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75.34% La Leyenda del Scire / Chapter 55: Capítulo 21: «No estás solo» – Batalla en Ash II  

Chương 55: Capítulo 21: «No estás solo» – Batalla en Ash II  

Fons, Ash - 3 de Abril - Año 526

 

Rhys Windsor se alzó sobre lo alto de Ash. Apreciando la nada, literalmente. El centro de la ciudad parecía un desierto, o las ruinas de una antigua civilización, la vista de la destrucción. Restos de construcciones inmensas, escombros repartidos de un lado al otro, las calles ya no existían, era solo tierra, como si de una zona de guerra se tratara... Aunque lo era. Porque paralelamente a que él estuviera ahí, estaban sucediendo al menos, dos batallas más.

 Su percepción era elevada, por lo que, como si se tratara de un mismísimo sensor, encontró a todos los combatientes en diferentes lugares de la destruida ciudad. Al norte se encontraba el que más le importaba: Su hermano. A este lo acompañaba la energía de Mya, por lo que ellos estaban luchando juntos, contra ese tipo, Sonny Jin. Rhys sonrió, quiso encargarse de eso también, pero quizás era momento de darle un poco de protagonismo a su hermano y a su mejor discípula. Él sabía que ellos iban a poder encargarse de él sin problemas... Aunque.

 —Seis años han pasado desde la última vez que vimos algo parecido... ¿No es así, Rhys Windsor?

A esa voz la invadía la gracia de alguien a quien Rhys conocía muy bien, pero que no veía desde hacía muchos años. 

 —Y en ese momento fuimos nosotros los causantes de tal destrucción —rio Rhys.

 —Vaya tiempos... Pero ahora que me dices, ¿Proteges Fons, cierto?

 —Es el lugar en el que viven mi esposa y mi hija, si quiero mantenerlas a salvo debo mantenerlo a salvo también... Sólo es por beneficio propio —respondió Rhys, con cierta jactancia al alzar sus hombros.

 —Desde que te casaste te volviste un perrito faldero de tu mujer... ¿Dónde está el Rhys Windsor que no le importaba destruir una ciudad con tal de conseguir lo que quería? ¿Acaso haber ganado tanto poder te volvió aburrido? —preguntó el hombre, entre risas.

Rhys también asintió mientras reía. Él tenía algo de razón.

 —Es mi esposa, imbécil... Sólo actúo por ella, si ella no está en peligro no tiene sentido hacer algo, ya no soy tan egoísta como antes... Y no vivo sólo para pelear, como sí lo hice en la guerra años atrás, han pasado muchas cosas desde ese momento.

 —Oh, sí, eso ya lo sé... Sólo actúas por ella, o por ellas debería decir... No me llevé ninguna sorpresa cuando leí esa noticia en todos lados: «La famosa empresaria propietaria de la Corporación Harch, Lara Harch, tendrá un hijo con su esposo, el príncipe de Remia, Rhys Windsor», para nada destacado ese título por cierto —declaró su acompañante, con ironía.

 —Lara se lo hizo saber a su familia en la gala, al parecer fue un rumor que corrió rápido, al otro día la noticia ya había sido trasmitida por todo el mundo... En el correr de la semana recibimos llamadas de todo tipo, periodistas, políticos, famosos... A algunos ni siquiera los conocía, fue muy interesante si te soy sincero.

 —Fue una noticia muy sorprendente... ¿Cómo fue que de la nada todo el mundo salió a hablar de ti? Habías hecho un buen trabajo tratando de pasar desapercibido, parece que no sirvió de mucho.

 —No del todo, hasta la guerra muchos pensaban que estaba de viaje por el mundo luego de haberme tomado un tiempo alejado de la Familia Real, sin saber que en realidad la había abandonado, cuando peleé en la guerra el gobierno de Remia tuvo que controlar a la prensa y dar explicaciones, al final parece que Rygal dijo que había peleado para el ejército que envió a Fons, pero que en realidad luego sólo abandonaría mi entrenamiento militar y de paso también cortaría mis lazos con la Familia Real remiana de una vez por todas... Luego me casé con Lara y volví a estar bajo los focos del mundo, hemos pasado desapercibidos desde ese momento, a Lara tampoco le gusta mucho la exposición, pero llegó su embarazo, y todo estalló otra vez.

 —Asi es, he escuchado poco de ti desde el final de la guerra... ¿Hace cuantos años no nos vemos? ¿Tres o cuatro, cierto?

 —Mas o menos... Por cierto, ¿Por qué te apareciste de la nada? ¿Acaso a ti también te gustó la idea de defender Fons? —preguntó Rhys, dejando salir un poco de mordacidad en su tono de voz.

 —Sí, claro. —El hombre soltó varias carcajadas—. Pero hablando en serio... Tú sabes, lo mismo de siempre; peleas, personas fuertes que pueden llegar a dar la talla... Un poco de entretenimiento, últimamente estaba muy aburrido.

 —Ya veo... De todas maneras llegaste algo tarde, me he encargado de casi todo, sólo falta Lee Ex Fons, que está peleando con Yoh Tales, y el resultado de esa pelea dictará como actuaremos desde ahora.

 —Oh —dijo el hombre, con algo de decepción—. De todas formas, me enteré que ese tal Sonny Jin anda dando vueltas por ahí... Podría encargarme de él. —Dejó salir un poco de su emoción.

 —Ya hay dos personas bastante calificadas encargándose de ese asunto... Aunque ahora que lo pienso, ¿Puedes hacerme un favor? —preguntó, dándose la vuelta.

Y ahí, quien estaba detrás de él, alzó su rostro y esbozó una sonrisa.

 —Dime, príncipe... ¿Qué puedo hacer por ti? —preguntó.

 —Confío en ellos más que en nada, pero en quien no confío es en Sonny Jin... Estate cerca, ¿Sí? Si ves algo extraño puedes hacer lo que quieras, mientras ellos no salgan dañados todo estará bien —pidió Rhys—. Toma... Esto puede servirte —añadió, lanzándole un par de Nio.

 —Carajo, no usaba uno de estos desde la guerra, y encima con el poder de Rhys Windsor... Esto es otro nivel —declaró el hombre, con más entusiasmo aun.

 —Sólo déjalos pelear, podrás intervenir cuando ya no quede de otra... ¿Puedes hacerlo... Jean Blake? —preguntó.

Jean chistó, ampliando aún más la sonrisa dibujada en su rostro.

 —Ja... Claro que puedo hacerlo... Lo haré por ti, Rhys Windsor.

 —Eso espero... Nos vemos luego, Jean. —Y desapareció. Dejando sólo la brisa de su movimiento. Casi imperceptible.

 —Vaya... Parece que llegó mi turno —declaró Jean, colocándose los guantes, con sutileza. Al activar su energía estos brillaron. Y sonrió—. Ya era hora. —Y también desapareció.

 

Mientras tanto...

 

 Fons, Pines, Residencia Harch - 3 de Abril - Año 526

 

 El silencio invadía la sala de estar del apartamento de Lara. Las tres chicas se miraban nerviosas, con curiosidad, aunque también, sin saber que decir. Luego de Lara haberles contado a Ashley y Leah lo que Rhys pretendía hacer con Michael, y que Kit y Dean aparecieran de la nada, pero sin él, llevó a que ella pensara lo peor. Ella sabía que Michael estaba aliado con Rygal Di Rem. No había otra forma de que él supiera cómo y cuándo tener el momento justo para atacar. Eso era lo que la tenía inquieta. No dudaba de que Rhys hubiera acabado con Michael Harch, después de todo, Kit le había contado lo que Dean fue capaz de hacerle, por lo tanto, para Rhys ese trabajo no era más que sólo mover su espada en un pestañeo, pero si realmente Rygal Di Rem estaba rondando Fons quería decir que cabía la posibilidad de que Rhys y él se encontraran, y eso podía desembocar en un gran problema... Porque quizás Rhys no la tendría tan fácil.

 Él le dejó en claro mil veces que podría con su padre, y con cualquiera que pretendiera enfrentarse a él, era el más fuerte del mundo, pero sólo lo decía para dejarla tranquila, porque ella lo conocía, lo veía por las noches dando vueltas por los pasillos de la casa; cuando tenía insomnio, cuando los nervios lo consumían, veía su ansiedad, su inquietud, su miedo por no saber cómo todo terminaría... Él nunca estuvo totalmente seguro de ese enfrentamiento. Ella no sabía por qué él tenía miedo, o por qué no se llenaba de confianza como siempre intentaba demostrarlo. Pero lo que si sabía era por qué ella no estaba segura. Porque perder a Rhys era inadmisible, lo fue en el correr de los años en los que se acostumbró a su compañía, en los que lo amó más que nunca, pero en ese momento era aún más, ya que no sólo se trataba de ella. Se trataba de Vlas, de Leah, de los chicos, del mundo... Y de su hijo... Ese era su mayor miedo, que él jamás pudiera conocerlo o conocerla.

