Remia, Ajax, Distrito Central - 24 de Mayo - Año 525
—¿No crees que estamos llegando tarde? —preguntó Zenda, luego miró su reloj y notó que ya habían pasado las 9:00 a.m.
—No, es la hora que normalmente llegamos —respondió Vlas con despreocupación, al menos hasta que extrañamente sintió una vibración en su oído.
No, no fue tan extraño después de todo, era su percepción, y esta no se equivocaba nunca. Cuando levantó su mirada, Zenda hizo lo mismo, y la inmensa coalición de varios edificios creó una increíble explosión que se plantó en las pupilas de ambos. Zenda apretó la mano de Vlas y él la miró rápidamente. Su rostro era de espanto frente al fuego y la destrucción que comenzaba a propagarse por los edificios alrededor de ellos. Aunque todo estaba sucediendo en las alturas, los escombros que caían en llamas contagiaban el lugar.
—¡Maldita sea! Ven, volvamos rápido —dijo Vlas retrocediendo en sus pasos, sin soltar la mano de Zenda, ella parecía haberse quedado paralizada.
—Vlas... ¿Qué fue eso? —Zenda no paraba de mirar hacia atrás y el desastre que se estaba comenzando a formar, tenía mucho miedo y eso comenzó a reflejarse en su voz al hacer esa pregunta.
—No lo sé linda... Pero no mires atrás, sólo sigue corriendo conmi... —fue todo lo que pudo decir.
Humo, eso fue lo último que ambos llegaron a ver antes de sentir que eran empujados por una gran onda expansiva. Vlas apretó la mano de Zenda lo más fuerte que pudo apenas la perdió de vista, y no sintió que la soltó hasta que al caer al suelo se golpeó la cabeza, quedando inconsciente.
Dos horas más tarde...
En algún lugar de Remia...
Al abrir los ojos lo encandiló una brillante luz blanca sobre él, apretó fuerte sus parados mientras intentaba ignorar el dolor de cabeza. Se movió un poco en la cama que estaba acostado, intentado no forzarse tanto, porque todo el dolor que estaba sintiendo en ese momento era inaguantable. Tardó en comprender muy bien lo que había pasado, o lo que estaba haciendo. Hasta que se sentó en la cama, y abrió los ojos logrando divisar la sonrisa de Zenda, sólo ese gesto lo trajo de nuevo a la realidad, y supo que estaba bien.
—¿Dónde estamos? —preguntó, identificando con su mirada una habitación inmensa, casi como un gimnasio de baloncesto, con muchas camas y en ellas personas heridas.
—En una zona de refugiados —respondió Zenda examinando su cuerpo mientras él intentaba bajar los pies por el borde de la cama—. ¿Estás bien? —Su preocupación se hizo notar.
—Si... Tan solo me duele la espalda y la cabeza... Parece que el golpe fue duro. —Tocó su nuca y notó algunas vendas, también las distinguió cuando se sacó su camiseta, alrededor de todo su abdomen.
—Caíste sobre una roca... Eso te hirió en las costillas y el torso, me dijeron que no era nada grave pero que intentaras no moverte demasiado.
—Ya veo... ¿A qué se debió todo eso?
—Asteroides... Cayeron tres en Ajax, dos en el Distrito Central y el otro a las afueras de la ciudad, hacia el norte, llegando a Dunch. —Zenda sacó su teléfono y se lo dio—. No hay señal, no hay electricidad ni servicios, intenté comunicarme con mi familia pero no existe ninguna forma —señaló, mostrando el cartel que marcaba su celular: «Sin señal».
—Maldita sea... Ahora parece que no solamente el daño ha sido enorme, si no que estamos aislados de la ciudad... ¿Estarán todos bien?
Era agobiante para Vlas pensar en una forma de volver a sus hogares. La única esperanza que tenían era que luego de buscar por tantas zonas de refugiados sus padres los encontraran en esa.
—Mejor sólo esperemos, ambos estamos heridos y sin ubicación, quizás hasta corremos el riesgo de que algo nos suceda afuera... Además aquí nos tenemos el uno al otro, estaremos bien —dijo ella, con su suave voz.
Esas palabras tranquilizaron un poco a Vlas
—Si, estás aquí conmigo. —Sonrió él, para luego recostarse en el hombro de Zenda.
Ella rio ante el movimiento de Vlas, y con la mano que le estaba sosteniendo el hombro logró alcanzar su cabeza, y comenzó a acariciar su cabello con suavidad. Él se quedó quieto a su lado, eso terminó por tranquilizarla a ella también.
En su mente, Vlas notó que lo que acababa de ocurrir tenía un elemento familiar con un recuerdo suyo... Quizás podría ser eso que estaba pensando, no quería sobreanalizar la situación demasiado, pero las coincidencias eran muchas. Si confirmaba sus sospechas, lo que les esperaba no era más que un período lleno de sorpresas, pero sólo podía hipotetizar.
Al otro día...
Remia, Zona de refugiados - 25 de Mayo - Año 525
Tres asteroides habían impactado en la ciudad de Ajax; la ANSE, siglas de Asociación Nacional de Sucesos Extraterrestres, no consiguió explicar el origen de estos su aparición fue considerada desconocida, algunos también dijeron que sólo aparecieron «de la nada». La parte central de la ciudad había sido prácticamente reducida a escombros y la noticia se había esparcido por el resto de la nación en pocas horas.
Vlas Windsor junto con Zenda Allen fueron trasladados a una zona de refugiados en Remia cuando los bomberos buscaban sobrevivientes entre todo el caos causado por los impactos. Primero encontraron a Zenda, pero como Vlas se encontraba inconsciente, ambos terminaron por ser trasladados al mismo lugar, a pedido de ella. Luego de certificar que estaban incomunicados decidieron pasar la noche en ese lugar, sus ausencias se harían notar en sus familias y no pasaría mucho tiempo hasta que alguno de sus padres llegara al lugar... Y así sucedió para Vlas.
—Despierta Zenda. —La movió un poco en su hombro mientras la chica dormía plácidamente—. Ya es la mañana y tengo buenas noticias —añadió entusiasmado.
—¿En serio? —preguntó media dormida, mientras refregaba sus ojos—. ¿Qué sucedió? —volvió a preguntar.
—Mamá... Nos encontró, ya nos podemos ir —respondió Vlas con emoción.
Esa respuesta la despabiló rápidamente y se sentó en la cama mirando a Vlas.
—¿Sí?
—Vamos... ¿Puedes caminar? Yo te llevo. —Vlas se agachó y la levantó en sus brazos sosteniéndola desde las piernas y la espalda.
—De hecho si podía caminar —respondió Zenda bajando su mirada, su rostro se había ruborizado luego de que él hiciera eso.
Se sentía romántico que él la llevara de tal manera en sus brazo, y aunque lo hubiera hecho muchas veces, la hizo avergonzar un poco igualmente.
