Fons, Ash, Residencia Harch - 22 de Marzo - Año 526
—Hola mi amor. —La voz de Lara hizo eco en la sala, acompañada del sonido de sus tacones golpeando el piso.
—Hola cariño, ¿Qué tal estuvo la reunión? —preguntó Rhys, acostado en el sillón, cuando la vio entrar lanzó su celular al bolsillo de su abrigo y se sentó, dejándole espacio para que ella se sentara a su lado.
—Creo que debería dejar que alguien más se encargue de ellas, pero no me siento cómoda al no estar al tanto de los movimientos de la empresa, por lo que hasta que no avance más el embarazo seguiré yendo —respondió, tomando asiento al lado de Rhys. Comenzó a desenganchar la hebilla de sus tacones y se los quitó, lanzándolos lejos.
—Entiendo, eres demasiado responsable en ese tipo de cosas... Entonces, ¿Estuviste bien? ¿No pasó nada extraño?
—No... Tú sabes, algunas que otras nauseas, es hasta que me acostumbre, después de todo es mi primer embarazo y no creo que sea fácil —respondió. Notó que Rhys la había perdido de vista luego de ella inclinarse hacia atrás, y en un rápido movimiento, se lanzó encima suyo.
—¡Ay! ¿Qué haces? —preguntó Rhys, riendo. Cuando sintió el cuerpo de Lara encima del suyo la sostuvo pasando su mano por su cintura.
—Te amo mucho, ¿Lo sabes, no? —preguntó ella, mirándolo a los ojos.
—Sí... Lo sé, lo tengo tan en claro —respondió Rhys, inclinado a darle un beso.
Pero este llegó antes de parte de ella. Y sus labios se unieron, con calidez, y suavidad. Rhys notó como el sabor del lápiz labial de ella se desparramaba por sus labios... Le encantó.
—Ey... ¿No vieron a...? — Leah entró a la sala, e interrumpió su pregunta apenas apreciar el panorama. Rhys y Lara enredados en sí mismos, y en un beso, sobre el sillón.—. Perdón, ¿Interrumpo algo? —preguntó, esta vez con consideración.
—No, no... Estábamos... Sí, eso, eso, tú sabes —tartamudeo Rhys, entre risas. Miró a Lara a su lado y ella tampoco podía aguantar las risas.
—Realmente nadie me creería nadie si les digo que mis padres tienen veintiocho y treinta años respectivamente y que actúan como adolescentes, aunque no es un reproche, deseo que actúen así toda su vida a que se conviertan en unos viejos amargados —señaló la chica, con una sonrisa.
—De hecho, no me molestaría envejecer y convertirme en un viejo amargado, aunque un viejo amargado bastante atractivo —bromeó Rhys, haciendo gala de su hermoso semblante.
—Yo soy más atractiva que tú... De hecho, mi color de ojos y de cabello son más hermosos —soltó Lara, detonando una discusión.
—¿Perdón? Lo de tu cabello no lo voy a negar, pero mis ojos son más hermosos —contradijo Rhys, todavía seguro y fehaciente de su creencia.
—Chicos, ¿Pueden dejar de pelear sobre eso? Todos sabemos que los ojos más hermosos los tiene Vlas —interrumpió Leah, y ambos la quedaron mirando en silencio.
—Pero si Vlas tiene el mismo color que los míos —protestó Rhys, alargando más la situación.
—No... Los de él son más claros, Leah tiene razón —Lara terminó por concordar con Leah.
Con sólo una mirada ya se habían complotado para hacerle la vida imposible a Rhys.
—Maldita sea... Son dos contra uno, es injusto —rezongó él una última vez, y cruzó sus brazos aceptando su derrota.
—Lara me apoya, así que cerramos el debate... Aunque debo decir que si ustedes tuvieran un hijo probablemente tendría los ojos más hermosos, envidiaría demasiado a ese niño, sería la perfección hecha persona, tales genes son únicos —explicó Leah, con encanto.
—Gracias por halagarnos, Leah, pero por más que eso suene muy bien, no somos ese tipo de personas, estamos muy lejos de ser perfectos —dijo Rhys, cabizbajo en señal de modestia, hasta que se dio cuenta de algo—. Espera... Ahora que dijiste algo sobre tener un... —No pudo terminar de hablar, y giró un poco su mirada al sentir como la mano de Lara le tapaba la boca e impedía que pronunciara sus palabras.
–—Rhys... ¿Qué estabas a punto de decir? —preguntó ella, entre susurros. Él golpeó su mano intentando que ella lo soltara para responder esa pregunta.
—¿Acaso es un secreto? Deberíamos decírselo cuanto antes... Tarde o temprano se terminará dando cuenta —respondió Rhys.
—No tengo nada que argumentar... ¿Quién se lo dice entonces? ¿Tú o yo? —preguntó Lara.
—Bueno, me parece que están muy misteriosos, no me dejen con el suspenso, díganme por favor. —Leah descifró el aura de discreción que los rodeaba a ambos, y al saber que sería testigo de un gran secreto no pudo evitar emocionarse un poco.
—Vas a tener un hermano... —soltó Lara, y la expresión de su hija como reacción a sus palabras no tuvo reparo.
¿Un hermano? Desde pequeña había esperado escuchar esa noticia. Primero de sus padres, ilusión que se rompió con su fallecimiento, y cuando se acostumbró a su nueva familia supo que con el amor que se tenían Rhys y Lara algún día llegaría el momento en el cual la frase «vas a tener un hermano» se hiciera realidad... Y el momento se estaba presentando frente a ella.
—¿Qué? ¿Acaso estas embarazada? —Esperó la obvia respuesta con una latente emoción atrapada en su garganta... Apenas Lara lo confirmara esta saldría disparada.
—Sí... Apenas es un mes y medio, pero igualmente vamos a ser padres —respondió Lara, inclinándose hacia su izquierda, un poco recostada a Rhys. Le dio un abrazo.
—No... No puede ser... ¡Es la mejor noticia que me han dado en mi vida! —Los ojos de Leah se llenaron de lágrimas de felicidad al soltar su excitación acompañada de una rápida y presurosa respiración.
—¿Tan así cariño? —preguntó Lara, con una sonrisa. La reacción de Leah era maravillosa, la hizo sentirse alegre en un instante.
—Ustedes no saben lo mucho que deseaba tener un hermano... Es algo... Es algo que esperaba hace demasiado tiempo. —Rhys y Lara comprendieron que no mentía con su afirmación, y ambos se miraron con una sonrisa—. ¡Los amo! —Alzó la voz, y se lanzó hacia ellos, quienes la atraparon en un fuerte abrazo.
—Nosotros también —correspondieron Rhys y Lara al mismo tiempo.
Los tres abrazados parecían una familia perfecta.
Ese pensamiento pasó por la cabeza de Rhys en un segundo... Mirándolo de esa forma, era cierto... Él tenía una familia. Tanto tiempo había estado solo, y ahora tenía una familia unida, tenía eso que había anhelado siempre. Desde que era niño quiso saber lo que se sentía el calor de un abrazo familiar, pero cuando no era su padre dejándolos de lado por el trabajo o porque era un energúmeno bastardo, era su madre intentando repartir su tiempo para él y sus dos hermanos. Creció con mucho cariño, no lo iba a negar, Clio no era una persona fría ni nada por el estilo, el tiempo que pasaba con él, aunque fuera poco era grato, pero eso no quitaba el hecho de que tenía dos padres, y el cariño de uno solo jamás completaría a un niño necesitado.
Nunca se hizo se la idea de alguna vez casarse o tener un hijo, su crianza había sido por y para gobernar, nada más, incluso los amigos que tenía no eran más que solo estándares que lo seguían por su apellido y estatus, o al menos asi siempre lo vio él. La primera vez que quiso formar una familia fue luego de la vez que se le declaró a Lara... A los dieciséis años. Lara se le había adelantado aquella vez y le había robado un beso luego de una larga tarde que pasaron juntos, y él aprovechó esa oportunidad para decirle todo lo que sentía, y para ambos, fue igual. Después de dejarla en su casa caminó hacia la suya tocando sus labios, y con una sola idea en la cabeza: Casarse, formar una familia y ser feliz junto a ella.
Mirando al pasado con la perspectiva que tenía en ese presente podría decir que fue mucho más optimista de lo que creía, y acertado también. Siete años después de decláresele, se casó con Lara Harch, meses antes a su casamiento habían adoptado a una adorable niña llamada Leah... Olvidando su deseo de la adolescencia no se dio cuenta de lo rápido que se había cumplido su anhelo. Principalmente porque no se lo había vuelto a plantear de nuevo otra vez... Pasó mucho a su alrededor que convirtió ese deseo en algo secundario, había muchas cosas que debía arreglar antes de llegar hasta ese punto primero: Proteger a Lara y a Leah era lo principal, mantener una paz prolongada también, entrenar a sus pupilos, salvarse a sí mismo de la oscuridad, acompañar a Lara en la lucha contra sus miedos e inseguridades, alejar a Rygal de todo lo que quería, volver a Remia por Vlas y su madre, y dejarles ser felices en ese futuro que les prometió... Era demasiado, demasiado como para que su único deseo fuera formar una familia, al final eso no sería una necesidad... Sería una consecuencia.
Con esa misma idea llegó a una sola conclusión... Las consecuencias empezaban a hacer presencia, así que eso sólo significaba una cosa, estaba yendo por el camino que debía, y comenzaba a darle un poco de esperanza a todo y a todos los que lo rodeaban... Por eso las lágrimas se hicieron presentes; no solo por saber que Lara, la mujer con la cual se había casado y que a su vez amaba con su alma, lo acompañaba en su camino, ni porque ambos esperaban un hijo, ni por la familia que habían formado; tampoco por saber que luego de diez años esperando volver a reencontrarse ahora tenía a su hermano a su lado, ni por saber que incluso con todo lo que sufrió mientras vivía su vida, al final comenzaba a ser feliz haciendo sus deseos realidad... No, no lloraba sólo por eso... Lloraba porque veintiocho años no eran nada, lloraba porque todavía tenía mucho camino por delante, lloraba porque incluso teniendo la solución al problema principal no podía hacer nada para arreglarlo, lloraba porque había perdido demasiado, lloraba porque aun siendo feliz, todavía no terminaba de estar triste... Era un llanto agridulce, un llanto de penas y glorias, así como lo era el mundo, así como lo era su vida... Así como siempre fue él... Tan ambiguo y conflictivo, sin tener la respuesta a nada, sin certezas... Sin el conocimiento exacto de su destino, ese por el que de todas maneras luchaba sin parar. «¿Qué será conmigo al final?», se preguntó mil veces. Sólo como motivación, para encontrarle respuesta. Y que esa respuesta, al menos... Lo dejara ser libre... Lo dejara ser feliz.
—Lo siento chicas —dijo, sonando un poco su nariz al ponerse de pie.
—Rhys... ¿Estás llorando? —preguntó Leah, desviando su mirada hacia él, quien se alejaba de ellas sin mirar atrás.
—No... Me entró algo en el ojo —respondió riendo, aún sin voltearse.
—Sí, Leah, está llorando, es más sentimental de lo crees —declaró Lara.
—Ey... No me expongas —reprochó, dándose la vuelta. Todavía tenía el rastro brillante que una lagrima le había dejado en su mejilla izquierda.
—Realmente no puedo creerlo... Seis años y jamás vi una sola lágrima o sentimiento de tu parte, cada día me sorprendes más. —Leah negó con su cabeza ligeramente, todavía impresionada por la situación.
—No te dejes engañar, Leah, él es así siempre, que se haga el fuerte delante de ustedes no quita que todas las noches duerma abrazado a mí como un bebé —dijo Lara, y al instante, Leah soltó las carcajadas que había estado intentando guardar, ya no podía aguantarse.
—No puede ser, ¿En serio? —preguntó, sin parar de reírse, con sus carcajadas resonando en la sala como un ruido seco.
—Hmm... Me parece que estamos con muchas ganas de hablar hoy, Lara —respondió Rhys molesto, haciendo el mismo gesto de cruzarse de brazos otra vez.
—Vamos Rhys, los chicos ya deberían saberlo, ¿Cuántas veces les has hecho saber que por mi harías cualquier cosa?
—Sí... Lo peor de todo es que realmente lo haría. —Se acercó hacia y ella peinó su cabello hacia atrás—. Ese es el precio que tengo que pagar por haberme casado con la mejor chica del mundo —dijo, besando su frente.
—¡Ay! Son tan hermosos, desearía que mi vida de casada sea como la de ustedes, aunque probablemente ni siquiera tenga vida de casada —soltó Leah, algo decepcionada.
—Yo creo que Vlas no opina lo mismo —bromeó Rhys.
—¡¿Qué?! No me digas que te lo dijo —preguntó Leah, sorprendida.
—Ajá, me enteré hace un rato, y si te soy totalmente sincero, no me sorprendió para nada —respondió Rhys.
—Esperen... Me siento fuera de lugar... ¿Alguien me dirá de que están hablando? —preguntó Lara, intentando entrar en el contexto.
—Leah y Vlas se besaron, y ahora el chico está en un trance mental del cual no puede salir... Así de fácil —respondió Rhys, recapitulando lo sucedido... Con cierta pereza.
—¿Tan rápido? Yo les daba al menos dos semanas más —dijo Lara, algo desilusionada.
—En realidad yo lo veía más cercano, aquella vez que salieron juntos fue mi apuesta —replicó Rhys.
Leah notó que el intercambio de Rhys y Lara se debía a una idea algo equivocada que habían formado sobre ella y Vlas. Porque sí, ella no podía negar el inicial interés que tuvo en Vlas desde esa primera vez que lo vio en Remia, y cruzaron miradas. Ese interés lentamente se fue convirtiendo en aprecio y en una pequeña atracción. No sólo su apariencia le parecía atractiva, también su historia y su personalidad, ella encontró en Vlas sus mayores debilidades; un chico tímido y reservado que no mostraba mucho lo que sentía, pero en el intento de evitarlo era el momento en el cual más lo hacía... Ella al principio sólo lo quiso ayudar, su preocupación era genuina, pero cuando el interés de Vlas se comenzó a volcar hacia ella y entendió que lo que ambos comenzaban a sentir era mutuo se replanteó si realmente su atracción por Vlas era sólo eso, o si ya había pasado la frontera del enamoramiento.