 —Pero que son esas caras largas, por Sun. —Su voz—. Anímense, que estemos en guerra no significa que todo sea tragedia —añadió, entre risas.

 Ella apenas alzó su mirada, creyó que sólo era su imaginación. Pero no podía estar más equivocada.

 —Rhys... Volviste —declaró, atónita. Pero seguramente con una inmensa sonrisa en su rostro también.

 —Claro, mi vida... Te dije que sólo sería un rato —dijo él, caminado hacia ella. Al llegar a su asiento se agachó bajo su brillante mirada, y le dio un suave beso en los labios—. ¿Te sientes bien? —preguntó, corriendo algunos mechones de cabello que caían por el rostro de su esposa. El color carmesí de estos era tan hermoso.

 —Sí, sólo estaba algo preocupada —respondió ella, con su voz ligeramente temblando. El miedo ya se había ido, pero pensar en eso no dejaba de darle cierta aflicción.

 —Está bien, tardé un poco porque me crucé con alguien a quien no veía hace mucho tiempo... Y aceptó darme una mano en algo, pero nada más... Ya me encargué del problema mi amor, todo se terminó —declaró él, bajando su voz a medida que avanzaba, hasta el punto de decir lo último casi susurrando.

 —¿O sea que...?

 —Sí... Eres la nueva líder del clan Harch. —Esa sentencia dejó en silencio a la habitación otra vez.

Rhys miró a su alrededor y notó que Ashley los había estado mirando, y escuchando también. Leah se encontraba a su lado, ella seguía sin poder creerlo.

 —Pero Rhys... Está Ferral, él es el heredero de Michael —recordó Lara.

 —Vaya —dijo Rhys, bajando su rostro. Negó ligeramente—. Ash, ¿No se lo dijiste? —preguntó, sin girar su rostro hacia ella.

 —No estaba en mí hacerlo, Rhys... Tú eres su esposo, y fuiste tú quien lo hizo, eres el único indicado —respondió Ashley, sin muchas vueltas.

Rhys lo comprendió y asintió. Luego alzó la mirada de nuevo, y encontró los ojos confundidos de su esposa.

No sabía cómo darle la noticia, ya que la muerte de Ferral Harch y de Gino Relty no estaba en sus planes. Pero la situación terminó por llevarlo hasta ese extremo. Ambos habían pretendido asesinar a Lara y Ashley, respectivamente, por lo tanto, no iba a permitir jamás que sucediera de nuevo, arrancó el problema de raíz, tal como se lo había planteado con Michael Harch. Por lo que Lara no iba a tener problemas con su accionar. Aunque ya veía venir su discurso, aquel que le dejaba en claro en lo mucho que a él le iba a afectar volver a matar. 

 —¿Te lo digo aquí o vamos a tu oficina? —preguntó, dirigiendo levemente su mirada hacia Leah.

Ella había cambiado su rostro de desconcierto a uno de curiosidad. También notó la mirada de Ashley de reojo, ella no sabía lo de Gino Relty, también tenía que escucharla cuando se enterara.

 —Ellas ya lo saben todo... ¿Por qué tanto misterio, Rhys? ¿Qué hiciste? —Lara lo arrolló a preguntas, dejando salir su gran insistencia.

 —Ferral Harch, fue él quien atacó a Ash y Kit en el terreno de la mansión, Kit lo venció... Pero no quedaba otra opción, Lara... Le di muerte. —No bajó su mirada, sólo la sostuvo, apreciando como los ojos de su esposa ligeramente se hacían más grandes, y el asombro comenzaba a formar parte de su rostro.

 También sintió como a su costado las miradas de Leah y Ashley lo comían vivo. Mas que nada la de su hija. Él nunca le había contado nada a ella sobre sus asesinatos, o demasiado sobre lo que hizo en la guerra, y antes de esta también. Primero su secreto, luego eso... No quería decepcionar a Leah, nunca quiso, pero al parecer era lo único que hacía en ese momento.

 Lara siguió en silencio varios segundos. Analizó la afirmación de su esposo muchas veces en su cabeza. Y seguía sin creerlo. No por el hecho de que había asesinado a dos miembros muy importantes de su clan, ni por saber que desde ese momento ella iba a ser la líder de este, sino que por saber que su propia familia la quiso matar... Mas de una vez. Aunque desde que se enteró lo de sus padres y lo de Raven supo que no podía confiar tan deliberadamente en ellos, todavía tenía una pequeña esperanza de que no fuera tan así. Pero ya no había otra manera de tomarlo, era eso... O nada.

 —Mierda —maldijo ella, entre dientes.

Rhys notó que al final el asombro en su rostro sólo duró un instante, porque luego de eso, su ceño se frunció, y sus labios se encogieron ligeramente. Él sabía lo que eso significaba. Ella estaba molesta, pero... ¿Con él?

 —¿Estás bien mamá? —preguntó Leah, acercándose a ella. Aunque del lado contrario a Rhys.

 Lara respiró hondo, y luego exhaló. Al juntar sus manos con delicadeza las apoyó en sus labios.

 —Estoy bien, linda... Gracias —respondió, todavía con su rostro bajo, y sus ojos cerrados—. Rhys —lo llamó—. ¿Dónde dejaste sus cadáveres?

 —Michael está saliendo de Sunrise, casi llegando al Gran Desierto de Infiana... Ferral se encuentra en el terreno de la mansión, ¿Por qué lo preguntas?

Su esposa alzó su rostro al oír su pregunta.

 —Debemos entregárselos a mi clan... No pueden sólo desaparecer sin motivo, que al menos mis tías y primas se despidan de ellos... Ya no quedan más hombres que puedan estar a la cabeza clan Harch... Sólo él, pero no creo que vuelva —contestó ella.

Rhys asintió en concordancia.

 —Si él volviera... ¿Le darías el liderazgo del clan? —preguntó Rhys.

 —Se lo entregaría en bandeja de plata... No estoy preparada para algo así, pero era inevitable, cuando supe lo de Michael ya me veía como la líder del clan, como consejera, y como duquesa. —Lara esbozó una confortable sonrisa.

Todo eso sonaba muy lindo, se haría un gran nombre, no sólo en la nación, sino que en el mundo entero... Pero ya lo poseía, y eso le había jugado en contra muchas veces, quizás no era el momento de tomar partido en tantas responsabilidades, pero era la única que podía hacerlo.

 —¿Vas a ser la líder del clan, mamá? —preguntó Leah a sus espaldas.

 Lara ya había pasado de inadvertida su presencia al sentir sólo el silencio de esa parte.

 —Creo que sí, cariño —asintió ella, sus palabras estaban repletas de incredulidad.

 —Rhys... ¿Cómo va todo? —Ashley cambió el tema rápidamente con esa pregunta.

Rápidamente las tres lo miraron, esperando una respuesta satisfactoria.

 —Veamos... Las autoridades ya evacuaron a todas las personas de la parte central de la ciudad, ya no queda casi nada en ese lugar, aunque el palacio sigue casi intacto, eso es sorprendente... En el lado de las peleas... No queda casi nadie tampoco, Lee no ha terminado su combate, y el resto de acompañantes de Yoh están en un estado neutral, no pelearán, excepto Sonny Jin... Él fue quien derrumbó la Torre Light, e hizo algunos estragos en su camino al palacio —explicó Rhys. Él no se había dado cuenta, pero su hija se había acercado más a él... Al notar esto giró un poco su mirada y la divisó mirándolo atentamente. Ella tenía una expresión dubitativa. Rhys se percató de que quizás quería hacerle una pregunta—. ¿Pasa algo, linda? —preguntó, tomándola de sorpresa.

Ella ligeramente se retrajo hacia Lara. No respondió.

 «Sigue enojada conmigo», pensó Rhys.

 —Sonny Jin... El mismo tipo que envió la bomba al palacio el día de la gala —intervino Ashley.

 —También peleó en la guerra al lado de Yoh... Recuerdo que Jean no tardó en destruirlo completamente —adhirió Lara.

 —Ambas tienen razón... Y Leah —dijo, dándole una mirada—. Sé que ibas a preguntarme por Vlas... Quédate tranquila, él está con Mya, ambos se encuentran luchando contra él —añadió.

Leah tragó saliva, y bajó la mirada.