—No importa, ahora ya lo hice, vamos hacia la camioneta —rio Vlas mirando hacia delante. Él no había notado la reacción de ella.
Mientras caminaba con ella en sus brazos Vlas pasó al lado de algunos doctores y les agradeció la hospitalidad. Ellos no habían notado quien era hasta que les entregó su identificación y sólo vino uno reverencia de respuesta... ¿En serio lo veían tan necesario? A él no le gustaba que actuaran así. Aunque ya estaba demasiado acostumbrado.
Al salir del lugar buscó en sus alrededores a su madre, se suponía ella había llegado una hora antes, por lo que debía estar cerca. Tuvo su mirada de un lado al otro, hasta que logró divisar una gran camioneta negra, era una de las que usaban en el Parlamento, por lo que era la que lo había ido a buscar. Y como supuso, apoyada sobre el vehículo se encontraba ella... Clio Windsor. Su madre.
—Vlas, aquí estamos. —Clio se hizo notar en el lugar levantando su mano.
Varias personas que estaban afuera voltearon hacia ella y comenzaron a sacarle fotos, algunos tenían un rostro de sorpresa, otros de admiración.
«Siempre tomando la atención, mamá», pensó Vlas, con una sonrisa.
—Mamá, gracias por venir. —Él se acercó al coche, mientras su madre abría la puerta trasera.
—¿Qué sucede con Zenda? ¿No puede caminar? —preguntó Clio preocupada cuando Vlas pasó a su lado.
—Puedo caminar perfectamente Clio, sólo que Vlas está muy cuidadoso hoy. —Sonrió ella acomodándose en el asiento luego de que Vlas la dejara sentada en el borde.
—Solamente quería asegurarme, ayer no podías pararte —respondió Vlas sentándose a su lado.
—Tú tampoco —recordó Zenda.
—¿Están seguros que se encuentran bien ambos? La ciudad está sumida en el caos, pero puedo llevarlos a un hospital y hacer que sean atendidos rápidamente —sugirió Clio mirando hacia atrás entre los asientos.
La propuesta de Clio quedó en el aire unos segundos mientras Vlas y Zenda lo analizaban. Pero fue suficiente con sólo cruzar sus miradas para que ambos entendieran que tenían la misma respuesta.
—No mamá... No es necesario —decidió Vlas.
—Entiendo... Héctor, llévanos a casa entonces —ordenó Clio volviendo a su lugar.
—Así será jefa... —respondió su chofer arrancando el auto y alejándose del lugar.
Después...
Remia, Ajax, Residencia Windsor - 25 de Mayo - Año 525
—Llegamos. —Clio se bajó del auto y abrió la puerta trasera para que Vlas y Zenda se bajaran—. ¿Quieres que te ayude, cariño? —preguntó tomando la mano de Zenda.
—Sí, gracias Clio. —Zenda bajó del auto con cuidado mientras Clio la sostenía de la mano, Vlas había bajado por el otro lado, pero cuando ella pudo comenzar a caminar hacia la entrada de la casa, Vlas la siguió tomándola de la mano de nuevo—. ¿Qué pasa? —preguntó confundida.
—Vamos... Te acompaño hasta tu casa —respondió este dándose la vuelta—. Gracias por irnos a buscar y traernos a casa mamá —agradeció viendo como su madre se subía a la camioneta de nuevo.
—Sí, gracias Clio —agradeció también Zenda.
—Por nada chicos... Ahora mismo tenemos una reunión en el Parlamento a causa de todo este desastre... Zenda, tus padres están con nosotros, aun así tu hermana está en tu casa... Vlas, tú puedes esperar en casa, el personal esta avisado de que hagan todo lo que pidas —informó Clio a través de la ventanilla.
—Bien mamá, yo acompañaré a Zenda a su casa y luego iré a la nuestra —respondió Vlas.
—Entonces ten cuidado, nos vemos —se despidió Clio, al mismo tiempo que el auto arrancó de nuevo y se alejó del vecindario.
Vlas siguió su camino hacia la casa de Zenda hasta que pararon en la puerta. Ninguno dijo nada, pero sabían lo que querían hacer. Zenda tomó la iniciativa, y lo abrazó primero, los brazos de Vlas pasaron por su espalda devolviéndole el abrazo, se sentía muy reconfortante para ambos.
—Tuve mucho miedo Vlas... Estaba muy preocupada por lo que te sucediera, no sabes lo feliz que estoy de que estés bien. —Alivio, sólo eso se podía percibir al oír sus palabras.
—Está bien linda... Yo también estaba preocupado por ti, ¿Realmente estás bien? Si tienes algún daño puedes decirme.
—No, estoy bien... Sólo fue el susto del momento, ayer no podía caminar porque me había doblado el tobillo, pero ya está mejor —dijo levantando su pantalón, dejando ver una venda en su tobillo—. Descansaré unas horas más... Hasta que mis padres vuelvan.
—Bien... Te recomiendo que entres rápido, Kora probablemente esté muy preocupada por ti.
—Sí, lo sé... Nos vemos luego —se despidió dándole un último abrazo.
—Adiós linda. —Vlas la vio entrar a su casa y el alivio lo invadió de nuevo.
Caminó hasta la suya y al entrar se dirigió a su habitación para recostarse en su cama un rato, quizás podía comer algo luego, pero estaba tan cansado tras pasar toda la noche despierto que simplemente al cerrar sus ojos un segundo cayó rápidamente en un profundo sueño.
VLAS
Después de todo lo sucedido pude estar tranquilo por un momento, estuve todo el tiempo pensando en Zenda y cuidándola, procurando que se sintiera bien y descansara luego de sus heridas. A ella la conozco desde que somos pequeños. Nuestros padres trabajan juntos en el Parlamento de Remia, ubicado en Ajax, la capital de la nación. Sus padres, Dexter y Georgia Allen son diplomáticos, antes de asentarse en Ajax por motivos de trabajo, ellos y sus hijas vivían en Basil, una de los tantas ciudades de la nación, al oeste de Ajax, es un destino turístico muy famoso y concurrido mayormente en verano, ya que ahí se encuentra la costa oceánica de la nación. Zenda nació allí, junto a su hermana gemela, Kora.
Nos conocimos cuando sus padres se mudaron al vecindario, también fuimos al mismo colegio en primaria, y asistimos a la misma secundaria. Zenda es muy característica, ella es una chica totalmente extrovertida y sociable, tiene un gran estilo del humor, y es demasiado optimista, es normal pensar que contrasta demasiado con su hermana. Kora es tetracampeona mundial de ajedrez, siendo la actual campeona y con tan solo dieciséis años, muy extraordinario a su edad. Aun así, por más que sus personalidades sean el antítesis de cada una, a Zenda nunca nada le impidió relacionarse con su hermana, ellas se aman a pesar de todo. Pero con la forma de ser de Zenda es normal poder llegar a ser su amigo, o relacionarse con libertad y apreciar su carisma, ella tiene muchos amigos, y se relaciona con todos de la misma manera. De todas formas, sin contar a su hermana, la única persona con la que ella realmente es diferente... Es conmigo.