Y así era, pero Vlas era su primer interés romántico. Nunca vio descabellado no haber tenido uno antes, no era una chica que acostumbraba a hablar con personas del sexo opuesto, por lo que hasta cierto punto le encontró lógica a lo que comenzó a sentir por Vlas, era el primer chico al cual veía de esa manera, desde que lo vio en Remia sintió algo diferente en él, y aunque el amor a primera vista no era algo en lo que creyera, quizás en ese momento fue cuando la flechó... Pero no importaba la lógica ni las suposiciones, los sentimientos no se podían explicar de esa manera y quizás todo su pensamiento era erróneo, y realmente se había enamorado de Vlas en ese instante... Por primera vez en su vida.
—¿En serio le afectó hasta tal punto? —preguntó la chica, mostrando cierta curiosidad.
—En realidad sólo lo dije para exagerar... No fue tan extremo como para dejarlo en un trance mental, pero sí, le afectó, no puede sacárselo de su cabeza, aunque intente ignorarlo... —Rhys la miró, y una sonrisa sugerente se hizo ver en su rostro—. Creo que hasta le gustó más de lo que dice... Porque aunque no quiera aceptarlo, está muy enamorado de ti.
—Wow... No pensé que habría sido tan importante para él, pero si te lo contó y me dices que parece afectado es por algo... Además eso... De que está enamorado de mí.
—Te lo dije, cariño —indicó Lara—. Te dije que él sentía lo mismo que tú.
—No me digas que tú también te enamoraste de Vlas... Por Sun. —Rhys comenzó a reír—. No puede ser, que lindos que terminaron siendo los adolescentes de hoy en día.
—Tú eras igual, Rhys —lo molestó Lara, riendo también.
—¿Cuándo nos besamos por primera vez, Lara? —él consultó.
—Emm, ¿No fue aquella vez en el cumpleaños del hijo del rey? En el palacio de la Isla Rem.
—Cierto, tú me odiabas en ese momento, fue una buena forma de limar asperezas, soñé semanas con ese beso luego, tú te habías vuelto a Fons y creí que no te volvería a ver jamás.
—Estábamos hablando de Vlas y Leah, ¿Cómo pasaste a lo que pasó con nosotros casi catorce años atrás? —preguntó Lara.
—Oh, sí, eso... Perdón, Leah... ¿Ibas a decir algo? —Rhys volvió al tema inicial.
—En realidad, no, me estaba gustando esa historia que estabas contando —ella rio—. Pero, en cuanto a Vlas... ¿Cómo te lo contó? Lo viste raro, ¿Desilusionado quizás? —inquirió.
—Lo vi normal, lo de siempre, sabes cómo es Vlas, pero obviamente fue chocante para él... Y seguramente me lo contó porque para él más que ser importante fue confuso, deberían hablar, ¿No crees? —preguntó Rhys—. Le dije lo mismo a él, así que cuando vuelva e intente hablar contigo no lo tomes como sorpresa y estate preparada, no quiero que un beso interfiera en su entrenamiento, él está muy entusiasmado con su progreso y pensar en eso le perturba sus emociones —añadió, tomando un papel que vio sobre la mesa.
—¿Y dónde está él ahora? —preguntó Lara.
—En el valle de Ash... Y como lo supuse, parece que eso realmente lo perturbó —respondió él, sacudiendo el papel hasta hacer algo visible en él. Con la imagen ya clara, se lo dio a Leah.
En él se veía una foto de Vlas tirado en el suelo del centro del valle. No se lograba percibir demasiado bien lo que estaba sucediendo, pero Leah pudo llegar a entrever como varias sombras borrosas lo rodeaban.
—Hmm... Así que lo enviaste ahí —habló Lara, con un tono de voz solemne, como esperando que Rhys hiciera eso.
—Sí, vi que estaba preparado físicamente, aunque eso es lo menos necesario, sólo necesitaba darse cuenta de que para vencer a las marionetas ni siquiera necesita golpearlas, con infundirles bastante energía como para superar su límite era suficiente.
—¿No crees que fue un error? En la foto se ve perfectamente que está en las últimas —dijo Leah, preocupada.
—No, todo lo contrario, de hecho ya ganó la batalla, sólo que al ser un principiante no sabe cómo administrar totalmente su energía, y la gastó toda en algunas marionetas que no necesitaban más de su 20% —respondió Rhys, activando su Scire—. Vuelvo en un rato, debo explicarle algunas cosas —añadió, y al desvanecerse su figura desapareció de la vista de las chicas.
Leah y Lara se miraron con el mismo rostro de confusión.
—No entiendo muy bien lo que acaba de pasar... ¿Pero quieres que prepare algunas galletas en la cocina mientras me cuentas todos los detalles de tu beso con Vlas? —preguntó Lara, entusiasmada.
—Hecho —asintió Leah, con una sonrisa.
—Bien... Vamos. —La tomó de la mano con rapidez y ambas se dirigieron hacia la cocina.
Fons, Ash, Valle de Ash - 22 de Marzo - Año 526
—Fuiste inteligente al darte cuenta de su debilidad, pero también fuiste imprudente al usar toda tu energía de una, debes saber administrarla mejor, Vlas.
Vlas yacía en el suelo mojado, rodeado de arbustos y árboles que no dejaban nada a la imaginación. Rhys sólo se acercó y se sentó a su lado.
—No creí que poner mi energía en otros objetos fuera tan complicado, cuando lo hacía con mis cadenas era demasiado fácil, pero con ellas no pude controlarla y solo se fue de mi cuerpo. —Vlas no se movió, sólo siguió acostado boca arriba. Todo su cuerpo le dolía.
—Exactamente, por esa razón Leah hizo que practicaras con las cadenas más de un mes, cuando las cadenas se acostumbran a tu cuerpo prácticamente se vuelven tu cuerpo también, por eso infundirle energía es fácil, ya que sólo es distribuirla por algo más que parece formar parte de ti, como si de sangre recorriendo tu cuerpo se tratara... Con las marionetas fue más difícil porque no tienes ese control sobre las demás cosas como yo... Debes afinar tu manipulación en la energía —explicó Rhys, jugando con algunas de las hojas que caían de los altos árboles.
—¿Así que no es totalmente necesario que me acostumbre a los objetos que quiero manipular o conjurar?
—No... A menos que quieras usar esos objetos en una habilidad, como tus cadenas por ejemplo... Sin embargo, si te acostumbras a ellos obviamente se te será más fácil de usar tu energía en ataques o defensa haciéndolos mucho más fuertes y resistentes, pero no siempre es necesario, ya que es prácticamente imposible acostumbrarte a cada objeto del espacio sin tener los Ojos del Alma, por eso tu cuerpo es tu mayor arma, si administras y afinas tu energía con precisión cada objeto que tomes y utilices para tus propios fines van a ser más fáciles de fortalecer con tu poder —se explayó. Al terminar, tomó un pedazo de madera y lo convirtió en una hoja de papel—. Toma, intenta hacer que esta hoja corte como un cuchillo —añadió, dejándosela a Vlas en la palma.
—¿Eso es posible? —preguntó el chico, confundido.
—Sí, al parecer Leah no te lo dijo, pero cuando la entrené ella pulió una habilidad que se basa en usar papel y producir cortes con pedazos de este, como si fueran cientos de cuchillos viniendo de todos lados, así que ten cuidado cuando esté molesta y tenga una hoja cerca —bromeó Rhys.
—Ja, no espero menos —chistó Vlas, cuando al tomar la hoja le infundió algo de su energía. La que le quedaba—. Espero salga bien —agregó, lanzándola con rapidez. Esta se clavó contra un árbol como una estaca.
—¡Wow! Lo hiciste a la primera. —Rhys lo aplaudió, impresionado—. Así que el problema no es infundirla, sino que es la cantidad que infundes, debemos controlar eso mediante un entrenamiento de concentración, si puedes balancear tu energía alrededor de tu cuerpo también puedes comenzar a practicar tu vuelo —dijo, poniéndose de pie.
—Ya esperaba que eso pasara, tenía demasiadas ganas de que me dijeras que estaba listo para volar —respondió Vlas, parándose también, emocionado, ya se le había olvidado el dolor que antes tenía.
—Cálmate, todavía es muy temprano para que lo hagas, dije que primero necesitas balancear tu energía y eso toma tiempo —declaró Rhys, comenzando a caminar—. Volvamos a casa, los chicos deben de estar por llegar para comenzar la reunión —agregó, y se perdió entre los boscosos caminos.
—Ahí voy... Espérame —soltó Vlas, siguiéndolo apurado, antes de perderlo de vista.
Mientras tanto...
Remia, Zenith, Residencia Di Rem - 22 de Marzo - 526
La oscura habitación sólo iluminada por la luz de la hoguera se sentía vacía, ese vacío contrastaba con el calor que esta lanzaba, haciendo un ambiente impredecible donde no se sentía ni frío ni calor, el ambiente perfecto para la tranquilidad de quien estaba ahí. Tranquilidad que fue interrumpida cuando se escuchó el rechine de la gruesa puerta de madera de roble abriéndose de par en par.
—¿Su alteza? —llamó una chica, adentrándose en la oscuridad.
—Sea lo que sea dímelo rápido y vete, interrumpes mi momento de tranquilidad —respondió Rygal, de pie frente a la hoguera, con un vaso de whisky en la mano.
—Sí. —Ella se apuró a buscar el aviso entre todos los papeles que llevaba en sus brazos—. Hemos recibido algo de información nueva sobre la situación en Fons, parece que el rey abdicará y entregará el trono a su hijo, en una semana será la gala y en dos semanas será la coronación —informó, acomodándose sus gafas.
—Ya veo —dijo Rygal, esbozando una sonrisa en su rostro—. Puedes retirarte ahora... Gracias por la información —agregó, tomando un sorbo del vaso que tenía en su mano.
«La chica Harch es parte de una casa real... Así que Rhys estará ahí, creo que es momento de bajar a algunos de sus aliados», pensó, y el chasquido de sus dedos hizo que dos de sus súbditos aparecieran frente a él.
—¿Qué se le ofrece su alteza? —preguntaron ambos, hincándose en una rodilla.
—Necesito que llamen a Yoh Tales... Díganle que organicé una reunión con él para dentro de dos días... Que se apure con su respuesta —ordenó, dándose la vuelta, y con un ademán concluyó el aviso.
—Entendido —dijeron ambos al unisonó de nuevo, antes de desaparecer.
«Nos volveremos a ver... Rhys Windsor».
Horas después...
Fons, Ash, Residencia Harch - 22 de Marzo - Año 526
—Veo que llegaron todos temprano. —Rhys se hizo notar al dar un primer paso en la sala con su voz en alto, Vlas se mostró saliendo de detrás suyo.
—Rhys... Llegaste al fin, creímos que algo muy malo te había pasado —bromeó Dean.
—Se me fue la hora, estaba entrenando con Vlas —respondió empujándolo un poco con su mano luego de apoyarla en el hombro del chico.
—Hola chicos, tanto tiempo. —Vlas dio un saludo general al levantar su mano.
—¿Qué tal, Vlas? ¿Qué tal ha ido el entrenamiento con el Scire? —preguntó Kit, mostrando interés.
—Bueno... Lo empecé hace dos semanas y ya casi muero cuatro veces —respondió Vlas, entre risas.
—Un entrenamiento con Rhys no es algo muy leve... Te lo decimos por experiencia propia —soltó Mya, con una mueca de compasión.
—Aun así ese entrenamiento sirvió demasiado, ¿No es así? Ahora son muy fuertes gracias a esos métodos —intervino Rhys.
—Sí... Fue una recompensa a largo plazo, recibí muchas palizas de tu parte antes de siquiera poder defenderme un poco. —Dean le dio la razón.
—Así son las cosas, Dean —dijo Kit, recostándose en su silla—. Entonces Rhys... ¿Para qué nos has llamado aquí? —preguntó, con curiosidad.
—La coronación... Creo que ya saben lo que sucederá dentro de dos semanas, ¿Cierto? —preguntó. Caminó alrededor de la mesa, y tomó asiento en la punta de esta, las miradas de todos los chicos apuntaban a él.
—Así que era cierto, escuché rumores pero solo creí que eran suposiciones falsas, el rey al fin cederá el trono a su heredero —respondió Mya.
—Exacto, Lee me lo dije hace un mes, pero me pidió que no dijera nada hasta dos semanas antes, ya que hoy mismo comenzarían a enviar las invitaciones para la gala y posteriormente la ceremonia —explicó Rhys, sacando unos papeles de su abrigo, estos se deslizaron sobre la mesa cuando los lanzó hacia el medio.
—Parece que empezaron sin nosotras. —Se escuchó a Leah saliendo de la cocina con bandejas llenas de galletas.
—Pensamos que tardarías más, Rhys... Quisimos comer algo, así que preparé galletas. —Lara dejó algunas bebidas en la mesa para luego sentarse al lado de Rhys—. ¿Terminaron su entrenamiento? —preguntó, dándole un beso.
—No, pero nos tomamos una pausa, Vlas casi no podía más. —Rhys tomó una de las botellas y luego de destaparla la bebió de un sorbo.
—¿Estás bien? —Leah se sentó al lado de Vlas, apenas lo rozó con su codo él le dio una mirada.
—Oh sí, sólo usé demasiada energía en esas marionetas extrañas —respondió Vlas, con una sonrisa. Le gustó que ella se preocupara por él.
—Mejor así —dijo ella, rozándole la mano—. Estaba preocupada por ti —susurró acercándose a su oído.
«¿Por qué eres tan impredecible, Leah?», se preguntó, ya que su mirada confundida se vio replicada con el guiño que ella le lanzó.
—Ey Rhys, casi lo olvidábamos... Felicitaciones —dijo Kit, levantando sus brazos mientras trazaba una sonrisa en su rostro.
—Sí, eso —señaló Mya, recordándolo—. Parece que no perdiste el tiempo, felicitaciones de mi parte también. —Se unió a Kit.