 —Sólo quiero que me prometas que él estará a salvo... No permitirás que le hagan daño, ¿Cierto? —preguntó la chica, con un poco de estremecimiento en su voz.

 —Es mi hermano... La persona que se atreva a hacerle daño jamás logrará contarlo, así como sucede con ustedes... Por algo Ferral y Michael Harch corrieron con ese destino —declaró, afilando su mirada al mismo tiempo que la alzaba para apreciar a su esposa e hija mirándolo con incertidumbre.

Ellas sabían a lo que se refería, pero ese sombrío tono de voz no era algo agradable de oír, porque el Rhys que al menos habían visto los últimos seis años jamás diría algo así.

—No tienes que hacerlo —soltó Lara, intentando sosegar su espíritu. Pero él ya estaba demasiado molesto, solamente que no lo había sacado a la luz... Ella lo conocía muy bien. 

—Claro que tengo que hacerlo... Es mi deber, es lo único que puedo hacer, protegerlos, hasta las últimas circunstancias... ¿Qué pasaría si yo me fuera y todavía siguieran amenazas a su alrededor? ¿Quién los protegería? —preguntó, dejando en claro su firmeza.

—Pero no tienes que llegar tan lejos por nosotros... ¿Vas a seguir perdiendo tu humanidad cada día más? Solo por un «deber»... Tu no nos debes nada, Rhys... Nunca lo harás.

Lara era honesta. Así como empática y optimista, por eso Rhys sonrió ante su respuesta. Nunca estuvo tan agradecido de que su esposa le dijera esas palabras, y más cuando le eran totalmente necesarias.

Ella entendía a la perfección que en realidad el «deber» al cual Rhys se refería no era más que una culpa que intentaba expiar luego de no haber estado para ellos cuando más lo necesitaron. Pero él no tenía la culpa, las circunstancias nunca lo ayudaron, y tuvo que ir contra muchas cosas para salvarlos, o para volver a estar tranquilo a su lado. Ellos quizás estaban a salvo, quizás iban a ser felices, quizás podrían vivir en tranquilidad. Pero, ¿Qué quedaba para él? Ella no quería que él recibiera todo eso por ellos, no quería que corriera con sus destinos, porque como se lo planteó en su pregunta... Eso solo le quitaría la humanidad, y si se alejaba de ellos por un estúpido mandamiento del destino... ¿Cómo la podría recuperar? Ya no tendría salvación, como siempre él lo pensó... Pero ella se opuso mil veces, intentando hacerlo entrar en razón, en dejarlo ver que él no podía hacer todo por sí solo, y que ellos sólo lo necesitaban a él... No necesitaban ese «futuro que él había prometido», porque si para ello él tenía que irse de sus vidas, nunca tendría sentido. Pero su orgullo era inmenso, y jamás se retractaría de tal promesa... Por lo que, para no perderlo y tenerlo más tiempo a su lado, sólo lo acompañó en su camino, funcionando como su salvadora, como la recuperadora de su humanidad, porque con ella a su lado... Rhys jamás se sentiría solo como sí lo hizo años atrás, la causa principal de su caída a la oscuridad... Y eso no podía volver a suceder.

Quizás estaba siendo muy egoísta y sólo estaba rechazando el hecho de que cabía la posibilidad de que Rhys realmente fuera la salvación. Pero no era estúpida, y sabía que nadie lo era, nadie lo iba a ser, nunca se podría salvar a todos, Rhys lo sabía también, más que nadie... Porque él fue quien más perdió.

Pero así como todos, él necesitaba un motivo, necesitaba seguir adelante por algo, por alguien... Por ellos. No quería volver a sentirse vacío como tiempo atrás, porque ese vacío lo arruinó. Por eso se autoconvenció de que era el único capaz, aunque sí lo era, pero no el único que debía hacerlo, porque por sí solo nunca llegaría a lograr nada en su totalidad.

Rhys no quería sentirse solo. Como ella tampoco. Pero alguno de los dos terminaría por sufrir ese miedo, terminaría por correr con ese destino, y jamás lograría sentirse completo del todo, aunque eso ya era imposible, pero al menos buscaban la ilusión.

Ellos se iban a separar en algún momento, porque sus deseos eran opuestos, porque ella no podía cambiarlo, y porque él los amaba demasiado como para ponerlos en peligro por su presencia... Porque él sabía que si realmente los amaba, y los quería proteger... Sólo debía desaparecer. Con todas sus maldiciones, sus fantasmas y sus pecados... Con todo su odio, con su destino, con su tristeza... Con su deseo. Desaparecer y dejarlos ser libres... Dejarlos sólo ser... Que nadie jamás se atreviera, como a él, imponerles un destino... Sólo quería que ellos no se convirtieran en Rhys Windsor... Porque si eso sucedía, realmente jamás podrían siquiera atreverse a buscar esa ilusión de sentirse completos, sólo estarían atados al pasado, y a un vacío irremediable... Porque si eso sucedía, su deseo realmente no tendría sentido. Y ellos jamás podrían ser felices.

—Lo sé, mi amor... Pero no voy a seguir perdiendo mi humanidad, no si tú estás a mi lado, no si voy a ser padre, no si tengo una familia unida, amorosa y feliz... ¿Sabes? A veces me pregunto:«¿Cuándo acabará todo esto?», y luego pienso: «Sólo yo puedo acabarlo», y no sé qué pensar, no sé hacia donde ir, me encuentro perdido... Porque no quiero perder lo más importante de mi vida, porque todo lo que llegué a conseguir se desvanecería como arena por mis dedos... Porque Lara, Leah, Vlas, Clio y mi hijo jamás serán felices si no estoy.

Lara no podía creer lo que estaba oyendo, parecía que él le había leído sus pensamientos, jamás creyó que realmente él tuviera esos sentimientos... Sólo pensaba que eran miedos suyos, pero él también estaba herido... Siempre lo estuvo, sólo que lo ocultaba muy bien.

—No los quiero perder... No me dejen solo... Por favor... Por favor.

Casi como un ruego, como una plegaria... Como una súplica... Como un rezo... Sus rodillas cayeron al suelo, y sólo se encontró a los pies de Lara. Sollozando por su compañía, por su amor... Porque ella jamás lo abandonara... Sin importar qué.

Su esposa, su hija, su amiga. Ninguna podía comprender qué estaba sucediendo. No dejaban entrar en sus ojos esa imagen de él... Era increíble.

Rhys Windsor... El ser humano más fuerte del mundo... Un prodigio... El elegido... Venerado como un dios... Temido como un demonio... Amado como un mesías... Odiado como un tirano. Por todo el mundo. De todas maneras.

Ese hombre en ese momento se encontraba a los pies de la persona que amaba. Entre lágrimas... Rogando por su salvación, rogando por un perdón... Su alma jamás estuvo en paz, lo perdió todo, y el miedo nunca escapó de él... Sólo él tuvo que huir de este. Pasó mucho tiempo encerrado entre su propia oscuridad, intentando encontrar la luz, y cuando la halló, no la quiso perder otra vez... Se lo repitió mil veces, y entendió que perderla, significaría perderlo todo, un punto de no retorno... Sentenciado por su dolor... Por su imborrable tristeza... Por su eterna soledad.

La imagen no era increíble porque fuera Rhys Windsor... Ni porque jamás se dejara ver frágil ante los demás, exceptuando su esposa. La imagen era increíble porque en su pedido no solo dejaba ver su desesperación, ni su miedo, ni su tristeza... También dejaba ver un intenso amor, una humanidad genuina, lágrimas que guardaban un viaje inacabable para alguien que sólo quería descansar... La imagen era increíble porque era un reflejo del alma de Rhys Windsor. Y porque al igual que su poder, sólo él podía llegar a comprender lo que eso significaba.

Sólo les dejó ver por un instante su dualidad, su confuso corazón, sus sentimientos tan contradictorios, pero tan reales al mismo tiempo... Sólo les dejó ver un poco de su deseo, un poco de su tormento... Porque él lo sabía, y él lo había rogado... No quería estar solo, sólo quería que los demás lo comprendieran... Y sólo lo lograría mostrándoles quién realmente era... Y quién realmente quiso ser.

—No llores, tonto... Eso jamás sucederá... ¿Sabes por qué?

Con esa pregunta vino de acompañamiento un intenso calor que lo rodeó. Varias manos que se posaron sobre su cabeza, acariciando su pelo, y el sentimiento reconfortante que causaba un abrazo... El de su hija. El de su esposa. El de su amiga.

—Porque no estás solo... Rhys Windsor... Jamás lo estarás.

