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Noah y el Demonio Divino se sintieron obligados a hacer una reverencia educada tras escuchar las palabras del experto.
—Humanos, podéis marcharos —dijo el experto después de que Noah y el Demonio Divino retomaran su posición—. Deseo hablar solo con Noah.
Las palabras de la mujer crearon oleadas de conmoción en la mente del dúo. Nunca habían revelado el verdadero nombre de Noah a Ian y a los demás. Ella solo podría haberlo aprendido cuando inspeccionó sus mares mentales.
El halo azur irradiado por los ojos de la mujer se volvió menos intenso y permitió al dúo pensar adecuadamente de nuevo. El Demonio Divino se relajó ligeramente y le dio una última mirada al experto antes de guiñarle el ojo a Noah y abandonar la habitación.
Noah se giró hacia el experto en ese momento. No sabía cuánto había logrado aprender ella de la inspección de su mente. Aun así, sospechaba que el motivo detrás de su solicitud concernía a sus recuerdos.