Nuestra amistad se formó hace diez años. Podría decirse que fue total casualidad, aunque la casualidad más hermosa que jamás me hubiera sucedido. Cuando ella llegó a mi vida yo había entrado a un declive emocional luego de algunos problemas familiares que me azotaron en poco tiempo, pero cuando vi en la mirada de esa chica las ganas de comerse el mundo y esa pasión por las cosas sencillas de la vida entendí lo mucho que terminaría por significar en mi vida... Olvidarme de ella acabaría por ser imposible.
Una tarde caminaba a casa, quizás fue el peor momento de mi vida, estuve a punto de ser atropellado por un autobús, pero ella me salvó. Ahogado en mis pensamientos no vi el color rojo del semáforo y sólo cruce la calle inconscientemente, escuché un claxon y fuera de mí, procedí a quedarme parado, creía que eso era lo máximo que podía dar y que ahí terminaría mi vida, hasta que el momento sucedió, sentí un empujón y caí en la acera, solamente me limité a mirar a la persona que había caído encima de mí. Una hermosa chica de ojos azules, cabello café y finas facciones delicadas no me quitaba la mirada de encima. Yo tampoco podía hacerlo, tenía apoyada sus manos en mi pecho y mi corazón no paraba de latir, ella era hermosa... En ese momento noté que estaba llorando, el alivio que sentía era inmenso, por ella, ella me había salvado, y yo estaba aliviado por su accionar, sólo pude agradecerle con palabras, pero entendí muchas cosas luego de que el tiempo pasó y ella no cambió nunca su manera de ser. Un sentimiento genuino de empatía fue lo que la invadió ese día... Lo sé, es algo que sé hace mucho tiempo, por esa misma razón me terminé enamorando de ella.
Diez años antes…
ZENDA
Remia, Ajax, Distrito Central - 15 de Agosto - Año 515
Se estaba haciendo tarde, mis padres se iban a preocupar, mejor apuraba mi paso. De camino a casa miraba la hermosa tarde de la ciudad de Ajax se apagaba, una ciudad única realmente, altos rascacielos que parecían llegar hasta el cielo, las luces invadían el ambiente y la noche parecía ser día, el aroma urbano y denso también penetraba en la ciudad, y el sol se escondía cayendo en el horizonte.
Me mude aquí hace unos meses, luego de dejar Basil. Al dejar mi hogar me sentí mal, los seis años de mi vida estaban ahí, amigos y familia que tuve que dejar atrás, aun así, sé que mis padres tomaron esta decisión para que mi hermana y yo tuviéramos un mejor futuro y más oportunidades en la vida.
Cuando caminaba por la avenida que llevaba a casa apreciando el cielo carmesí gracias la puesta del sol, bajé la mirada unos segundos para ver una horrible escena que pronto sucedería frente a mí... Mi corazón se congeló. Una persona estaba parada en la mitad de la calle y un autobús estaba por atropellarlo. No lo pensé dos veces y comencé a correr hacia él, el tiempo me daba perfectamente para empujarlo hacia la acera y salvarlo, parecía ser un chico de mi edad, ¿En qué está pensando?
Corrí hacia él mientras escuchaba los gritos de las personas a su alrededor, ¿Cómo puede ser que sólo se queden mirando y no intenten ayudarlo? Que personas insensibles, si el chico no reaccionaba a un claxon, menos reaccionaría a gritos de desconocidos, es inútil hacérselo a entender a distancia. Cruzando la calle recordé, las palabras de mi padre; «Siempre que tengas la oportunidad de ayudar a alguien, no la desperdicies, algún día esa empatía y solidaridad se te será devuelta». Así es padre, algún día.
—¡EY CUIDADO! —grité antes de empujarlo hacia la acera y caer sobre él.
Le había salvado la vida a una persona, no podía creer lo que había hecho, se sentía satisfactorio, más sabiendo que sólo actué por impulso... Pero lo había logrado.
—¿Estás bien? —pregunté jadeando.
No me respondió.
—Oye, te estoy hablando, ¿Estás bien? —insistí empujando su pecho, su corazón latía demasiado rápido.
—Gracias —musitó cabizbajo—. No sé en qué estaba pensando —agregó ahora con la voz más clara, pero no del todo, se quebró luego de esa declaración.
Estaba llorando.
Era tan solo un niño, notando el tono de su voz me di cuenta que estaba totalmente desconsolado, algo malo pasaba con él, su voz se sentía desesperada. Cuando levantó su cabeza vi unos ojos llorosos, color verde, aun así se veían apagados, era un niño muy atractivo, tenía el cabello castaño claro y desordenado, algo ondulado, los afilados ojos verdes antes mencionados, labios y nariz pequeños, también parecía ser alto, demasiado para su edad. Demostraba ser de buena posición, ya que su uniforme era el de mi colegio, donde van los hijos de las personas más poderosas y ricas de toda la nación de Remia. También noté un pequeña insignia de una corona roja en su solapa.
—Por nada, ¿Te sucede algo malo? No es normal que te hayas quedado parado en la calle cuando un autobús estaba por pasar y poner en riesgo tu vida... ¿Cuántos años tienes? —pregunté.
Él me miraba atentamente, como analizándome con su mirada, noté que intentaba encontrar una respuesta a algo en su cabeza.
—Tengo seis años... Espera, ¿Tú no eres Zenda Allen? —preguntó con curiosidad.
Así que eso estaba intentando responder con su rostro de confusión.
—Sí, ¿Cómo sabes mi nombre? —pregunté yo aún más confundida.
—Soy tu vecino... Tus padres y los míos trabajan juntos en el Parlamento —respondió cuando caí en cuenta quien era.
—Eres Vlas Windsor... El príncipe de Remia.
Con que eso significaba esa insignia que tenía en su solapa, era el emblema de la casa Di Rem. Por consiguiente, del Reino de Remia. Jamás lo había visto, pero mis padres y en el colegio se hablaba mucho de él, por lo que entendí era el hijo menor del Primer Ministro y la presidente del Ministerio de Economía... En pocas palabras era hijo de las personas más influyentes e importantes de la nación luego de la Familia Real.
—Sí, soy yo... Gusto en conocerte Zenda... —dijo sonriente.
Pude ver a través de esa sonrisa la sinceridad de sus palabras, no comprendí muy bien lo que me pasó en ese momento, pero yo también sonreí en respuesta a lo que había dicho.
—Gusto en conocerte también Vlas... He escuchado mucho de ti... ¿Quieres que te acompañe al vecindario? Para que no vayas solo —ofrecí mi ayuda por interés.
Pero no interés en el sentido de esperar algo a cambio de él, si no que me había dado interés su persona, pocas palabras hicieron que me cautivara él y todo lo que lo rodeaba... Fue algo inconsciente.