Las tres voces que lo acompañaban se entremezclaron para profesar lo único que necesitaba escuchar.

Y tal como un canto sagrado... Como el coro de una cantata de ángeles. Sintiendo que por un momento al menos, la vida y el destino se acordaron de él. Lo escuchó. Lo recibió.

Quizás no lo merecía, pero ya no podía seguir pensando las cosas... Y sólo lo aceptó. Ya que eso iluminó su alma otra vez, como nunca antes le había sucedido... Y porque ellas ya habían visto lo que realmente él era. Como Lara años atrás, llegaron a lo profundo de su alma. Y sin importar eso, lo habían afirmado sin dudas.

Él no estaba solo. Ellas lo dijeron. No lo estaría jamás.


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Chương 56: Capítulo 22: El «Vudú» – Batalla en Ash III  

Fons, Ash - 3 de Abril - Año 526

 

Recorrieron la ciudad en varios minutos siguiendo esa presencia de Energía del Alma. Mya era rápida, Vlas tuvo que esforzarse para seguirle el ritmo. Con su mente inundada de sensaciones que jamás creyó sentir. Estaba confundido con lo que estaba haciendo, con lo que estaba sucediendo. Iba a pelear, luego de ver tantas muertes, después de ver sangre correr a sus pies, como si del mismo infierno se tratara.

 Mya hizo lo posible para traerlo de nuevo a la realidad. Ni él supo qué fue eso que le pasó. Fue casi parecido a lo que experimentó después de ese sueño, o pesadilla, luego de la gala. Quizás el miedo y la inseguridad eran propensos a manifestarse en él. Quizás todavía no estaba preparado para enfrentar lo que pretendía enfrentar, por más que fuera el único camino para llegar a su propósito. Por más que fuera necesario, ya que la única manera de vencer todos esos miedos era enfrentándolos y entendiendo que no había nada para temer. Pero era complicado enfrentar la muerte sin retraerse incluso en el pensamiento. Él había enfrentado la muerte varias veces, la había visto con sus ojos, vio a Zenda caer ante ella sobre sus brazos, lloró por Demian, casi pierde a Rhys. Y cada vez que algo así sucedía le daba más y más cobardía el hecho de querer luchar contra esa sensación. 

 «Deja atrás ese arrepentimiento, esa culpa, ese miedo, deja atrás todo lo que te limita, desafía tu propio destino para lograr cumplir tu objetivo...».

 Pero lo que Leah le había dejado en claro aquella vez todavía perduraba en su mente, como una lección indeleble, casi inmortal. Con sus palabras recordó todo lo que perdería si se dejaba vencer, si no luchaba sin parar, si no enfrentaba su destino y sus miedos... Y tenía mucho de lo cual aferrarse para no echarse atrás. Rhys confió en él, Zenda lo hizo, Clio, Kora, Lara, Mya, Kit y Dean... Leah... Todos lo hicieron, todos vieron en él lo que él pretendía ignorar... Y no iba a perder.

 «Mi destino sólo depende de mí», pensó.

Claro que lo hacía, siempre lo hizo. Zenda nunca le mintió... Y él. Él nunca se rindió. 

 Mya se apuró al notar que la energía que seguían se había quedado en un punto fijo, cercano a las afueras de la ciudad, hacia el norte, casi llegando a Koella. Vlas la siguió a toda velocidad, aunque cuidando que su energía no fuera consumida del todo, si iba a pelear contra alguien tan fuerte debía, al menos, ser eficiente en el uso de su energía, y no cometer el error que cometió aquella vez en su práctica con las marionetas, o en su entrenamiento con Mya.

—¿Quién es ese? —preguntó Mya, cuando ambos llegaron a un descampado. Este estaba desierto, era inmenso, sólo algunas rocas que funcionaban como un leve relieve, luego todo era tierra varios kilómetros hacia el norte.

Vlas alzó su mirada hacia donde Mya señaló al hacer su pregunta. Apreció a una persona levitando frente a ellos. ¿Siempre estuvo ahí? ¿Cómo no se habían dado cuenta antes?

—No lo sé... ¿Sólo apareció sin más? No se me hace reconocido, usa Energía del Alma —respondió Vlas, eso era algo que saltaba a la vista, no había otra razón por la cual estuviera volando frente a ellos.

—Es a quien estábamos siguiendo, Vlas —aseguró Mya.

—Vlas Windsor y Mya Draghi, supuse que serían ustedes —intervino el extraño. Él levemente comenzó a reducir su vuelo, aunque todavía sin tocar el suelo, se acercó más a ellos.

—¿Cómo sabes quiénes somos? —preguntó Vlas, repleto de desconfianza, él no tenía apariencia de ser alguien que estuviera de su lado, y si Mya tenía razón en cuanto a ser la persona que seguían. Terminarían por pelear contra él.

—Siempre hay que conocer a las personas que enfrentarás a futuro —respondió él.

—¿Quién eres? —Mya demandó una respuesta—. Tienes insignias militares en tu chaqueta, y tu acento no es como el de nosotros... No eres fonsés, eres de Zardie... ¿Viniste con Yoh Tales, cierto?

Vlas rápidamente miró a Mya con cierta sorpresa en su rostro. Ella era muy perceptiva, ni él se había dado cuenta de todos esos detalles. Quizás era porque ligeramente estaba nervioso. Aunque probablemente era el conocimiento en batalla de Mya. Ella era ampliamente más experimentada que él, podía comprender ese tipo de contexto fácilmente. También la ayudaba su personalidad y su propia fuerza. Era un combo bastante peligroso, y al mismo tiempo le daba a Vlas una gran seguridad formar equipo con ella.

—Es un dato innecesario sabiendo que después de que se los diga morirán —aseguró el extraño.

Todo sucedió en un instante, Vlas apenas pudo notar su movimiento, él era demasiado rápido, incluso era más rápido que Mya aquella vez en la cual entrenaron juntos. Por eso se percató tarde que el extraño había comenzado a correr en línea recta hacia él. Estúpidamente se quedó a esperarlo, cerró su puño con fuerza, creyó que podía utilizar la ventaja de obtener control en el espacio que le otorgaba su Scire y haría aparecer sus cadenas en el suelo, para que se ataran al pie de su contrincante y entorpecieran su arremetida. 

Pero su contendiente no era tonto, y Mya tampoco. Ambos sabían que lo que Vlas planeaba no iba a funcionar, sus cadenas todavía eran débiles, él no sabía cómo infundirles energía alejadas de su cuerpo, por lo que su rival no tendría que hacer mucha fuerza para romperlas y seguir su camino.

Vlas siguió con esa idea en su mente, pero al girar su cabeza para divisar a Mya a su lado notó que ella había desaparecido.

«¿Qué carajo? ¿Mya?», pensó, distrayéndose de su plan.

—Mierda... —musitó, cuando al volver su mirada hacia delante apreció a su contrincante casi a centímetros de su rostro.

Mya lo sabía, siempre lo supo, sabía que Vlas todavía era un novato y querría utilizar su mejor carta en el primer instante, como sucedió cuando peleó contra ella. Por eso antes de que él desperdiciara su comodín, ella se encargó de la persona con la cual debían lidiar.

El extraño, a punto de llegar a Vlas, paró al sentir un movimiento invasivo viniendo de su izquierda, este venía acompañado de un ligero zumbido que dio alarma a su cuerpo y energía. Fue en ese momento, cuando en un segundo, actuó. Frenó rápidamente, y antes de poder siquiera acomodarse para activar su defensa, supo que no iba a ser lo suficientemente fuerte como para evitar recibir daños, por eso se decidió a retroceder algunos metros desplazándose sobre su propia energía, hasta el lugar en el cual estuvo inicialmente.

Hizo bien, Mya venía a una inmensa velocidad desde su costado, ella le había lanzado una patada con una potente fuerza, y sumada a su rapidez, fue casi imposible de esquivar en su totalidad, e incluso con el movimiento del extraño al lanzarse hacia atrás, no pudo evitar ser rozado en su mejilla con el calzado de Mya cuando ella pasó frente suyo con su ataque, cortándolo al instante.

 Vlas apreció la situación casi boquiabierto. Si él pensó en primer lugar que el tipo había sido más rápido que Mya en su entrenamiento con él, cambió su pensamiento a uno en el que Mya en realidad nunca fue en serio contra él, ya que esa velocidad con la cual había lanzado ese ataque era casi el doble de la usada por ella esa vez. Si ella se lo hubiese tomado en serio, lo habría matado.

 —Vaya, ese tipo es ágil —dijo Mya, volviendo al lado de Vlas rápidamente.

