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58.9% La Leyenda del Scire / Chapter 43: Capítulo 9: Celebración – La gala del nuevo rey I

Chương 43: Capítulo 9: Celebración – La gala del nuevo rey I

Fons, Ash, Residencia Harch - 29 de Marzo - Año 526

 

Había pasado una semana desde la charla que cambió el rumbo del camino de Vlas... Y en parte el de Rhys de la igual manera. Y así, con un camino claro, Vlas comenzó a entrenar con un régimen más extremo y agotador que el anterior. Kit, Dean y Mya tenían razón cuando le dijeron que el método de Rhys no era nada comparado a lo que había sido su entrenamiento con Leah, no les quiso creer en ese momento a pesar de que él lo había abandonado en el medio de la nada y obligado a pelear con marionetas indestructibles, pero ahí estaba la muestra, terminaba todos los días con un daño nuevo, desde alguna que otra costilla fracturada hasta moretones y contusiones. Rhys era monstruosamente fuerte y agresivo, no dejaba paso a la liviandad, y aunque tal trato se estaba volviendo una tortura, lo aceptaba. Lo veía necesario, él sólo debía hacerse fuerte... Y ese era el camino que había elegido en primer lugar.

 El entrenamiento se había suspendido ese día a causa del trabajo que tenían en la noche. La gala de sucesión se llevaría a cabo ese día, no era tan esperado como la coronación que sería la siguiente semana pero de todas formas una gran importancia radicaba en el evento. Y para Rhys, quien tenía en sus manos la seguridad de tantas personas se volvió importante también, ya que ese día sería solo una introducción a lo que iba a ser la semana más importante del año, de la década y hasta del siglo, en la nación de Fons.

—Creo que debería usar traje más seguido, me queda demasiado bien —dijo Rhys, mientras se apreciaba en el espejo al mismo tiempo que prendía su camisa.

Él no adoraba mucho usar traje, era más de lo básico en cuanto a vestirse, su guardarropa se basaba mayormente en sudaderas y pantalones que hacían juego con estas, haciendo de cada uno de sus atuendos algo monocromático. Pero ese día debía estar elegante, y por eso vestía un traje de color negro, básico, a este lo acompañaba un chaleco del mismo color, abotonado, y una camisa blanca. Complementando todo su traje estaba esa corbata fina de color negro que Lara ajustó para él. Él nunca aprendió a hacerlo.

—Realmente quedas muy guapo —respondió Lara. Ella por su lado peinaba su largo cabello escarlata, este era naturalmente ondulado, así que intentaba alisarlo utilizando su energía—. Rhys, ¿Puedes ayudarme con el vestido? —preguntó, al ponerse de pie, señalando su espalda.

—Claro. —Rhys se acercó, y con cuidado enlazó los ganchos plateados que sostenían el vestido desde el cuello de Lara—. Me gusta mucho este vestido... A ti te queda hermoso, pareces una modelo —añadió, dándole un beso en la nuca.

—¿Tú crees? Yo pienso que el color no me queda. —Lara se dio la vuelta y señaló el vestido que estaba luciendo.

La prenda era negra, pero con una tela brillante y suave que se deslizaba por los dedos con una delicadeza exquisita. Este llegaba hasta los talones y era ajustado, se abría en un costado donde Lara podía sacar su pierna y lucir sus tacones plateados. Este color también formaba parte del vestido, tenía unos tirantes que salían del final de su escote y pasaban por sus hombros para unirse de nuevos en los ganchos sobre la nuca que Rhys había ajustado, dejando su espalda abierta, mostrando su piel desnuda.

—Todo te queda bien —Rhys la halagó, con una sonrisa, mientras acariciaba su espalda.

—Gracias amor. —Sonrió ella, dándose la vuelta otra vez—. Ey, ¿En serio no irás con nosotras?

—No, tú ve con Leah, Vlas y yo llegaremos más tarde, tengo que encontrarme con Lee antes de ir hacia el palacio, me pidió que nos juntemos, y que lleve a mi hermano conmigo —respondió Rhys, acercándose a su mesa de luz. Estiró su mano hasta llegar a tomar un reloj de platino y correa negra de cuero que luego procedió a colocarse en su muñeca izquierda.

—Okey, entonces ya debería irme si no quiero llegar tarde... Ten cuidado —dijo, dándole un beso de despedida a medias, se verían más tarde.

—Tú también, nos vemos en un rato —él se despidió, antes de abandonar la habitación.

 

Mientras tanto...

 

 «Sólo es golpear... Sólo es golpear. —Vlas intentaba persuadirse, mientras estaba parado frente a la puerta de la habitación de Leah—. Es sólo eso, que el destino decida lo siguiente —se decidió».

—¿Quién es? —preguntó Leah desde dentro de la habitación, luego de escuchar algunos toques en la puerta.

—Emm... Leah, soy Vlas, ¿Podemos hablar? —preguntó Vlas, percatándose de la manera que temblaba su voz. ¿Por qué estaba tan nervioso?

—Claro, pasa, está abierto —ella permitió.

—Permiso. —Vlas giró el picaporte, mientras poco a poco sus nervios se desvanecían, dio algunos pasos adentro y cerró la puerta detrás de él—. ¿Dónde estás? —preguntó, notando que la habitación estaba vacía.

—Aquí —respondió ella, saliendo del baño.

Tal aparición deslumbró a Vlas. «Tan hermosa», él pensó.

Ella vestía una falda ajustada, color dorado, que combinaba con sus zapatos de taco alto, y que a su vez complementaba con una camisa negra con detalles de gemas en los bordes, que se encontraba por dentro de la prenda inferior. Sumado a eso, también acompañó esa vestimenta con joyas, más específicamente unos pendientes de diamante que intentaba colocarse.

—Wow... Estás radiante —soltó Vlas, boquiabierto.

—Gracias —respondió ella, algo sonrojada—. ¿Qué era lo que necesitabas? —preguntó, con curiosidad.

—Ah, sí... Mira, te seré sincero, sé que no es el mejor momento para hacerlo, y quizás creas que estoy siendo algo pesado, pero quería hablar sobre el beso del otro día, creo que no deberíamos sólo dejarlo pasar, como si no hubiera significado nada —dijo, sorpresivamente, sin trabarse en ningún momento.

Levantó su mirada y vislumbró como los ojos de Leah se veían comprensivos ante sus palabras. Quizás de acuerdo a lo que decía.

—Ya veo... Te contaré algo antes de que hablemos sobre eso —dijo ella, acercándose lentamente a él. El ruido de los tacones resonó por toda la habitación—. Ese fue mi primer beso, así que sí significo mucho para mí —susurró en su oído, otra vez con su suave y calmada voz.

«Ámala».

—Leah —se preparó para decirlo, no sin antes tragar saliva una última vez—. Tú me gustas, Leah... Quería que lo supieras porque me decidí a tomar paso por un nuevo camino, así que no puedo ocultar algo que es obvio... Algo que es obvio desde hace mucho tiempo, y también creo que hacerlo es un progreso personal. —Vlas se llenó de valor para poder hablar cuando ella se alejó de él luego de ese intercambio—. Te quiero, Leah... Tú me has ayudado mucho, y también debo agradecerte por eso, creo que eres una chica extraordinaria, y piensas mucho en las demás personas, eso es de admirar, también eso fue lo primero que me encantó de ti, si sigues siendo tú misma seguramente llegues muy lejos... Eso también es lo que anhelo para ti, no cambies por favor... Nunca lo hagas —finalizó, con una sonrisa.

—Vlas —Leah suspiró su nombre, y permaneció en pausa, mirando a Vlas, ciertamente encantada con todo lo que él le acababa de decir. No pudo seguir.

—Era sólo eso, lo siento por haber robado tú tiempo, disfruta el resto de la noche —terminó su discurso y se dio la vuelta.

Antes de mover el picaporte para abrir la puerta y salir de la habitación, se volteó hacia ella, y le lanzó una última sonrisa. Al salir de la habitación, el sonido de la puerta cerrándose confirmó la soledad de Leah en ella, con sus sentimientos ahora confundidos... Y con todo eso que quiso suponer, tirado abajo... Las respuestas estaban hechas, y esos sentimientos, confirmados... Del todo.

«Te voy a amar, Vlas... Ya no quiero dudar más».

 

Unas horas después...

 

Fons, Ash, Distrito Central - 29 de Marzo - Año 526

 

—¿A dónde vamos, Rhys? Pensé que iríamos junto con Lara y Leah a la ceremonia —preguntó Vlas, notando que Rhys tomaba un camino distinto en la carretera.

—Tengo que pasar por un lugar antes, nos encontraremos con ellas en el palacio —respondió Rhys, con sus manos apoyadas en el volante, y su firme mirada concentrada en el camino.

—Entiendo —dijo Vlas, quedándose en silencio unos momentos—. Hablé con Leah —añadió, de la nada.

—Oh, ¿Y qué te dijo? —Un tono de interés se hizo auscultar en Rhys—. Por favor, dime que al menos se besaron de nuevo —bromeó, soltando unas risas.

—De hecho no fue «hablar», fui yo quien acaparó la mayor parte de la conversación, sólo le dije que me gustaba y le agradecí por haberme ayudado últimamente, después de eso me fui de la habitación sin esperar respuesta, creo que ahora mismo no es algo que necesite, sólo quería desahogarme, porque creo que debo comenzar a ser más sincero conmigo mismo. 

—Claro, aunque tú sabes que las cosas no quedaran así, ¿No? Leah no es ese tipo de chica, querrá respuestas, probablemente la confundida ahora es ella —dijo Rhys.

—Sí, lo sé... Pero es necesario, sólo ella sabe de sus sentimientos... Yo ya le hice saber de los míos y di de mi parte, lo que suceda desde ahora está en ella.

—Y te lo reconozco, al menos pudiste serle sincero.

—Sí —asintió Vlas, cuando sintió el movimiento en seco que delataba la detención del auto, y al mirar por la ventana, vio cómo se alzaba un luminoso e inmenso hotel frente a él.

Era un lugar muy elegante, y gigante, se encontraba en el Distrito Central de Ash... La zona más poblada, concurrida, famosa e importante de la nación. Desde ahí se podía partir hacia todos los lugares de Fons, todos los caminos desembocaban en el centro de la misma manera. El Distrito Central albergaba la mayoría de lugares que radicaban importancia en Fons, entre ellos: El Palacio Real, la Torre Light, la Estación Central, y la Plaza de la Ciudad; ubicada en el centro de esta, a pocas calles del palacio, ahí estaba ubicada la estatua más grande de Delta Ex Fons, y recibe su nombre en su honor. 

El Hotel Froyd, el lugar donde Rhys y Vlas habían sido convocados, también formaba parte de todos esos lugares importantes y comerciales del Distrito Central, el hotel más grande y lujoso de la cadena de hoteles de la familia Froyd. La segunda cadena de hoteles más grande del mundo, sólo por detrás de la de la familia Windsor y su compañía hotelera derivada del conglomerado WindsorCo.

—Aquí es, vamos a entrar —avisó Rhys, abriendo la puerta de su auto para luego cerrarla al bajar. Vlas lo acompañó cuando se adentraron en el edificio—. Mira, aquí dentro está Lee, él es el príncipe de Fons, ¿Recuerdas que hablé de él? —añadió, mientras caminaban por los extensos y esplendorosos pasillos del lugar.

—Sí, lo recuerdo... ¿Él es anfitrión de la ceremonia de hoy, cierto? El próximo rey.

—Así es, me pidió que viniera, quizás es importante, también pidió que vinieras tú, así que tendrá que ver con nosotros... Por cierto, estoy igual que tú, no sé nada sobre lo que hablaremos, por lo que por favor no me hagas preguntas —dijo Rhys, riendo.

—Qué extraño, Rhys Windsor no tiene idea de cuál será el próximo paso de una persona, eso sí es nuevo —dijo Vlas, sarcásticamente.

—De hecho, creo saber de qué podemos hablar, pero no quiero sacar conclusiones precipitadas, mejor entremos y nos enteraremos pronto.

Doblaron en un pasillo y se encontraron con decenas de escaleras que subían hasta el último piso. Comenzaron a subir paso a paso. Horas antes, Lee le había recomendado a Rhys no usar el ascensor por motivos de seguridad. Rhys comprendía su pedido, él conocía varias formas de anular la energía de un usuario atrapándolo en espacios cerrados, y si eso sucedía con Vlas y él, se tornaría agobiante tener que encargarse de un problema antes de la gala. 

 Después de llegar hasta el último piso caminaron por un pasillo distinto al de plantas bajas, era no solo más ancho y alto, estaba decorado más elegantemente, paredes de cerámica con cientos de pinturas colgadas en ella, y una larga alfombra roja que se extendía hasta el final del pasillo. Se pararon frente a una habitación que incluso sin entrar pudieron darse cuenta de que era inmensa, dos puertas gigantes de robles, quizás de tres metros de alto, con el detalle de una corona de oro en cada una. Era la suite del rey.

 Rhys golpeó tres veces, y se escuchó seco, no tardó mucho en escucharse movimiento adentro de la habitación, hasta que las inmensas puertas se abrieron y un guardia hizo presencia.