—Como todos te felicitan supongo que también debo hacerlo... Felicitaciones Rhys, espero que no le causes ningún trauma al niño tampoco —también lo felicitó Dean, haciendo muestra de su peculiar humor.
—Ya felicitamos a Lara, así que sólo quedabas tú... Te hubiéramos traído un regalo pero nos acabamos de enterar —dijo Mya.
«Rhys y Lara tendrán un bebé», pensó Vlas. Su mirada se había quedado inmóvil, apuntando a Rhys, él no se había percatado de tal acecho. Fue un movimiento rápido el que su hermano hizo con su rostro para que ambos cruzaran miradas. Rhys sonrió cuando notó la confusión en su rostro: «Luego te explico», le dijo sin decir nada, sólo moviendo sus labios. Vlas asintió en silencio. Y Rhys volvió su mirada a Lara.
—Gracias chicos, de hecho yo tampoco lo sabía hasta anoche, alguien lo guardó muy bien en secreto. —Sonrió, abrazando a Lara.
—Como les dije hoy, mi esposo es un hombre muy ocupado, así que tuve que esperar a que terminará su entrenamiento para contarle la gran noticia —declaró Lara, completando su dicho con ironía.
—Hoy es un día en el que estás muy graciosa, ¿No crees Lara? —preguntó Rhys, dándole una mirada
—Es una broma Rhys, te tomas todo en serio —rio suavemente. La ternura que desprendió con sólo esa acción hizo sonreír a Rhys también—. Mejor dejemos eso de lado, ¿De qué hablaban? —preguntó, desviando el tema.
—Sobre la coronación de Lee —respondió Rhys, tocando con sus dedos los papeles que seguían sobre la mesa.
—Ya veo, eso mismo quería decirte yo también... Me llegó la invitación hoy —dijo Lara, sacando una carta del bolsillo de su falda—. Me gusta el diseño, tiene retoques en los bordes con oro, es muy linda —agregó, encantada.
—Sí, es muy linda. —Rhys tomó la carta—. «Casa Harch», ¿Irá toda tu familia? —preguntó, leyendo el nombre del destinatario.
—Eso parece. —Lara alzó sus hombros ligeramente.
—Ellos nunca aprobaron nuestra relación, incluso cuando nos casamos amenazaron con quitarte de la herencia y arrebatarte la empresa... No quiero tener que estar en la misma mesa que ellos —dijo, entre dientes. Buscó en sus bolsillos también y terminó sacando su invitación—. Por suerte a mí me invitaron por separado junto con Vlas —agregó.
«Windsor» se leía en la invitación.
—Lee no deja cabo suelto, al menos tomó esa precaución —rio Lara. Otra vez con ternura.
«Por Sun, deja de ser tan linda», el pensamiento de Rhys tan sólo abarcaba una cosa.
—Sí... Con respecto a lo demás, quiero proponerles una misión —dijo, cambiando el tono de la conversación, la seriedad lo invadió al mirar al dirigirse a los chicos.
—¿Una misión? —inquirió Vlas.
—Sí, una misión... Como ustedes deben de saber, el Reino de Fons es blanco fácil de todas las naciones periféricas por sus conflictos al correr de la historia, en cada una de las coronaciones siempre sucede algún altercado, por eso Lee cree que esta no será la excepción —explicó Rhys.
—Déjame adivinar... ¿Quiere que seamos sus guardias, cierto? —preguntó Mya, anticipándose a la evidente propuesta que llegaría de parte de Rhys.
—Así es, más exactamente quiere que protejamos todo el palacio el día de la coronación, podría hacerlo yo solo, pero probablemente si todo se va de control, en una pelea destruiría todo el lugar, además de que ahora mi prioridad es la seguridad de Lara... Así que necesito su ayuda para alejar el peligro del lugar si hipotéticamente ocurre un ataque —respondió, repartiendo los papeles entre los presentes, exceptuando Lara y Leah.
—¿Qué sería esto? —preguntó Kit, leyendo el documento: «Contrato de seguridad».
—Parece que se lo tomó en serio, realmente quiere que seamos sus guardias —dijo Dean.
—Exacto, no sé si leyeron bien, pero ofrece una base de cinco millones de Exs... Mas la cantidad que sea pedida por cualquier tipo de improvisto o daño externo, obviamente también tendremos el derecho de organizar toda la seguridad a nuestro placer para que nuestro trabajo sea más eficiente, confía demasiado en nosotros —explicó Rhys, a medida que leía el contrato.
—¿Realmente pagará veinticinco millones sólo en seguridad? ¿Tan preocupado está? —preguntó Mya.
—Seguramente, en los últimos años la nación de Fons ha pasado por demasiados conflictos, desde la guerra con Zardie hasta la Guerra de Fons, por eso creo que Lee fue inteligente al mover esta ficha, mejor prevenir que lamentar.
—Yo no tengo ningún problema con participar, leí el contrato y no veo nada malo, sumado que el dinero me sirve demasiado, además estará Rhys, si algo llegara a suceder las cosas no se saldrán de control —declaró Dean, con seguridad.
—Yo también, creo que Rhys aceptó esta oferta confiando en nosotros, y no lo decepcionaré. —Se sumó Kit.
—Viendo sus decisiones también acepto, después de todo si ocurre algún ataque puedo encargarme fácilmente —aseguró Mya.
—Entonces sólo quedas tú, Vlas... ¿Qué dices? ¿Aceptas? —Rhys miró a su hermano, quien todavía seguía con el contrato en la mano.
—Emm... No lo sé —respondió, con inseguridad—. Creo que todavía no estoy preparado —añadió, dejando el contrato en la mesa.
—Eso no es problema, todavía puedes seguir entrenando, y el plazo para aceptar la misión es de una semana, tienes todo ese tiempo para decidir.
—Entiendo... Entonces esperaré a ver como progreso en la semana.
—Mejor así, hablé con Lara y ambos nos pusimos de acuerdo en que Leah y ella no participen, ya saben, situaciones externas, así que sólo seremos nosotros cinco. —Rhys giró su dedo en un cirulo, señalando a todos los que estaban sentados en la mesa.
—Así es... La casa Harch es la más importante del reino, obligadamente debo ir a presentar mis respetos a la Corona, y siendo Leah mi hija legal también forma parte de esta, debe de ir conmigo —explicó Lara.
—Bien, lo comprendemos... Creo que hablo por todos cuando digo que debemos darte las gracias de nuevo por la oportunidad Rhys, haremos lo posible para que sea una misión satisfactoria —declaró Kit, tomando la compromiso.
Él no se consideraba el líder del grupo, pero era el mayor, por lo tanto, a veces se encargaba de las tareas que mayor responsabilidad llevaban, y Rhys tenía confianza ciega en él, tanto como él en Rhys.
—Gracias chicos... Entonces, sabiendo eso, la reunión acaba aquí, les avisaré la próxima semana para que planeemos como nos organizaremos y quien irá con quien. —Se levantó de su silla y todos hicieron lo mismo—. Luego hablaremos, Vlas... Tengo algo que decirte —musitó, al pasar al lado de su hermano quien lo miró confundido.
—Lo que digas —asintió el chico. Recordando ese gesto que le había hecho momentos atrás.
«¿Qué será?», se puso ansioso rápidamente.
Unas horas después...
Vlas contemplaba la ciudad comenzando a encenderse el sábado por la noche, en el balcón de la mansión que daba hacia el norte se veía a la perfección todos los rascacielos de Ash, las luces de la ciudad y el hermoso valle donde horas antes había estado perdido por culpa de Rhys. Este rodeaba toda la región, y se divisaba inmenso a lo lejos, detrás de todo, envolviendo la ciudad como una sombra gigante que la engullía.
—Creí que aceptarías la invitación de los chicos para salir esta noche.
Como siempre hacía, Rhys apareció de la nada detrás de él y se paró a su lado, apoyándose en la baranda del balcón.
—No estoy con energías para ir de fiesta, la última vez me dormí por hacer lo mismo —respondió Vlas, con su vista desviándose hacia su hermano, él parecía haberse olvidado que horas antes le había dicho que tenían que hablar—. ¿Cuándo me ibas a decir? —preguntó.
—Hmm... ¿Te refieres a lo del embarazo?
—Exactamente.
—Te lo iba a decir después de la reunión, cuando tuviésemos un momento a solas, como este, pero los chicos se enteraron antes y arruinaron mi sorpresa... Igualmente yo me enteré ayer, perdón por no decírtelo antes, he estado algo pensativo últimamente —respondió Rhys, con su mirada perdida en el horizonte.
Extrañamente, por primera vez, Vlas escuchaba como los sentimientos expresados por su hermano concordaban con sus acciones.
—No pasa nada, después de todo me terminaría enterando —dijo despreocupado. Se giró hacia él y sonrió levemente—. Felicitaciones... Vas a ser el mejor padre del mundo —agregó, dándole un abrazo.
—Gracias, Vlas... Y de tu parte, espero que seas para él o ella el mejor tío del mundo —respondió su hermano, riendo.
—Sí, claro... Si tú lo dices... Espero nunca se entere que me he besado con su hermana, vaya ejemplo de tío tendrá —dijo, chistando con gracia, y las carcajadas de Rhys se desataron—. ¿Qué tal se lo tomó Lara?
—Lara está muy emocionada, y estoy feliz de que así sea, ella más que nadie merece formar una familia y ser feliz —dijo Rhys, con una sonrisa iluminando su rostro. Vlas pudo notar sus ojos brillar más de lo normal—. Aunque estoy algo preocupado, no se lo quise hacer saber a ella anoche, intenté ocultárselo cuando me contó que tenía el mismo miedo, pero puedo confiar en ti... ¿Cierto? —preguntó, en voz baja.
—Claro Rhys, tú me has ayudado cientos de veces, dime que sucede, quizás puedo darte algún consejo, aunque no tenga hijos —bromeó.
—Se trata sobre lo que inevitablemente sucederá... Mi enfrentamiento con Rygal... Puedo seguir repitiendo que estoy totalmente seguro de que puedo vencerlo, pero a veces me paro a pensar y comprendo que realmente no es tan así... Rygal también sabe que soy más fuerte que él, no se dejará vencer, quién sabe qué plan esté formulando para intentar vencerme, quién sabe qué tipo de acción tomará, y conociéndolo, cada día me invade más el miedo de creer que puede terminar haciendo una movida hacia Lara —soltó, agobiado.
—¿Tú crees que él sería capaz de un acto así? —Vlas lo miró, imaginando lo peor.
—Rygal es la mayor escoria que jamás existió, él es capaz de todo, Demian es el mayor ejemplo... Por eso el miedo hacia lo que haga con Lara me comienza a absorber, ella es lo más importante que tengo, no puedo perderla, el día que desaparezca de mi vida toda mi humanidad se irá con ella, y nunca volveré a ser la misma persona otra vez... Rhys Windsor morirá junto con su recuerdo, junto con todo lo que ella significó para mí, y su sonrisa grabada en mi mente como llamas... Además, hay una promesa que debo de cumplir... Tengo que llegar hasta el final con ella a mi lado.
Vlas notó que esas palabras saliendo de la boca de Rhys se escuchaban tan decididas y al mismo tiempo tan inseguras... Como si la única razón de Rhys para sostenerse fuera pensar en lo peor, para no tener esperanzas, y al final no perder la ilusión.
—No creo que sea tan imbécil de hacerlo, Rhys... Su muerte estaría decidida en el momento exacto en el que intente tocarle un pelo a Lara... Tú no lo dejarías vivo.
—Sí, realmente es así... De todas maneras, hay algo más aparte de sólo pensar que podría llegar hacerle algo a ella, se trata sobre mi poder... Sobre mi condición principal —dijo, haciendo un gesto con sus ojos.
—Ya veo... El sentimiento limitador, ¿No es así?
—Claro... Creo que ya te diste cuenta cual fue el sentimiento que los despertó.
—Sí... El odio, ¿Verdad?
—Te has vuelto demasiado perspicaz, Vlas... El nuevo uso que le estás dando a la energía te ha hecho mejor en ese campo también —rio Rhys—. ¿Sabes? Yo no tenía pensado matar a Rygal para salvar a nadie hace años, de hecho sí, sabía que su existencia ponía en juego mi propósito y la vida de todos ustedes, pero en realidad me sentía un suicida, ya que yo lo odiaba por haberme quitado todo, ese odio se concentraba sólo en él, en su existencia, en su presencia, y quería acabar con él por mí mismo, por nadie más, porque lo había perdido todo e hiciera lo que hiciera no los iba a recuperar con ese pensamiento tan miserable, y al final, sólo quería enfrentarme a él arriesgando mi vida, con la esperanza de poder matarlo, y al menos haberle dado algo de sentido a mi vida y mi poder... Pero sabía que no podía hacerlo, porque no era lo suficientemente fuerte para siquiera pensar la posibilidad de hacerle el suficiente daño aun con mi muerte, y también sabía que nadie estaba lo suficientemente preparado para afrontar las consecuencias que dejaría la muerte de Rygal en todo el mundo, porque aunque no lo creas, este mundo sin Rygal se derrumbaría —añadió.
—¿Tan así? No sabía que su influencia era tanta —dijo Vlas, sorprendido.
—Sí... Eso lo entendí cuando orquestó una guerra sólo con palabras y todo detrás de los hilos... Una guerra donde todos perdimos, el suceso más importante y determinante de mi vida, de la de Lara, de la de Leah, de Kit, de Dean y de Mya, desde ese momento nada fue igual, y ahí comprendí que debía tomar otro camino, el camino que estoy siguiendo ahora... No el de un suicida que no se preocupaba ni por su propia vida —contó Rhys, hasta que se quedó en silencio por unos minutos.
Vlas sabiendo que ese no era el final decidió también quedarse en silencio, quizás Rhys necesitaba un momento para poder recordar todo lo que sucedió, después de todo, acababa de decir que fue lo más determinante de su vida... Y así fue, luego de un silencio prologando, siguió:
—En ese momento estaba haciendo lo posible para recuperar a Lara, ella estaba perdida luego de la muerte de sus padres y caía cada vez más hondo, pero tenía miedo de sólo arruinarlo más, así que mientras estaba alejado de ella, seguía buscando la manera de ampliar mi camino y conseguir aliados en mi propósito, fui egoísta y eso me terminó pasando factura, pero seguí buscando personas que me ayudaran, ahí conocí a Lee, el príncipe de Fons, también tenía el apoyo de Jean Blake, probablemente la persona que mayor representa lo que es ser un agente del caos... Pero eso no era lo único que sucedía, detrás de todo eso estaba la figura de él, de Rygal —musitó, entre dientes.