 —¿Tú crees? —preguntó Vlas.

 —No había visto unos reflejos así desde que entrenaba con Lara y Rhys... Quizás Dean con su habilidad, pero eso ya no entra dentro de un concepto de sólo físico... Él es hábil incluso sin utilizar su Energía del Alma —aseguró Mya, analizando en detalle a su oponente.

 Vlas asintió. Ella sabía de lo que hablaba, él no podía refutar nada, por lo que sólo le siguió la corriente.

 El tipo se tocó su rostro y limpió un poco de la sangre que tenía en este con sus dedos. Al notar como el líquido rojo se quedaba pegada en estos, sonrió ligeramente, y volvió su mirada a los chicos.

—Eres rápida, linda... Y buena peleando también, puede que te dé un mejor trato, me gustan las chicas como tú. —La soberbia invadió la declaración del extraño.

Esto desató el enojo de Mya, ¿Acaso ese imbécil se creía mejor que ella?

—No te creas demasiado, soy algo más tranquila, sólo que las personas como tú me molestan demasiado —replicó Mya, mosqueada.

 —Claro, lo que digas... Aunque todavía no me conoces muy bien, puedo hacer que te molestes aún más —rio el extraño.

Se estaba volviendo demasiado insoportable para Mya. Ella frunció el ceño ante su declaración.

 —Hasta que eso suceda no voy a dejar de verte sólo como un maldito hablador —dijo Mya, con cierta gracia.

Vlas sonrió al escuchar eso, ella era muy ruda cuando se burlaba de los demás.

—Eso ya se verá —dijo el extraño, ampliando sus palmas, para luego sacar de su mano varios muñecos que comenzaron a flotar a su alrededor—. Yo les recomendaría que comiencen a correr —agregó, dirigiéndolos hacia Mya y Vlas con un simple ademán.

 Obviamente eso era algo peligroso. No importaba si eran capaces de vencerlos o no, lo que realmente sabían era que si un tipo como él les lanzaba algún ataque tenían que hacer lo posible para no ser impactados por este. Por eso, aunque no quisieran hacerle demasiado caso, por primera vez siguieron su consejo.

 Y así como lo hicieron, comenzaron a correr por el terreno seguidos por esos extraños muñecos, no parecían tener vida, por lo que seguramente los controlaba con su energía, pero, ¿Cómo funcionaban?

 Vlas tenía una ventaja, la de analizar las cosas rápidamente en una situación extrema, por esa razón, mientras esquivaba los muñecos desplazándose por el terreno, notó que algo especial debían de tener, por eso comenzó a dar utilidades en su mente.

 «¿Explosivos? Imposible si así fuera ya los habría hecho estallar», descartó esa idea.

Aunque... Había notado algo, esos muñecos no eran normales, eran muñecos Vudú, esos muñecos que se utilizaban en rituales con el ADN de una persona para lanzarles maldiciones, males, enfermedades, y hasta la muerte. Percatándose de eso, sintió que comenzaba a comprender la habilidad: Esos muñecos intentaban conseguir cualquier tipo de parte del cuerpo de ellos para que así el tipo extraño pudiera tenerlos en la palma de su mano al activar un control aprovechándose de la utilidad del concepto Vudú. Era una habilidad bastante interesante y útil, con sólo un poco del ADN de alguien se era capaz de hacer que hiciera cualquier cosa por ti. En las manos de alguien con más destreza en la Energía del Alma, e incluso con un Scire, podía llegar a ser muy poderosa y macabra a la vez.

 Vlas debía darle ese dato a Mya, quizás entre los dos podrían crear una estrategia para acabar con ese tipo. La vio a unos veinte metros corriendo de los muñecos tomando el camino contrario al cual él iba, esto hacía que se alejaran cada vez más. Él analizó el terreno para encontrar algún lugar donde parar y que los muñecos no los encontraran. Era casi desierto, pero si podía encontrar una abertura oculta y que ni el tipo ni los muñecos pudieran ser capaces de verla podría formular una estrategia junto a Mya.

Fue fácil y rápido, casi la única piedra que se encontraba en el terreno. Antes de dar la vuelta a su camino para volver a Mya, pasó por detrás de está e hizo un agujero lo suficientemente grande como para que ambos entraran, pero sutil, para que pudiera cubrirlo cuando se encontraran debajo de la piedra que lo ocultaba de su oponente. Comenzó a correr hacia Mya luego de hacerlo, ella se encontraba concentrada en escapar de los muñecos, por lo que no lo vio, y de esa manera no se percató que con rapidez Vlas la tomó de la cintura al pasar a su lado, y la llevó con él hacia el pozo tapando el agujero al controlar la tierra.

—Oh, Vlas, eras tú, creí que ese tipo me había atrapado —suspiro Mya, aliviada.

Todavía se encontraban a oscuras en el estrecho agujero que Vlas pudo hacer con rapidez. Pero al instante él encendió una antorcha y extendió un poco más el espacio.

—Mya, creo que sé cómo funcionan esos muñecos —afirmó Vlas.

Mya lo miró con simpatía y sonrió.

—¿También te diste cuenta que son muñecos Vudú? —preguntó ella.

—¿Eh? ¿Lo sabías? —La sorpresa se dejó ver en el rostro de Vlas al hacer esa pregunta.

—Sí, es una práctica común en la religión que gobierna mi pueblo, pero esta vez parece que este tipo fue a otro nivel, y esos malditos muñecos son un peligro de muerte —indicó la chica.

—Sí, creo que debemos averiguar su límite, no podremos formar una estrategia para ganarle si no sabemos cómo funcionan —dijo Vlas.

—Creo que lo básico es que para activarlos necesita algo que haya pertenecido a nosotros, cualquier tipo de cosa: Un pedazo de ropa, pelo, sangre, y suponiendo que esos muñecos están hechos con Energía del Alma, esta también puede ser una opción. —Mya comenzó a clasificar ideas.

Vlas asintió.

—Exacto, no creo que sea tan fuerte como para matarnos con sólo una porción, esa habilidad debe ser una con condiciones, por lo que debe tener algún que otro fallo o desventaja, y si es cierto que los muñecos poseen su energía, podríamos desactivarlos con la nuestra al anular la que tiene dentro.

—Eso no creo que sirva, creo que te diste cuenta que ese tipo es muy rápido, si tiene esos reflejos sin energía, con energía será aún más rápido, ingresar energía en un objeto toma bastante tiempo, en ese tiempo puede usar su habilidad y estaremos muertos antes de que nos demos cuenta —explicó Mya.

Vlas supo que tenía razón, su rapidez fue en lo primero que se fijó cuando analizó al tipo.

—Tienes razón —dijo Vlas, llevándose su pulgar a la boca al comenzar a pensar una segunda opción para probar la habilidad de su contrincante—. Ya lo tengo... Lo usaremos a él como sujeto de prueba.

—¿Cómo haremos eso? —preguntó Mya, algo confundida.

—Tu llegaste a sacarle sangre, debe haber algo de lo que le cayó en el terreno... O en...

Ambos se miraron.

—En mi calzado... —dijo Mya.

—En tu calzado... —adhirió Vlas—. Sí, a eso me refería —añadió, señalando las botas de Mya. 

—Hay algo manchado... Todavía no está del todo seca, puedo sacarla si la hago líquida de nuevo —dijo Mya, quitándola de su bota con su dedo envuelto en un poco de energía—. Puaj... La sangre ajena es asquerosa —añadió, asqueada. La sostuvo en la punta de su dedo índice luego de hacerla liquida de nuevo.

—Lo sé... Ponla aquí —respondió Vlas, formando un tubo de vidrió al manipular un pedazo de roca.

—¿Tú lo harás? —preguntó Mya, dejando la gota dentro del recipiente.

Vlas lo tapó y le dio una leve mirada.

—Sí, puedo hacerlo... Pero necesito tu ayuda también, él sabe que eres fuerte, por lo que tiene más atención a tus acciones, necesitaría que sigas hasta como estabas antes de que nos escondiéramos aquí, distráelo y hazlo pensar que todavía no nos dimos cuenta de su habilidad, mientras tanto yo haré lo mismo, pero disimuladamente volcaré esta sangre en uno de los muñecos —explicó Vlas.

Mya le prestó una gran atención al plan. No estaba para nada sorprendida de todo lo que él había planteado, ella sabía que en algún momento el chico dejaría ver esa capacidad analítica típica de un genio. Así como su hermano. Sólo le siguió la corriente, su plan era mucho más razonable que cualquiera que a ella se le ocurriera, después de todo... Él era un Windsor y un poseedor del Scire, quizás era más fuerte que él en ese momento, pero no faltaba mucho tiempo para que él la superara.