—¿Está aquí? —le preguntó Rhys al guardia, moviendo sus cejas.

—Así es, señor Windsor, su majestad se está alistando, pronto vendrá, si puede esperar, por favor —respondió el guardia, haciéndose a un costado, permitiendo el paso dentro de la habitación.

—Entiendo, esperaré aquí entonces —dijo Rhys, y apenas entrar se lanzó al cómodo sillón revestido de cuero. Era blanco.

Vlas miró alrededor de la habitación y quedó maravillado. Era alta, quizás unos cuatro metros, había un candelabro de cristal en el medio de esta que brillaba como el sol, las paredes eran blancas como la nieve y parecían estar hechas del mismo material que el pasillo. El lugar estaba decorado con muchos objetos de valor, vasijas y cuadros de pinturas antiguas. Toda la vajilla era de oro, vio vasos sobre la mesa llenos de vino, botellas de whisky y champaña en un mini bar que se encontraba en una esquina.

—Es impresionante, ¿Cierto? —preguntó Rhys, notando la admiración enmarcada en el rostro de su hermano—. Pasar una noche en este lugar cuesta cerca de quinientos mil Exs... Yo ya me he dado ese lujo.

—¿Has dormido ahí? —preguntó Vlas, señalando la cama.

Grande y alta, parecía muy cómoda, el respaldar era de madera de roble y la flanqueaban dos mesas de luz de un cristal color oscuro.

—Hemos dormido ahí... Vine con Lara, fue luego de nuestra noche de bodas. —Rhys sonrió.

—Oh, ya veo... Mejor ni pregunto lo que sucedió después —Vlas soltó, con una mansa risa.

—No, ni lo preguntes... No lo querrás saber. —Rhys se unió a la broma y acompañó a su hermano en las risas.

—Veo que la diversión es lo que sobra entre ustedes.

Una voz se logró oír en la habitación, y llamó la atención de Rhys y Vlas, quienes voltearon para ver parado en la puerta a un joven alto y esbelto. No pasaba los veinticinco años, su cabello plateado era medianamente largo y algo ondulado, llegaba hasta debajo de sus orejas. Era atractivo, rasgos finos propios de una persona con aspecto delicado. En su rostro resaltaban unos redondos ojos color gris claro, que se asemejaban a la plata, similar al color de su cabello. Vestía un traje blanco, con sus hombreras y botones dorados, arriba de este llevaba un sobretodo negro con el emblema de su reino en los bolsillos delanteros: Dos espadas plateadas cruzadas detrás de una corona dorada.

«¿Por qué se parece tanto a Ashley Crown?», pensó Vlas. El aspecto de ese chico automáticamente trajo el rostro de ella a su mente.

—Así que viniste, Rhys Windsor. —Lee se inclinó hacia adelante, y dio unos pasos dentro de la habitación—. Y supongo que tú eres Vlas, ¿Cierto? —preguntó, parándose ante el chico.

—Así es... Su majestad —respondió Vlas, haciendo una breve reverencia.

Intentó ser lo más formal posible, pero no pudo evitar preguntarse si eso realmente era necesario, él era un príncipe de otro reino después de todo. ¿Un apretón de manos no sería más acorde?

—No tienes que ser tan formal chico, puedes llamarme Lee... Lee Ex Fons —dijo, estirando su mano—. Un gusto conocerte, Vlas Windsor.

—El gusto es mío, Lee. —Vlas sonrió al apretar su mano. Al parecer sus sospechas eran ciertas.

—Bien, ahora que se presentaron, ¿Nos dirás para que nos pediste que viniéramos, Lee? —preguntó Rhys, todavía recostado en el sillón.

—Oh sí, pero primero quiero saber que tal vas con la organización sobre la seguridad del evento —preguntó Lee.

—Todos aceptaron —respondió Rhys, dejando unos contratos en la mesa—. Hasta Vlas —añadió, mirando a su hermano con una sonrisa.

—Bien... Entonces deberé de informarle a mi hermana sobre tu decisión, ella iba a comenzar a organizar por su cuenta si tú no respondías hoy —explicó Lee levantando los contratos. Se los dio a unos de sus guardias luego de acomodarlos en un sobre—. Guárdalos en la guantera de mi auto y cuando lleguemos al palacio dáselos a la princesa —ordenó, y su guardia asintió.

—Ella puede ayudar también, un despliegue de la Guardia Real no será tan mal visto después de todo —dijo Rhys, con cierta sensatez.

—Sí, claro... De eso ni discutir, pero ella quería ser quien estuviera junto a mí en el altar al lado del trono.

—Claro... Ella es muy desconfiada en ese tipo de situaciones, pero puedes decirle que se quede tranquila, conmigo las cosas no se saldrán de control —aseguró Rhys.

—Se lo puedes decir tú... Organicé una reunión para el lunes en la mañana, ya le informé a todo mi Consejo sobre mi decisión de elegirte a ti como principal guardia de la coronación... Y todos estuvieron de acuerdo conmigo, de hecho lo vieron como la opción más razonable para tomar.

—Hmm... Ya veo... Como hace seis años, espero que en esta no haya tanta tensión como aquella vez. —El tono sarcástico de Rhys apareció de nuevo.

—Vamos Rhys... Ha pasado mucho tiempo, las aguas ya se calmaron y el Consejo es uno totalmente distinto... Además de que estaremos mi hermana y yo.

—Lo decía como una curiosidad, Lee... Tampoco es que me importe demasiado el ambiente de una reunión con el Consejo del rey siendo yo Rhys Windsor, yo sólo haré mi trabajo, trabajo que acepté con mi propia consideración, además fueron ustedes quienes vinieron a mí por esta situación... No tengo ningún tipo de problema contra la Corona —dijo, Rhys, levantando sus hombros en señal de omisión.

—Mejor así, entonces te daré libertad de que organices a tu manera —aseguró Lee—. Pero cambiando de tema, con respecto a lo de hoy, quería que vieras esto que recibí. —Metió una mano en su bolsillo y escarbó en este hasta que sacó un sobre, parecía ser una carta—. No lo entendí muy bien, pero creo que es una amenaza. —Se la dio a Rhys

—«La noche blanca se verá manchada por el rojo de la sangre» —leyó Rhys, para luego levantar la mirada encontrando los rostros Vlas y Lee, ciertamente los miró con gracia—. Vaya, parece que nos enfrentamos a un poeta —bromeó, lanzándose hacia atrás de nuevo.

—Pensé lo mismo, no era tan difícil decir que intentaría asesinar a alguien hoy, el problema es que no sabemos a quién —indicó Lee.

—Yoh Tales... Sabía que era él —dijo Rhys, esta vez se concentró un poco más al darle una segunda lectura a la carta.

—¿Eh? ¿Cómo sabes que es él? —preguntó Lee, confundido.

—La tinta, es de Energía del Alma... Energía que le pertenece a Yoh Tales, ¿No has intentado leerla utilizando Energía del Alma en tus ojos? Puedes ver los vestigios de esta en ella —respondió, dejando la carta en las manos de Lee.

 —Tienes razón —dijo Lee, sin quitar la vista del papel—. Así que no mentía aquella vez —agregó.

 

Un mes atrás...

 

Fons, Raven, Distrito Oeste - 18 de Febrero - Año 526

 

—Vengo siguiendo esta presencia por más de cinco horas... Y sabía que serías tú, Yoh Tales —dijo Rhys, luego pararse ante un extraño que había estado siguiendo, hasta que este frenó en un callejón.

—Rhys Windsor, hace años no nos encontrábamos, ¿Qué tal has estado? —preguntó Yoh, dándose la vuelta, algunos rayos del sol que pasaban por los espacios de los edificios asediaron el lugar. Su rostro se vio un poco.

Un chico joven, alto y delgado, con la apariencia de un extranjero, tenía la cara alargada, ojos color marrón oscuro, y su cabello era lacio, de color negro, este se encontraba peinado hacia atrás, pero de todas maneras caía un poco por su rostro.

—Bien, hasta que te encontré, debería preguntar qué haces en Fons, tú no deberías estar aquí —dijo Rhys, con firmeza, la actitud irónica de Yoh le molestaba. 

—Lo dice Rhys Windsor... El Demonio de Remia, el Niño Maravilla, el Humano más Fuerte, o el Prodigio Divino... Yo nunca fui una persona que tenga vastos conocimientos en historia, pero puedo asegurar que cada uno de esos apodos te los ganaste luego de que en la guerra te enfrentaras a toda la nación... Viendo eso, ¿No es hipócrita que me lo digas a mí? —preguntó.

Esa sonrisa odiosa que dibujo en su rostro hizo molestar aún más a Rhys.

—Yo no me enfrenté por egoísmo, tenía mis propios motivos que involucraban a muchas personas.

—Yo también lucho por otras personas, Rhys, por mi nación, por Zardie... Fons es un parasito, deberías saberlo, no quiero que el lugar donde nací desaparezca por la ambición de otros.

—¿Y Filii Dei también lo era?

—Ja... ¿Sabes por qué quise invadir Filii Dei?

—El Scire de Artemisa, ¿No es así? —preguntó Rhys.

—Tienes razón, si yo mismo te lo dije, pero que imbécil —dijo, soltando unas fuertes carcajadas—. Pretendiendo que ella era la poseedora más débil creí que sería capaz de ganarle y robárselo, pero no consideré la situación de que tú estuvieras ahí en ese momento... Mis conocimientos eran limitados, yo pensaba que sólo existía un Di Rem con Scire... No dos —agregó, refiriéndose a Rhys y a Rygal. 

—¿Qué quieres ahora entonces? ¿Seguir intentando algo que sabes que es imposible?

—Quiero el lugar que me merezco, ¿Acaso tú vas a impedírmelo? —preguntó, cambiando su rostro a uno de seriedad, y lentamente sacó su mano de su bolsillo, esto permitió que su sello se dejara ver.

—Lo conseguiste... Sabía que lo harías tarde o temprano... Vaya insistencia tienes —rio Rhys.

—¿Es un halago o una burla?

—Supongo que un poco de ambos, pudiste controlarlo, así que algo para halagar tienes.

—¿Sabes, Rhys? Cuando te convertiste en mi mayor obstáculo supe que debía hacer algo para eliminarte de mí camino, no me halagues por haberlo conseguido, mejor asústate —dijo, con gran seguridad.

Rhys no pudo evitar soltar fuertes carcajadas que resonaron por todo el callejón, el ruido se hizo eco.

—Yoh... Te seré lo más claro posible para que no intentes una locura, aunque ahora tengas un Scire no hay forma de que puedas acercarte a mi e intentar atacarme sin que arranque tu cabeza en un instante... Incluso no te darías cuenta de que sucedió antes de verte muerto en el suelo —soltó Rhys, entre dientes, e impactó una fría y seria mirada en Yoh.

Yoh activó su sello y Rhys dejó ver una sonrisa.

—Suerte... Rhys Windsor.

Un único movimiento de Yoh apenas al levantar su mano fue suficiente para que se dé cuenta de la notable superioridad de Rhys... Quedó paralizado cuando sintió el frío del metal apoyado en su frente.

—¿Qué decías? Yoh Tales —preguntó Rhys, sosteniendo la empuñadura de su arma con soltura.

Ni siquiera era una postura amenazante, pero Yoh lo sabía... Sabía que si Rhys sólo estiraba su mano un poco más no podría llegar a sobrevivir.

La tensión de la situación se dispersó cuando una mano se apoyó sobre la de Rhys, y la empujó despacio, obligándolo a bajar su espada.

—No quiero peleas en mi nación —intervino Lee, con un tono serio, mirándolos a ambos al comprender que la situación llegaría más lejos de lo que creía si los dejaba continuar.

—Llegó el príncipe, parece que estamos completos. —Se esparció un poco de sarcasmo en las palabras Yoh. De todas formas, algunos vestigios de su miedo se vieron reflejados en su todavía temblorosa voz.

—Lee... Tanto tiempo —lo saludó Rhys, al esconder su espada en el sello.

—¿Qué tal, Rhys Windsor? No creí que nos reencontraríamos de nuevo después de la guerra, ¿Acaso no le habías bloqueado su energía? —preguntó Lee, señalando a Yoh.

—Lo hice, pero no sé si notaste que tiene un Scire, alguien no sólo deshizo mi bloqueo, sino que le otorgó aún más poder.

—Ahora es el líder de Zardie, parece que la guerra civil ya terminó, se mataron entre ellos para ver quien tomaría el mando, están todos locos —soltó Lee.

—No hables así de mi gente —gruñó Yoh, con su enojo brotando.

—¿Y cómo quieres que hable de personas que se asesinan entre ellas siendo de la misma nación?

«Justo esas palabras», pensó Rhys, recordando la guerra.

—Emm... Lee, ¿Te olvidas lo que pasó hace seis años? No le ganaras en una discusión —aconsejó Rhys.

—Esta vez Windsor tiene razón, justamente él es el único que saldría airoso de un debate así... Pero quería que supieran que no me quedaré con los brazos cruzados, todavía tengo en mente quitarle a Fons lo que es mío —Yoh amenazó, de nuevo.