Su memoria automáticamente se activó y recordó aquel momento que lo marcó para siempre, ese color rojo de sus manos que nunca pudo borrar, esa ira contenida que estalló sin medir consecuencias... Ese maldito rostro con una sonrisa que lo había hecho perder todo en primer lugar, había vuelto para quitarle lo poco que había conseguido luego de eso... Sólo recordarlo le hacía hervir su sangre.
—¿Estás diciendo que todo lo que sucedía era su culpa?
—Hasta el día de hoy todavía no comprendo cómo fue que lo hizo, quizás lo sepa cuando acabe con él... Pero sí, él era la razón por la que estábamos perdiéndolo todo, hasta que llegó el día que lo definió, que definió mi destino para siempre... El día en el que vi morir a Rhys Windsor y al Demonio de Remia al mismo tiempo, y el cual despertó en mí la persona que soy hasta el día de hoy.
Vlas lo miraba atentamente, estaba a punto de conocer la verdad de su hermano y saber todo lo que rodeaba su persona, ese misterio que siempre vio y que siempre quiso conocer; ¿Qué fue lo que hizo que Rhys Windsor sea Rhys Windsor en primer lugar?
—Una muerte... Una sola muerte hizo que me perdiera para siempre y que mi mayor objetivo se vea complementado por mi mayor propósito... Así como cuando supe que fue quien asesino a Demian y me convertí en un demonio, ese día que lo vi asesinar mi propio reflejo me convertí en un dios... Todo lo que me rodeaba se había convertido en mí y debía encontrar un balance si no quería terminar siendo consumido por tal poder... No me cegaba la oscuridad, en realidad mi mente solo estaba en blanco... Pero, ¿Qué más daba? Yo no era consciente de lo que hacía, si no hubiera sabido qué hacer en ese momento me estaría arrepintiendo hasta el día de hoy.
«Lo vi asesinar mi propio reflejo», obviamente era una metáfora y no se refería a él, realmente Rygal había asesinado a una persona, pero Vlas vio que Rhys ocultó su identidad, por lo que entendió una sola cosa: No quería hablar sobre eso. Su relato se centraba en otra perspectiva, se centraba en cómo se había completado, y ahí lo comprendió, recordando la charla de la mañana sobre «entenderse a sí mismo», era eso.
—Los Ojos del Alma —dijo, casi como una respuesta a una pregunta que se había hecho hace años. Pero sin habérsela hecho.
—Eres rápido. —Sonrió su hermano—. Y si, los Ojos del Alma son la razón por la que ya nada es como antes, la razón por la cual Lara, tú, los chicos, Leah, mamá, y en un futuro mi bebé, forman parte de mí, la razón que hizo que ese odio sólo haya podido ser contrarrestado por un sentimiento igual de fuerte que ese, que superaba mi existencia misma.
—El amor —musitó Vlas, con clara obviedad—. Claro... Ahora comprendo, si tú no amas te mueres... Por eso tu miedo hacia lo que sea que suceda con Lara, y más si esto involucra la muerte... Ella es la máxima condición de tu poder, si ella no está... Todo se acabaría... Y tú desaparecerías para siempre —añadió, entendiéndolo todo.
—Suena trágico... Lo sé... Pero así es mi destino, Vlas, si no lo aceptaba estaría en la nada, aunque debo decir que yo no soy nadie sin ustedes, mi razón de vida, mi existencia misma está con ustedes, por eso lo único que quiero es acabar con esto para siempre, quiero que dejen de estar atados a mí y que puedan ser felices solos, siguiendo sus caminos y encontrando su libertad... Quizás luego de que les dé ese futuro prometido hasta yo podré dejar de estar atado y condenado... Yo sólo quiero ser feliz junto a Lara, verla sonreír y que en tranquilidad viva una vida plena es lo único que me dará algo de libertad... Una libertad que veo demasiado lejos, incluso estando tan cerca de ella —declaró, alzando su mirada al cielo. Con lentitud, estiró su brazo, intentando atrapar algo que no estaba allí, algo invisible, algo imposible.
Rhys cargaba con mucho, en su rostro que siempre estaba seguro, frío y comprensivo se ocultaba más de lo que Vlas sospechaba... Obviamente él creía que tenía ese tipo de cosas ocultas sólo para sí mismo, quizás algunas pocas compartidas con Lara, pero jamás pensó que se las soltaría todas a él en una noche. Cuando Vlas miró las estrellas recordó también la primera vez que había perdido la esperanza y comenzó a cargar con un peso a sus espaldas, el momento en el que su destino se marcó para siempre, por lo que pensó... ¿Y si eso no hubiera sucedido?
—Rhys... ¿Alguna vez pensaste que hubiera sido de nosotros si el Scire no hubiera aparecido en nuestras vidas? —preguntó, sacándole una leve sonrisa a su hermano.
—Una etapa de mi vida se trató de exactamente eso, de afrontar el hecho de que quizás nunca encontremos la respuesta a esa pregunta, y que por más que lo intentemos, e imaginemos cientos de escenarios diferentes, estos hubieran sido imposibles —respondió Rhys, con franqueza.
—Lo dices porque al ser un destino incompleto, nada de lo que hubiera pasado en nuestra vida podría haberlo evitado, ¿No?
—Así es, yo ya comprendí que no puedo seguir intentando averiguar qué es lo que nos llevó a esto... Soy un simple humano, Vlas, y ser un simple humano es tan limitante que incluso con el Scire más fuerte de todos los tiempos jamás seré capaz de darle la vuelta a mi destino... ¿Tú ya lo has comprendido?
—Lo comprendo pero todavía no puedo aceptarlo, ni siquiera tengo la respuesta de qué es exactamente el Scire, sé por qué lo tengo, soy un elegido y así está marcado desde que nací, pero no sé por qué lo soy, no sé por qué es la única forma de enfrentar el mundo para nosotros... No entiendo nada —protestó Vlas, algo molesto.
—Lo sé, pienso exactamente lo mismo, pero comprender algo así no es para lo que estamos hechos, si ni siquiera podemos entendernos a nosotros mismos, no podríamos entender el motivo de un destino que jamás cambiará, ni la razón del por qué debemos seguirlo, yo creo que es un mandamiento de la misma humanidad, necesita creerse a sí misma para seguir adelante, por esa razón se necesitan mártires o dioses, más que nuestro problema es uno existencial, que supera la realidad, ya que no estamos atados a ella, lo hacemos porque tenemos miedo de cambiar, por eso la mayor esperanza se convierte en la mayor desgracia, y en los últimos años el Scire no se ha usado para otra cosa que no sea matarnos nosotros mismos, la humanidad le teme a la humanidad.
—No podemos temerle a nada más, ya que nuestro propio destino está en sus manos, en las manos de una sociedad cada vez más egoísta e individualista, sea lo que sea nos llevará a la autodestrucción si no acabamos con esto para siempre.
—¿Con «esto» qué? —preguntó Rhys confundido.
—El Scire.
—¿Crees que el Scire es la representación del miedo humano?
—No, creo que el Scire es un escudo creado para no enfrentarlo, y que si sigue existiendo, este miedo se hará cada vez más grande, hasta que la única forma de erradicarlo sea erradicando la base... O sea, la humanidad misma.
—A ver si comprendo bien lo que quieres decir... Según tú, el Scire es una forma de ocultar el miedo que la humanidad siente por ella misma, es una forma de represión, por lo que si no acabamos con él a tiempo este miedo terminará por hacerse más y más grande hasta ser la amenaza que cause el apocalipsis y erradique a toda la humanidad, ¿No es así?
—Sí, eso es lo que pienso, ¿Qué opinas?
—Que estás totalmente loco —respondió Rhys, riendo.
—Si... Lo sé, creo que me fui de tema —señaló Vlas, algo decepcionado.
—Aunque nunca dije que estuviera mal, tiene mucha lógica, pero con respecto a «acabar con esto», ¿Cómo harás para eliminar del mundo una ley que viene siendo impuesta por quién sabe cuánto tiempo sin saber nada sobre eso?
—Sabes, hay una teoría muy famosa que dice que si viajamos en el tiempo hasta el principio de todo sabremos cómo fue creado el universo y podremos comprender aún más nuestra propia existencia, quizás esa sea la clave.
—Descubrir el principio de todo para encontrar la razón de su existencia, he escuchado eso antes —recordó Rhys, seguramente fue en algún libro de esos que leía sólo para matar el aburrimiento en sus tiempos libres.
—Todo está unido, Rhys —dijo Vlas, con una sonrisa.
—Así es, Vlas... ¿Sabes? La idea de erradicar el Scire no suena tan descabellada después de todo, creo que podría ser real si sabemos qué significa exactamente este sello, pero eso también es otra interrogante en la infinitas preguntas que nos hacemos a diario... ¿Tú quieres intentarlo? Yo podría ayudarte —propuso, con su mirada suficientemente decidida ante su hermano.
—¿Intentar erradicar el Scire del mundo?
—Exactamente... Tú propusiste la idea, creí que realmente querías algo así.
En ese momento la cabeza de Vlas supo que era el momento de decidir su camino. ¿Qué era lo que había estado buscando todo ese tiempo que pasó? No podía sólo proteger a los demás sin una razón. Porque sí, el amor y el miedo a perderlos era más que suficiente, pero, ¿Que quedaba de él? ¿Se iba a quedar con esa conformidad por todo lo que durara su vida? Quizás en el futuro, cuando todos estuvieran a su lado a salvo, le encontraría sentido, pero, él era alguien ambicioso y orgulloso también, era un Windsor y el príncipe de Remia, era mucho más que conformidad.
Su personalidad más competitiva no había salido hasta que comenzó a superar esos primeros obstáculos que aparecieron en su camino... La muerte de Zenda, alejarse de Kora, de Remia y de su madre, el entrenamiento con Leah y sus sentimientos por ella, la complejidad del control de su Scire y todo lo que estaba por venir. Superó todo eso con hegemonía, caminó por la cornisa y no cayó, supo que ya era momento de alzar sus alas y comenzar a volar. La cima todavía estaba lejos. Rhys todavía estaba lejos. Su final todavía estaba lejos. «Emprende ese camino», se repitió sin cesar. Ese camino que prometió a Zenda encontrar, y ese camino que haría posible su sueño de querer protegerlos a todos y no perder a nadie más en su vida.
Debía erradicar el Scire del planeta, para siempre. Debía... Darle sentido a su existencia, a su poder... A lo que significaba ser Vlas Windsor para sí mismo: «Ahora todo depende de ti». Y si ese destino era incierto o incompleto... Debía conocerlo... Luchar contra él... Y ganar.
—¿En serio tú lo harías? —Buscó la confirmación en los ojos de su hermano. Estos se habían llenado de fogosidad. La respuesta era obvia.
—Pero por favor, Vlas... Tú fuiste quien dijo que me ayudaría en mi sueño en primer lugar, si tú formas parte del mío yo también formaré parte del tuyo, así que siguiendo eso... ¿Trato? —preguntó Rhys, estirando su mano.
Vlas vio ese gesto y no pudo evitar sonreír. Rhys, aunque era la persona que cargaba tantos sueños y vidas en su espalda todavía tenía lugar para darle una mano y apoyarlo en su camino, no podía desaprovechar esa oportunidad.
—Trato —dijo, tomando la mano de su hermano, con una enorme sonrisa en su rostro.
—Por lo visto tu camino comienza hoy, Vlas Windsor... Necesitarás entrenar mucho para poder seguir adelante, ¿Comenzamos mañana? —preguntó Rhys, caminando unos pasos hacia atrás. En un ligero movimiento, se dio la vuelta.
—Tú eres el entrenador, sólo sigo tus órdenes. —Vlas le dejó la responsabilidad.
—Entiendo... Entonces mañana no te quejes cuando tengas que entrenar diez horas seguidas.
—Okey, iremos despacio, ¿Bien? No quiero morir sin antes haber logrado lo que me acabo de proponer.
—Lo que tú digas, Vlas —dijo Rhys, al emprender su caminata otra vez. Casi había abierto la puerta casi por la mitad cuando recordó algo importante—. Ey —lo llamó, volviéndose en sus pasos.
—Sí... ¿Qué pasa? —preguntó Vlas, girando su cabeza.
—Creo que hay alguien con quien debes hablar antes de dar el primer paso, comenzaste tu camino con su ayuda, y terminó afectándote más de lo que tú hubieras creído nunca... Yo creo que será de mucha importancia desde aquí hacia el futuro... ¿Cierto? —preguntó Rhys, guiñando su ojo, obviamente Vlas sabía a quién se refería, porque sonrió en respuesta.
—Sí, lo haré, quédate tranquilo —dijo este, recordando su cruce de palabras con Leah en la reunión—. Yo también puedo asegurar de que ella será importante en mi vida —agregó, asintiendo con un sonrisa.
«Decidiste amarla, Vlas Windsor... Decidiste intentar ser feliz... Felicitaciones».
—Suerte entonces... Me iré a dormir, no puedo dejar esperando a Lara mucho tiempo... Tú también descansa, ahora que me diste luz verde para que decida sobre tu entrenamiento estás bajo mi control —bromeó, apoyándose en la pared.
—Gracias Rhys, tú también descansa... Ah, y felicita a Lara de mi parte, dile que será la mejor madre del mundo.
—Serán dados, Vlas... Buenas noches —finalizó, antes de esfumarse en los pasillos. Dejando a Vlas solo en el balcón.
«Fue más complicado y confuso de lo que creí, cariño... Pero aquí estoy, con la idea de comenzar un camino para cumplir aquello que te prometí... Buenas noches a ti también... Zenda», pensó, regalándole a su mirada un vistazo de ese inmenso y hermoso cielo estrellado, ese día más que nunca. Divisó una señal en el cielo también, porque desde ese momento en su vida... Había marcado un antes y un después.