—Entiendo —asintió Mya—. ¿Quién sale primero? 

—Tenemos que salir los dos al mismo tiempo, si no será sospechoso, ya tardamos demasiado con esta pequeña charla que tuvimos.

—Claro... Vamos. —Mya apoyó su palma en la entrada al escondite, y cuando estaba a punto de controlar la tierra para volver a formar el agujero que les permitió entrar en primer lugar sintió como Vlas tocaba su muñeca.

—Espera... Toma esto —él la interrumpió, alcanzándole un auricular.

—¿Qué es esto? O sea, sí sé lo que es, pero, ¿Para qué lo vamos a usar? —preguntó Mya, intentando colocárselo en su oreja.

—Rhys me dio uno hoy para que me comunique con él, pero parece que perdió el de él porque ya no hay señal, hice una copia del mío, sólo podremos comunicarnos entre nosotros, te diré cómo reaccionará el muñeco con cada movimiento que haga y tú harás lo mismo, cada descubrimiento lo compartiremos para que podamos acabarlos —explicó Vlas. Se acercó a Mya y le acomodó el aparato en su oreja—. Había quedado suelto, lo ibas a perder. —Sonrió.

 —Sí... Gracias. —Mya le devolvió la sonrisa—. Entonces... Nos separamos aquí... Suerte, solecito... Ya que tu suerte es la mía —añadió, guiñándole un ojo.

—Así es, tú también... Y no mueras —advirtió Vlas.

—Ni tú. —Sus palabras concluyeron la charla, y abrió rápidamente la entrada.

Cuando salieron del pozo no llegaron a estar ni dos segundos libres que ya tenían a los muñecos de nuevo a su alrededor, pero esta vez era diferente, tenían un plan y una unión entre ellos, cualquier cosa extraña que notaran la sabrían ambos.

Vlas corrió al lado contrario de Mya, como estaban haciendo antes, y como ella se acercó al extraño para llamar su atención, él se alejó lo suficiente como para que su rival no lo viera, este todavía seguía concentrado en las acciones de su compañera.

 «Perfecto», pensó, cuando al mirar atrás notó que el usuario de los muñecos se encontraba dándole la espalda, ya que había volteado hacia el lado de Mya. Fue ahí cuando rápidamente, aprovechando la ventaja que él le había dado, abrió el tubo y al primer muñeco que vio se lo volcó encima.

El muñeco comenzó a brillar y sus ojos se pusieron de un color azul ultramar, así como el de un lapislázuli. Entonces lo entendió, primero necesitaba activar el muñeco, por lo que el primer contacto no era peligroso, sino que comenzaba a serlo luego del segundo.

Primera condición: Necesitas ADN para activar la habilidad.

Le comunico eso a Mya, y ella le informó que los muñecos también eran inmunes a ataques que no llevaban Energía del Alma, ella intentó lanzarles un ataque de fuego, pero fue inútil, sólo lo absorbieron.

Él ya lo sospechaba, lo único que podía acabar con la energía era igual o más cantidad de esta misma, un ataque que no estuviera reforzado no le haría ningún tipo de daño

—No intentes sumarle energía a esos ataques, Mya, puede que se activen —avisó.

—Claro, es lo que intento evitar —respondió ella.

Pensó también en la opción de usar sus cadenas, pero también cabía la posibilidad de que usar armas bañadas en energía de la misma manera podía ser desventajoso, ya que si el muleco absorbía la energía de estas se iba a activar. Por lo que decidió avisarle también a Mya.

«Necesito encontrar una segunda condición», pensó, viendo como el muñeco que había activado no estaba persiguiéndolo junto con los demás. «Que extraño».

 Supuso que se debía a que este estaba analizando el ADN y que eso tomaba tiempo, pero descartó la teoría cuando recordó que ellos no parecían tener vida propia, por lo que había sólo una razón, el muñeco activado sólo atacaba a la persona de la cual poseía su ADN.

Segunda condición: Sólo se puede utilizar un muñeco por persona.

Si eso era así, entonces la pregunta era: ¿Por qué no atacaba al sujeto? Fue ahí cuando cayó en cuenta, estos ya tenían ADN de él, la Energía del Alma con las que fueron creados, todo el muñeco era su ADN. Por lo que lo que Vlas había hecho había sido un aviso al tipo de que estaban intentando encontrarles debilidades a su habilidad, había hecho público que tenían un plan. Un mal paso en una batalla de estrategia.

«Oh no, lo arruiné», pensó, cuando los muñecos dejaron de perseguirlo, y todos volvieron a su dueño rápidamente.

 Vlas comenzó a correr hacia el lugar inicial a toda velocidad, quién sabe qué se le ocurriría hacer al extraño en ese momento. Se acercó a Mya al mismo tiempo que ambos llegaban al lugar, ella jadeaba, obviamente estaría cansada luego de correr en círculos por cinco minutos seguidos.

—¿Estás bien? —preguntó, al parar a su lado. Buscó algún daño o heridas en ella, pero al parecer estaba sana y salva.

—Sí, ¿Y tú? —preguntó ella, haciendo lo mismo.

—También, dejaron de perseguirme luego de que activé uno, parece que se dio cuenta de nuestro plan —respondió Vlas.

Mya rio, negando con su cabeza.

—Era obvio, pero al menos pudimos descubrir algunas condiciones, tenemos más ventajas.

—Así es —afirmó Vlas

—Ustedes dos. —La voz del extrañó resonó fuerte en el terreno, llegó a los oídos de Vlas y Mya al momento en el que ellos alzaron sus miradas—. ¿Realmente creyeron que no me daría cuenta que usaron mi propia sangre para uno? Que ilusos —soltó una arrogante carcajada—. Además, creo que ya es momento de que me presente, se dieron cuenta de mi técnica, así que ya no puedo ocultarlo... Soy Sonny Jin, o como me conocen en mi nación, por mi apodo: El Vudú —añadió, presentándose con una especie de reverencia.

—Así que Sonny Jin —susurró Mya. Sólo Vlas la pudo escuchar—. Rhys me contó que en la guerra mientras sucedía su pelea con Yoh Tales, Sonny Jin fue destrozado en batalla por ese tal Jean Blake.

—¿Jean Blake? —preguntó Vlas.

—Sí, Rhys dejó en claro que Jean era, por detrás de él, el usuario de Energía del Alma más fuerte del mundo, en cuanto no poseer un Scire se trata, pero al parecer si es capaz de armar una buena estrategia podría darle pelea a cualquier poseedor del Scire... Jean le explicó un poco de la habilidad de este tipo, pero no recuerdo bien lo que Rhys me dijo, sólo me dijo que era condicionada, por lo que estábamos en lo correcto.

—Ya veo —asintió Vlas—. Sonny Jin, he escuchado de ti, ¿Tu habilidad es una habilidad condicionada, cierto? —preguntó, con tranquilidad.

Sabiendo un poco más del tipo pudo dejar de sentirse intimidado por su habilidad, si fue derrotado fácilmente significaba que su habilidad poseía más fallas que aciertos, sólo debía encontrarlas.

—Así es, Vlas Windsor, parece que eres igual de inteligente y perspicaz que tu hermano mayor, pudiste deducir cómo funcionaban los muñecos en un par de minutos... Eso es admirable, no lo voy a negar.

Extrañamente, a Vlas eso le sonó como un halago.

 —Así que conoces a Rhys. —Vlas esbozó una sonrisa.

Si él sabía de Rhys significaba que conocía las consecuencias de meterse con él o con algún ser querido suyo, por lo que tenía otra ventaja: El miedo.

—Sí, como para no hacerlo... El Niño Maravilla, o como lo llamaron luego de la guerra: Prodigio Divino... Ese tipo es otro maldito nivel, agradezco que el Windsor que me tocó enfrentar hayas sido tú y no él —declaró Sonny.

Vlas apreció como levemente movía su mano con inquietud. Hablar de Rhys lo volvía ansioso, eso significaba que no se equivocó con su suposición.

—Hmm, ya veo... Entonces, con respecto a tu habilidad, ¿Tú puedes darte cuenta de quién es el ADN que tomas? —inquirió.

—No responderé eso, Vlas Windsor, ni que fuera estúpido, hacerlo sería una desventaja para mí, y por suerte una condición de mi habilidad no es revelarla para que se haga más fuerte —respondió Sonny.