—¿Otra vez? Cada que has intentado invadir una nación sale algo mal, no lo haría por tercera vez Yoh, yo no me iré de aquí. —La afirmación de Rhys dejó ver su agotamiento.

—¿Y quién me lo puede impedir? ¿Tú? —preguntó, cuando en un parpadeo, de nuevo sintió el filo de la espada en su cuello, y al ver esa mirada fría, con esos ojos verdes que parecían atraparlo en un vacío infinito, supo que se encontraba frente a Rhys Windsor, a punto de morir... Otra vez.

—Sí... Yo te lo puedo impedir... ¿Quieres intentarlo? —preguntó, con serenidad, pero con el tono de voz más implacable posible al mismo tiempo.

—No lo hagas, Rhys... Lo último que necesito es que toda la Republica de Zardie se nos venga encima porque su líder murió en mi territorio... Déjalo, ahora sabe que no debe intentar una locura —dijo Lee, sacando su espada otra vez—. Vete Yoh... Este es el último aviso.

—No... Nada de último aviso, ustedes saben que esto no acabará aquí, ten cuidado cuando asumas el trono Lee... Serás el primer rey bañado en la sangre de tu gente. —Impotente y humillado, Lee se dio la vuelta, y saltó al techo de uno de los depósitos vacíos que daban salida al callejón—. Nos volveremos a ver, Rhys Windsor —añadió, y su figura se desvaneció en un instante.

—¿Cuándo «asumas»? No me digas que tu padre abdicará el título y tú serás el siguiente rey —preguntó Rhys. 

—Así es... Que extraño no lo sabías, tú eres el primero que debía haberse enterado.

—He estado algo alejado de los problemas, mi esposa no me permite meterme en los temas políticos de la nación, por lo que no sabía —dijo Rhys, riendo.

En realidad Lara no le había impedido nada, más bien, su pedido fue algo así como: «Te estresas con facilidad, Rhys, ¿De qué te sirve estar involucrado en todo eso si al final no ganas nada? Ni siquiera eres ciudadano fonsés... Ni yo que soy parte de una casa real y tengo un lugar en el consejo me involucro... No es necesario». Y ciertamente ella tenía razón, Rhys se había alejado de Remia por tales motivos, y seguir haciendo lo mismo en Fons era en vano, más cuando él quería estar un poco en tranquilidad, con ella, dedicándose a su familia... Fue algo que dejó atrás por él mismo, hacía mucho tiempo no tomaba decisiones pensando en él, o al menos, en base a su propio juicio.

Agradeció hacerlo, porque estuvo seis años sin tener un ataque de pánico, viviendo sólo por y para ellas, involucrado más que nada en su vida hogareña, tan tranquilo como agradecido, esa era la vida que siempre anheló, la que no quería perder... Aun así, cuando volvió a Remia, y sucedió todo eso con Vlas, volvió a tener otro ataque de pánico, aunque fue una situación aislada, ya que desde que había regresado a Fons, con su hermano a salvo a su lado, y su madre a salvo en su hogar... No había sucedido de nuevo.

—Oh, ya la llamas tu esposa, así que te casaste con Lara Harch —señaló Lee—. Ella es una gran mujer, y también es muy hermosa —agregó.

—Sí, ni que lo digas, me casé con ella luego de la guerra... De hecho Ash asistió a la boda, es extraño que tú tampoco lo supieras.

—En realidad tenía algo de conocimiento, Ashley me lo dijo una vez, pero no me lo explicó bien... De todas formas, ¿Qué más da? Felicidades Rhys —dijo Lee, abriendo sus brazos en señal de cortesía.

—Gracias Lee... Por cierto, también tenemos una hija, se llama Leah, y también es una chica hermosa —contó Rhys, orgulloso.

—¡Wow! Por Sun, avanzaste muy rápido, Rhys... Quién diría que ya eres todo un padre de familia —bromeó, dejando salir algunas carcajadas.

—He cambiado demasiado gracias a ella... Así que no debería ser una sorpresa. —Rhys bajó su cabeza, con una sonrisa.

—Sí... He escuchado ese discurso varias veces, Rhys: «Si ella no hubiera estado a mi lado ya estaría muerto», y bla, bla, bla... Todos sabemos que eso es mentira, ya que tú no puedes morir, eres la persona más fuerte del mundo.

—¿Y si sabes de lo que soy capaz por qué no me dejaste acabar con Yoh?

—Como te lo acabo de decir... Estoy a punto de asumir, no puedo empezar una guerra contra una nación fronteriza antes de la coronación... Por cierto, necesito tu ayuda con eso. —Lee cambió el ritmo de la conversación—. Es algo demasiado importante y creo que tú eres la mejor opción.

—¿Quieres que organice la seguridad del evento? —preguntó Rhys, inclinando su cabeza a su izquierda... Lo dijo con evidencia.

—Eres perceptivo, pero sí, necesito que estés ahí, Rhys... Mas ahora. —Elevó levemente sus cejas.

Con ese movimiento Rhys supo que estaba refiriéndose a Yoh.

—Deberé hablarlo con Lara.

—Supongo que ella también estará ahí... Después de todo es parte del clan Harch, es una de la casas reales más importantes del reino, por ley será invitada.

—Bien, ya veo. —Rhys dudó unos minutos, acariciando su barbilla al analizar la situación—. Puedo llevar a mi equipo, ¿Cierto?

—Mientras más seguro sea, mejor... De hecho —paró, al sacar unos papeles de su chaqueta—. Si lo haces, les pediría que firmen esto antes si es que van a participar... No es nada importante, sólo diplomacia, necesito tener la certificación de que es algo legítimo, para que el Consejo me permita usar ese dinero en la ceremonia —añadió, dándoselos a Rhys.

—Contratos... ¿Para cuándo los quieres? 

—Dentro de un mes... Una semana antes de la gala enviaré las invitaciones así que podrás decirle a todos, no lo hagas antes por favor... Arruinarías la sorpresa —bromeó.

—Entiendo... ¿Sólo era eso? —preguntó Rhys, guardando los papeles en su bolsillo.

—Sí... Y gracias, Rhys... Ahí en los contratos dice perfectamente todo lo que se les pagará por participar, y las condiciones... Fue un gusto hacer negocios contigo —rio Lee, al estirar su mano.

—Ja... Si tú lo dices —Rhys chistó, irónicamente, al apretar la mano del príncipe, sellando el acuerdo—. Mándale saludos a tu hermana, dile que la extraño —añadió, Lee ya se estaba comenzando a alejar él.

—No creo que a Lara le guste que hagas ese tipo de bromas —dijo Lee al darse la vuelta. En su caminata hacia el final del callejón negó algunas veces con su cabeza, mientras reía—. Nos vemos luego, Rhys Windsor. —Levantó su mano de espaldas y desapareció entre la multitud que pasaba por la calle apenas visible al final del callejón.

—Nos vemos, Lee Ex Fons.

 

Presente...

 

Fons, Ash, Hotel Froyd - 29 de Marzo - Año 526

 

 —Puedes quedarte tranquilo Lee, me encargaré de eso... Los chicos ya están en el palacio, haré que me avisen si ocurre algo extraño... Además, en un rato ya estaré ahí yo también, no puedo dejar a Lara mucho tiempo sola —dijo Rhys, dejando la carta en la mesa, y al apoyarse con fuerza en los apoyabrazos del sillón se impulsó para ponerse de pie

—Bien, lo que tú digas... Yo iré dentro de una hora, mi hermana me dijo que llegaría en quince minutos, supongo que está cerca —explicó Lee, acompañando a Vlas y Rhys hacia la puerta.

—Entiendo... Antes de entrar revisaré el perímetro del palacio, si hay algo sospechoso no dudaré en actuar y luego le avisaré a tu hermana.

—Mejor así —asintió Lee, y se dirigió a Vlas—. Un gusto conocerte, Vlas Windsor, nos vamos a volver a ver —aseguró, tocando su hombro.

—Claro... Suerte en tu fiesta esta noche, Lee —respondió Vlas, con gentileza.

—Gracias Vlas, aunque todo esto queda en tu hermano —bromeó Lee, mirando a Rhys.

—No se me irá de las manos, lo aseguro... Nos vemos en un rato, Lee —se despidió Rhys, y comenzó a caminar por el pasillo en dirección a la puerta de las escaleras. Vlas lo seguía.

—Nos vemos en un rato, Rhys. 

 

Treinta minutos después...

 

Fons, Ash, Palacio Real - 29 de Marzo - Año 526

 

 El salón donde la gala se llevaba a cabo era hermoso, gigante, aproximadamente entraban cinco mil personas, todas vestidas de gala entre vestidos brillantes de lentejuelas y trajes oscuros. Los candelabros de cristal colgaban del inmenso techo del mismo material que se alzaba como una cúpula. La brillante luz blanca de la luna reflejaba en el techo y cientos de estrellas adornaban el inigualable cielo nocturno. Esto se podía apreciar mejor subiendo la escalera con forma caracol que rodeaba el pilar más grueso del salón que llevaba a una torre por fuera del techo.

Era la torre más alta en el ala este del castillo, cuatrocientos años atrás fue usada como punto estratégico en la Primera Guerra Mundial, antes de ser destruida, para luego ser remodelada junto con el salón, y ambos pasaran a formar parte del nuevo renombrado salón de actos del palacio... El más grande de la nación.

Las pinturas colgadas en la pared eran rodeadas por brillantes escayolas con incrustaciones de piedras preciosas. Estas pinturas que acompañaban los diseños de los pisos y pilares de mármol eran gigantes, del mismo tamaño también eran los ventanales de cristal con marco de oro que daban a los balcones, desde donde se veía la ciudad entera, era una inmensidad.

—Hola hermosa mujer, ¿Estás sola? —preguntó Rhys, apareciéndose detrás de Lara.

—Lo siento, estoy casada, mi esposo se va a enojar. —Ella se dio la vuelta y le siguió el juego al intercambiar algunas sonrisas.

—Perdón, no puedo mantener el personaje. —Rhys negó con su cabeza y comenzó a reír.

—Lo sabía. —Sonrió Lara, con dulzura—. Veo que no llegaste tan tarde... Fue rápido —dijo, ajustando la corbata de su esposo, esta ya estaba torcida—. Creí que tardarías más —agregó, pasando su mano entre los mechones del cabello de Rhys, para acomodar también su peinado.

—Sólo me contó algo, luego cuando estemos a solas te lo puedo decir, y nada más... ¿Tú te has sentido bien? —preguntó, colocando su mano en la mejilla de ella, al sentirla en su tacto, le dio una suave caricia.

—Rhys, estoy bien, ya te dije que debes dejar de preocuparte demasiado, soy una mujer que puede cuidarse sola... Aunque no me desagrada tu preocupación... Gracias de todas formas —respondió, tomando apretando la mano de él cuando esta bajó hasta la suya. Al subir su mirada, le sonrió.

—De nada cariño, sé que soy sobreprotector, pero es porque te amo y no quisiera que nada malo te suceda —dijo él, y al pasar su mano por la cintura de su esposa con un ligero movimiento la llevó más hacia él—. Veo que estás en compañía —añadió, al notar algunos de los familiares de Lara alrededor suyo.

—Oh, sí... Les estaba contando sobre lo del embarazo —respondió ella, emocionada.

—Ya veo, que bien... Tanto tiempo... A todos. —Rhys alzó su mano y los saludó con una sonrisa.

«Que suerte que no está él», pensó, advirtiendo la ausencia de esa persona en particular. Aunque con la presencia de Lisa y Serina supuso que él no iba a estar en ese lugar.

—Hola Rhys... Felicitaciones por el bebé que esperan, ya se lo dijimos a Lara pero tú también las mereces —respondió Lisa Harch, la tía de Lara.

—Gracias Lisa... Sin dudas esto que estoy viviendo junto a Lara en este momento es un sueño... Siempre quisimos formar una familia juntos. —Su ilusión y alegría se dejaron vislumbrar juntas en sus palabras.

—¿Ya saben que nombre le pondrán? —preguntó una chica joven que se encontraba del lado contrario a Rhys, al lado de Lara.

Si mal no recordaba, ella era una de las primas menores de Lara. Sophie o Anna, no sabía cuál, ellas eran las hijas de Lisa. Su mente todavía seguía analizando esa posibilidad de poder deducir su nombre, después de seis años ellas habían crecido y ya no eran niñas, y ni siquiera cuando lo eran podía hacerlo.

—Apenas voy un mes y medio... Ni siquiera sabemos si será niño o niña, cariño —respondió Lara, mirando a su prima con agrado. 

—Ya te dije que no me digas cariño... Ya no soy una niña —protestó la chica, cruzándose de brazos.

 —Oh, lo siento Anna... Igualmente tengo recuerdos hermosos contigo... Para mí siempre serás una niña hermosa. —Sonrió Lara, acariciando el cabello de Anna. Ella se dio la vuelta y le dio un abrazo con cariño.