Fons, Ash, Residencia Harch - 29 de Marzo - Año 526
Había pasado una semana desde la charla que cambió el rumbo del camino de Vlas... Y en parte el de Rhys de la igual manera. Y así, con un camino claro, Vlas comenzó a entrenar con un régimen más extremo y agotador que el anterior. Kit, Dean y Mya tenían razón cuando le dijeron que el método de Rhys no era nada comparado a lo que había sido su entrenamiento con Leah, no les quiso creer en ese momento a pesar de que él lo había abandonado en el medio de la nada y obligado a pelear con marionetas indestructibles, pero ahí estaba la muestra, terminaba todos los días con un daño nuevo, desde alguna que otra costilla fracturada hasta moretones y contusiones. Rhys era monstruosamente fuerte y agresivo, no dejaba paso a la liviandad, y aunque tal trato se estaba volviendo una tortura, lo aceptaba. Lo veía necesario, él sólo debía hacerse fuerte... Y ese era el camino que había elegido en primer lugar.
El entrenamiento se había suspendido ese día a causa del trabajo que tenían en la noche. La gala de sucesión se llevaría a cabo ese día, no era tan esperado como la coronación que sería la siguiente semana pero de todas formas una gran importancia radicaba en el evento. Y para Rhys, quien tenía en sus manos la seguridad de tantas personas se volvió importante también, ya que ese día sería solo una introducción a lo que iba a ser la semana más importante del año, de la década y hasta del siglo, en la nación de Fons.
—Creo que debería usar traje más seguido, me queda demasiado bien —dijo Rhys, mientras se apreciaba en el espejo al mismo tiempo que prendía su camisa.
Él no adoraba mucho usar traje, era más de lo básico en cuanto a vestirse, su guardarropa se basaba mayormente en sudaderas y pantalones que hacían juego con estas, haciendo de cada uno de sus atuendos algo monocromático. Pero ese día debía estar elegante, y por eso vestía un traje de color negro, básico, a este lo acompañaba un chaleco del mismo color, abotonado, y una camisa blanca. Complementando todo su traje estaba esa corbata fina de color negro que Lara ajustó para él. Él nunca aprendió a hacerlo.
—Realmente quedas muy guapo —respondió Lara. Ella por su lado peinaba su largo cabello escarlata, este era naturalmente ondulado, así que intentaba alisarlo utilizando su energía—. Rhys, ¿Puedes ayudarme con el vestido? —preguntó, al ponerse de pie, señalando su espalda.
—Claro. —Rhys se acercó, y con cuidado enlazó los ganchos plateados que sostenían el vestido desde el cuello de Lara—. Me gusta mucho este vestido... A ti te queda hermoso, pareces una modelo —añadió, dándole un beso en la nuca.
—¿Tú crees? Yo pienso que el color no me queda. —Lara se dio la vuelta y señaló el vestido que estaba luciendo.
La prenda era negra, pero con una tela brillante y suave que se deslizaba por los dedos con una delicadeza exquisita. Este llegaba hasta los talones y era ajustado, se abría en un costado donde Lara podía sacar su pierna y lucir sus tacones plateados. Este color también formaba parte del vestido, tenía unos tirantes que salían del final de su escote y pasaban por sus hombros para unirse de nuevos en los ganchos sobre la nuca que Rhys había ajustado, dejando su espalda abierta, mostrando su piel desnuda.
—Todo te queda bien —Rhys la halagó, con una sonrisa, mientras acariciaba su espalda.
—Gracias amor. —Sonrió ella, dándose la vuelta otra vez—. Ey, ¿En serio no irás con nosotras?
—No, tú ve con Leah, Vlas y yo llegaremos más tarde, tengo que encontrarme con Lee antes de ir hacia el palacio, me pidió que nos juntemos, y que lleve a mi hermano conmigo —respondió Rhys, acercándose a su mesa de luz. Estiró su mano hasta llegar a tomar un reloj de platino y correa negra de cuero que luego procedió a colocarse en su muñeca izquierda.
—Okey, entonces ya debería irme si no quiero llegar tarde... Ten cuidado —dijo, dándole un beso de despedida a medias, se verían más tarde.
—Tú también, nos vemos en un rato —él se despidió, antes de abandonar la habitación.
Mientras tanto...
«Sólo es golpear... Sólo es golpear. —Vlas intentaba persuadirse, mientras estaba parado frente a la puerta de la habitación de Leah—. Es sólo eso, que el destino decida lo siguiente —se decidió».
—¿Quién es? —preguntó Leah desde dentro de la habitación, luego de escuchar algunos toques en la puerta.
—Emm... Leah, soy Vlas, ¿Podemos hablar? —preguntó Vlas, percatándose de la manera que temblaba su voz. ¿Por qué estaba tan nervioso?
—Claro, pasa, está abierto —ella permitió.
—Permiso. —Vlas giró el picaporte, mientras poco a poco sus nervios se desvanecían, dio algunos pasos adentro y cerró la puerta detrás de él—. ¿Dónde estás? —preguntó, notando que la habitación estaba vacía.
—Aquí —respondió ella, saliendo del baño.
Tal aparición deslumbró a Vlas. «Tan hermosa», él pensó.
Ella vestía una falda ajustada, color dorado, que combinaba con sus zapatos de taco alto, y que a su vez complementaba con una camisa negra con detalles de gemas en los bordes, que se encontraba por dentro de la prenda inferior. Sumado a eso, también acompañó esa vestimenta con joyas, más específicamente unos pendientes de diamante que intentaba colocarse.
—Wow... Estás radiante —soltó Vlas, boquiabierto.
—Gracias —respondió ella, algo sonrojada—. ¿Qué era lo que necesitabas? —preguntó, con curiosidad.
—Ah, sí... Mira, te seré sincero, sé que no es el mejor momento para hacerlo, y quizás creas que estoy siendo algo pesado, pero quería hablar sobre el beso del otro día, creo que no deberíamos sólo dejarlo pasar, como si no hubiera significado nada —dijo, sorpresivamente, sin trabarse en ningún momento.
Levantó su mirada y vislumbró como los ojos de Leah se veían comprensivos ante sus palabras. Quizás de acuerdo a lo que decía.
—Ya veo... Te contaré algo antes de que hablemos sobre eso —dijo ella, acercándose lentamente a él. El ruido de los tacones resonó por toda la habitación—. Ese fue mi primer beso, así que sí significo mucho para mí —susurró en su oído, otra vez con su suave y calmada voz.
«Ámala».
—Leah —se preparó para decirlo, no sin antes tragar saliva una última vez—. Tú me gustas, Leah... Quería que lo supieras porque me decidí a tomar paso por un nuevo camino, así que no puedo ocultar algo que es obvio... Algo que es obvio desde hace mucho tiempo, y también creo que hacerlo es un progreso personal. —Vlas se llenó de valor para poder hablar cuando ella se alejó de él luego de ese intercambio—. Te quiero, Leah... Tú me has ayudado mucho, y también debo agradecerte por eso, creo que eres una chica extraordinaria, y piensas mucho en las demás personas, eso es de admirar, también eso fue lo primero que me encantó de ti, si sigues siendo tú misma seguramente llegues muy lejos... Eso también es lo que anhelo para ti, no cambies por favor... Nunca lo hagas —finalizó, con una sonrisa.
—Vlas —Leah suspiró su nombre, y permaneció en pausa, mirando a Vlas, ciertamente encantada con todo lo que él le acababa de decir. No pudo seguir.
—Era sólo eso, lo siento por haber robado tú tiempo, disfruta el resto de la noche —terminó su discurso y se dio la vuelta.
Antes de mover el picaporte para abrir la puerta y salir de la habitación, se volteó hacia ella, y le lanzó una última sonrisa. Al salir de la habitación, el sonido de la puerta cerrándose confirmó la soledad de Leah en ella, con sus sentimientos ahora confundidos... Y con todo eso que quiso suponer, tirado abajo... Las respuestas estaban hechas, y esos sentimientos, confirmados... Del todo.
«Te voy a amar, Vlas... Ya no quiero dudar más».
Unas horas después...
Fons, Ash, Distrito Central - 29 de Marzo - Año 526
—¿A dónde vamos, Rhys? Pensé que iríamos junto con Lara y Leah a la ceremonia —preguntó Vlas, notando que Rhys tomaba un camino distinto en la carretera.
—Tengo que pasar por un lugar antes, nos encontraremos con ellas en el palacio —respondió Rhys, con sus manos apoyadas en el volante, y su firme mirada concentrada en el camino.
—Entiendo —dijo Vlas, quedándose en silencio unos momentos—. Hablé con Leah —añadió, de la nada.
—Oh, ¿Y qué te dijo? —Un tono de interés se hizo auscultar en Rhys—. Por favor, dime que al menos se besaron de nuevo —bromeó, soltando unas risas.
—De hecho no fue «hablar», fui yo quien acaparó la mayor parte de la conversación, sólo le dije que me gustaba y le agradecí por haberme ayudado últimamente, después de eso me fui de la habitación sin esperar respuesta, creo que ahora mismo no es algo que necesite, sólo quería desahogarme, porque creo que debo comenzar a ser más sincero conmigo mismo.
—Claro, aunque tú sabes que las cosas no quedaran así, ¿No? Leah no es ese tipo de chica, querrá respuestas, probablemente la confundida ahora es ella —dijo Rhys.
—Sí, lo sé... Pero es necesario, sólo ella sabe de sus sentimientos... Yo ya le hice saber de los míos y di de mi parte, lo que suceda desde ahora está en ella.
—Y te lo reconozco, al menos pudiste serle sincero.
—Sí —asintió Vlas, cuando sintió el movimiento en seco que delataba la detención del auto, y al mirar por la ventana, vio cómo se alzaba un luminoso e inmenso hotel frente a él.
Era un lugar muy elegante, y gigante, se encontraba en el Distrito Central de Ash... La zona más poblada, concurrida, famosa e importante de la nación. Desde ahí se podía partir hacia todos los lugares de Fons, todos los caminos desembocaban en el centro de la misma manera. El Distrito Central albergaba la mayoría de lugares que radicaban importancia en Fons, entre ellos: El Palacio Real, la Torre Light, la Estación Central, y la Plaza de la Ciudad; ubicada en el centro de esta, a pocas calles del palacio, ahí estaba ubicada la estatua más grande de Delta Ex Fons, y recibe su nombre en su honor.
El Hotel Froyd, el lugar donde Rhys y Vlas habían sido convocados, también formaba parte de todos esos lugares importantes y comerciales del Distrito Central, el hotel más grande y lujoso de la cadena de hoteles de la familia Froyd. La segunda cadena de hoteles más grande del mundo, sólo por detrás de la de la familia Windsor y su compañía hotelera derivada del conglomerado WindsorCo.
—Aquí es, vamos a entrar —avisó Rhys, abriendo la puerta de su auto para luego cerrarla al bajar. Vlas lo acompañó cuando se adentraron en el edificio—. Mira, aquí dentro está Lee, él es el príncipe de Fons, ¿Recuerdas que hablé de él? —añadió, mientras caminaban por los extensos y esplendorosos pasillos del lugar.
—Sí, lo recuerdo... ¿Él es anfitrión de la ceremonia de hoy, cierto? El próximo rey.
—Así es, me pidió que viniera, quizás es importante, también pidió que vinieras tú, así que tendrá que ver con nosotros... Por cierto, estoy igual que tú, no sé nada sobre lo que hablaremos, por lo que por favor no me hagas preguntas —dijo Rhys, riendo.
—Qué extraño, Rhys Windsor no tiene idea de cuál será el próximo paso de una persona, eso sí es nuevo —dijo Vlas, sarcásticamente.
—De hecho, creo saber de qué podemos hablar, pero no quiero sacar conclusiones precipitadas, mejor entremos y nos enteraremos pronto.
Doblaron en un pasillo y se encontraron con decenas de escaleras que subían hasta el último piso. Comenzaron a subir paso a paso. Horas antes, Lee le había recomendado a Rhys no usar el ascensor por motivos de seguridad. Rhys comprendía su pedido, él conocía varias formas de anular la energía de un usuario atrapándolo en espacios cerrados, y si eso sucedía con Vlas y él, se tornaría agobiante tener que encargarse de un problema antes de la gala.
Después de llegar hasta el último piso caminaron por un pasillo distinto al de plantas bajas, era no solo más ancho y alto, estaba decorado más elegantemente, paredes de cerámica con cientos de pinturas colgadas en ella, y una larga alfombra roja que se extendía hasta el final del pasillo. Se pararon frente a una habitación que incluso sin entrar pudieron darse cuenta de que era inmensa, dos puertas gigantes de robles, quizás de tres metros de alto, con el detalle de una corona de oro en cada una. Era la suite del rey.
Rhys golpeó tres veces, y se escuchó seco, no tardó mucho en escucharse movimiento adentro de la habitación, hasta que las inmensas puertas se abrieron y un guardia hizo presencia.
—¿Está aquí? —le preguntó Rhys al guardia, moviendo sus cejas.
—Así es, señor Windsor, su majestad se está alistando, pronto vendrá, si puede esperar, por favor —respondió el guardia, haciéndose a un costado, permitiendo el paso dentro de la habitación.
—Entiendo, esperaré aquí entonces —dijo Rhys, y apenas entrar se lanzó al cómodo sillón revestido de cuero. Era blanco.
Vlas miró alrededor de la habitación y quedó maravillado. Era alta, quizás unos cuatro metros, había un candelabro de cristal en el medio de esta que brillaba como el sol, las paredes eran blancas como la nieve y parecían estar hechas del mismo material que el pasillo. El lugar estaba decorado con muchos objetos de valor, vasijas y cuadros de pinturas antiguas. Toda la vajilla era de oro, vio vasos sobre la mesa llenos de vino, botellas de whisky y champaña en un mini bar que se encontraba en una esquina.
—Es impresionante, ¿Cierto? —preguntó Rhys, notando la admiración enmarcada en el rostro de su hermano—. Pasar una noche en este lugar cuesta cerca de quinientos mil Exs... Yo ya me he dado ese lujo.
