GABRIELA
En este mismo momento nos estábamos dirigiendo a la casa de mis abuelos que quedaba a menos de cincuenta metros de la otra, y estaba nerviosa. No es que no quisiese que no se enterasen, que sí que quería, sólo que no sé cómo van a reaccionar exactamente. Sé que se van a alegrar y todo eso, pero como que presiento que van a ser demasiado pesados, tanto que no me dejarán en paz, y no quiero que se preocupen más por mí, porque estoy más que segura que a pesar de que no quiero decirles que mi embarazo es de riesgo, Roberta se lo dirá, de eso estoy más que segura.
Antes de entrar a la huerta que es donde estaban todos, Alex me para y hace que mire para él un par de segundos, hasta que me abraza.
-Va a estar todo bien, ya lo verás.
-Lo sé.
-Entonces ¿A qué viene qué estés tan nerviosa como lo estás en este momento?
-Es que es una noticia importante creo yo.
-Nadie te lo niega, pero sé que no es por eso.
-Mi vida, no es nada, estoy bien.
-En este momento no es así. No debes de preocuparte, no os hace bien.
-Lo sé, pero de verdad, no nos pasará nada, tranquilízate.
-Lo haré en cuanto me asegure que vas a estar bien y no te vas a poner más de los nervios de lo que estás en este momento.
-Te prometo que no lo voy a hacer, mientras estés ahí no nos va a pasar nada.
-No me separaré entonces.
Eso era más cierto que nada. Sé que con Alex a mí lado no me iba a poner más nerviosa que de lo que estaba en este momento, pero tampoco podía evitar ponerme nerviosa, porque era una cosa muy importante de mi vida y a pesar de que no lo esperábamos para ahora, en algún momento tendríamos hijos.
Con eso entramos en la huerta y nos sentamos en el primer sitio que vimos libre, que para suerte o porque ellos quisieron así, era al sol. Estuvimos un rato hablando, bueno, más bien ellos estuvieron hablando, yo estaba mirando para todos y ellos a la vez para mí disimuladamente, o eso es lo que debían de pensar ellos, porque me estaba dando cuenta de que lo estaban haciendo.
-Bueno, dejando ya tanta charla, ¿qué es lo tenías que decir?
-Teníamos.
-Vale, lo que tú quieras, solo dinos ya anda que a pesar de que no te digan nada, todos se están muriendo de las ganas con saber qué es lo que te pasa.
- ¡¡¡¡Nerea!!!!
-Es la verdad, abuela, no sé qué es lo que te extraña. Además, tu misma dijiste que tenemos que preguntarle un par de cosas.
- ¿Qué cosas?
-El porqué de que te fueras así hace cuando íbamos a comer y muchas más, asique empieza a hablar querida.
En eso me fijo como Carlota se está riendo, no sé si es por lo que acaba de decir Nerea o por qué exactamente, solo sé que se está riendo.
-Vamos Gabriela, cuéntalo ya. No es nada malo.
-Espera. ¿Tú también lo sabes?
-Obviamente que lo sé Kev.
-Lo sabe todo el mundo y yo no. ¿Qué es eso que no puedo saber?
-No es que no lo puedas saber Kev, sabes que eres una de las pocas personas a las que le cuento todo.
-Pero no esto. ¿Qué es eso que lo saben dos personas?, bueno, debo suponer que lo saben cuatro.
-Estoy embarazada.
Con eso todo el mundo se quedó mirando en nuestra dirección con cara de no entender nada, la cara de mi abuela lentamente iba cambiando a una gran sonrisa, la de Kev ya ocupaba todo su rostro y los nervios que tenía hace un momento aumentaron un poco más. Alex y yo nos miramos por un momento y pude notar que estaba tenso, supongo que era porque no recibíamos ningún estímulo por parte del resto, y debo admitir que esos segundos se me hicieron eternos.
- ¿De verdad?
-No jugaría con una cosa como eso, Nerea.
- ¡¡¡¡AHHHH!!!! ¡¡¡¡VOY A SER TÍA!!!!
Parece ser que con el chillido de María todos reaccionan y empiezan a sonreír y Alex se relaja casi instantáneamente.
-Mi niña va a ser madre. No veas lo que me alegra eso.
Y en ese momento empezó todo el griterío. Todos se empezaron a acercar a nosotros para felicitarnos y a darnos abrazos. Estaban armando tanto alboroto, que hasta llamaron la atención de todos los vecinos que acabaron por felicitarnos también.
Luego de un rato que no nos dejaron en paz ni por un segundo, ellos se ponen a hablar de la noticia que acabamos de darles, y es en ese momento en el que me fijo en mi padre que está solo y mirando hacia nosotros con una mirada triste, por lo que me dirijo a junto a él para ver qué es lo que le pasa, además, él era el único que no había venido junto a nosotros como el resto.
-Hola papá.
-Deberías estar con los demás.