Todos sonrieron viendo la tierna escena. Rhys no fue la excepción, siempre admiró el hecho de la hermosa capacidad que Lara poseía cuando para relacionarse con los chicos se trataba. Ella avanzó muy rápido en su relación con Leah después de esos percances, también se llevaba muy bien con sus primas incluso siendo más de diez años mayor que la más grande de ellas. Era dulce y tierna, siempre tuvo una gran figura de madre, Rhys sintió que se trataba de un don natural que sólo ella poseía.

Mientras sonreía mirando a su esposa ahogado en sus pensamientos, todos ellos desaparecieron de su mente y una sensación extraña invadió su cuerpo al hacer que toda su piel se erizara cuando detrás de él sintió la voz de alguien que justamente no quería cruzarse.

—Tanto tiempo... Rhys Windsor —pronunciaron esas palabras a sus espaldas.

 Rhys se dio vuelta para ver a Michael Harch, el tío de Lara y actual líder del clan Harch... Pero más que todo eso, la persona que le había hecho la vida imposible tanto tiempo atrás.

 Luego de la muerte de Thomas, el clan Harch tuvo un vacío de poder. Thomas no había sido claro con su petición en su testamento, donde se dejaba en claro que la persona que se encargaría del negocio familiar sería Lara, más no del clan, por lo tanto, el líder se terminaría decidiendo por votación entre los miembros que quedaban, y luego de que Lisa, Serina y Vince rechazaran el puesto, el único que quedaba era Michael, el segundo hijo varón de Richard Harch, el anterior líder del clan antes que Thomas, y su padre.

 Michael tomó el mando del clan semanas antes del comienzo de la guerra, por lo tanto, aprovechó tal poder para hacer lo que quisiera dentro de la familia en el transcurso de esta, y entre la muerte de Marie; la madre de Lara, y la propia inexperiencia ante tales situaciones y depresión que Lara tuvo que vivir, fue cuando más él se dejó llevar, y pasó por arriba cualquier tipo de autoridad dentro del clan, y hasta de la nación. Aliándose con Rygal Di Rem en la guerra inclusive, hasta que Rhys tuvo que parar su engrandecimiento en aquella batalla que aún perduraba en la mente de ambos... Y desde ese momento, como líder del clan, Michael siempre estuvo en contra de Lara, colocándole así varias trabas en las decisiones que ella quería tomar en su vida personal; como cuando decidió casarse con Rhys, o cuando adoptó a Leah y la unió al clan legalmente. Sin contar cada uno de esos impedimentos en todas las decisiones que ella quería tomar en torno a la empresa, que ella misma dirigía. Sumándole también la negación de tomar postura política en el Consejo, haciendo así que el clan Harch perdiera influencia en este, y que el clan Relty se convirtiera en la casa número uno del reino luego de tantos años en los cuales el clan Harch estuvo en la cima.

 Rhys sabía que Michael era un problema, y no sólo para Lara y su familia, sino que para la nación y el nuevo mandato de Lee también, sin embargo, él intentaba no arraigarse a la idea de tener que acabar con su vida para parar sus extrañas motivaciones, aquellas que obviamente estaban enlazadas con lo que fuera que Rygal tuviera en mente... Sabía que si seguía así, aquello que sucedió en la guerra volvería a suceder, y quizás no debería tener tanta piedad como si la tuvo en el pasado, y de una vez por todas, para honrar la memoria de Thomas, así como la de Marie, y los padres de Leah... Acabar con Michael Harch.

 Rhys miro a Lara con un rostro de disgusto, y ella, sabiendo lo que significaba tal gesto, lo tomó de la mano y le susurró al odio:

—No hagas una locura, Rhys, está toda la elite de la nación aquí, por favor, sólo quédate tranquilo.

No lo soltó de la mano mientras hacia su pedido, y luego de este tampoco, se quedó parada a su lado con firmeza.

 «Quédate tranquila Lara, si tengo que romperle la cara a este tipo será en un combate uno contra uno», pensó él, con una sonrisa arrogante.

—Michael Harch... ¿Qué tal? —lo saludó, con simpleza.

—¿No crees que puedes hacer el saludo un poco más animado? —Michael osó usar algo de sarcasmo, dejando ver en su rostro el cinismo de la pregunta.

—Bueno... Si lo vemos de esa forma, tampoco hay algo que me diga que debo hacerle una fiesta a cada persona que salude, irónicamente me lo pide la última persona que quería cruzarme hoy —respondió Rhys, haciendo lucir su ser sarcástico también, ya que sabiendo que Michael no estaba siendo serio... Él tampoco lo sería.

—Sigues con esa actitud altanera de siempre, Rhys Windsor... Bueno, yo sólo quería felicitarte por lo de tu hijo, es bueno saber que pronto tendremos otro miembro en el clan.

Esas palabras cambiaron la actitud de Rhys y le clavó una fría mirada que vino acompañada de una gran arrogancia.

—No... Estás equivocado, mi hijo no será parte de tu clan, mi hijo será un Windsor, como mi hermano y como yo... Lo lamento por todos los miembros de la familia, pero la única Harch que respeto y aprecio es a mi esposa... Y años atrás lo fue Thomas... Pero todos aquí sabemos que sucedió con él.

Cuando dijo eso, todos a su alrededor se quedaron mirándolo sorprendidos de la situación. Lara apretó más fuerte su mano y la jaló intentando llamarle la atención, pero no funcionó.

—Ja... ¿En serio estás despreciando un clan como el Harch por ese clan de asesinos del cual vienes? Me sorprende viniendo de alguien tan inteligente y sensato como tú, Rhys Windsor —soltó, ampliando aún más su voz cínica y burlona, haciendo también hincapié en su apellido por sobre todo lo que había dicho antes.

—Repite lo que has dicho... Michael Harch. —Lo enfrentó, entre dientes. Esas palabras hicieron hervir su sangre, pero todavía había más, lo que Michael dijo a continuación sólo fue la gota que colmó el vaso.

—Dije: «Ese clan de asesinos del cual vienes», ¿Acaso tienes cera en los oídos? ¿O es que tanta sangre ya te ha dejado sordo?

 Rhys sin poder aguantar más, sacó la mano de su bolsillo, preparado para darle un fuerte puñetazo, pero su ira disminuyó y la tensión desapareció cuando sintió su muñeca siendo apretada con demasiada fuerza. Cayó en cuenta de quién era cuando miró hacia su costado y vio el rostro de Lara, enojado, ella era muy intimidante cuando estaba en ese estado, sus brillantes ojos azules ya no relucían, parecían glaciares de la frialdad que reflejaban. Echó un vistazo alrededor y notó que había hecho un número, todos los invitados los estaban mirando en silencio.

—Ven conmigo —dijo ella, en voz baja—. Ya —ordenó, al levantar su mirada y clavar sus ojos en él.

Rhys sabía que ella nunca había estado tan enojada como en ese momento, así que asintió, y ambos abandonaron el lugar.

 Al otro lado del salón Vlas miraba la escena entre risas, estas cesaron cuando sintió algo de movimiento detrás suyo. Conocía esa voz que se venía acercando.

—Se nota desde aquí la furia de Lara —aseguró la chica que se había parado a su lado.

Vlas giró su cabeza y un rostro conocido acaparó su vista.

—¿Mya? ¿Qué haces aquí? —preguntó, sin poder creerlo, ella estaba usando un esmoquin y llevaba su cabello atado... También cargaba una bandeja con copas.

—Trabajando, ¿No ves? —respondió Mya, con obviedad—. Aunque hubiese preferido estar en la gala como invitada, tenía varios hermosos vestidos que podía usar... Ay, me quedaban tan bien —protestó, desilusionada.

Aunque para Vlas eso no parecía ser del todo cierto, ella seguía viéndose muy bien con esa vestimenta. Su belleza era notable en cualquier estilo.

—Oh, claro, Rhys dijo algo de que ustedes ya estaban aquí, no pensé que eran los sirvientes.

—Sólo es una máscara, en realidad estamos aquí para ver que no haya ningún intruso, ¿Tú sabes lo de la carta? 

—Sí... Estaba ahí cuando Rhys la leyó, es una locura.

—Exacto, pero aquí estamos... Me tocó esta zona, Kit y Dean están por allá. —Ella señaló otras partes del inmenso salón—. ¿Quieres algo de tomar? —preguntó, ofreciéndole una bebida al levantar un poco la bandeja por encima del rostro del chico.

—¿Tiene alcohol?

—Obviamente, Vlas... Es champaña.

—Oh... He escuchado de ella pero nunca probé, igual no importa, hay una primera vez para todo, quizás me guste —dijo, tomando una copa. Tomó un poco al inicio, y le gustó tanto que vacío el resto de un trago—. Es muy buena —añadió, agarrando otra.

—Ey, ey... Ve lento, chico, me dejarás sin bebidas por el resto de la noche... —rio Mya, alejando la bandeja de su vista—. Vi a Leah hace un rato, debe de estar por ahí, nos vemos luego —se despidió, siguiendo su recorrido hasta perderse de vista entre los invitados.

—Nos vemos después, Mya —dijo Vlas, con su mirada dando un largo vistazo por los alrededores—. Hmm... ¿Dónde estará Leah? 

 

Mientras tanto...

 

—Te lo dije... No hagas escándalo, pero no, tú siempre tienes que sobresalir sobre todos y dejarme en ridículo frente a cinco mil personas, ¿Qué sucede contigo, Rhys? —declaró Lara, alzando la voz, dejando salir todo su enojo, mientras Rhys la miraba sabiendo que realmente lo había arruinado.

—Te dije cientos de veces que no quería ver a tu familia... Y menos al imbécil de Michael, ¿Cómo va a tener el ímpetu de decir que mi hijo será parte de su clan? Ese clan murió junto con Thomas, no quiero que nada una a mi familia con él —respondió Rhys, de brazos cruzados.

Él no recordaba cuándo fue la última vez que ellos discutieron, pero juraba que había sido al menos hacía seis o más años. Lara no era una persona que acostumbrara a enojarse, no era una persona a la que le gustara pelear tampoco, luego de varios altercados que incluyeron esas dos acciones en su vida ella cambió, y desde tales situaciones sólo peleaba cuando el contexto lo requería, y no por gusto o capricho, menos aún si se trataba de ira... Una persona enojada no sabría controlar el resultado de una pelea como si alguien sereno, ella lo sabía, por eso cuando Rhys actuaba de esa manera intentaba hacer lo imposible para revertir la situación, estando a su lado para controlarlo y que no cometiera una locura... Ya lo había visto hacer muchas, y sabía que si él seguía así eso nunca acabaría, pero no podía dejar de pensar que aunque Rhys se lo propusiera, eso estaba en su ser y no cambiaría por nada del mundo... Quizás ni siquiera por ella.

—Pero era sólo una noche Rhys, te dije que quería pasarla bien, sin problemas, te lo repetí toda la semana y todas las veces me dijiste que lo harías, ¿Ahora qué? ¿Eres un niño pequeño que tiene que hacer berrinche por todo? ¿Cuándo vas a entender que el mundo no gira a tu alrededor? Por favor, Rhys, sabes que sólo lo hizo para provocarte, me sorprende que siendo tú, la persona más inteligente que conozco, no te dieras cuenta —soltó, disminuyendo su alteración poco a poco. Luego de su descargo procedió a quedarse en silencio, mirando a su esposo con una leve decepción.

—Lo siento —se disculpó Rhys, rompiendo ese silencio que ella había formado.

Antes de hacerlo miró a Lara, y ella negó con la cabeza, para luego bajar la mirada cuando escuchó sus disculpas.

—Esta vez no, Rhys... No funcionará esta noche —dijo, con su tono más sereno. Se acercó despacio a él y le dio un beso—. Me olvidé de saludarte hoy por cierto... Volveré a la fiesta, únete cuando estés más tranquilo —añadió, caminando hacia la puerta—. Piensa en lo que quieres para ti, Rhys... No puedes seguir así —dijo a lo último, antes de abandonar la habitación por completo.

Rhys no comprendió sus últimas palabras, pero un mal presentimiento vino a él, angustia e impotencia se mezclaron con algunos sentimientos de ira que todavía tenía, haciéndolo sentir demasiado confundido, con él, con Lara, con la situación... Y llegando al punto de que la confusión se hizo tan grande como para perturbar sus propias creencias que habían crecido con él en el correr de unos largos veintiocho años.

Lara estaba enojada por su nulo control de la ira. Él comenzó a tener esas reacciones luego de la muerte de Demian. No lo recordaba muy bien como para asegurar que fuera así, pero tampoco podía asegurar que antes de ese día alguna vez actuó con tanta impulsividad como lo venía haciendo por más de diez años. Cuando era joven le gustaba pelear, pero no para dañar a los demás, no porque estuviera enojado, no por cualquier otra razón que se asemejara a la violencia... Sólo lo hacía por la misma razón que hacía todo lo demás... Era muy bueno, le gustaba hacerlo, y no iba a parar hasta ser el mejor en eso... No podía sólo rechazar su naturaleza ambiciosa, él vio la cima por mucho tiempo, se acercó a ella tanto que perdió su apoyo en la tierra, y tal como una vez Demian le dijo... Cuando ya no tuvo límites, la cima no fue suficiente, la ambición lo atrapó, y se perdió en un instante... En ese instante vio a su padre en la misma cima que él había intentado llegar, pero los años ayudaban a crecer también, no todo era talento y genialidad... Más sabía el diablo por viejo que por diablo, y él lo supo en ese momento, ser el hombre más poderoso del mundo no era para cualquiera, la debilidad era lo único que él poseía y que su padre no, por eso no lo pudo vencer, y cayó al abismo.