—No me negaré... —rio. Él era muy lindo—. Después de todo vamos al mismo lugar —agregó poniéndose de pie.
—Así es... —dije tomando su mano—. Vamos Vlas. —Lo llevé conmigo por la acera hasta nuestras casas.
Luego de lo sucedido, yendo hacia el vecindario pude conocer mejor al verdadero Vlas Windsor, cada frase que sumaba al relato de su vida demostraba que en realidad, a pesar de ser un chico que lo tenía todo estaba vacío por dentro. Trágicamente en el último mes se habían ido dos de las personas más importantes de su vida, sus dos hermanos mayores, al mismo tiempo, sus padres parecían cada vez más alienados con respecto a él y se las tuvo que arreglar solo.
Quizás ese intento de suicidio fue la única salida que encontró a sus confusas emociones, me dolió verlo hablando de eso, así que tomé una decisión, que en ese momento parecía inocente, pero viéndolo en retrospectiva estoy agradecida de haberle dicho...
—Mañana pasaré por ti para ir al colegio...
En la puerta de su casa sellé el comienzo de lo que iba a ser mi historia con Vlas Windsor. Realmente algo que nunca esperé, pero que me terminó llenando de vida.
Vlas dejo en mí una marca que después de diez años sigue sin ser borrada. No pasó mucho tiempo luego de ese primer encuentro cuando empezamos a hacernos más y más cercanos, él me apoyaba mucho en las locas ideas que tenía y yo le devolvía lo que él me daba de la misma forma... Apoyándolo en todo. De todas maneras creo que lo más significativo y lo que más representa nuestra relación fue el hermoso brazalete de oro con un Ave Fénix de plata que me regaló en mi cumpleaños número quince.
—Pensé demasiado algún símbolo para poder representar nuestra relación, nuestra amistad y todo lo que pasamos juntos... Elegí el Ave Fénix por un sentimiento algo egoísta, pero yo sé que me entenderás... Lo pensé de esta forma... Tú me ayudaste a levantarme luego de todo lo que pasé en mi vida... Juntaste mis cenizas y me hiciste nacer de nuevo... Es demasiado metafórico, pero así lo sentí yo Zenda... Por lo que en agradecimiento a todo lo que alguna vez hiciste por mí y darme la amistad más hermosa del mundo tengo que darte esto.
Esas palabras resonaron en mi vida como yo resoné en la suya. Hicimos una promesa, el día en el que él me salve la vida, yo tendré que devolverle el brazalete, así quedaremos a mano... Yo sé que él no quiere este brazalete de nuevo, me protege demasiado y sé que a su lado nunca correría peligro de vida... Junto a Vlas nunca llegará el día en el que tengamos que separarnos... Una unión más allá de la muerte.
Presente...
VLAS
Ella era la persona más importante de mi vida, había algo en nuestra relación que la hacía más fuerte que la que tenía con mis padres, o con otros amigos, Kora incluida. Nos ayudamos mutuamente y podemos salir adelante las veces que nos sentimos perdidos, únicamente apoyándonos entre nosotros, gracias a ella llegué a donde estoy ahora. Aunque también debería nombrar las ventajas que me dio haber nacido en una de las familias más poderosas del mundo, ya que son demasiadas.
Mis padres... Rygal Di Rem y Clio Windsor son los príncipes de Remia y tienen el título nobiliario del ducado de Ajax, titulo heredado de mis abuelos, que fueron parte de la Familia Real, mi abuelo, Ryhan Di Rem fue el rey de Remia y fundador de la nación luego de la Cuarta Guerra Mundial. Después de su muerte, mi padre, su primogénito, era el heredero al trono, pero renuncio a ser el rey para vivir una vida más normal y terminó dejándole el cargo a su hermano Ryder. Luego de esto fundó el Parlamento en la ciudad de Ajax y el rey lo nombró el líder del resto de la nación de Remia.
Posterior a que mis padres se casaran, mi padre tomó el apellido de la familia de mi madre para sus hijos; Windsor, para que así no tuviéramos ningún tipo de inconveniente con la Familia Real, siendo nuestro verdadero apellido; Di Rem. Tuvieron tres hijos; Rhys Windsor, el mayor; Demian Windsor, el segundo; Y yo, el menor. Aun así, muchos problemas ocurrieron y ya nada es como antes.
Mi padre, como líder del Consejo creado por el rey, es el Primer Ministro de Remia, siendo totalmente externo a todo lo que conlleva ser parte de la Familia Real, ya que Rem, la isla donde se encuentra el palacio y hogar de las casas reales, está totalmente aislada de toda la nación, rigiéndose con diferentes normas y donde sus líderes son el rey y las cabezas de los clanes que representan las casas reales. Al ser líder de la nación, se suma ser gobernante de Ajax, la capital de Remia y dándole el mando también del Parlamento, el Consejo y el control de los poderes legislativo y judicial, dejándole el poder ejecutivo al rey y su Consejo Real. A su vez, mi madre es la heredera de una de las cinco familias fundadoras del reino, el clan Windsor. Ella también es la presidente del Ministerio de Economía de Remia. Los dos poseen influencia en casi todo el reino, quitando quizás la Isla Rem, de todas formas son dos de las personas más poderosas de la nación y con esa línea sanguínea atrás, probablemente, la segunda familia más rica de todo Remia, sólo por detrás de la Familia Real.
En mi caso, en el colegio soy el estudiante con mayor promedio y el único en ser capaz de obtener promedio perfecto doce años seguidos desde mi inscripción, adquiriendo el reconocimiento no solamente del colegio entero, sino de todo el sistema educativo de la nación. Esta fama de ser considerado, «un genio que nace una vez por generación» es el mayor logro de mi vida. Todo lo que soy se resume en esfuerzo y disciplina, lo comencé a hacer para poder llegar a ser lo que alguna vez fue mi hermano, Rhys Windsor... Su nombre fue reconocido en el mundo entero por su gran capacidad en todas las ramas de la actividad humana... Él si era el verdadero prodigio dentro de nuestra familia, de hecho, el título del Chico Prodigio sigue en vigencia gracias a él, pero desde su partida diez años atrás no hemos sabido nada mas de él.
Porque sí, mi vida no fue perfecta. Cuando era pequeño mi hermano mayor, Demian, murió, y debido a esta pérdida Rhys decidió dejar la familia e irse de viaje por el mundo por su propia cuenta. Después de todo lo sucedido en el lapso de un mes entre la muerte de Demian y la partida de Rhys, la relación de mis padres y mi hermano se arruinó completamente, ya que él siempre culpó a nuestros padres por el accidente de Demian y hace diez años que no sé nada sobre él. Siempre fue mi ídolo y desde pequeño fue mi modelo a seguir, y luego de que se vaya sentí un vacío enorme, él me había prometido estar siempre para mí luego de la muerte de Demian, pero al final, él también se fue. A causa de que en menos de un mes había perdido a las dos personas más importantes de mi vida todo se vino abajo... Tenía seis años, estaba solo, mis padres pasaban la mayor parte del día en el trabajo y no tenía nadie a mí alrededor para guiarme, así que el único pensamiento estúpido que pasó por mi cabeza fue un fallido intento de suicido que una persona impidió... Y si, desde ese día en el que Zenda me salvó la vida y entró en esta nada fue igual... Cambié demasiado, ella me hizo salir adelante y no me dará la vida para devolverle ese favor, por eso la amo y amaré por siempre.