—¿Has dormido ahí? —preguntó Vlas, señalando la cama.
Grande y alta, parecía muy cómoda, el respaldar era de madera de roble y la flanqueaban dos mesas de luz de un cristal color oscuro.
—Hemos dormido ahí... Vine con Lara, fue luego de nuestra noche de bodas. —Rhys sonrió.
—Oh, ya veo... Mejor ni pregunto lo que sucedió después —Vlas soltó, con una mansa risa.
—No, ni lo preguntes... No lo querrás saber. —Rhys se unió a la broma y acompañó a su hermano en las risas.
—Veo que la diversión es lo que sobra entre ustedes.
Una voz se logró oír en la habitación, y llamó la atención de Rhys y Vlas, quienes voltearon para ver parado en la puerta a un joven alto y esbelto. No pasaba los veinticinco años, su cabello plateado era medianamente largo y algo ondulado, llegaba hasta debajo de sus orejas. Era atractivo, rasgos finos propios de una persona con aspecto delicado. En su rostro resaltaban unos redondos ojos color gris claro, que se asemejaban a la plata, similar al color de su cabello. Vestía un traje blanco, con sus hombreras y botones dorados, arriba de este llevaba un sobretodo negro con el emblema de su reino en los bolsillos delanteros: Dos espadas plateadas cruzadas detrás de una corona dorada.
«¿Por qué se parece tanto a Ashley Crown?», pensó Vlas. El aspecto de ese chico automáticamente trajo el rostro de ella a su mente.
—Así que viniste, Rhys Windsor. —Lee se inclinó hacia adelante, y dio unos pasos dentro de la habitación—. Y supongo que tú eres Vlas, ¿Cierto? —preguntó, parándose ante el chico.
—Así es... Su majestad —respondió Vlas, haciendo una breve reverencia.
Intentó ser lo más formal posible, pero no pudo evitar preguntarse si eso realmente era necesario, él era un príncipe de otro reino después de todo. ¿Un apretón de manos no sería más acorde?
—No tienes que ser tan formal chico, puedes llamarme Lee... Lee Ex Fons —dijo, estirando su mano—. Un gusto conocerte, Vlas Windsor.
—El gusto es mío, Lee. —Vlas sonrió al apretar su mano. Al parecer sus sospechas eran ciertas.
—Bien, ahora que se presentaron, ¿Nos dirás para que nos pediste que viniéramos, Lee? —preguntó Rhys, todavía recostado en el sillón.
—Oh sí, pero primero quiero saber que tal vas con la organización sobre la seguridad del evento —preguntó Lee.
—Todos aceptaron —respondió Rhys, dejando unos contratos en la mesa—. Hasta Vlas —añadió, mirando a su hermano con una sonrisa.
—Bien... Entonces deberé de informarle a mi hermana sobre tu decisión, ella iba a comenzar a organizar por su cuenta si tú no respondías hoy —explicó Lee levantando los contratos. Se los dio a unos de sus guardias luego de acomodarlos en un sobre—. Guárdalos en la guantera de mi auto y cuando lleguemos al palacio dáselos a la princesa —ordenó, y su guardia asintió.
—Ella puede ayudar también, un despliegue de la Guardia Real no será tan mal visto después de todo —dijo Rhys, con cierta sensatez.
—Sí, claro... De eso ni discutir, pero ella quería ser quien estuviera junto a mí en el altar al lado del trono.
—Claro... Ella es muy desconfiada en ese tipo de situaciones, pero puedes decirle que se quede tranquila, conmigo las cosas no se saldrán de control —aseguró Rhys.
—Se lo puedes decir tú... Organicé una reunión para el lunes en la mañana, ya le informé a todo mi Consejo sobre mi decisión de elegirte a ti como principal guardia de la coronación... Y todos estuvieron de acuerdo conmigo, de hecho lo vieron como la opción más razonable para tomar.
—Hmm... Ya veo... Como hace seis años, espero que en esta no haya tanta tensión como aquella vez. —El tono sarcástico de Rhys apareció de nuevo.
—Vamos Rhys... Ha pasado mucho tiempo, las aguas ya se calmaron y el Consejo es uno totalmente distinto... Además de que estaremos mi hermana y yo.
—Lo decía como una curiosidad, Lee... Tampoco es que me importe demasiado el ambiente de una reunión con el Consejo del rey siendo yo Rhys Windsor, yo sólo haré mi trabajo, trabajo que acepté con mi propia consideración, además fueron ustedes quienes vinieron a mí por esta situación... No tengo ningún tipo de problema contra la Corona —dijo, Rhys, levantando sus hombros en señal de omisión.
—Mejor así, entonces te daré libertad de que organices a tu manera —aseguró Lee—. Pero cambiando de tema, con respecto a lo de hoy, quería que vieras esto que recibí. —Metió una mano en su bolsillo y escarbó en este hasta que sacó un sobre, parecía ser una carta—. No lo entendí muy bien, pero creo que es una amenaza. —Se la dio a Rhys
—«La noche blanca se verá manchada por el rojo de la sangre» —leyó Rhys, para luego levantar la mirada encontrando los rostros Vlas y Lee, ciertamente los miró con gracia—. Vaya, parece que nos enfrentamos a un poeta —bromeó, lanzándose hacia atrás de nuevo.
—Pensé lo mismo, no era tan difícil decir que intentaría asesinar a alguien hoy, el problema es que no sabemos a quién —indicó Lee.
—Yoh Tales... Sabía que era él —dijo Rhys, esta vez se concentró un poco más al darle una segunda lectura a la carta.
—¿Eh? ¿Cómo sabes que es él? —preguntó Lee, confundido.
—La tinta, es de Energía del Alma... Energía que le pertenece a Yoh Tales, ¿No has intentado leerla utilizando Energía del Alma en tus ojos? Puedes ver los vestigios de esta en ella —respondió, dejando la carta en las manos de Lee.
—Tienes razón —dijo Lee, sin quitar la vista del papel—. Así que no mentía aquella vez —agregó.
Un mes atrás...
Fons, Raven, Distrito Oeste - 18 de Febrero - Año 526
—Vengo siguiendo esta presencia por más de cinco horas... Y sabía que serías tú, Yoh Tales —dijo Rhys, luego pararse ante un extraño que había estado siguiendo, hasta que este frenó en un callejón.
—Rhys Windsor, hace años no nos encontrábamos, ¿Qué tal has estado? —preguntó Yoh, dándose la vuelta, algunos rayos del sol que pasaban por los espacios de los edificios asediaron el lugar. Su rostro se vio un poco.
Un chico joven, alto y delgado, con la apariencia de un extranjero, tenía la cara alargada, ojos color marrón oscuro, y su cabello era lacio, de color negro, este se encontraba peinado hacia atrás, pero de todas maneras caía un poco por su rostro.
—Bien, hasta que te encontré, debería preguntar qué haces en Fons, tú no deberías estar aquí —dijo Rhys, con firmeza, la actitud irónica de Yoh le molestaba.
—Lo dice Rhys Windsor... El Demonio de Remia, el Niño Maravilla, el Humano más Fuerte, o el Prodigio Divino... Yo nunca fui una persona que tenga vastos conocimientos en historia, pero puedo asegurar que cada uno de esos apodos te los ganaste luego de que en la guerra te enfrentaras a toda la nación... Viendo eso, ¿No es hipócrita que me lo digas a mí? —preguntó.
Esa sonrisa odiosa que dibujo en su rostro hizo molestar aún más a Rhys.
—Yo no me enfrenté por egoísmo, tenía mis propios motivos que involucraban a muchas personas.
—Yo también lucho por otras personas, Rhys, por mi nación, por Zardie... Fons es un parasito, deberías saberlo, no quiero que el lugar donde nací desaparezca por la ambición de otros.
—¿Y Filii Dei también lo era?
—Ja... ¿Sabes por qué quise invadir Filii Dei?
—El Scire de Artemisa, ¿No es así? —preguntó Rhys.
—Tienes razón, si yo mismo te lo dije, pero que imbécil —dijo, soltando unas fuertes carcajadas—. Pretendiendo que ella era la poseedora más débil creí que sería capaz de ganarle y robárselo, pero no consideré la situación de que tú estuvieras ahí en ese momento... Mis conocimientos eran limitados, yo pensaba que sólo existía un Di Rem con Scire... No dos —agregó, refiriéndose a Rhys y a Rygal.
—¿Qué quieres ahora entonces? ¿Seguir intentando algo que sabes que es imposible?
—Quiero el lugar que me merezco, ¿Acaso tú vas a impedírmelo? —preguntó, cambiando su rostro a uno de seriedad, y lentamente sacó su mano de su bolsillo, esto permitió que su sello se dejara ver.
—Lo conseguiste... Sabía que lo harías tarde o temprano... Vaya insistencia tienes —rio Rhys.
—¿Es un halago o una burla?
—Supongo que un poco de ambos, pudiste controlarlo, así que algo para halagar tienes.
—¿Sabes, Rhys? Cuando te convertiste en mi mayor obstáculo supe que debía hacer algo para eliminarte de mí camino, no me halagues por haberlo conseguido, mejor asústate —dijo, con gran seguridad.
Rhys no pudo evitar soltar fuertes carcajadas que resonaron por todo el callejón, el ruido se hizo eco.
—Yoh... Te seré lo más claro posible para que no intentes una locura, aunque ahora tengas un Scire no hay forma de que puedas acercarte a mi e intentar atacarme sin que arranque tu cabeza en un instante... Incluso no te darías cuenta de que sucedió antes de verte muerto en el suelo —soltó Rhys, entre dientes, e impactó una fría y seria mirada en Yoh.
Yoh activó su sello y Rhys dejó ver una sonrisa.
—Suerte... Rhys Windsor.
Un único movimiento de Yoh apenas al levantar su mano fue suficiente para que se dé cuenta de la notable superioridad de Rhys... Quedó paralizado cuando sintió el frío del metal apoyado en su frente.
—¿Qué decías? Yoh Tales —preguntó Rhys, sosteniendo la empuñadura de su arma con soltura.
Ni siquiera era una postura amenazante, pero Yoh lo sabía... Sabía que si Rhys sólo estiraba su mano un poco más no podría llegar a sobrevivir.
La tensión de la situación se dispersó cuando una mano se apoyó sobre la de Rhys, y la empujó despacio, obligándolo a bajar su espada.
—No quiero peleas en mi nación —intervino Lee, con un tono serio, mirándolos a ambos al comprender que la situación llegaría más lejos de lo que creía si los dejaba continuar.
—Llegó el príncipe, parece que estamos completos. —Se esparció un poco de sarcasmo en las palabras Yoh. De todas formas, algunos vestigios de su miedo se vieron reflejados en su todavía temblorosa voz.
—Lee... Tanto tiempo —lo saludó Rhys, al esconder su espada en el sello.
—¿Qué tal, Rhys Windsor? No creí que nos reencontraríamos de nuevo después de la guerra, ¿Acaso no le habías bloqueado su energía? —preguntó Lee, señalando a Yoh.
—Lo hice, pero no sé si notaste que tiene un Scire, alguien no sólo deshizo mi bloqueo, sino que le otorgó aún más poder.
—Ahora es el líder de Zardie, parece que la guerra civil ya terminó, se mataron entre ellos para ver quien tomaría el mando, están todos locos —soltó Lee.
—No hables así de mi gente —gruñó Yoh, con su enojo brotando.
—¿Y cómo quieres que hable de personas que se asesinan entre ellas siendo de la misma nación?
«Justo esas palabras», pensó Rhys, recordando la guerra.
—Emm... Lee, ¿Te olvidas lo que pasó hace seis años? No le ganaras en una discusión —aconsejó Rhys.
—Esta vez Windsor tiene razón, justamente él es el único que saldría airoso de un debate así... Pero quería que supieran que no me quedaré con los brazos cruzados, todavía tengo en mente quitarle a Fons lo que es mío —Yoh amenazó, de nuevo.
—¿Otra vez? Cada que has intentado invadir una nación sale algo mal, no lo haría por tercera vez Yoh, yo no me iré de aquí. —La afirmación de Rhys dejó ver su agotamiento.
—¿Y quién me lo puede impedir? ¿Tú? —preguntó, cuando en un parpadeo, de nuevo sintió el filo de la espada en su cuello, y al ver esa mirada fría, con esos ojos verdes que parecían atraparlo en un vacío infinito, supo que se encontraba frente a Rhys Windsor, a punto de morir... Otra vez.
—Sí... Yo te lo puedo impedir... ¿Quieres intentarlo? —preguntó, con serenidad, pero con el tono de voz más implacable posible al mismo tiempo.
—No lo hagas, Rhys... Lo último que necesito es que toda la Republica de Zardie se nos venga encima porque su líder murió en mi territorio... Déjalo, ahora sabe que no debe intentar una locura —dijo Lee, sacando su espada otra vez—. Vete Yoh... Este es el último aviso.
—No... Nada de último aviso, ustedes saben que esto no acabará aquí, ten cuidado cuando asumas el trono Lee... Serás el primer rey bañado en la sangre de tu gente. —Impotente y humillado, Lee se dio la vuelta, y saltó al techo de uno de los depósitos vacíos que daban salida al callejón—. Nos volveremos a ver, Rhys Windsor —añadió, y su figura se desvaneció en un instante.
—¿Cuándo «asumas»? No me digas que tu padre abdicará el título y tú serás el siguiente rey —preguntó Rhys.
—Así es... Que extraño no lo sabías, tú eres el primero que debía haberse enterado.
—He estado algo alejado de los problemas, mi esposa no me permite meterme en los temas políticos de la nación, por lo que no sabía —dijo Rhys, riendo.
En realidad Lara no le había impedido nada, más bien, su pedido fue algo así como: «Te estresas con facilidad, Rhys, ¿De qué te sirve estar involucrado en todo eso si al final no ganas nada? Ni siquiera eres ciudadano fonsés... Ni yo que soy parte de una casa real y tengo un lugar en el consejo me involucro... No es necesario». Y ciertamente ella tenía razón, Rhys se había alejado de Remia por tales motivos, y seguir haciendo lo mismo en Fons era en vano, más cuando él quería estar un poco en tranquilidad, con ella, dedicándose a su familia... Fue algo que dejó atrás por él mismo, hacía mucho tiempo no tomaba decisiones pensando en él, o al menos, en base a su propio juicio.