Sin todavía poder asegurar si aquella vez fue cuando se convirtió en el Demonio de Remia sólo pensó si alguna vez tuvo la oportunidad de no hacerlo, si alguna vez tuvo la oportunidad de no caer, de dejar de apuntar a la cima y de sólo haberse conformado con lo que había conseguido, si alguna vez tuvo la oportunidad de acabar con su ambición... Su más grande perdición.

Él no sabía muy bien con qué estaba enojado. Alguna vez pensó que era con el mundo, pero no... También colocó al destino en la balanza, pero era aún más estúpido... Quizás el Scire, para nada... ¿Rygal? Esa era su mayor sospecha, pero también la descartó... ¿Por qué? Porque con lo único que estaba enojado era con él mismo... Aceptó y comprendió la idea de que no todo lo que pasó en su vida era su culpa, lo sabía, él sabía que no podría haber hecho demasiado en contra del mundo, en contra del destino, en contra del Scire o en contra de su padre, pero no podía estar enojados con ellos tampoco, porque la razón de que ellos tuvieran la culpa siempre fue él también... Al final todo se reducía a él, a su debilidad, a sus decisiones, a su camino; a su mente oscura, traumada y asesina que lo llevó al peor lugar posible. Él tenía esos genes y no podía hacer nada para borrarlos de él... Esa era su maldición, aquella con la que siempre iba a tener que cargar.

Por eso siempre intentaba mostrarse fuerte, por eso siempre vencía a sus rivales con soberbia y superioridad, por eso mataba todo lo que llegaba a atentar con su vida y la de sus seres queridos, por eso resolvía todo con violencia... Porque no quería demostrar debilidad, todo lo perdió por culpa de ser débil, todo lo perdió por culpa de no dejarse llevar por sus emociones... De intentar ser razonable con personas que no lo eran.

Él no podía seguir caminando por la cuerda floja de la inconsistencia, porque el destino de todo lo que amaba estaba en sus manos, porque Rygal jamás se rendiría y si él era débil otra vez este le quitaría todo... Siempre le pidió perdón a Lara por las decisiones que tomó en el correr de su vida, también estaba al tanto de todo lo que ella sufría en consecuencia a su actuar, la había lastimado tantas veces que tenía la idea de que ella algún día se iba a cansar de él, y lo iba a dejar. En cualquier caso, si eso sucedía, lo iba a aceptar, porque, aunque la amara como a nada en el mundo, aunque ella fuera la razón de su poder, y por más de que ella se lo pidiera mil veces, él no lo iba a hacer... No iba a cambiar.

Ya que cambiar significaría perderla para siempre. 

—Es una chica dura, ¿No? —preguntó Lee, quien se encontraba detrás de una pared.

—Ja... ¿Escuchaste todo?

Rhys, quien todavía estaba sofocado por sus pensamientos, lo vio moverse hasta la puerta que se encontraba frente a él.

—No... Sólo la mitad, pero debo decirte que tiene razón, sólo como la opinión de alguien externo, no conozco mucho de su relación, por no decir nada —explicó Lee, levantando sus hombros.

—Sí, sé que tiene razón... Pero ese imbécil me desespera, no te diré nada sobre la invitación, porque puedes hacer lo que quieras, pero igual, me molesta demasiado su presencia —aseguró Rhys, apretando su puño con fuerza.

—Lo sé... Igual no vine para hablar sobre eso, tienes que ver algo —dijo Lee, señalando hacia el suelo.

—¿Qué pasó ahora? —preguntó Rhys, mirando hacia abajo—. No hay nada.

—Aquí no, imbécil —rio Lee—. Ven... Está en el sótano —dijo, comenzando a caminar.

—Oh, claro... Vamos hasta ahí —respondió Rhys, siguiendo a Lee por una escalera caracol que bajaba hacia el sótano.

Repleto de oscuridad.


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Chương 44: Capítulo 10: Decidir por ti mismo algo sin retorno – La gala del nuevo rey II

Fons, Ash, Palacio Real - 29 de Marzo - Año 526

 

Vlas estaba recostado en la baranda de uno de los balcón del salón, apreciando la ciudad. Había tomado demasiadas copas, y ya sentía como el alcohol comenzaba a hacer efecto en su cuerpo, por lo que decidió salir afuera y tomar aire fresco.

 Sacó su celular para ver la hora y se quedó algo hipnotizado apreciando la foto que tenía de fondo de pantalla... Creyó que la había cambiado.

—¿Qué haces? —preguntó Leah, acercándose por su espalda—. ¿Estabas viendo una foto? —preguntó de nuevo, intentando ver el celular.

—No... Sólo estaba viendo la hora —respondió Vlas, girando la pantalla de su celular hacia ella.

—Oh... Esa foto es de Zenda. —Leah lo notó al ver la foto.

Ella había visto a Vlas sonreír muchas veces, pero incluso con sus apreciaciones pudo notar como en esa foto estaba mil veces más feliz que cualquiera de las veces que ella lo vio. Una sonrisa de par en par y el reflejo brillante de esos ojos verdes eran la mayor muestra de tal felicidad.

Zenda era la respuesta. Vlas había tomado una selfie, en ella se lo podía apreciar a él y a ella, ambos tan jóvenes como lindos, probablemente él había tomado esa foto uno o dos años antes de ella conocerlo. En la foto Zenda pasaba sus brazos por el cuello de Vlas, hasta llegar a su pecho, ella también estaba muy sonriente, y sus brillantes ojos azules se sentían tan vivos que incluso a través de una imagen alcanzaba a notarse la luz que ella podía llegar a desprender. 

—Sí —asintió Vlas, apagando su celular para luego guardarlo de nuevo en su bolsillo—. ¿Recuerdas cuándo la conociste, cierto? —preguntó.

—Emm... Sí, la vi por primera vez esa vez cuando fuimos al muelle, recuerdo que pregunté si ella era la chica de la cual tú me habías hablado... Y luego la volví a ver cuando te despertaste en el apartamento de Lara luego de tu coma.

—Oh, sí... Nos viste cuando nos estábamos besando. —Él bajó su cabeza, riendo.

—Exactamente, sólo que no recordaba muy bien su rostro... Zenda era muy linda. —Luego de la afirmación de Leah el silencio los abrazó a ambos—. ¿Es extraño, no es así? —preguntó, repentinamente. 

Vlas sonrió... Ella no podía dejar morir una conversación de esa manera, por eso siempre intentaba abrir un nuevo tema que seguía con la anterior, y si eso pasaba de nuevo lo repetía hasta que la conversación concluyera en su totalidad... Luego de hablar demasiado con ella pudo darse cuenta de ello, pero casi nunca daba el paso inicial con la respuesta al tema... La pregunta de Vlas luego de ese inicio casi siempre era:

—¿Qué cosa? —Él la miró con intriga.

—El destino, es demasiado curioso a veces... ¿Tú crees que conocerla a ella fue casualidad, o que ya estaba predestinado?

Vaya pregunta profunda terminó por hacer. A Vlas le sorprendió que ella cayera en ese tipo de discusión, pero era algo interesante, por eso le siguió la corriente.

—Nada es por casualidad... Fue una acumulación de sucesos, yo creo que, si hubiera cambiado el orden de estos o borrado algunos, igualmente ella hubiera aparecido en mi vida y la hubiera cambiado para siempre de la misma manera —respondió, levantando la mirada—. Al igual que conocerte a ti no fue casualidad tampoco —añadió, con una sonrisa—. Llámalo mandamiento del destino, consecuencia, futuro, posibilidad remota... Lo que sea, yo me lo busqué, por eso sucedió... Así que no fue casualidad.

—Eres demasiado, Vlas Windsor. —La risa que soltó Leah expresaba jovialidad. Vlas siempre llevaba todo lo que hablaban a lados extremos, era interesante siempre esperar una respuesta elaborada a cada una de las preguntas que ella hacía—. Demasiado para cualquier persona. —Su cabeza se movía lentamente a los costados en negación, y una sonrisa seguía plasmada en ella.

—¿Incluso para ti? —preguntó Vlas, con la elocuencia haciéndole de compañía. 

—Vlas... ¿Puedo preguntar por qué hueles tanto a alcohol? —preguntó Leah, ignorando la pregunta de él cuando notó la copa en la mano de Vlas.

—Porque tomé cerca de diez copas de champaña... Y... Bueno, eso, parece que hizo efecto —tartamudeó.

—Ven —dijo ella, jalando su camisa—. Tienes toda la corbata suelta —añadió, apretándosela de nuevo.

Al levantar su mirada vio el hermoso rostro de Vlas mirándola desde arriba... Ella también había bebido algunas copas, y aunque tenía más autocontrol del que parecía tener él, todavía seguía siendo alcohol y este era capaz de alterar los sentimientos y sensaciones de una persona a niveles extremos. Por esa razón sintió su corazón acelerarse cuando él se pegó a ella... Sintió sus manos tocando su cintura y ligeramente alzó sus pies hasta que sus bocas estuvieron sólo a centímetros la una de la otra. Apoyó sus manos en el pecho de Vlas y sintió su corazón bombear con demasiada fuerza también.

—¿Estás muy emocionado, cierto? —preguntó ella, con un leve coqueteo.

—Tú aprovechas cualquier oportunidad para tocarme... ¿No es así? —bromeó él, desviando sus intentos sugestión.

—¿Y cuál sería el problema de eso? —preguntó ella, con una voz insinuante. Se sorprendió a sí misma, ella nunca hablaba así.

—No lo sé. —Vlas soltó su cintura y se lanzó un poco hacia atrás, apoyando su espalda en la baranda.

Esta inclinación hizo que casi perdiera el balance y cayera por el balcón, pero Leah tomó su mano y lo jaló lejos del borde.

—Ey, ¿Estás bien? —preguntó, mirándolo con atención. Su rostro se había puesto pálido.

—Un poco, veo doble y me duele demasiado la cabeza... ¿Me puedes ayudar? —preguntó él, apoyando su mano en el hombro de ella, para no perder el equilibrio

—Sí, claro... Ven conmigo —señaló ella, apretando su mano, y con cuidado lo guio con ella hacia la cocina. 

La figura de Leah era hermosa... De eso se daba cuenta Vlas siempre que la miraba de una manera distinta, normalmente ella vestía su uniforme de la universidad, que consistía en una falda de cuadros y un suéter gris con el logo de la universidad, por lo que era la primera desde su cumpleaños que veía a Leah vestida de diferente manera, y encima tan elegante. Realmente lo agradecía demasiado.

 Quizás eran sus hormonas adolescentes alteradas por el alcohol la cuales hicieron un extraño efecto en su mente, pero sin duda ella se veía más atractiva que antes... Lo notó cuando no podía sacarle la mirada de encima... Hasta que cayó en cuenta de que le estaba mirando el trasero.

—Listo... Es esto —dijo ella, dándose la vuelta, en una de sus manos tenía un vaso de agua, y en otra una pastilla. Al llegar al lado de él, se los dejó en sus manos.

—Emm, sí... Gracias —agradeció él, intentando evitar las miradas.

—¿Qué te sucede? ¿Me vas a decir que ahora te dio vergüenza? —preguntó ella, riendo.

—No, no, es que... Estaba viéndote y bueno, se me fue la mirada. —A punto de decir lo siguiente la oscilación vino hacia él, pero siguió—. Hacia abajo —soltó, cuando sintió a su rostro ponerse rojo de la vergüenza. Sólo procedió a tragar saliva y bajar la cabeza esperando la reacción de Leah.

Como no escuchó respuesta de su parte, levantó la cabeza. Cuando lo hizo, su vista fue acaparada por la sorpresa que reflejaba el rostro boquiabierto de Leah.

—¿Dije algo malo? —preguntó, confundido. Ella no había dado respuesta, ya aguardaba lo peor.

—Por Sun, Vlas, ¿Qué dices? ¿Desde cuándo me miras el trasero? —preguntó riendo. Vlas la miró más confundido, no creyó que ella reaccionaría de esa forma, se sorprendió.

—No fue con intención... Solo estaba viendo que...

Fue interrumpido cuando unos brazos se cruzaron por su cuello. Leah lo estaba mirando atentamente.

—¿Qué estabas viendo? —preguntó ella, torciendo sus labios rojos en una media sonrisa traviesa.

—Que eres hermosa. —Una gran ternura acompañó la respuesta de Vlas—. Siento que esto ya lo dije, pero no sé cuándo —agregó, riendo.

—Lo dijiste cuando fuiste a mi habitación hoy —le recordó Leah.

—No, no dije eso... Dije que estabas «radiante».

—¿Y cuál sería la diferencia?

—No lo sé, aun así, son dos atributos positivos que encajan muy bien con tu persona... Y por lo que veo te ponen muy feliz —dijo Vlas, señalando su sonrisa.