—Ya veo —musitó Vlas. Mya lo miró, estaba hablando sólo para ella—. Así que las condiciones de esta son en base a él mismo y su propio límite, no tiene nada que ver con nosotros, entonces... Ya lo tengo, esos muñecos no pueden tener energía si antes no la tomaron de algún lado, por lo que cada uno tiene un alto porcentaje de su energía, mientras más muñecos cree menos energía se les da, lo que los hace más débiles y fáciles de destruir... Hay dos maneras de ganarles: Una es acabando con el centro de energía, o sea Sonny... Y la otra es destruyendo uno por uno a los muñecos hasta que él se quede sin energía, la primera es algo imposible, esos muñecos lo protegerán si intentamos atacarlo y eso podría jugarnos en contra si tocamos el mismo muñeco más de una vez, por lo que la opción más factible es destruir los muñecos uno por uno —explicó.

Mya tomó anotaciones en su mente, pero de todas maneras, sintió que el plan todavía estaba incompleto, y tenía algunas preguntas.

—Entiendo tu punto Vlas, pero, ¿Cómo haremos para destruir uno por uno los muñecos sin salir heridos en el proceso? Recuerda que estos absorben la energía, todos nuestros ataques son inservibles contra ellos —recordó Mya. 

—Fácil, con lo que deduje hoy, sólo puede ser utilizado un muñeco por persona, por lo que para que la habilidad no tenga efectos en nosotros al atacarlos, debemos activar un muñeco cada uno, si hacemos eso, luego no podremos activar otro, por lo que cuando ataquemos a los restantes con nuestra energía, no podrán absorberla, deberíamos procurar no tocar el muñeco inicial cuando estemos destruyendo los demás.

—Claro, porque el que tiene nuestro ADN no va a reaccionar. —Mya comenzó a seguirle el ritmo a esa estrategia.

—Exacto, así que, ¿Hacemos eso? —preguntó el chico, mirándola con seguridad.

—No parece ser un plan tan complejo, pero Vlas, como ya sabemos, estos muñecos nacen de su energía, por lo que son todos parte de uno, ¿Y si cabe la posibilidad de que estén unidos y todos compartan esa información? —pregunto Mya, haciendo notar su preocupación.

—No... Eso es algo imposible, si así fuera, cuando activas un muñeco deberían todos seguir ese patrón, y a la vez no se limitaría a un muñeco por persona, es algo complejo de explicar, pero él realmente no tiene tanto poder, más bien son los muñecos, al no saber usar bien esta energía, la canalizó en ellos y terminó por desarrollar esta habilidad, fue la mejor forma que encontró para no desperdiciar ese poder.

—Así es, es como lo que hicimos todos cuando comenzamos a usar la energía, la canalizó en objetos, pero esta vez él tuvo una idea así y termino por crear una habilidad que se acopla a su personalidad.

—Sí, ahora que te quité esa preocupación, ¿Vamos? —preguntó Vlas.

—Sí... Yo no tengo problemas —aseguró Mya.

Y en un ligero choque de miradas donde la de Vlas dio luz verde, su figura sólo se difuminó frente a él. Fue imperceptible.

Vlas miró a su alrededor y la vio a unos metros de él, yéndose derecho a un muñeco. Al llegar a él, lo tocó, y sin problemas desapareció de nuevo, gracias a su velocidad.

 «Wow... Todavía es más rápida que antes, ¿Va a seguir ampliando su velocidad? Parece que todavía no había demostrado todas sus habilidades», pensó Vlas, haciendo lo mismo que ella al lanzarse hacia un muñeco.

Mya, alejándose del lugar, notó que sólo la seguía un muñeco de los cuatro iniciales, eso dejaba a la vista que el plan estaba funcionando, ya que uno quedó inmóvil, y de los otros dos se encargaría Vlas.

Debía ser lo más rápida posible para destruir el que quedaba. Antes de que Sonny se diera cuenta de su estrategia y encontrara una forma de anularla. En el medio de su recorrido dio la vuelta parando su corrida, frenó con sus pies y giró su cuerpo, enfrentó al muñeco con entereza, dispuesta a volver por su camino de nuevo, para ayudar a Vlas... Y terminar para poder darle una paliza a ese tipo, cuando ya no le quedaran muñecos.

—¿Qué carajos? —se preguntó, cuando al plantarse frente al muñeco este sólo desapareció de su lugar—. Vlas, ¿Me escuchas? —Activó su auricular.

—¿Desapareció, cierto? —preguntó él, rápidamente.

—¿Qué sucedió?

—Volvieron a él, sabía que podía hacerlo en cualquier momento, se dio cuenta de lo que pretendíamos hacer y antes de perder energía con la destrucción de los muñecos sólo absorbió la energía de estos de nuevo, sólo quedan los que tocamos... Ten cuidado de no hacerlo de nuevo —avisó él.

—Claro, pero, tendríamos que atacarlo a él, ¿Cierto? Ahora no tiene la misma defensa que antes —supuso Mya.

Sólo escuchó la risa de Vlas al otro lado del auricular.

—Mya —dijo él—. Eres la más fuerte... Ya sabes lo que tienes que hacer.

Mya esbozó una sonrisa al escuchar sus palabras. Sintió que era su momento, hacía mucho tiempo no peleaba en serio, y ya lo estaba necesitando.

Recorrió el campo a una velocidad imperceptible. Apenas logró cierta aceleración necesaria escuchó los latidos de su corazón retumbar en su cuerpo, con fuerza, entonces dio una gran bocanada de aire, para luego exhalarla y alzarse en vuelo. No recordaba haberse movido tantos kilómetros alejada de la situación inicial, todavía Vlas estaba en su lugar, con un ligero vistazo al suelo notó su rostro apreciándola con sorpresa. Pero quien no se había dado de cuenta era su rival... Y aprovechó esa ventaja.

Suficiente aire como para que en su mano pudiera formar ese ataque, dispuesta a dárselo de lleno en la cabeza. Si lo hacía rápido, todo iba a acabar en ese momento, y no quería seguir extendiendo más la situación. Sólo unos centímetros, en un instante, el sonido del fuego comenzando a surgir desde su palma, con ese objetivo.

La explosión invadió el lugar, el humo cubrió la vista de Vlas, quien apenas pudo notar lo que había sucedido... Esa cortina de humo no escondía mucho después de todo, se dispersó rápidamente, y esa imagen frente a sus ojos.

—Uno más —rio Sonny, soltando el muñeco de su mano. Este sólo se deshizo como cenizas que cayeron de lo alto y se esfumaron con el viento.

Mya ya se había alejado lo suficiente como para que su rival no pretendiera realizar un contraataque.

«Usó un muñeco como escudo», pensó ella.

Apreció la mitad del brazo de Sonny quemado, hasta ahí había llegado su ataque, si no hubiera usado ese muñeco como defensa quizás podría habérselo arrancado entero. De todas maneras, ese ataque iba más alto, si él no colocaba su brazo, arrancaba su cabeza. 

—¡Mya! —Ella escuchó el grito de Vlas desde abajo—. ¡Es ahora o nunca! —Señaló a Sonny—. ¡Está indefenso! ¡Es tu oportunidad!

Mya entendió rápidamente la señal. Y se lanzó a atacar a Sonny. Vlas no podía volar todavía, por lo que durante el tiempo en el cual ellos estuvieran en el aire él iba a estar fuera de la pelea, sólo le quedaba a ella encargarse de la situación mientras tanto.

Primeramente tanteó el terreno, lanzó dos puñetazos rápidos, que Sonny esquivó. Ella entendió su resuelta movilidad, él estaba intentando no utilizar sus brazos, ella tenía que llevarlo al límite, para que ese antebrazo quemado se ampliara. Se movió un poco hacia atrás y le lanzó una patada dirigida a su nuca, la mano de Sonny llegó antes. Su brazo izquierdo, aquel que todavía se encontraba sano. Él no atacaba, sólo se dedicaba a defenderse... No había motivos para que sólo se retrajera más en su lugar... O tal vez.

—Mierda —soltó Mya, percatándose de eso, y antes de que el muñeco que había tocado minutos antes en su primer movimiento chocara con su espalda, dejó de volar, y aterrizó en tierra.

«Lo sabía», pensó ella.

—El proceso de asimilación no dura más de un minuto, linda... ¿Creíste que reduciría mis muñecos a sólo uno y descuidaría mi defensa así como así sin un plan de contingencia? Por Yva... Soy un militar, eso no es algo a lo que esté acostumbrado —explicó Sonny. El muñeco con el que intentó atacar a Mya volaba a su alrededor—. Luego del proceso de asimilación no puedo cancelar la habilidad, por lo que se me es imposible absorber mi muñeco de nuevo hasta que consiga hacer un mínimo de daño con este.

