimento terminó en fracaso cuando las almas fallaron en adherirse, de hecho!

_Roswaal: A las almas transcritas les cuesta adherirse a receptáculos cuando están vacíos. Eso fue un revés, pero… yo resolví el problema forzosamente. Tratándose de un problema de afinidad entre el alma y el recipiente, entonces superé ese problema aumentando ese coeficiente de afinidad.

La investigación se enfrentó a contratiempos debido a problemas de afinidad entre el receptáculo y el alma.

Después de que Lewes Meyer se convirtiera en el nexo del Santuario, la loca sed de conocimiento de Echidona la llevó a considerar la adopción de la cristalizada Lewes para otros experimentos.

Pero las dobles de Lewes carecían de cualquier cualidad que les permitiera aceptar almas extranjeras, y el experimento terminó en fracaso. Roswaal estaba diciendo que él superó este problema creando una asociación entre el receptáculo y el alma.

Después de reflexionar sobre esto, Beatrice finalmente entendió lo que realmente significaba la presencia de Roswaal aquí.

—Al transcribir su alma en el cuerpo de sus descendientes, entidades afines a él, el primer Roswaal continuamente extendió el camino para alcanzar su meta.

_Roswaal: ¿Me vas a llamar inhumano, Beatrice?

_Beatrice: …

_Roswaal: ¿Vas a decir que es inhumano que yo, deseando sólo mi reunión con la Maestra, cometiera la atrocidad de usar a mis ignorantes descendientes como receptáculos?

Las palabras de Roswaal apuñalaron a Beatrice.

Pero la forma en que Roswaal la miraba con tanta calma daba la impresión de que estuviera esperando a que ella lo atacase.

Parecía que Roswaal también quería que alguien lo juzgara. Al igual que ella, cuando le informó que había abandonado su contrato con Echidona.

Roswaal debía querer preguntarle a Beatrice, que conocía a Echidona, sobre la moralidad de sus acciones. Sobre su obsesión de cuatrocientos años, su amor infalible y no correspondido que no había hecho más que incomodar a los demás.

_Beatrice: …No es mi trabajo decir nada al respecto, de hecho. Sé cómo suena esto, pero las relaciones de Betty con tus descendientes eran superficiales, supongo. Aunque, pensando en ello ahora, todos ellos eran tú, de hecho. Así que no me disgusta que te hayas fundado en tus hijos más allá de una reacción visceral, supongo. Mi pensamiento al respecto es ¡puaj!, de hecho.

_Roswaal: Puaj, ¿eh? Pero qué dura~.

_Beatrice: Pero eso es todo lo que pienso, supongo. En realidad, estoy encantada de que un amigo de hace cuatrocientos años siga vivo, de hecho.

_Roswaal: …ya, veo.

Roswaal cerró los ojos. Esa podría no haber sido la respuesta que Roswaal estaba buscando, pero a Beatrice no le importaba.

Beatrice estaba transmitiendo sus emociones honestamente. Ella decidió ser así cuando dejó la Biblioteca. Y ahora,

_Beatrice: Roswaal. Ponte en cuclillas por un momento, supongo.

_Roswaal: ¿En cuclillas? ¿Aquí?

Roswaal ladeó la cabeza mientras Beatrice señalaba al suelo a su lado. Beatrice asintió con la cabeza. Los ojos de Roswaal se abrieron de par en par y se agachó obedientemente en el lugar.

Beatrice observó a Roswaal agachado mientras se quitaba el zapato derecho. Ella lo agarró con firmeza en su mano derecha,

_Beatrice: Sonríe y aguanta, de hecho.

_Roswaal: —¡¿Ghah?!

La cara de Roswaal ahora estaba a la altura perfecta para ser abofeteada con un zapato.

La satisfactoria bofetada resonó por toda la habitación al golpear por el lado la cara de Roswaal, quien puso su mano sobre su mejilla enrojecida, con los ojos girando.

Beatrice se puso de nuevo el zapato durante su confusión.

_Beatrice: Ya que soy generosa, diré que eso es suficiente para perdonarte, supongo. —En cualquier caso, son sólo simples consecuencias, de hecho. Subaru también te perdonará, así que yo también debería hacerlo, supongo.

_Roswaal: …y me imagino que ese es tu prejuicio retrospectivo luego de que todo terminara sin muertes.

_Beatrice: Lo es, de hecho. Además, Subaru es increíble por todo el trabajo que hizo para evitar muertes, supongo. Deberías aprender algo de él, de hecho.

_Roswaal: … ¡Ja, jajaja! ¡¿E~n serio?! ¡¿Yo debería aprender de él?! ¡Jaja! Cielos…. ahh, ¿no es eso, genuinamente gra~cioso?

Roswaal se rio como si Beatrice, con las manos en la cadera, acabara de contar un excelente chiste. No pudo evitar echarse hacia atrás con tantas risas y golpearse la cabeza contra la pared, para luego volver a golpear la parte posterior de su cabeza contra la pared varias veces más, antes de dar un suspiro profundo.

_Roswaal: Lo siento. —Pero no creo que haya hecho nada malo. Por lo menos debería aclarar eso.

_Beatrice: Lo que sea, supongo. Si vas a disculparte, hazlo con los demás, de hecho.

Roswaal asintió con la cabeza frente a la brusca declaración de Beatrice.

Todavía sentado en el suelo, miró hacia el ataúd.

Y,

_Roswaal: Beatrice. A partir de ahora, hablaremos de algo solo entre tú y yo.

_Beatrice: …

La voz baja de Roswaal hizo que Beatrice entrecerrara los ojos.

Beatrice cruzó los brazos y levantó la barbilla como diciendo "bueno, veamos lo que tienes que decir". Roswaal colocó su mano sobre el ataúd, se puso de pie y miró a Echidona.

Sus ojos heterocromáticos rebosaban de una pasión maníaca,

_Roswaal: —Si realmente fuera posible volver a ver a la Maestra, ¿me ayudarías a lograrlo?


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