—Tienes razón, aunque lo que me pone feliz no es que me describan así, sino que la persona que lo hace eres tú —dijo, acercándose lentamente a él—. Vlas... ¿Te puedo proponer algo? —preguntó. No había quitado su mirada de los ojos de Vlas en ningún momento. 

—Soy todo oídos.

—Es difícil hacerlo... Nunca en mi vida llegué hasta este punto.

Leah, aunque no intentaba demostrarlo demasiado, estaba nerviosa por la situación. Pero Vlas tomó sus manos inquietas, y sintió el calor en estas.

—No hay nada que sea imposible de hacer... Sólo se basa en vencer una adversidad... No sé cuál será tu propuesta, pero tienes que pensar en lo positivo, de esa manera no creerás que es difícil... Siempre hay una primera vez para todo.

Esas palabras la tranquilizaron. Las manos de Vlas seguían apretando las suyas y esos ojos verdes asediaban su presencia.

Juntó todo el valor que tenía, pero las palabras se atoraron en su garganta y no querían salir. Pero esa pregunta que Vlas le había hecho minutos atrás volvió a su mente: «¿Incluso para ti?». No la había ignorado por el hecho de que se perdió en la actitud alcoholizada de Vlas, sólo que no supo qué responder.

Ella no se consideraba menos que nadie, tampoco creía que los demás fueran menos que ella, pero sabía comprender cuando una persona tenía ciertas características que lo ponían en un lugar distinto al de los demás, por lo que también consideraba que todos eran diferentes. Eso ya lo había confirmado con la comparación entre Rhys y Vlas.

Pero ella sabía que había personas que, aunque intentaras comprenderlas totalmente, no podrías a llegar a hacerlo jamás. Lara alguna vez le dijo: «Nunca te enamores de una persona igual a Rhys, nunca sabrás totalmente lo que quieren, y si no llegas a comprender en su totalidad esos sufrimientos que los atormentan, sufrirás demasiado... Haciéndolo sufrir a él también en el camino... En vano».

Vlas no era igual a Rhys, pero compartían características, y justamente esas características eran las que más intentaban ocultar frente a ellas: Ese amor tan devoto como intenso, esa ambición desmedida que los elevaba por encima de ellos mismo incluso, ese ego tan característico que inundaba sus decisiones, ese odio tan intenso como su amor, y esa tristeza perpetua, de la que nunca dejarían de padecer, con su mundo siempre incompleto. Esas características podían llegar a ser tan fuertes en ellos mismos que no existía nada en el mundo que pudiera pararlos cuando eran consumidos por una, o por tantas. Eran características únicas de su propia estirpe. Un Di Rem siempre sería un Di Rem. Sin importar el lugar, la persona o el tiempo. Y ellos no podían escapar de esa maldición tampoco.

Quizás estaba cometiendo un inmenso error al hacer lo que tenía planeado hacer, quizás enamorarse de Vlas sería entrar en una odisea de sufrimiento, de tristeza, que desembocaría en la soledad... O quizás todo lo contrario... Quizás él realmente la amaría, quizás sería una buena vida, quizás serían felices juntos, quizás no sufrirían, quizás todo eso que los atormentaba desde pequeños dejaría de hacerlo, y curarían sus heridas mutuamente... Serían el uno para el otro... Por esa razón, quizás él no era demasiado para ella... Y tal como Lara se lo había dejado en claro; el amor era una apuesta, una apuesta a los sentimientos y al destino, ella no podía predecir lo que sucedería con ellos más adelante, y la vida era muy corta como para arrepentirse, ya se lo había dicho a Vlas una vez, y todavía pensaba lo mismo. No podía seguir dándole vueltas al asunto, ella quería una sola cosa y en ese momento estaba a punto de conseguirla... A punto de decidir amarlo... Con sus carencias y virtudes, con su llanto y sonrisas, con su tristeza y su felicidad... Con todo lo que Vlas tenía para ofrecerle, así como ella a él... Era lo que quería... Quería hacerlo feliz... Así que lo hizo... Tomó esa decisión.

 —¿Quieres intentar algo conmigo? —preguntó ella, y después de esas palabras supo que ya no había vuelta atrás.

Vlas la miró con una sonrisa, y acercó su rostro al de ella.

—Depende —aludió.

—¿Depende de qué?

—¿Depende de qué tipo de «algo»?

Él sabía a lo que ella se refería, pero después de tanto esperar la respuesta sólo vino el accionar.

Leah se lanzó hacia él y le dio un beso en los labios. Amaba esa sensación, ella era suave y tierna, también sentía algo de timidez al hacerlo. Él alzó sus manos y las apoyó en el rostro de ella, acariciando su mejilla con suavidad. Quería que ese momento perdurara para siempre, como aquella vez en el jardín, besarla lo hacía sentir diferente, le impulsaba todos sus sentidos, lo engatusaba más que nunca.

Ella era distinta, era una chica hermosa, era luz. Inocente y tierna, aunque graciosa y atrevida a su vez. Podía ser mucho y poco al mismo tiempo. No la conocía totalmente, apenas sabía pocas sobre ella, sobre su pasado y su vida, pero más que eso, sentía genuinidad en sus acciones, en esas veces que le tendió su mano y lo ayudó. Si ella lo quería, siempre lo demostró, nunca lo dejó solo, y hasta hizo esa afirmación: «Siempre que me necesites estaré ahí». Ella estaría ahí para él... Él no podía no hacer lo mismo... Porque también la quería mucho, y porque a pesar de todo... Se había enamorado de ella.

Se había enamorado de Leah Foster.

—¿Eso responde a tu pregunta? —preguntó ella, separándose de él. Su rostro se veía altamente ruborizado.

—¿Sabes? Jamás creí que volvería a enamorarme luego de haber perdido al amor de mi vida... Hasta que tú apareciste y me ayudaste a salir adelante, esas palabras están grabadas en mi mente con fuego, y no se borrarán jamás... Decidí en ese momento que toda mi vida pelearía por mí y por ustedes, para de la misma forma vivir por mí y por ustedes... Era tan simple como entenderlo, pero me había ganado la desesperación y estaba cayendo solo, haciendo todo lo contrario a lo que Rhys me había aconsejado... Por eso... Gracias y mil gracias, jamás me darán las palabras para agradecerte, nada podrá devolverte ese favor... Nada igualará lo que tú hiciste por mí, pero quiero estar contigo, y espero, al menos, hacerte feliz... Porque te lo mereces, Leah... Tú más que nadie —dijo Vlas.

 En todo su discurso, su mano se fue afianzando a la cadera de ella, llevándola contra él, más y más, casi estaban pegados el uno al otro. Ese abrazo que le dio al final era necesario, era inevitable... Era deseado... Ambos lo anhelaban. Por eso lo disfrutaron de la misma manera.

—Este era el Vlas que necesitaba... Ese que acepta sus errores y comprende lo que le hace mal para poder encontrar su propio bien, ¿Puedes creer que me di cuenta de eso el primer día que hablamos de ti? Eso significa sólo una cosa, tú eres más especial de lo que crees, si tan solo no te subestimaras tanto y entendieras que eres capaz de todo... Quizás, eso es lo único que podría reprocharte, pero no puedo hacerlo... Porque eres encantador, Vlas Windsor, y me gusta todo de ti —dijo Leah, sintiendo el olor del perfume de Vlas a medida que este se recostaba más a ella. Le gustaba, era dulce.

—Lo haré... Tengo algo que cumplir, y sé que jamás confié en mí tanto como debería hacerlo, pero ahora esto me involucra directamente, por lo mismo, la única razón de cumplirlo es pensando que soy más de lo que creo, creciéndome ante las adversidades, no dejándome vencer... Porque realmente soy más de lo que creo, así como Rhys, él entendió que no tiene límites y al día de hoy es lo que es gracias a eso, espero llegar a un día ser como él.

—¿Sabes? Me gusta que comiences a confiar más en ti mismo, pero te pido que no te ahogues en eso, muchas personas terminaron mal por pensar que podían hacer todo solos, recuerda que desde ahora yo estaré ahí, que están Lara y Rhys, están los chicos, y tienes personas que te quieren en Remia, no estarás solo jamás... ¿Entiendes? —preguntó ella, apoyando su frente en la de él.

—Sí, bonita... Lo comprendo muy bien —respondió él, con una sonrisa—. Ahora que ya nos dimos las explicaciones necesarias y que entendemos lo que cada uno quiere del otro... ¿Podemos volver a la fiesta? —preguntó, señalando el salón por la puerta de la cocina.

—Sí... Volvamos... Aun así, quiero decirte que te vas a limitar con el alcohol, no dirás estupideces de nuevo por culpa de tomar demasiado... ¿Entiendes?

—Entiendo eso también... Por esta noche tú eres la jefa, ¿Bien? 

—Sí, claro —asintió ella, dándole un último beso— Vamos. —Lo tomó de la mano y ambos abandonaron la cocina para dirigirse al salón otra vez.

 

En el sótano...

 

—Lee... Me puedes explicar por qué el sótano tiene olor a muerto —preguntó Rhys.

Ambos bajaban por la escalera que descendía aún más en la profunda oscuridad, a cada escalón Rhys iba perdiendo más a la figura de Lee de su mirada, ese color plata de su cabello era engullido por la negrura. Unos escalones más y ya no se vería nada.

—Tiene el mismo olor que todos los sótanos, es sólo la humedad —respondió Lee, cuando luego de llegar a lo más bajo de este, paró frente a una gran puerta de metal—. Aquí es —agregó, tocando un par de veces.

 Adentro no se oía nada, parecía una habitación aislada del exterior. Sólo se escuchó un ruido ignoto cuando la puerta se movió apenas hacia adentro, alguien jaló con fuerza y la abrió completamente.

 —Lee... ¿A dónde habías id...?

Al momento de la puerta abrirse una chica salió rápidamente, pero se quedó parada en medio de su pregunta cuando vio a Rhys junto Lee.

 —¿Ash? ¿Qué haces aquí? —preguntó Rhys esbozando una sonrisa al darse cuenta quien era... No tuvo que pensar mucho, su rostro era inolvidable... Casi siempre lo tenía en su mente.

 Ashley Crown era la medio hermana de Lee, y ex-compañera de clases de Rhys cuando este vivía en Remia, también fue compañera de Lara en preparatoria. Se conocían hacía más de quince años, ella era la única persona, aparte de Artemisa Filii Dei y Jake Lauren, a la cual Rhys consideró por mucho tiempo su amiga, por eso, tenían una gran relación entre ambos.

 Ella era un año más grande que Rhys, y uno menor que Lara. Rhys pudo notar que el pasar de los años no parecía afectarle demasiado, y aunque era obvio que había crecido, casi no había cambiado nada. Ashley no era muy alta, no llegaba a los ciento setenta centímetros, pero tenía un gran físico, ella era la comandante de la Guardia Real, su figura atlética se debía a su intenso entrenamiento.

 Aunque Ashley no supo de su verdadera identidad hasta que cumplió los veintitrés años siempre tuvo los rasgos característicos de un descendiente de la familia Ex Fons... Su cabello era plateado y ondulado, aunque un poco más oscuro que el de su hermano, llegaba hasta la mitad de su espalda, pero ella casi siempre lo llevaba atado en una coleta, tenía la tez clara, casi pálida, sus ojos eran pequeños y alargados, estos también eran plateados, un poco menos brillantes que los de Lee, pero sus facciones eran finas como las de su hermano. Eran muy parecidos entre ellos, y Ashley era una chica hermosa.

 —Ey, pero si es el gran Rhys Windsor, creí que no te vería más luego de tu casamiento... Al parecer te tienen de la correa —bromeó Ashley, con confianza.

 —No, para nada, Lara no es de ese tipo de mujer, en realidad el alejado soy yo, no le he dado mucho interés al resto de las cosas —respondió Rhys, alzando sus hombros ligeramente. 

 —Pero a mí me dijiste que era Lara quien no te permitía meterte en esos temas —dijo Lee, intentando recordar.

 —Lee, maldita sea, me estás dejando expuesto.

 —Oh, lo siento. —Lee comenzó a reírse.

 —Ahora pregunto, ¿Qué hay dentro de la habitación? —Rhys intentó mirar por encima del hombro de Ashley.

 —Lo trajiste para «eso» —preguntó Ashley, mirando a su hermano. Lee asintió en silencio—. Ya veo... Tienes que ver esto, Windsor.

Ashley se volteó y entró a la habitación. Rhys entró detrás de ella y Lee los siguió, al final cerró la puerta.

 —No puede ser... ¿Qué es esto? —Rhys se sobresaltó al apenas entrar a la habitación permitir que sus ojos encontraran en el medio de la sala a un tipo sentado en una silla. Este tenía sus extremidades atadas a las patas y respaldar del asiento. Estaba golpeado y magullado, se encontraba cabizbajo, la sangre chorreaba por su rostro—. ¿Acaso lo estabas torturando, Ash? —preguntó mientras se acercaba lentamente, necesitaba verlo más de cerca, parecía no estar consciente.