Ahora mismo considero que soy feliz, pero aun así todavía siento que me falta una única cosa para que pueda estar completo y esa es lograr volver a ver a mi hermano, es para lo único que he trabajado todos estos años, para que al fin me reconozca, para mostrarle todo lo que conseguí, para presentarle a Zenda y hacerlo sentir orgulloso... Para luego poder despedirnos como se debe, pero esta vez quizás para siempre.
Remia, Ajax, Residencia Windsor - 25 de mayo - Año 525
VLAS
Era la media tarde, había tomado una larga siesta de cinco horas luego de llegar a casa, el cansancio acumulado del día y la noche anterior hizo su magia, y luego de ese descanso me encontraba como nuevo. Me senté en el sillón de la sala con un gran tazón de cereales luego de tomar un baño apenas despertarme, encendí la televisión y justo se encontraba sintonizada en el canal de noticias, era una buena manera de ponerme al día con lo sucedido, mamá sólo me explicó un poco en el viaje en auto desde la zona de refugiados hasta casa.
Según las noticias, era la tercera vez que caían tantos asteroides en tan corto período de tiempo en Remia. Lo más interesante de ese dato eran los años específicos en los cuales sucedía... Dejando de lado los años 485 y 505, había pasado cada diez años desde 475, apenas unos años después de que la nación fue fundada, y casi siempre en la misma fecha, entre mayo y julio... Se me hizo conocido ese dato apenas oírlo, sabía que lo había escuchado o leído en algún lugar, y estaba seguro de que había sido en un lugar muy específico ya que era un detalle demasiado concreto como para sólo haberlo conocido como un dato aislado... «Cierto, el libro de Ajax», pensé... Y rápidamente subí a mi habitación a buscar en mi biblioteca ese libro que había leído meses atrás.
«Una historia que se repite», leí cuando logré ubicarlo en el fondo de una caja de libros que ya había leído, bajo mi cama. Por suerte había olvidado devolverlo a la biblioteca, pero eso ya había perdido importancia, porque esta se encontraba destruida, por lo que no iba a ser necesario. Lo identifiqué rápidamente al leer su nombre, aunque cuando leí el título y posteriormente abrí sus páginas me llevé una gran sorpresa... Recordé al instante que ese libro estaba escrito en shi... El idioma más antiguo del mundo, o al menos del que más datos se tenía.
«Bingo», encontré el detalle que recordaba al ver las noticias... «Cada una década el mundo se verá sumido en un caos causado por los siete impactos que avisarán la llegada del nuevo salvador a la tierra». Esas palabras me paralizaron por un momento, realmente eran bastante precisas con lo que estaba pasando, así que no me quedé de brazos cruzados y comencé a investigar. Hasta que lograra conseguir respuestas.
Al otro día...
Remia, Ajax, Residencia Windsor - 26 de mayo - Año 525
Era la tarde, cerca de las 5:00 p.m. Había pasado la noche entera, más la mitad del día, buscando algunos datos o informes sobre las anteriores caídas de asteroides en Remia, mis padres no había vuelto en la noche y aproveché el hecho de que no tenía colegio en la mañana para dedicarme de lleno a encontrar al menos algo que abriera una abanico para descubrir posibilidades y comenzar a plantear hipótesis. Fue un arduo trabajo, pero lo logré, y entre tanta información me llevé una gran sorpresa cuando encontré un patrón que se repetía en muchos lugares, porque descubrí que no sólo caían en Remia, caían en todo el mundo. El lapso de tiempo de diez años todavía se mantenía, pero en los años que no caían en Remia terminaban por caer en otros lugares, sin ir más lejos, en el año 485 cayeron en Bellum Giant y en el 505 en Filii Dei. Eso era suficiente para que comenzara a sospechar, y sabía quienes podrían ayudarme a descifrar tales coincidencias... Dejé mi computadora en mi habitación y bajando las escaleras tomé mi celular para marcar el número de Zenda, cuando comencé a llamar lo apoyé en mi oreja.
—Ey... ¿Qué tal? —preguntó ella al atender.
—Buen día linda... ¿Todo bien? ¿Te encuentras en tu casa?
—Sí, estoy jugando ajedrez con Kora... Y como sabes estoy perdiendo brutalmente —respondió entre risas, también escuché las risas de Kora cerca de ella.
—Me lo esperaba... En realidad te llamaba para preguntarte si querías salir, ¿Mirador de Ajax en una hora? —pregunté al pasar al lado del perchero y tomar mi chaqueta sin parar mi caminata hasta la puerta.
—Claro... Nos vemos ahí en un rato –aceptó ella con facilidad.
—Bien... Adiós linda.
Corté y salí de la casa rápidamente, para dirigirme a la playa.
Una hora después...
Remia, Ajax, Mirador de la ciudad - 26 de Mayo - Año 525
VLAS
Llegué al mirador cerca de las 5:45 a.m. La playa de Ajax era inmensa, la famosa Bahía de la Libertad, donde casi cincuenta años atrás desembarcaron los primeros ciudadanos de Remia luego de la Cuarta Guerra Mundial. La arena era casi blanca y el agua tan cristalina que brillaba a lo lejos proyectando el reflejo del sol. El verano se estaba acercando y pude confirmarlo cuando vi algunas personas caminando por la arena o zambulléndose en el mar. Intenté buscar a Zenda entre todo ellos pero no la ubiqué, ella seguramente no había llegado, fui tonto al no pasar por su casa primero, podríamos haber venido juntos, después de todo vivimos en el mismo vecindario... Por lo que sólo me senté en una banca que daba hacia el océano y esperé a que ella hiciera presencia. No pasaron muchos minutos cuando escuché algunos pasos acercándose por detrás hacia mí.
—Aquí estoy —dijo Zenda apareciéndose atrás mío, al escuchar su voz me di la vuelta, junto a ella estaba su hermana, Kora.
—Tarde, como siempre —respondí riendo.
—Es que alguien no me quería dejar venir sola. —Giró sus ojos hacia su hermana.
—No iba a dejarte venir sola luego de lo sucedido ayer —explicó Kora—. Oh, hola señor príncipe, un gusto verlo —me saludó.
Olvidé mencionar lo mucho que a ella le gustaba molestarme... Mayormente con mi título y mi amistad con su hermana. Su sarcasmo y sentido del humor era algo que la caracterizaba demasiado, a mí me gustaba bromear con ella también.
