—Señor Connell, creo que este asunto requiere una investigación más profunda —replicó el líder de la clase—. La señorita Evans inicialmente no quería participar en la competencia; solo aceptó unirse después de nuestra persuasión. ¡Ella no tiene motivos para hacer trampa!
Xaviera extendió la mano y tomó la suya.
—No digas nada —en lo más mínimo estaba alterada; su voz era tranquila—. No importa lo que digas ahora, no lo creerán. Solo las pruebas pueden demostrar todo.
Si estaban convencidos de que había hecho trampa, ninguna explicación serviría de nada. Solo se vería como un intento de encubrimiento y provocaría aún más desprecio de la multitud.