—Lo encontramos en la entrada con una bomba, pudimos desactivarla, parece tener el mismo funcionamiento que las explosiones de Lee, pero creo que debes verla tú para entender de que se trata —respondió Ashley, entregándole una caja de cartón.

 Rhys la abrió para ver dentro una bomba y su detonador.

—Es de Energía del Alma, creada por un mismo poseedor del Scire... —dijo, quitándose uno de sus lentes de contacto. La miró con atención.

—¿Y? ¿Qué más? —preguntó Lee, esperando la identidad del autor.

—Rygal... Esta energía es de él —soltó, dándole una mirada a los hermanos—. Y sigue activada, Lee —añadió, lanzándola al aire.

—¡Maldita sea! ¡ABAJO! —gritó Lee, cubriéndose de la inminente explosión. Ashley le hizo caso.

Pero nada sucedió. Al notarlo, Lee alzó la mirada, y Rhys, quien seguía con la bomba en su mano, reía sin parar.

—Se la creyeron.

—Por Sun, Windsor, no juegues con eso, imbécil —Ashley lo regañó.

—Perdón... Igualmente, quédense tranquilos, para mí es un juguete, mientras esté en un rango de mi poder no estallará, y como ya saben, mi rango es ilimitado, no hay nada de qué preocuparse... Lo que sí debería de hacer es llevarla lejos y dejarla explotar en ese lugar, todavía no sabemos cuál es la potencia de esta... Quizás tiene el nivel de una bomba atómica menor —indicó Rhys, absorbiendo la bomba con su sello.

—Rygal... Ahora es él, ¿Qué quiere? —preguntó Lee.

—Debería preguntarme lo mismo, quizás él sepa algo —respondió Rhys, acercándose al rehén. Tomó una silla que estaba cerca y se sentó apoyando su cuerpo en el respaldar—. Mírame —ordenó, alzando el rostro del tipo.

—Windsor... ¿Qué harás? —preguntó Ashley, confundida.

—Sacarle información —respondió, mirando al rehén seriamente—. Di todo —soltó, profundizando sus intensos ojos en el rostro del tipo. Su mirada cambió, se tornó amenazante rápidamente, el tipo quedó paralizado de la impresión.

—No sé nada, sólo se me fue dada con las instrucciones de detonarla en la entrada del palacio.

Su voz temblaba, tragó saliva cuando terminó, Rhys no le quitaba la mirada amenazante de encima.

—Así que eres de Zardie, ¿Eh? Esto tiene que ver con Yoh Tales —aseguró Rhys.

—¿Cómo te diste cuenta de eso? —preguntó Lee, sorprendido.

—Su acento, ¿No te has dado cuenta cuando hablamos con Yoh? Ellos hablan nuestro idioma con una leve variación en la pronunciación, eso se debe a que todavía poseen vestigios de su idioma original... El indyl —explicó Rhys.

Lee y Ashley se miraron sin comprender muy bien la situación, pero era Rhys, él sabía de lo que hablaba, por eso le siguieron la corriente.

—Descríbeme al tipo que te dio la bomba, ¿De qué color era su cabello? —le exigió otra vez al rehén.

—No lo sé, me llamaron desde un teléfono público, dejaron la caja en una plaza de Alfa... Pero no sé nada, por favor, tienes que creerme —rogó, con desesperación.

Rhys podía notar como estaba en las últimas. Pero no cedió.

—Alfa, ciudad frontera con Zardie... Esto se está poniendo interesante —aseguró, poniéndose de pie—. Lee, necesito que me consigas una computadora, y Ash, tú unos auriculares —solicitó.

—Tengo los de mi celular, ¿Sirven? —preguntó ella, sacando unos cables de su bolsillo.

—Sí —asintió Rhys, tomándolos—. ¿Lee, puedes?

—Sí, claro... Aquí hay una. —Lee se acercó a un mueble con varios cajones, abrió uno y sacó una laptop.

—Enciéndela y déjala en la mesa.

—Okey. —Lee siguió sus órdenes.

 Rhys sacó un dispositivo de su bolsillo el cual enchufó a la computadora, también enchufó los auriculares de Ashley, luego acercó la silla del rehén a la mesa y se sentó a su lado.

 —Pondré siete audios, en cada uno de ellos se escuchará la voz una persona distinta, quiero que me digas si alguna es parecida a la que te habló por teléfono... Toma —le ordenó, dejando los auriculares en su mano.

 El rehén comenzó a escuchar los audios con atención. La intimidante postura de Rhys a su lado le hizo saber que no tenía más opción que hacerle caso.

 Cuando este iba por el tercer audio golpeo la mesa. Rhys notó como su atención se había elevado y como asentía inconscientemente.

 —Este, este es el audio... Esa es la voz que me habló por teléfono —dijo, convencido.

 —¿Seguro?

 —Sí, más que nunca, no podría olvidarme de ese tono tan sombrío.

 —Ya veo —dijo Rhys, poniéndose de pie. Apagó la computadora y la cerró, llevándosela con él al comenzar a caminar hacia la salida—. Ashley, Lee, vengan conmigo, tengo que contarles algo.

 Rhys salió de la habitación y los hermanos lo siguieron. Cuando todos se encontraban afuera, Rhys cerró la puerta de metal para que no se escuchara nada de su conversación.

 —La bomba viene de Zardie... Esos audios eran algunas llamadas que he recolectado con el correr de los años sabiendo que algún día me servirían, son de los cinco líderes de Zardie, de Rygal y de Cole... No llegó a escuchar todos los audios porque parecía muy seguro de saber cuál era, así que hay cuatro opciones descartadas: Yoh, Rygal, Cole y Killian —explicó Rhys.

 —¿Entonces quien fue el de la llamada? —inquirió Ashley.

 —Sonny Jin, la mano derecha de Yoh —respondió Rhys

 —¿Ese tipo para nada cuerdo al cual Jean Blake le dio una paliza? —preguntó Lee, con curiosidad.

 —Sí, el mismo... Esto fue una orden de Yoh, y la bomba era de Rygal... Rygal no es estúpido, no se dejaría atrapar con tanta facilidad, esto fue hecho adrede... Seguramente fue un plan elaborado por él y Yoh en una reunión, y viendo lo que quiso hacer al principio, siento que esto es sólo la punta del iceberg, Lee —explicó Rhys, con seriedad.

—No puedo decirle esto a mi padre... No me permitirá asumir si sabe que están intentando truncar mi coronación con un ataque terrorista. 

—Ese es el problema Lee.

—¿Cuál?

—Tu padre... No quiero decir que sea un mal líder, pero los tres sabemos exactamente qué sucedió dentro del gobierno en la guerra... Ash, tú eras parte de esta conspiración, quizás no te dabas cuenta porque no tenías demasiado conocimiento, pero de todas formas peleaste para defender el palacio de los grupos revolucionarios... En ese ataque, con miedo a que su reinado se derrumbe, el rey le permitió a Rygal y a Yoh hacer cualquier cosa dentro de la nación con tal de acabar con los grupos revolucionarios, ese permiso sigue vigente hasta el día de hoy, ellos saben que pueden utilizar a la élite de Fons como sus marionetas, quizás Yoh y Rygal tienen diferentes objetivos, pero quiero que lo sepas, Fons es probablemente el eje de cualquiera de esos propósitos, si asumes, les estás quitando una gran influencia, y no quieren permitirlo, no quieren perder.

—¿Me estás diciendo que estamos entrando a una guerra interna contra Yoh y Rygal? —Lee no lo quiso creer.

—Hay demasiadas probabilidades... Yoh quiere acabar con Fons, y esta oportunidad le cayó del cielo, él entiende mucho sobre la política, destruir un país desde dentro será bastante fácil si se les da el permiso de hacerlo, como lo hizo el anterior rey... En cambio, Rygal ya posee el control sobre Fons, así como en todo el mundo, y no quiere perderlo... Ellos están aliados momentáneamente sólo para que tú no asumas y les arruines la fiesta, pero créeme, si ellos evitan que te conviertas en el líder se terminará desatando otra guerra por Fons, y no creo que quieras eso.

—No, mi mayor objetivo es limpiar toda la reputación de Fons, en este momento la nación pende de un hilo, otra guerra no sabría cómo controlarla... Lo acepto, se me iría de las manos. 

—A cualquiera se le iría de las manos una situación así, por esa razón debes afirmarte en el poder lo más rápido que puedas, mientras más tiempo les des para que preparen un contraataque, menos posibilidades tendrás de asumir y ganarte la confianza de la nación, te puedo dar el ejemplo de Filii Dei, Artemisa es el mejor líder que tiene actualmente el mundo, ¿Sabes por qué? Porque su gente confía en ella y protege a su nación con su vida, es imposible que Filii Dei tenga una crisis como las de Fons, por eso la única vez que sucedió algo por el estilo, con la invasión de Yoh, en tan solo una semana todo volvió a la normalidad... Es una ley de un líder Lee, necesitas la confianza de tu gente, tú eres rey por ellos, no es que ellos sean ciudadanos por ti, primero tu nación, luego todo lo demás... Ten eso muy en claro.

 —Sí, lo sé... Haré lo posible para asumir y afianzarme al poder más que nunca —Lee dijo, repleto de decisión.

 —¿Y bien? ¿Qué haremos con él? —Ashley señaló la puerta, refiriéndose al tipo que estaba dentro de la habitación.

 —Enciérralo en un calabozo, es peligroso dejarlo libre, y matarlo sería mucho... No tiene Energía del Alma, no es una amenaza —dijo Rhys, acomodando su traje— Lee, ya casi es la hora, deberías ir a prepararte... Ash y yo podemos encargarnos del sujeto, apenas lo hagamos iremos al salón para ver la presentación, por ahora no hay ningún problema ahí, mis chicos no me han avisado de nada.

 —Bien, lo entiendo... Iré a mi camerino entonces, si mi padre llega a enterarse de que falto hará un escándalo —dijo Lee, dándose la vuelta—. Nos vemos luego —se despidió, antes de desaparecer entre la oscuridad de las escaleras de nuevo.

 —Listo, ¿Nos encargamos de él? —preguntó Rhys, refiriéndose al rehén.

 —Sí, vamos —asintió Ashley.

 

Unos minutos después...

 

El salón se puso a oscuras cuando el actual rey de la nación hizo presencia en el escenario que se había armado para la ocasión. Las luces apuntaron a él parado frente al micrófono.

—Hmm... Buenas noches a todos, y principalmente, muchas gracias por asistir a la gala de mi hijo... Como deben de saber, decidí abdicar el trono después de casi treinta años detrás del liderazgo de la nación de Fons... Decidí hacerlo para descansar después de haber vivido tantos acontecimientos importantes que hicieron desarrollarse a la nación como la mayor potencia mundial y dejar el nombre de Fons en la cima... Por esa misma razón siento que la única persona capaz de mantenerla ahí por mucho más tiempo y demostrar el poderío que poseemos, es mi hijo... Así que, por favor, denle un gran aplauso a Lee Ex Fons.

Luego del monologo del rey los aplausos se hicieron sentir cuando Lee subió al escenario ligeramente nervioso. Al pararse frente a la multitud con micrófono en mano todo su cuerpo se paralizó y las palabras se atoraron en su garganta. Miró hacia todos lados buscando confianza, y cuando alzó la mirada hacia un andamio cerca del techo los vio... Rhys y Ashley asentían con grandes sonrisas, eso le dio valentía.

Rhys y Ashley se habían parado en la parte más alta del salón. Ambos se habían puesto de acuerdo en que cualquier movimiento sospechoso en un invitado sería razón para reducirlo y llevarlo a un interrogatorio, parecían unos métodos crueles, pero para la situación que se llevaba a cabo en ese momento eran necesarios.

—Está muerto de nervios —rio Rhys.

—Ni que lo digas, pero no puede vivir con esa sensación para siempre, se adaptará fácilmente, créeme —dijo Ashley, con seguridad.

—Tú lo conoces más que yo, así que sólo me queda hacerte caso.

—Es un buen chico... Tengo mucha confianza puesta en él... Y cuidaré sus espaldas todo el tiempo, aunque él sea mil veces más poderoso que yo —afirmó Ashley, con una sonrisa.

—Él también te protegerá a ti, eres su hermana mayor después de todo... Te quiere demasiado.

—Gracias Windsor... ¿Y tú? ¿Qué tal va la relación con tú hermano? Lara me contó se vino a vivir con ustedes, recordé que esa era una de tus mayores metas y me sentí aliviada de que lo hayas logrado... Todavía recuerdo a Vlas, él era tan lindo de bebé, la última vez que lo vi él era un niño pequeño, ¿Ha crecido, no?

—Ni que lo digas, ahora tiene dieciséis... Él es el actual poseedor del Scire, por eso fue que volví a Remia a buscarlo, quién sabe lo que habría hecho mi padre con él... Sin contar todo eso que tuvo que vivir.

—Oh, pobrecito... ¿Y tuvo que tomar esa decisión?

—Su mejor amiga... Él la amaba mucho, su partida la afectó demasiado, pero últimamente y gracias a la ayuda de Leah ha podido salir adelante, yo también estoy intentando ayudarlo para que sea más fuerte, ese es su deseo, y tiene una firme voluntad, sé que lo va a lograr —aseguró Rhys.