Agradeció hacerlo, porque estuvo seis años sin tener un ataque de pánico, viviendo sólo por y para ellas, involucrado más que nada en su vida hogareña, tan tranquilo como agradecido, esa era la vida que siempre anheló, la que no quería perder... Aun así, cuando volvió a Remia, y sucedió todo eso con Vlas, volvió a tener otro ataque de pánico, aunque fue una situación aislada, ya que desde que había regresado a Fons, con su hermano a salvo a su lado, y su madre a salvo en su hogar... No había sucedido de nuevo.
—Oh, ya la llamas tu esposa, así que te casaste con Lara Harch —señaló Lee—. Ella es una gran mujer, y también es muy hermosa —agregó.
—Sí, ni que lo digas, me casé con ella luego de la guerra... De hecho Ash asistió a la boda, es extraño que tú tampoco lo supieras.
—En realidad tenía algo de conocimiento, Ashley me lo dijo una vez, pero no me lo explicó bien... De todas formas, ¿Qué más da? Felicidades Rhys —dijo Lee, abriendo sus brazos en señal de cortesía.
—Gracias Lee... Por cierto, también tenemos una hija, se llama Leah, y también es una chica hermosa —contó Rhys, orgulloso.
—¡Wow! Por Sun, avanzaste muy rápido, Rhys... Quién diría que ya eres todo un padre de familia —bromeó, dejando salir algunas carcajadas.
—He cambiado demasiado gracias a ella... Así que no debería ser una sorpresa. —Rhys bajó su cabeza, con una sonrisa.
—Sí... He escuchado ese discurso varias veces, Rhys: «Si ella no hubiera estado a mi lado ya estaría muerto», y bla, bla, bla... Todos sabemos que eso es mentira, ya que tú no puedes morir, eres la persona más fuerte del mundo.
—¿Y si sabes de lo que soy capaz por qué no me dejaste acabar con Yoh?
—Como te lo acabo de decir... Estoy a punto de asumir, no puedo empezar una guerra contra una nación fronteriza antes de la coronación... Por cierto, necesito tu ayuda con eso. —Lee cambió el ritmo de la conversación—. Es algo demasiado importante y creo que tú eres la mejor opción.
—¿Quieres que organice la seguridad del evento? —preguntó Rhys, inclinando su cabeza a su izquierda... Lo dijo con evidencia.
—Eres perceptivo, pero sí, necesito que estés ahí, Rhys... Mas ahora. —Elevó levemente sus cejas.
Con ese movimiento Rhys supo que estaba refiriéndose a Yoh.
—Deberé hablarlo con Lara.
—Supongo que ella también estará ahí... Después de todo es parte del clan Harch, es una de la casas reales más importantes del reino, por ley será invitada.
—Bien, ya veo. —Rhys dudó unos minutos, acariciando su barbilla al analizar la situación—. Puedo llevar a mi equipo, ¿Cierto?
—Mientras más seguro sea, mejor... De hecho —paró, al sacar unos papeles de su chaqueta—. Si lo haces, les pediría que firmen esto antes si es que van a participar... No es nada importante, sólo diplomacia, necesito tener la certificación de que es algo legítimo, para que el Consejo me permita usar ese dinero en la ceremonia —añadió, dándoselos a Rhys.
—Contratos... ¿Para cuándo los quieres?
—Dentro de un mes... Una semana antes de la gala enviaré las invitaciones así que podrás decirle a todos, no lo hagas antes por favor... Arruinarías la sorpresa —bromeó.
—Entiendo... ¿Sólo era eso? —preguntó Rhys, guardando los papeles en su bolsillo.
—Sí... Y gracias, Rhys... Ahí en los contratos dice perfectamente todo lo que se les pagará por participar, y las condiciones... Fue un gusto hacer negocios contigo —rio Lee, al estirar su mano.
—Ja... Si tú lo dices —Rhys chistó, irónicamente, al apretar la mano del príncipe, sellando el acuerdo—. Mándale saludos a tu hermana, dile que la extraño —añadió, Lee ya se estaba comenzando a alejar él.
—No creo que a Lara le guste que hagas ese tipo de bromas —dijo Lee al darse la vuelta. En su caminata hacia el final del callejón negó algunas veces con su cabeza, mientras reía—. Nos vemos luego, Rhys Windsor. —Levantó su mano de espaldas y desapareció entre la multitud que pasaba por la calle apenas visible al final del callejón.
—Nos vemos, Lee Ex Fons.
Presente...
Fons, Ash, Hotel Froyd - 29 de Marzo - Año 526
—Puedes quedarte tranquilo Lee, me encargaré de eso... Los chicos ya están en el palacio, haré que me avisen si ocurre algo extraño... Además, en un rato ya estaré ahí yo también, no puedo dejar a Lara mucho tiempo sola —dijo Rhys, dejando la carta en la mesa, y al apoyarse con fuerza en los apoyabrazos del sillón se impulsó para ponerse de pie
—Bien, lo que tú digas... Yo iré dentro de una hora, mi hermana me dijo que llegaría en quince minutos, supongo que está cerca —explicó Lee, acompañando a Vlas y Rhys hacia la puerta.
—Entiendo... Antes de entrar revisaré el perímetro del palacio, si hay algo sospechoso no dudaré en actuar y luego le avisaré a tu hermana.
—Mejor así —asintió Lee, y se dirigió a Vlas—. Un gusto conocerte, Vlas Windsor, nos vamos a volver a ver —aseguró, tocando su hombro.
—Claro... Suerte en tu fiesta esta noche, Lee —respondió Vlas, con gentileza.
—Gracias Vlas, aunque todo esto queda en tu hermano —bromeó Lee, mirando a Rhys.
—No se me irá de las manos, lo aseguro... Nos vemos en un rato, Lee —se despidió Rhys, y comenzó a caminar por el pasillo en dirección a la puerta de las escaleras. Vlas lo seguía.
—Nos vemos en un rato, Rhys.
Treinta minutos después...
Fons, Ash, Palacio Real - 29 de Marzo - Año 526
El salón donde la gala se llevaba a cabo era hermoso, gigante, aproximadamente entraban cinco mil personas, todas vestidas de gala entre vestidos brillantes de lentejuelas y trajes oscuros. Los candelabros de cristal colgaban del inmenso techo del mismo material que se alzaba como una cúpula. La brillante luz blanca de la luna reflejaba en el techo y cientos de estrellas adornaban el inigualable cielo nocturno. Esto se podía apreciar mejor subiendo la escalera con forma caracol que rodeaba el pilar más grueso del salón que llevaba a una torre por fuera del techo.
Era la torre más alta en el ala este del castillo, cuatrocientos años atrás fue usada como punto estratégico en la Primera Guerra Mundial, antes de ser destruida, para luego ser remodelada junto con el salón, y ambos pasaran a formar parte del nuevo renombrado salón de actos del palacio... El más grande de la nación.
Las pinturas colgadas en la pared eran rodeadas por brillantes escayolas con incrustaciones de piedras preciosas. Estas pinturas que acompañaban los diseños de los pisos y pilares de mármol eran gigantes, del mismo tamaño también eran los ventanales de cristal con marco de oro que daban a los balcones, desde donde se veía la ciudad entera, era una inmensidad.
—Hola hermosa mujer, ¿Estás sola? —preguntó Rhys, apareciéndose detrás de Lara.
—Lo siento, estoy casada, mi esposo se va a enojar. —Ella se dio la vuelta y le siguió el juego al intercambiar algunas sonrisas.
—Perdón, no puedo mantener el personaje. —Rhys negó con su cabeza y comenzó a reír.
—Lo sabía. —Sonrió Lara, con dulzura—. Veo que no llegaste tan tarde... Fue rápido —dijo, ajustando la corbata de su esposo, esta ya estaba torcida—. Creí que tardarías más —agregó, pasando su mano entre los mechones del cabello de Rhys, para acomodar también su peinado.
—Sólo me contó algo, luego cuando estemos a solas te lo puedo decir, y nada más... ¿Tú te has sentido bien? —preguntó, colocando su mano en la mejilla de ella, al sentirla en su tacto, le dio una suave caricia.
—Rhys, estoy bien, ya te dije que debes dejar de preocuparte demasiado, soy una mujer que puede cuidarse sola... Aunque no me desagrada tu preocupación... Gracias de todas formas —respondió, tomando apretando la mano de él cuando esta bajó hasta la suya. Al subir su mirada, le sonrió.
—De nada cariño, sé que soy sobreprotector, pero es porque te amo y no quisiera que nada malo te suceda —dijo él, y al pasar su mano por la cintura de su esposa con un ligero movimiento la llevó más hacia él—. Veo que estás en compañía —añadió, al notar algunos de los familiares de Lara alrededor suyo.
—Oh, sí... Les estaba contando sobre lo del embarazo —respondió ella, emocionada.
—Ya veo, que bien... Tanto tiempo... A todos. —Rhys alzó su mano y los saludó con una sonrisa.
«Que suerte que no está él», pensó, advirtiendo la ausencia de esa persona en particular. Aunque con la presencia de Lisa y Serina supuso que él no iba a estar en ese lugar.
—Hola Rhys... Felicitaciones por el bebé que esperan, ya se lo dijimos a Lara pero tú también las mereces —respondió Lisa Harch, la tía de Lara.
—Gracias Lisa... Sin dudas esto que estoy viviendo junto a Lara en este momento es un sueño... Siempre quisimos formar una familia juntos. —Su ilusión y alegría se dejaron vislumbrar juntas en sus palabras.
—¿Ya saben que nombre le pondrán? —preguntó una chica joven que se encontraba del lado contrario a Rhys, al lado de Lara.
Si mal no recordaba, ella era una de las primas menores de Lara. Sophie o Anna, no sabía cuál, ellas eran las hijas de Lisa. Su mente todavía seguía analizando esa posibilidad de poder deducir su nombre, después de seis años ellas habían crecido y ya no eran niñas, y ni siquiera cuando lo eran podía hacerlo.
—Apenas voy un mes y medio... Ni siquiera sabemos si será niño o niña, cariño —respondió Lara, mirando a su prima con agrado.
—Ya te dije que no me digas cariño... Ya no soy una niña —protestó la chica, cruzándose de brazos.
—Oh, lo siento Anna... Igualmente tengo recuerdos hermosos contigo... Para mí siempre serás una niña hermosa. —Sonrió Lara, acariciando el cabello de Anna. Ella se dio la vuelta y le dio un abrazo con cariño.
Todos sonrieron viendo la tierna escena. Rhys no fue la excepción, siempre admiró el hecho de la hermosa capacidad que Lara poseía cuando para relacionarse con los chicos se trataba. Ella avanzó muy rápido en su relación con Leah después de esos percances, también se llevaba muy bien con sus primas incluso siendo más de diez años mayor que la más grande de ellas. Era dulce y tierna, siempre tuvo una gran figura de madre, Rhys sintió que se trataba de un don natural que sólo ella poseía.
Mientras sonreía mirando a su esposa ahogado en sus pensamientos, todos ellos desaparecieron de su mente y una sensación extraña invadió su cuerpo al hacer que toda su piel se erizara cuando detrás de él sintió la voz de alguien que justamente no quería cruzarse.
—Tanto tiempo... Rhys Windsor —pronunciaron esas palabras a sus espaldas.
Rhys se dio vuelta para ver a Michael Harch, el tío de Lara y actual líder del clan Harch... Pero más que todo eso, la persona que le había hecho la vida imposible tanto tiempo atrás.
Luego de la muerte de Thomas, el clan Harch tuvo un vacío de poder. Thomas no había sido claro con su petición en su testamento, donde se dejaba en claro que la persona que se encargaría del negocio familiar sería Lara, más no del clan, por lo tanto, el líder se terminaría decidiendo por votación entre los miembros que quedaban, y luego de que Lisa, Serina y Vince rechazaran el puesto, el único que quedaba era Michael, el segundo hijo varón de Richard Harch, el anterior líder del clan antes que Thomas, y su padre.
Michael tomó el mando del clan semanas antes del comienzo de la guerra, por lo tanto, aprovechó tal poder para hacer lo que quisiera dentro de la familia en el transcurso de esta, y entre la muerte de Marie; la madre de Lara, y la propia inexperiencia ante tales situaciones y depresión que Lara tuvo que vivir, fue cuando más él se dejó llevar, y pasó por arriba cualquier tipo de autoridad dentro del clan, y hasta de la nación. Aliándose con Rygal Di Rem en la guerra inclusive, hasta que Rhys tuvo que parar su engrandecimiento en aquella batalla que aún perduraba en la mente de ambos... Y desde ese momento, como líder del clan, Michael siempre estuvo en contra de Lara, colocándole así varias trabas en las decisiones que ella quería tomar en su vida personal; como cuando decidió casarse con Rhys, o cuando adoptó a Leah y la unió al clan legalmente. Sin contar cada uno de esos impedimentos en todas las decisiones que ella quería tomar en torno a la empresa, que ella misma dirigía. Sumándole también la negación de tomar postura política en el Consejo, haciendo así que el clan Harch perdiera influencia en este, y que el clan Relty se convirtiera en la casa número uno del reino luego de tantos años en los cuales el clan Harch estuvo en la cima.
Rhys sabía que Michael era un problema, y no sólo para Lara y su familia, sino que para la nación y el nuevo mandato de Lee también, sin embargo, él intentaba no arraigarse a la idea de tener que acabar con su vida para parar sus extrañas motivaciones, aquellas que obviamente estaban enlazadas con lo que fuera que Rygal tuviera en mente... Sabía que si seguía así, aquello que sucedió en la guerra volvería a suceder, y quizás no debería tener tanta piedad como si la tuvo en el pasado, y de una vez por todas, para honrar la memoria de Thomas, así como la de Marie, y los padres de Leah... Acabar con Michael Harch.
Rhys miro a Lara con un rostro de disgusto, y ella, sabiendo lo que significaba tal gesto, lo tomó de la mano y le susurró al odio:
—No hagas una locura, Rhys, está toda la elite de la nación aquí, por favor, sólo quédate tranquilo.