—Primero que nada, en realidad no me gusta que me remarquen en todo momento mi título, y por otro lado, tenía esperanzas de que no actuaras de nuevo como una tonta —respondí con una sonrisa.
Ahora tenía que escuchar su respuesta, no sería para nada leve.
—Nuevo insulto desbloqueado señor dinero —respondió haciendo lucir ese sublime tono sarcástico antes mencionado.
Escucharla hablar seriamente era algo casi imposible. Pero las pocas veces que lo hacía era muy interesante, siempre dejaba ver una gran madurez en sus palabras, e inversamente a Zenda, ella podía ser mucho más realista, y la mayoría de veces la bajaba a tierra.
—Okey... ¿Pueden parar ustedes dos? —interrumpió Zenda poniéndose entre nosotros—. Vlas, ¿Qué era lo que querías hablar? —preguntó tomando asiento a mi lado. Kora nos rodeó, planeando sentarse del otro lado.
—Okey pararemos, ¿Cierto, Kora? —le pregunté dirigiéndole una sonrisa cuando pasó delante mío.
—Lo haremos —asintió, devolviéndome la sonrisa.
—Muchas gracias, ahora repito, ¿De qué querías hablar Vlas? —Zenda insistió.
—Sí, eso... Empezaré, ¿Recuerdas el libro que encontré en la biblioteca de Ajax esa vez que fuimos con el colegio? —le pregunté a Zenda.
—Oh, sí, recuerdo que estabas muy interesado en él, ¿Te lo llevaste a tu casa, cierto? —ella recordó.
—Si, ese mismo... En él decía algo sobre el fin de la civilización humana, cambios en el mundo y guerras casi interminables, no entendí muy bien su contenido ya que estaba escrito en shi y lo tuve que leer rápido —expliqué.
—Espera... —me interrumpió Kora—. ¿En serio sabes shi? —preguntó sorprendida.
—Sí, lo estudié de pequeño con Rhys y pude comprenderlo fácilmente, él era un muy buen maestro —respondí.
—Wow, eso sí es de admirar. —Extrañamente dejó salir un halago. Eso era un gran avance.
—Gracias —dije, con un poco de confusión, pero más que gratificado con sus palabras—. Entonces sigo... Ayer mientras miraba las noticias de lo que pasó en el centro de la ciudad recordé algo muy importante que había leído en él.
Les conté mis hallazgos con lujo de detalle. Kora me miraba fascinada mientras más avanzaba, ella era una persona muy interesada en la historia y culturas antiguas, tenía cientos de libros, desde la historia de Fons, hasta la de Filii Dei, pasando por el antiguo Imperio Indil y llegando al naciente Reino de Remia. Era algo obvio que le terminaría por gustar lo que les estaba contando.
—Eso suena muy fantasioso Vlas, puede haber sido cualquier cosa, son asteroides, hay millones de ellos flotando alrededor de la tierra, era obvio que alguna vez sucedería algo así, es natural —respondió Zenda luego de que terminara contándole hasta lo que había descubierto esa misma mañana, pero ella le quitó importancia a lo que había dicho. ¿Por qué justo con eso tenía que ponerse tan razonable y lógica?
—No, espera... —la interrumpió Kora—. ¿Puedes explicar más de lo que trataba ese libro, Vlas? Me está interesando la historia —preguntó entretenida con mi historia.
—Emm, sí, de algo me acuerdo, contaba también una lucha que sucedió hace unos cientos de años, antes de la Primera Guerra Mundial para ser más exactos, en el libro era llamada «La Batalla del Fin».
—Eso me interesa más todavía, cuéntanos eso —instó.
—Claro, explicaba que existían personas en la época cercana a la fundación del Reino de Fons que eran considerados los guerreros más fuertes hasta ese momento, según explica la historia esos guerreros tenían una «bendición genética» que los hizo dotar de habilidades inhumanas que los llevo a luchar hasta la muerte... Luego que uno de ellos ganó, siguió con su plan de formar un reino uniendo varios pueblos del Continente Central, y comenzó a conquistarlos uno por uno, anexándolos a su cada vez más grande territorio, luego de su muerte no hubo nadie que se encontrara a su altura en cuanto a poder y pudiera controlar tanto territorio sometido, esa fue la causa de la Primera Guerra Mundial —continué.
—Si eso realmente sucedió, fue hace más de quinientos años... Filii Dei ya era una nación instaurada también... ¿Ellos no deberían saber qué fue lo que pasó? —preguntó Zenda con curiosidad.
—Quizás... Aunque la parte que viene ahora es lo que más me convenció, y la que responde a tu pregunta, Zenda —respondí.
—¿Entonces? Sigue. —Kora seguía enganchada al relato.
—Si... Kora tiene razón, sigue contándonos —añadió Zenda.
Al principio le quitó importancia a lo que dije, pero no tardó mucho hasta que se interesó en lo que tenía para contar también. Sabía que no iba a aguantar mucho siendo la única que no demostraba curiosidad.
—Entonces sigo, según el libro el ganador de esta batalla fue el primer rey de Fons, Delta Ex Fons, y en cuanto a su contrincante asesinado, fue ni más ni menos que el emperador de Filii Dei, Hades Filii Dei... Así que si comenzamos a unir todas las piezas, podemos llegar a la conclusión de que el que creó el combatiente vencedor no fue nada más y nada menos que la nación más grande del mundo... Fons.
—Espera, eso en sí tiene algo de sentido... Después de todo, según la historia, Delta conquistó las seis regiones que conformaron al inicio Fons en sólo mil días... Es casi imposible que alguien que haya aparecido de la nada conquiste la mitad del mundo en tan poco tiempo sin tener algo especial que lo haya ayudado.
La teoría que Kora planteó tenía sentido, al parecer ella ya había investigado algo por el estilo.
—Se supone, y no sólo eso, sino que asegura que su prematura muerte se debió a una maldición dada por su rival antes de matarlo en aquella batalla.
—Cierto, él murió a los treinta y cinco años en una situación misteriosa, hasta el día de hoy se desconoce el verdadero motivo... Vaya, al final tiene mucho sentido todo eso, no me espera...
Las palabras de Zenda no llegaron a su final, y los tres nos miraron con gran impresión al percatarnos de esa vibración que nos otorgaba una sensación demasiado familiar... Y cercana. Algo que logramos deducir al instante en el cual se oyó una explosión aturdidora que azotó la ciudad.
—¿Qué fue eso? —Kora se puso de pie y dirigió su mirada hacia el centro de Ajax.
—Oh no... Una explosión en el SkyLife —dije, señalando el rascacielos más alto de la ciudad al mismo tiempo que el reloj que se encontraba en la cima de este caía lentamente.
Se estaba derrumbando.
—Maldita sea... Puede ser un ataque terrorista —supuso Zenda apretando mi mano, había tomado también la de su hermana.