«¿Cómo pude pasar eso desapercibido? Sólo me concentré en el que tenía que destruir ignorando el que ya tenía mi ADN», pensó Mya, con su mirada concentrada en Sonny. En ese momento, la única amenaza hacia ella que él tenía era ese muñeco, no podía perderlo de vista... Aunque... «El otro muñeco», se percató.

—¡Vlas! —Giró su rostro buscando a su compañero en el terreno, luego de su aviso no escuchó más de él... A él también lo seguía un muñeco... En el peor de los casos.

Sus pensamientos se desvanecieron en un santiamén, cuando la cadena de Vlas formó una horda de aire con su fuerza y velocidad, esta se estiró más allá de ella, venía desde su espalda, siguió su camino y terminó por impactar cerca la cabeza de Sonny... Destruyendo el muñeco que lo rodeaba en su movimiento.

—¿Qué? —Mya quedó pasmada.

—Si no es un muñeco que posea mi ADN, puedo destruirlo de cualquier forma.

Las palabras de Vlas se escucharon cerca. El caminaba detrás de ella.

—¿Y el otro? —preguntó Mya, notando que él se encontraba a salvo, y que aunque hubiera podido destruir un muñeco, todavía quedaba el que tenía su propio ADN.

—No fue una buena idea intentar parecerme a ti y esquivarlo con rapidez. —Entre el sonido de su voz se entremezclo el del metal de su cadena siendo arrastrada por el suelo. Mya se dio la vuelta—. Dejo el resto en tus manos... Mya Draghi —añadió, con una brillante sonrisa en su rostro.

Mya notó su brazo izquierdo caído, la parálisis lo había alcanzado.

—Hizo efecto —manifestó ella. Se acercó lentamente a él y envolvió su mano en la suya, la misma que sostenía la cadena—. ¿Me la prestas? —preguntó. Vlas asintió—. Luego de que el primero hace efecto no puede hacerlo con otro... Me encargaré del resto, solecito.

Ella envolvió la cadena con fuego y se dio la vuelta, dirigió su mirada a Sonny, él tenía el muñeco con el que había atacado a Vlas en su mano, también había esbozado un sonrisa satisfactoria. Ella sólo tenía que destruirlo, no le importaba mucho vencer a Sonny, sólo quería que Vlas no saliera dañado... Si eso pasaba, no se lo perdonaría jamás.

«Le prometí a Rhys que te mantendría a salvo... No voy a permitir que salgas herido, pequeño», pensó, con decisión. Y se lanzó otra vez a atacar a Sonny.

No supo cuántas veces llegó a casi golpearlo. Pero la cadena todavía no tocaba el cuerpo de Sonny, con la potencia de sus llamas no tardaría ni un segundo en quemar su cuerpo apenas tocarlo, por esa razón sólo quería llegar al Nio que él tenía en su mano izquierda, esa era la base de su poder. Él usaba los muñecos como escudo, con cada ataque de Mya que lograba traspasar su defensa, él formaba un muñeco en ese lugar y sólo evitaba el golpe. Mya sabía que la energía para eso venía de su Nio, era imposible que hubiera hecho más de diez muñecos y que de igual manera su velocidad de reacción para seguir formándolos fuera la misma, o incluso mayor... Su energía venía de... Oh no.

«Vlas», pensó, apenas desviando un poco su mirada hacia el chico. Él se encontraba arrodillado, difícilmente podía sostener la parte izquierda de su cuerpo, cada vez la parálisis lo afectaba más... El muñeco tomaba su fuerza, tomaba su poder... Tomaba su energía... Con que de ahí venía. No era de su guante, todo era de Vlas.

Mya lanzó una ráfaga de cortes veloces, el fuego cubrió algunos muñecos más. Ella aprovechó esa abertura para soltar una parte de la cadena con su mano, y llegar al rostro de Sonny.

«Soy más rápida que tú... Imbécil», pensó, impactando un fuerte puñetazo en el rostro de su contrincante.

Lo envió lejos, y salió detrás de él, este todavía sostenía el muñeco que afectaba a Vlas en la palma de su mano.

Sonny creó otro muñeco, lo usó como apoyo, y se acomodó de nuevo. Mya se acercaba como un tren, con su rostro frío como el hielo, pero envuelta en llamas, dispuesta a arrollar todo en su camino.

 —Mierda. —Sonny supo en ese instante que no iba a poder esquivarla... Y no había otra opción.

 Segundo a segundo, habilidad tras habilidad, como una fuerza irresistible. Sin freno, sin manera de ganar... Eso era todo.

 El fuego se esparció por el lugar con el impacto. Pasos sonando como las agujas de un reloj, sentenciando quizás el final de un combate... ¿Con una ganadora?

 —Débil... Demasiado débil... Sólo tenía que ponerme un poco seria... Sólo eso.

Mya cruzó la pared de humo formada por ella misma. Para luego apreciar el cuerpo de Sonny manteniéndose parado con lo mínimo, alzando su rostro ante su llegada, y apenas pudiendo esbozar su sonrisa característica. Aunque esta vez se veía más como de frustración que de satisfacción

 —Mya Draghi... Una nueva usuaria de fuego que no pude vencer... Aunque, con tu victoria... ¿Podrás siquiera salvar a tu novio? —Él alzó su mano, apuntando a Vlas.

 —No.

Mya sabía que no iba a llegar a evitar que él lanzara ese ataque, por eso sólo se movió un poco hacia el costado, y enterrando su pie en el suelo se impulsó, saliendo dirigida a Vlas como un rayo. Al menos, si llegaba antes que el ataque, este sólo la impactaría a ella.

—¡Vlas! —gritó, llegando a él.

El muñeco que Sonny le había lanzado estaba punto de alcanzarlo

Ella cayó sobre Vlas, lo rodeó con sus brazos, protegiendo su cuerpo, dándole la espalda al ataque. Ni aunque tuviera la velocidad de Dean sería capaz de esquivarlo... Sólo Rhys o Lara podrían hacerlo. Apretó a Vlas lo más fuerte que pudo... Y murmuró:

—Cierra los ojos, pequeño... Estarás bien.

Y ambos cerraron sus ojos.

 De la nada, una intensa ráfaga de fuego gigante pasó por detrás de ellos. Quemando el muñeco con sólo un movimiento, no dejando nada a su paso. Ninguno de los dos llegó a verla, sólo sintieron que el calor los abrazaba, y el sonido del fuego consumiendo sus alrededores.

—Ese fuego. —Mya no se dio la vuelta, siguió protegiendo a Vlas—. ¿De dónde viene? —apenas hizo esa pregunta sintió como algo debajo de ella se movía. Vlas—. Ey, ¿Estás bien, solecito? —preguntó, alzándose un poco, permitiéndole respirar.

—Mya... Eres tú... Maldita sea, ¿Qué carajo pasó? —preguntó él, algo desconcertado.

—De todo... Pero, el ataque de Sonny nunca llegó a golpearnos, no entiendo de dónde salió ese fuego que terminó destruyendo su último muñeco —dijo ella, recorriendo los alrededores con su mirada, no encontró nada.

—Mya, creo que eso no es lo más sorprendente, ¿Cómo fue que quemó a los muñecos? Nuestros ataques no pudieron hacerles daño —cuestionó Vlas.

Mya lo miró con el mismo rostro de desconcierto que él. Tenía razón, fue un detalle del cual no se percató.

En base a su cuestionamiento, al instante se les dio una respuesta, cuando escucharon unos pasos detrás de ellos. Rápidamente se dieron la vuelta, temían lo peor, pero sólo vieron a un joven, quizás de la edad de Rhys, caminando en tranquilidad. Con un tranco casual y atrevido. 

—Sus ataques deben de ser más rápidos que la asimilación de la energía del muñeco... Si no la asimila a tiempo el fuego los consume, fueron rápidos, casi lo logran... En especial tú —respondió, pasando al lado de Mya. Ella notó que él le dio una mirada—. Sonny, Sonny, Sonny... Parece que no has aprendido una mierda —dijo, con arrogancia—. Si esos muñecos no funcionaron hace seis años menos funcionarán ahora... Que decadencia —añadió, con una media sonrisa de superioridad apareciendo en su rostro.

Sonny lo conocía a la perfección, y algunos traumatizantes recuerdos de aquella guerra vivida seis años atrás le vinieron a la mente apenas apreciar el rostro de esa persona.

Como un asedio hacia él.

Como una sentencia de muerte.

—¿Me extrañaste Vudú? —el joven preguntó.

—Así que estás aquí —Sonny apenas pudo pronunciar algo—. Jean Blake.


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