—Ja... Igual que su hermano —rio Ashley—. Ey, dijiste Leah, ¿Cierto? ¿Acaso ellos se enamoraron? 

—No lo sé muy bien, no me entrometo mucho en ese tipo de cosas... Pero al parecer sí, hace algunos días estaban algo confundidos porque se habían besado, la verdad es que no comprendo totalmente a los adolescentes de ahora, cuando yo me enamoré de Lara era demasiado obvio e insistente —dijo Rhys, entre risas.

—No tienes que recordarlo. —Ashley sacudió varias veces su cabeza, en negación—. Pero, ¿No sientes extraño que tu hermano se enamore de tu hija?

—Bueno, biológicamente no es mi hija, así que no le veo nada de malo.

—Pero la adoptaste... Ellos legalmente son tío y sobrina, según la ley de Fons ellos nunca van a poder casarse o tener hijos, sería ilegal.

—Ash... Tienes razón, no lo había pensado antes, deberé de hablar de este tema con Lara... Al casarnos la adopción pasó a ser parte de ambos, así que sí, legalmente es imposible que ellos sean pareja, por no decir que sería llamado: «La palabra prohibida».

—Por favor, no digas eso, es muy chocante... Y perdona por desviar la conversación hasta este punto, es que me dio curiosidad.

—No, no pasa nada, de hecho, me abriste los ojos sobre algo de lo que no me había dado cuenta... Vaya, la ley es un tema muy complicado, me gustaba cuando me la saltaba. 

—Estás hablando con una agente del gobierno, mejor no exteriorices ese tipo de pensamientos —bromeó Ashley.

—Sí, claro... Has llegado lejos Ash, jamás pensé que tendrías ese tipo de influencia en una nación tan grande como Fons... Es admirable —la halagó Rhys.

Ella lo miró y sonrió con modestia.

—Es una posición acomodada, Windsor, si no fuera porque mi padre es el rey y ahora lo será mi hermano jamás habría llegado hasta este lugar... Todavía sería cadete.

Ella le quitó importancia, pero Rhys insistió:

—Por más acomodada que esté una persona, si no está calificada para el puesto no podría tener tan buenos resultados... Desde que la seguridad del país está a cargo de ti la criminalidad descendió hasta su punto más bajo desde hace cincuenta años... Eso es una gran hazaña, y la lograste tú, Ash.

—Lo logré con la ayuda de mi hermano y del Ministro de Seguridad, fue una hazaña compartida.

—Pero una hazaña al fin y al cabo, y tú formas parte... Deja de subestimarte, Ash, eres capaz de muchas cosas, te aceptaron en la universidad de aquí sabiendo que su régimen es muy estricto y tú eras una extranjera, antes de ser la princesa ya eras parte del Estado, y todavía no habías terminado tu carrera... Eres asombrosa y admirable, tu estatus no certifica nada, si no me crees mira a tu padre y todo lo que dije hoy sobre Rygal y Yoh... El sometimiento siempre está a la vuelta de la esquina, pero tú no lo has hecho, y sigues adelante demostrando lo independiente que eres... Siempre recalcaré lo mucho que has conseguido sola.

—Amas encantar a las personas, ¿No es así, Rhys Windsor? —preguntó Ashley, con mordacidad.

—¿Eh? ¿A qué te refieres?

—Te conozco hace mucho tiempo, sé lo que intentas hacer —dijo ella, con obviedad.

—No intento manipularte, Ash, es cierto... Es cierto ahora y será cierto siempre.

—Lo sé Windsor, sólo que es extraño que tú resaltes las cualidades de otras personas... Todavía se me hace complicado aceptar que has cambiado y que la absoluta arrogancia que antes poseías se ha convertido en respeto hacia los demás... A tu manera, obvio, pero respeto de todas formas.

—Ja... Siempre sorprendo Ash, es lo normal en mí. —Se jactó él, con orgullo.

—Lo que digas, chico Windsor... Aunque yo diría que le prestes más atención a tu esposa, Lara nos ha estado mirando con un rostro de pocos amigos hace un rato largo. —Ashley hizo un gesto con sus ojos.

Rhys dirigió su mirada hacia Lara y la encontró entre la multitud. Cruzaron miradas en un instante, pero apenas ella se dio cuenta de que él la estaba mirando dio vuelta su rostro hacia adelante. En el mismo momento el cual Lee comenzó a hablar.

—Buenas noches a todos también, y al igual que mi padre, quisiera agradecerles por asistir en esta noche tan importante para mí... Lo siento si sienten que mi voz se nota nerviosa, pero es normal cuando asumes el liderazgo de una nación tan importante e influyente como lo es Fons, hace un rato estaba hablando con un compañero sobre las obligaciones de un líder y me dijo una frase que ahora mismo entiendo más que nunca: «Un rey es rey por su gente, no lo contrario, primero tu nación, primero tu gente y luego todo lo demás»... Comprendí exactamente lo que significaba vivir por tu gente y sentir que ellos pueden confiar en ti y depositar sus esperanzas de la misma manera, eso me lleva a una sola conclusión y espero recibir de su parte también... Quiero que depositen toda su confianza en mí, quizás es una promesa demasiado ambiciosa y utópica hoy en día, pero créanme, puedo decirles que, si quieren un futuro, estoy aquí para dárselos, daré mi vida por la nación las veces que sean necesarias, primero rey, luego persona, eso es lo que conlleva ser el rey de Fons, eso es lo que conlleva mi linaje, el significado de este emblema, el peso de esta corona y el legado de Delta... Espero no decepcionar... Muchas gracias —terminó Lee, cuando el salón estalló en aplausos y gritos de aliento, las luces se encendieron, y la fiesta siguió unas horas más.

El discurso de Lee había cambiado el ambiente, se sentía demasiada alegría en sus alrededores, y esta lo contagió, dejó su nerviosismo de lado rápidamente, quizás cambiaría cuando dos días más tarde tuviera que comenzar su liderazgo y ponerse en orden y al día con los problemas de la nación, pero mientras tanto sólo debía disfrutar de sus últimos momentos como una persona normal, antes de que como todos... Su destino se marcara para siempre.

 

Unas horas más tarde...

 

La fiesta había terminado, los invitados ya se iban y el salón comenzaba a quedarse vacío. Lara buscó a Leah y Vlas entre la multitud que quedaba, los vio hablando cerca de una mesa y se acercó a ellos.

—Chicos, ¿Nos vamos? —preguntó, parándose a su lado.

—¿No deberíamos esperar a Rhys? —preguntó Leah, con ingenuidad.

—Ja... Si supieras, Leah, es mejor que por hoy no nombremos a Rhys frente a Lara —declaró Vlas, riendo.

—Muchas gracias Vlas, me haces un favor —dijo Lara, mientras negaba con su cabeza.

—¿Qué sucedió? ¿Se pelearon y no me enteré? —preguntó Leah, con curiosidad. Lara bajó su mirada ante su pregunta, no quiso mirarla, aunque antes de su movimiento Leah notó cierto malestar en su rostro—. Mamá... ¿Te encuentras bien? —preguntó.

—Sí, está bien... Vamos... Te contaré en el camino —Lara respondió. Y los tres abandonaron el salón.

 

Mientras tanto...

 

—¿Te peleaste con Lara? —preguntó Kit, al encontrarse a Rhys solo en uno de los balcones. Se arrimó y lo acompañó.

—¿Por qué lo preguntas? —preguntó Rhys, con una mueca graciosa.

—Porque la acabo de ver irse sola —respondió Kit, señalando la salida.

—¿Estaba sola de verdad? —preguntó Rhys, denotando un poco preocupación.

—No del todo... Junto a Leah y Vlas en realidad, dije sola porque no iba contigo —explicó Kit.

—Ya veo... Mejor así —dijo Rhys, eso había sido aliviador—. Hice algo que le prometí justamente no hacer, y se molestó bastante —añadió.

—Viniendo de ti seguramente haya sido una pelea... ¿No es así?

—Exactamente.

—Pero eso es algo normal en ti... Tu vida entera se puede reducir en que te la pasas peleando, ¿Tanto le molestó?

—Creo que su actitud al retirarse lo dice todo, ni siquiera me buscó entre la multitud, sólo se fue... Aun así, tiene razón, le prometí que no armaría escándalo, y fue lo primero que hice al llegar, siento que actué de una manera demasiado infantil, una provocación no pudo haberme molestado demasiado.

—¿Y cuál fue esa provocación?

—El imbécil del tío de Lara me dijo: «Vienes de un clan de asesinos» —dijo Rhys, entre dientes. Repetirlo era molesto, todo ese enojo que sintió al oírlo por primera vez volvía a él.

—¿Qué? —preguntó el chico, estupefacto.

—Así como lo escuchas, sin ningún tipo de censura.

—¿Y lo dijo como si su clan no lo fuera? Parece que se olvidó del Incidente de Raven y lo del padre de Dean.

—Shh... No digas eso en voz alta, con lo del padre de Dean no hay problema, él lo tiene bien en claro, pero no hables del Incidente de Raven, eso es un secreto entre nosotros.

—Rhys... No comprendo tu actitud, ¿No tienes confianza en Lara? ¿Cuándo le vas a decir que su tío fue quien asesinó a todos esos empleados?

—No es así... Tú no comprendes todo lo que Lara tuvo que sufrir al enfrentar ese suceso, era su peor momento, toda la culpa que tuvo que acarrear y todavía acarrea es demasiada, necesitó aferrarse a Leah y a mí para salir adelante porque todo lo que perdió la hundió... No quiero revivir esos momentos, ni quiero que ella tampoco lo haga, sólo la lastimarían más, y créeme, no se quedará tranquila si lo sabe, no puedo permitir que algo así suceda de nuevo.

—¿Por qué está embarazada o hay algo más que oculta el hecho de que no se lo quieras decir?

—Sí, hay algo más... Leah, ella ama a Leah, la chica fue lo que hizo que esa culpa fuera controlada y no la volviera loca, porque sabe que tiene el perdón de ella, pero dime; ¿Cómo crees que reaccionaría si se entera que su tío mató a los padres de Leah? Y no sólo eso, sino que la hizo ver como la culpable, martirizarse y perder el sentido de la vida, Lara estuvo a sólo un instante de morir, Kit... Jamás podría afrontarlo de buena manera, lo mínimo que haría sería hacer que su tío termine bajo tierra... Y Lara no puede volver a matar a nadie, no es un buen camino... Ella no puede volver a perderse de esa manera.

—¿Lara se quiso suicidar? —Kit lo miró consternado, la afirmación de Rhys era lo que menos se podía esperar de una mujer como Lara. O al menos de lo que él veía y conocía de ella.

—Es algo que quiere borrar de su pasado, por eso jamás la escucharás hablar sobre eso, pero sí, eso pasó... Como te dije antes, todos esos sucesos desembocaron en que ella se hundiera emocionalmente, la muerte de los Foster fue el detonante de esa debacle en la mente de Lara, y la depresión la destruyó, ella creía que si seguía arruinando más vidas no debería seguir viviendo... Si no hubiera estado ahí ella ya no estaría con nosotros. —Rhys recordó ese momento y su piel se erizó, estremeciendo todo su cuerpo... Ese era el pasado que no quería revivir... Aquellos momentos más oscuros de su vida, y de la de Lara.

—Todo fue culpa de su tío... Ahora comprendo por qué se lo ocultas, es para protegerla.

—Sí, aun así, mi actitud es algo hipócrita, le vengo mintiendo hace más de seis años, seis años en los que ella sí ha confiado en mí, seis años en los que ha vivido en una mentira... Lara es demasiado leal, ella jamás me mintió o engañó, el único que la ha lastimado soy yo, pero quizás comprenda que todo lo que hago es para protegerla, o al menos intentar reducir el dolor que le causaría saber la verdad.

—¿Tú crees que algún día se enterará?

—Las mentiras jamás duran para siempre, y a esta la veo cada vez más cerca de caer, por eso digo, cuando Lara se entere de todo eso, lo único que habrá en ella será ira, demasiada ira, no dejará nada, y yo no voy a poder estar ahí para evitarlo.

—¿Cómo que no estarás ahí para evitarlo Rhys? —preguntó Kit, confundido.

—Creo que hablé de más... Tendremos que terminar la conversación aquí, Kit, tengo que irme a casa, aunque esté enojada, Lara seguramente está preocupada por mí. —Rhys ignoró la pregunta de Kit y se dio la vuelta.

—No, espera, tú me dirás por qué es que no estarás ahí para evitarlo... ¿Qué planeas Rhys? —el chico insistió.

—Perdón Kit, pero te dije que Lara probablemente esté preocupada por mí, debo irme.

—Rhys, ni siquiera te ha llamado para saber dónde estás, no pongas excusas, ¿Me vas a decir que sucede?

—No es momento, Kit... Espera algún tiempo, pronto lo sabrás —dijo, antes de desaparecer.

—Maldita sea, sabía que no podría pararlo... Este tipo —maldijo Kit, con demasiadas preguntas en su cabeza—. ¿Qué estás intentando hacer, Rhys? Recuerda que todavía estamos a tu lado.


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