—No lo creo... Más asteroides. —Señalé el cielo y tracé con mi dedo el recorrido que una estela dejaba sobre nosotros, para que momentos después la tierra temblara de nuevo, anunciando que había caído otro más.
—Ahora... Debemos correr hacia una zona de refugiados... —Las palabras de Kora vinieron acompañadas de la alarma de evacuación de la ciudad.
Eso significaba una sola cosa... Ya no había salvación para Ajax.
Zenda jaló la mano de Kora, y por impulso la mía también, y comenzó a correr mientras nosotros la seguíamos siendo guiados por su valentía. Vi caer demasiados edificios a mis espaldas, y rocas volando que se hundían en el mar. Doblando en una esquina vimos un inmenso camión del Ejército Nacional llegando al lugar, en el cual nos subimos lo más rápido posible.
Saliendo de la ciudad eché una última mirada detrás de mí... Todo era caos y destrucción, parecía el apocalipsis.
«Mamá... Papá», pensé... No quería asumirlo, y podía pensarlo luego. Sólo quería creer que ellos estaban a salvo.
Cuando pasaron unas horas y no alejamos lo suficiente de la capital por fin pude respirar con normalidad. Miré a Kora, quien se encontraba enfrente de mí, ella me sonrió y me di cuenta por qué lo hacía cuando la vi al señalar que la mano de Zenda apretaba la mía.
—Se durmió —dije sintiendo su cabeza apoyada en mi hombro.
—El pánico la invadió, pero tuvo el suficiente valor para tomarnos de las manos y comenzar a correr alejándose del peligro, ni tú ni yo pudimos hacerlo... Es una chica muy valiente —respondió Kora, rápidamente alzó su mirada y logró apreciar la puesta del sol—. ¿A dónde crees que nos dirigimos? —preguntó señalando algunos carteles de la carretera.
—Crystel... Es la ciudad más cercana que queda al sur... Probablemente Dunch también está destruida, los asteroides que vimos pasar sobre nosotros tenían de destino el norte.
—Es mejor saber dónde vamos a estar... Quizás el Parlamento fue destruido, pero todavía tengo la esperanza de que mis padres se encuentren a salvo —intentó decirlo con tranquilidad, pero el temblor en su voz y sus manos inquietas delataban lo que sentía en ese momento, y era todo lo contrario a lo que pretendía dejar ver.
—Ey... Estamos los tres juntos... Eso es lo único que importa, ahora solamente debemos cuidarnos entre nosotros. —Intenté calmarla.
—Sí, lo sé... Sólo estaba pensando eso... —Bajó la mirada—. Creo que me recostaré hasta que lleguemos al lugar... ¿Puedo? —preguntó arrastrándose con ayuda de sus manos hasta mi lado. Al llegar apoyó su cabeza en mi otro hombro disponible.
—Si... Duerme, yo estaré atento a lo que suceda —permití, soltando una ligera risa. Ella se encontró llevando su mano hasta la mía, y suspirando una última vez.
—Bien... Gracias, Vlas.
Irónicamente la intenté calmar cuando yo estaba cien veces más nervioso que ella... Sabía que el Parlamento no se había salvado de los impactos, pero al igual que ella tenía la leve esperanza de que mis padres estuvieran a salvo luego de ese pensamiento optimista que sentí horas atrás... Suspiré como ella cuando aprecié el sol desaparecer en el horizonte... Iba a ser un camino largo, Crystel estaba más lejos de lo que parecía. No pretendía soltar la mano de Zenda, ni la de Kora, ya que con ellas sanas y salvas a mi lado al menos podía también sentir la necesidad de tranquilizarme un poco.
Pero ante ese deseo, de nuevo las sospechas vinieron a mi cabeza.
«Siete impactos», pensé recordando aquella frase del libro.
—Sólo queda esperar... Pronto todas las dudas serán resueltas.
Parecía que todo se unía, así que lo único que pude hacer fue abandonar la idea de que podría resolverlo yo mismo... Quizás era algo en lo que no debía involucrarme... Quizás sólo eran ideas mías.
Quizás... Nada de eso tenía que ver conmigo.
Una semana después…
Remia, Crystel, Residencia Windsor - 1 de Junio - Año 525
VLAS
Después de la segunda caída de asteroides en Ajax, la ciudad fue totalmente destruida. Aproximadamente diez mil muertes, trescientos mil heridos y veinticinco mil desaparecidos. Todavía no se encontraba una explicación a la causa de tal fenómeno, y la ANSE aún seguía investigando para darle lógica a la aparición de los seis extraños asteroides que salieron de la nada entre las dos caídas. La hipótesis inicial era que la primera y la segunda tenían el mismo motivo detrás, ya que apenas las separaron dos días, y fueron tres en cada una, pero todavía nada era seguro, y sólo existían sospechas sin conclusión.
Luego de que la ciudad de Ajax fuera destrozada por los impactos de asteroides terminé en la ciudad de Crystel junto con Zenda y Kora... Estuvimos algunos días en una zona de refugiados hasta que la aparición de mi padre nos dio esperanzas... Pasaron algunos días desde que nos instalamos en la segunda residencia de la familia ubicada en Crystel. Zenda, Kora y sus padres se dirigieron a la ciudad de Gala, al oeste de Crystel, donde se encuentra su segunda residencia, y desde ese día no la he visto, pero aun así hablo con ella a diario.
Mientras estaba sentado en la sala con mis padres ellos me explicaban la situación, al parecer Ajax era sólo escombros, quedaron en pie unas pocas estructuras como la mitad del Parlamento, o la mitad del SkyLife... Mucho dinero se vería involucrado en la reconstrucción de la ciudad y en la investigación de los asteroides, además de implementar nueva tecnología que los pueda identificar con anterioridad para que una catástrofe así no volviera a suceder.
El teléfono sonó unas cuantas veces, hasta que mi padre se levantó para atender...
—Hola... —tardó un poco en responder—. Sí, estamos a salvo... En Crystel... ¿Mañana? Entendiendo... Tu madre y Vlas... Bien, te esperamos... Rhys —y cortó luego de decir esas palabras... Ese nombre.
Mi corazón se aceleró con sólo escucharlo a mi padre nombrar a mi hermano... Diez años y seis asteroides en Remia tuvieron que pasar para que al fin fuera capaz de volver a verlo, de volver a encontrarme con mi hermano mayor... Con Rhys.
Fue automático, sentí una intensa sensación de felicidad invadir mi cuerpo, nunca antes había tenido tal estremecimiento. Sabía que únicamente él podría ser capaz de hacerme sentir algo así.
—¿Ese era Rhys? —preguntó mamá dejando su computadora sobre la mesa. Ella quiso actuar serena, pero el intento de ocultar esa sonrisa no sirvió de mucho, ella se encontraba igual de feliz que yo.
—Si, dijo que llegará mañana por la mañana... Parece que su viaje acabó —respondió mi padre tomando asiento de nuevo.
—Eso quiere decir que luego de tanto tiempo por fin lo volveremos a ver —me uní a la conversación con un gran entusiasmo.