No lo soltó de la mano mientras hacia su pedido, y luego de este tampoco, se quedó parada a su lado con firmeza.
«Quédate tranquila Lara, si tengo que romperle la cara a este tipo será en un combate uno contra uno», pensó él, con una sonrisa arrogante.
—Michael Harch... ¿Qué tal? —lo saludó, con simpleza.
—¿No crees que puedes hacer el saludo un poco más animado? —Michael osó usar algo de sarcasmo, dejando ver en su rostro el cinismo de la pregunta.
—Bueno... Si lo vemos de esa forma, tampoco hay algo que me diga que debo hacerle una fiesta a cada persona que salude, irónicamente me lo pide la última persona que quería cruzarme hoy —respondió Rhys, haciendo lucir su ser sarcástico también, ya que sabiendo que Michael no estaba siendo serio... Él tampoco lo sería.
—Sigues con esa actitud altanera de siempre, Rhys Windsor... Bueno, yo sólo quería felicitarte por lo de tu hijo, es bueno saber que pronto tendremos otro miembro en el clan.
Esas palabras cambiaron la actitud de Rhys y le clavó una fría mirada que vino acompañada de una gran arrogancia.
—No... Estás equivocado, mi hijo no será parte de tu clan, mi hijo será un Windsor, como mi hermano y como yo... Lo lamento por todos los miembros de la familia, pero la única Harch que respeto y aprecio es a mi esposa... Y años atrás lo fue Thomas... Pero todos aquí sabemos que sucedió con él.
Cuando dijo eso, todos a su alrededor se quedaron mirándolo sorprendidos de la situación. Lara apretó más fuerte su mano y la jaló intentando llamarle la atención, pero no funcionó.
—Ja... ¿En serio estás despreciando un clan como el Harch por ese clan de asesinos del cual vienes? Me sorprende viniendo de alguien tan inteligente y sensato como tú, Rhys Windsor —soltó, ampliando aún más su voz cínica y burlona, haciendo también hincapié en su apellido por sobre todo lo que había dicho antes.
—Repite lo que has dicho... Michael Harch. —Lo enfrentó, entre dientes. Esas palabras hicieron hervir su sangre, pero todavía había más, lo que Michael dijo a continuación sólo fue la gota que colmó el vaso.
—Dije: «Ese clan de asesinos del cual vienes», ¿Acaso tienes cera en los oídos? ¿O es que tanta sangre ya te ha dejado sordo?
Rhys sin poder aguantar más, sacó la mano de su bolsillo, preparado para darle un fuerte puñetazo, pero su ira disminuyó y la tensión desapareció cuando sintió su muñeca siendo apretada con demasiada fuerza. Cayó en cuenta de quién era cuando miró hacia su costado y vio el rostro de Lara, enojado, ella era muy intimidante cuando estaba en ese estado, sus brillantes ojos azules ya no relucían, parecían glaciares de la frialdad que reflejaban. Echó un vistazo alrededor y notó que había hecho un número, todos los invitados los estaban mirando en silencio.
—Ven conmigo —dijo ella, en voz baja—. Ya —ordenó, al levantar su mirada y clavar sus ojos en él.
Rhys sabía que ella nunca había estado tan enojada como en ese momento, así que asintió, y ambos abandonaron el lugar.
Al otro lado del salón Vlas miraba la escena entre risas, estas cesaron cuando sintió algo de movimiento detrás suyo. Conocía esa voz que se venía acercando.
—Se nota desde aquí la furia de Lara —aseguró la chica que se había parado a su lado.
Vlas giró su cabeza y un rostro conocido acaparó su vista.
—¿Mya? ¿Qué haces aquí? —preguntó, sin poder creerlo, ella estaba usando un esmoquin y llevaba su cabello atado... También cargaba una bandeja con copas.
—Trabajando, ¿No ves? —respondió Mya, con obviedad—. Aunque hubiese preferido estar en la gala como invitada, tenía varios hermosos vestidos que podía usar... Ay, me quedaban tan bien —protestó, desilusionada.
Aunque para Vlas eso no parecía ser del todo cierto, ella seguía viéndose muy bien con esa vestimenta. Su belleza era notable en cualquier estilo.
—Oh, claro, Rhys dijo algo de que ustedes ya estaban aquí, no pensé que eran los sirvientes.
—Sólo es una máscara, en realidad estamos aquí para ver que no haya ningún intruso, ¿Tú sabes lo de la carta?
—Sí... Estaba ahí cuando Rhys la leyó, es una locura.
—Exacto, pero aquí estamos... Me tocó esta zona, Kit y Dean están por allá. —Ella señaló otras partes del inmenso salón—. ¿Quieres algo de tomar? —preguntó, ofreciéndole una bebida al levantar un poco la bandeja por encima del rostro del chico.
—¿Tiene alcohol?
—Obviamente, Vlas... Es champaña.
—Oh... He escuchado de ella pero nunca probé, igual no importa, hay una primera vez para todo, quizás me guste —dijo, tomando una copa. Tomó un poco al inicio, y le gustó tanto que vacío el resto de un trago—. Es muy buena —añadió, agarrando otra.
—Ey, ey... Ve lento, chico, me dejarás sin bebidas por el resto de la noche... —rio Mya, alejando la bandeja de su vista—. Vi a Leah hace un rato, debe de estar por ahí, nos vemos luego —se despidió, siguiendo su recorrido hasta perderse de vista entre los invitados.
—Nos vemos después, Mya —dijo Vlas, con su mirada dando un largo vistazo por los alrededores—. Hmm... ¿Dónde estará Leah?
Mientras tanto...
—Te lo dije... No hagas escándalo, pero no, tú siempre tienes que sobresalir sobre todos y dejarme en ridículo frente a cinco mil personas, ¿Qué sucede contigo, Rhys? —declaró Lara, alzando la voz, dejando salir todo su enojo, mientras Rhys la miraba sabiendo que realmente lo había arruinado.
—Te dije cientos de veces que no quería ver a tu familia... Y menos al imbécil de Michael, ¿Cómo va a tener el ímpetu de decir que mi hijo será parte de su clan? Ese clan murió junto con Thomas, no quiero que nada una a mi familia con él —respondió Rhys, de brazos cruzados.
Él no recordaba cuándo fue la última vez que ellos discutieron, pero juraba que había sido al menos hacía seis o más años. Lara no era una persona que acostumbrara a enojarse, no era una persona a la que le gustara pelear tampoco, luego de varios altercados que incluyeron esas dos acciones en su vida ella cambió, y desde tales situaciones sólo peleaba cuando el contexto lo requería, y no por gusto o capricho, menos aún si se trataba de ira... Una persona enojada no sabría controlar el resultado de una pelea como si alguien sereno, ella lo sabía, por eso cuando Rhys actuaba de esa manera intentaba hacer lo imposible para revertir la situación, estando a su lado para controlarlo y que no cometiera una locura... Ya lo había visto hacer muchas, y sabía que si él seguía así eso nunca acabaría, pero no podía dejar de pensar que aunque Rhys se lo propusiera, eso estaba en su ser y no cambiaría por nada del mundo... Quizás ni siquiera por ella.
—Pero era sólo una noche Rhys, te dije que quería pasarla bien, sin problemas, te lo repetí toda la semana y todas las veces me dijiste que lo harías, ¿Ahora qué? ¿Eres un niño pequeño que tiene que hacer berrinche por todo? ¿Cuándo vas a entender que el mundo no gira a tu alrededor? Por favor, Rhys, sabes que sólo lo hizo para provocarte, me sorprende que siendo tú, la persona más inteligente que conozco, no te dieras cuenta —soltó, disminuyendo su alteración poco a poco. Luego de su descargo procedió a quedarse en silencio, mirando a su esposo con una leve decepción.
—Lo siento —se disculpó Rhys, rompiendo ese silencio que ella había formado.
Antes de hacerlo miró a Lara, y ella negó con la cabeza, para luego bajar la mirada cuando escuchó sus disculpas.
—Esta vez no, Rhys... No funcionará esta noche —dijo, con su tono más sereno. Se acercó despacio a él y le dio un beso—. Me olvidé de saludarte hoy por cierto... Volveré a la fiesta, únete cuando estés más tranquilo —añadió, caminando hacia la puerta—. Piensa en lo que quieres para ti, Rhys... No puedes seguir así —dijo a lo último, antes de abandonar la habitación por completo.
Rhys no comprendió sus últimas palabras, pero un mal presentimiento vino a él, angustia e impotencia se mezclaron con algunos sentimientos de ira que todavía tenía, haciéndolo sentir demasiado confundido, con él, con Lara, con la situación... Y llegando al punto de que la confusión se hizo tan grande como para perturbar sus propias creencias que habían crecido con él en el correr de unos largos veintiocho años.
Lara estaba enojada por su nulo control de la ira. Él comenzó a tener esas reacciones luego de la muerte de Demian. No lo recordaba muy bien como para asegurar que fuera así, pero tampoco podía asegurar que antes de ese día alguna vez actuó con tanta impulsividad como lo venía haciendo por más de diez años. Cuando era joven le gustaba pelear, pero no para dañar a los demás, no porque estuviera enojado, no por cualquier otra razón que se asemejara a la violencia... Sólo lo hacía por la misma razón que hacía todo lo demás... Era muy bueno, le gustaba hacerlo, y no iba a parar hasta ser el mejor en eso... No podía sólo rechazar su naturaleza ambiciosa, él vio la cima por mucho tiempo, se acercó a ella tanto que perdió su apoyo en la tierra, y tal como una vez Demian le dijo... Cuando ya no tuvo límites, la cima no fue suficiente, la ambición lo atrapó, y se perdió en un instante... En ese instante vio a su padre en la misma cima que él había intentado llegar, pero los años ayudaban a crecer también, no todo era talento y genialidad... Más sabía el diablo por viejo que por diablo, y él lo supo en ese momento, ser el hombre más poderoso del mundo no era para cualquiera, la debilidad era lo único que él poseía y que su padre no, por eso no lo pudo vencer, y cayó al abismo.
Sin todavía poder asegurar si aquella vez fue cuando se convirtió en el Demonio de Remia sólo pensó si alguna vez tuvo la oportunidad de no hacerlo, si alguna vez tuvo la oportunidad de no caer, de dejar de apuntar a la cima y de sólo haberse conformado con lo que había conseguido, si alguna vez tuvo la oportunidad de acabar con su ambición... Su más grande perdición.
Él no sabía muy bien con qué estaba enojado. Alguna vez pensó que era con el mundo, pero no... También colocó al destino en la balanza, pero era aún más estúpido... Quizás el Scire, para nada... ¿Rygal? Esa era su mayor sospecha, pero también la descartó... ¿Por qué? Porque con lo único que estaba enojado era con él mismo... Aceptó y comprendió la idea de que no todo lo que pasó en su vida era su culpa, lo sabía, él sabía que no podría haber hecho demasiado en contra del mundo, en contra del destino, en contra del Scire o en contra de su padre, pero no podía estar enojados con ellos tampoco, porque la razón de que ellos tuvieran la culpa siempre fue él también... Al final todo se reducía a él, a su debilidad, a sus decisiones, a su camino; a su mente oscura, traumada y asesina que lo llevó al peor lugar posible. Él tenía esos genes y no podía hacer nada para borrarlos de él... Esa era su maldición, aquella con la que siempre iba a tener que cargar.
Por eso siempre intentaba mostrarse fuerte, por eso siempre vencía a sus rivales con soberbia y superioridad, por eso mataba todo lo que llegaba a atentar con su vida y la de sus seres queridos, por eso resolvía todo con violencia... Porque no quería demostrar debilidad, todo lo perdió por culpa de ser débil, todo lo perdió por culpa de no dejarse llevar por sus emociones... De intentar ser razonable con personas que no lo eran.
Él no podía seguir caminando por la cuerda floja de la inconsistencia, porque el destino de todo lo que amaba estaba en sus manos, porque Rygal jamás se rendiría y si él era débil otra vez este le quitaría todo... Siempre le pidió perdón a Lara por las decisiones que tomó en el correr de su vida, también estaba al tanto de todo lo que ella sufría en consecuencia a su actuar, la había lastimado tantas veces que tenía la idea de que ella algún día se iba a cansar de él, y lo iba a dejar. En cualquier caso, si eso sucedía, lo iba a aceptar, porque, aunque la amara como a nada en el mundo, aunque ella fuera la razón de su poder, y por más de que ella se lo pidiera mil veces, él no lo iba a hacer... No iba a cambiar.
Ya que cambiar significaría perderla para siempre.
—Es una chica dura, ¿No? —preguntó Lee, quien se encontraba detrás de una pared.
—Ja... ¿Escuchaste todo?
Rhys, quien todavía estaba sofocado por sus pensamientos, lo vio moverse hasta la puerta que se encontraba frente a él.
—No... Sólo la mitad, pero debo decirte que tiene razón, sólo como la opinión de alguien externo, no conozco mucho de su relación, por no decir nada —explicó Lee, levantando sus hombros.
—Sí, sé que tiene razón... Pero ese imbécil me desespera, no te diré nada sobre la invitación, porque puedes hacer lo que quieras, pero igual, me molesta demasiado su presencia —aseguró Rhys, apretando su puño con fuerza.
—Lo sé... Igual no vine para hablar sobre eso, tienes que ver algo —dijo Lee, señalando hacia el suelo.
—¿Qué pasó ahora? —preguntó Rhys, mirando hacia abajo—. No hay nada.
—Aquí no, imbécil —rio Lee—. Ven... Está en el sótano —dijo, comenzando a caminar.
—Oh, claro... Vamos hasta ahí —respondió Rhys, siguiendo a Lee por una escalera caracol que bajaba hacia el sótano.
Repleto de oscuridad.
Bạn cũng có thể thích
bình luận đoạn văn
Tính năng bình luận đoạn văn hiện đã có trên Web! Di chuyển chuột qua bất kỳ đoạn nào và nhấp vào biểu tượng để thêm nhận xét của bạn.
Ngoài ra, bạn luôn có thể tắt / bật nó trong Cài đặt.
ĐÃ NHẬN ĐƯỢC