—No te emociones demasiado, Vlas... Está claro que volverá, pero no sabremos si se quedará mucho tiempo... Ni siquiera me dio demasiada explicación de su extraña aparición... No sabemos por qué vuelve tampoco —explicó mi padre, quitándole importancia con una gran indiferencia en su voz.
—¿No es obvio? Vuelve porque está preocupado por nosotros, seguramente escuchó sobre lo que pasó en Ajax y quiere saber si estamos bien —dije, sin dejar de ilusionarme cada vez más y más.
—No es tan así como crees Vlas... Si sólo quería saber cómo estábamos un llamado bastaba, ya que no sé si recuerdas, pero Rhys nos abandonó, y se fue sin darle explicaciones a nadie... Una persona así no puede preocuparse por su propia familia... A mí no me convencerá con eso —respondió mi padre, la indiferencia ya no formaba parte de su voz, se convertía lentamente en fastidio.
—No puedes decir eso de él... Te estás equivocando, Rhys no es así... Que haya tenido problemas con ustedes en el pasado no quiere decir que nos odie y que no se preocupe por su familia —respondí en defensa de Rhys.
Eso que mi padre estaba haciendo era injusto... Rhys no estaba con nosotros en ese momento para defenderse de esas acusaciones o al menos negar los argumentos de mi padre, ¿Por qué no sólo esperaba a que volviera para poder tener una charla con él?
—Sí que eres ingenuo Vlas —dijo mi padre volteando hacia mí, su rostro lo decís todo—. Rhys desapareció... Fueron diez años en los cuales nadie supo dónde estaba, se fue sin avisar, sin siquiera despedirse... ¿Entiendes Vlas? Diez años en los cuales nunca llamó ni mostró un signo de importancia por nosotros... ¿Eso es preocuparse por su familia? —preguntó alzando la voz.
Viendo su rostro conseguí percibir el enojo gran que lo invadía. Mamá al igual que yo quedó en silencio, supongo que anonadada por la reacción de mi padre frente a mis palabras sobre Rhys.
—Lo que tú digas papá. —Me puse de pie y abandoné la sala.
Caminé por el pasillo hacia las escaleras y subí hasta mi habitación, al llegar sólo cerré la puerta con fuerza y giré la llave, mi accionar fue suficiente para dar por terminada la discusión... No quería pelearme con mi padre, él era mi familia y mi sangre, pero sigo pensando que sus acusaciones a Rhys son exageradas, porque él también era mi familia, y quería defenderlo... Pero no podía suponer nada, no conocía de la raíz de sus problemas con él, así que la única forma de saber quién tenía la razón era esperar hasta mañana para que Rhys llegara y despejara todas las dudas.
Con ese deseo en mi mente caí en la cama y me dormí rápidamente... Esa noche iba a soñar con Rhys.
Más tarde...
Clio entró a la oficina de Rygal tarde en la noche... Este tenía demasiado papeles, trabajo, reuniones, llamadas y cientos de cosas más que debía atender en consecuencia a los recientes sucesos que habían azotado la nación. Igualmente cuando vio entrar a Clio a su oficina hizo todo a un lado y se preparó para escuchar lo que ella tuviera para decirle.
—Déjame adivinar... ¿Vienes a hablar de Rhys? —Rygal alzó su mirada y vio a su esposa parada frente a su escritorio de brazos cruzados.
—Vengo a hablar de Vlas... Creo que fuiste muy duro con él hoy, apenas es un adolescente y no comprende lo que sucede a nuestro alrededor ni lo que sucedió con Rhys... No debes tratarlo de esa manera. —Clio se movió un poco hacia su izquierda y se sentó en un sillón al borde de la habitación—. Él es tu hijo.
—Lo sé... Gracias por recordármelo —respondió Rygal con mordacidad—. Justamente ese fue el problema... Si no comprende no debe hablar, mucho menos cuestionar lo que su padre dice... Él no sabe por qué Rhys se fue, y tampoco sabe porque vuelve, quizás cuando lo sepa podré hablar con él sobre el tema sin necesidad de alzarle la voz.
—Rygal... No hagas la vista gorda al problema principal... Ambos sabemos la razón por la cual Rhys vuelve, y desgraciadamente ambos sabemos por qué se fue en primer lugar... Creo que no es necesario que sigas fingiendo, ¿O seguirás siendo igual de cínico con tus hijos? —Clio miró a Rygal y este le lanzó una sonrisa irónica, quitándole importancia a su pregunta principal.
—Clio... No debes meterte en los problemas que tengo con Rhys, yo te he dicho mil veces la verdad de la situación, lo que pienso y las decisiones que tomaré en base a su vuelta. —La sonrisa desapareció de su rostro y este cambio a seriedad, su mirada se volvió fría de repente. Clio lo miró sobrecogida—. Aunque con el paso del tiempo aprendí que a veces hay que dejar que las cosas sigan su curso natural... Esta vez no intentaré influenciar el resultado, él sabrá que hacer al final, cuando ya no le quede nada más por lo que seguir —esa voz sombría la cual pronunció palabras tan crueles acabó por hacer que la piel de Clio se erizara.
Ella se puso de pie y lentamente caminó hacia la puerta, con Rygal a sus espaldas. Cuando llegó a la puerta puso su mano en la perilla y antes de girarla volteó para mirar a su esposo una última vez.
—Yo seguiré protegiendo a mis hijos así como lo he hecho hasta ahora... No voy a permitir que los lastimes otra vez —aseguró su esposa, volviéndose hacia delante y con su mirada posada sobre su mano apretando la perilla recordó haber dicho eso tantas veces en el correr de los últimos veintiocho años que sintió que tal promesa ya no tenía ningún peso... Y por eso apretó la perilla con fuerza cuando la odiosa risa de Rygal retumbó en la habitación.
—Si tú lo dices, me queda desearte suerte Clio... Lastimosamente tu mayor desventaja es el amor que me tienes... Siempre pensando que podrías haberme hecho cambiar, pero el destino te jugó en contra, ¿Y qué quedó al final? —Sonrió. Esa pregunta fue dolorosa.
—El destino no me jugó en contra... Era tu arrogancia y monstruosidad contra lo que peleaba, no podría haberle ganado jamás, no tengo esas cualidades, Rygal... Pero tienes un hijo que es demasiado igual a ti, y él no te quiere hacer cambiar... Él quiere acabar contigo... Y no cesará hasta lograrlo.
—Somos dos... Y alguno tiene que acabar con lo que el otro comenzó, Clio... Espero puedas llegar a ver el paisaje final.
—Sigue riendo Rygal, hazlo mientras puedas —la puerta se cerró con fuerza luego de Clio haber dicho eso. Abandonó la habitación al instante.
Rygal sonrió aún más que antes, para luego bajar su mirada y al final negar con su cabeza...
—Sabía que no me equivocaba al casarme contigo... Clio Windsor.
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