-Debería, pero ahora estoy contigo. ¿Me vas a decir que es lo que te pasa o lo tengo que adivinar?
-No me pasa nada, deberías estar feliz, al fin y al cabo, vas a ser madre.
-Y estoy feliz por eso papá, pero tú en este momento no lo estás. Se te ve tristón.
-Es que no me había hecho a la idea de que ya eras mayor.
-Creo que nunca serás capaz de aceptar la idea de que me he hecho mayor.
-Puede ser, pero es que es distinto.
- ¿A qué?
-A que tú siempre fuiste la que tuvo problemas en el colegio con los chicos de clase, tuviste que aguantar muchas cosas por las que nadie tenía que pasar a esas edades, eras y eres especial.
-Pero todo eso está superado, papá.
-A veces pienso que no fui el padre que te merecías.
-No digas eso ni en broma papá, porque lo has sido. Siempre que necesitaba que alguien me escuchase, estabas ahí. Siempre que había tormenta estabas conmigo para que no tuviese miedo. Eres el mejor padre que pude tener, y no lo digo para que te sientas mejor, lo digo porque es la verdad papá. Incluso cuando pasó todo eso con los de la clase y lo que vino después, estabas ahí para lo que necesitase. ¿Me vas a decir que eso no es ser un gran padre?
-Eso lo ves así porque tienes un gran corazón Gabriela.
-No, no lo es. Lo que te digo es cierto, pero ahora dime que es lo que te tiene así de triste.
- ¿Te parece poco que no seas más mi niña hermosa?
-Papá, siempre seré tu niña, incluso cuando esté vieja. Eso no cambiará.
- ¿Me lo prometes?
-Te lo prometo, siempre seré tu niña hermosa como dices.
-Sabes que te quiero ¿verdad?
-Lo sé, espero que lo sepas tú también.
-Lo sé también, pero debo felicitarte. Estoy seguro de que serás feliz con ese chico y con vuestro hijo.
-Con Alex soy feliz papá, y ahora que vamos a ser padres más aún.
-Seré abuelo…
Eso último lo dijo como pensando en su cabeza, pero lo dijo en voz alta, y me dio gracia la cara de pensativo que le quedó en ese momento, hasta parece que le hacía ilusión ser abuelo.
- ¿Sabes? Nunca había pensado en la posibilidad de ser abuelo, pero ahora que lo pienso, me gusta la idea.
- ¿En serio?
-Si, y por la cara de tu madre debo decir que también le encantó lo idea a pesar de que no le importaba tenerlos o no.
Me fijo en mi madre y parece ser que tiene razón, a pesar de todas esas veces que hablaban ella y la abuela sobre los nietos de la primera y los bisnietos de la segundo, ahora mismo parecía que estaba encantada con esa idea, lo cual me alegraba.
-Por eso estabas tan contenta estos últimos días. ¿De cuánto estás?
-De casi cuatro meses.
- ¿Qué? ¿Entonces estabas embarazada cuando pasó lo de Alex?
-Si, de ahí a que tuvieseis que ingresarme, no sé si recuerdas ese momento.
-Claro que lo recuerdo, el susto que nos metiste en ese momento a todos fue muy grande. Ahora entiendo el porqué de que tu prima estuviese encima de ti, ella lo sabía ¿verdad?
-Fue por una encerrona que me hicieron tanto ella como Carlota que me di cuenta, según ellas era evidente que lo estaba, pero yo no los creí y solo me hice la prueba para demostrarles que estaban equivocadas.
-Cuando la que estaba equivocada en realidad eras tú.
-Exacto. Te juro que en ese momento casi me da algo allí.
-Me imagino, pero entonces lo que no me explico es porque tanto tu prima como los chicos están tan encima de ti.
-Cosas de ellos papá.
-No creo que sean cosas de ellos. ¿Qué es lo que saben que nosotros no?
-No es nada papá, de verdad.
En ese momento me di cuenta de que todos estaban en silencio, que habían dejado de hablar, lo que hace que mi padre y yo prestemos atención a ellos y me fijé en que estaban mirando todos para mí con cara de preocupación, cosa que en este preciso momento no entiendo a qué viene.
- ¿Por qué me miráis así todos? ¿Qué es lo que les has dicho Roberta?
-La verdad, ellos debían de saberlo.
-Ella tiene razón Gabriela, teníamos que saberlo.
-Pero es que estoy bien, no hay que prestar atención a lo que dijo el médico hace dos meses.
- ¿Gabriela?
Me giré hacia mi padre que me estaba mirando con curiosidad y sin entender nada también, por lo que decidí que era mejor que se lo contase yo al menos a alguien.
-Nada papá, solo que el día que me ingresaron me dijeron que el embarazo era de riesgo, de ahí a que no me dejen hacer nada y están tan encima de mí.
- ¿Era eso lo que no me querías contar?
-Sí, pero porque realmente no era necesario. La última revisión a la que fuimos, la doctora dijo que iba bien, ¿verdad Alex?
-Eso es cierto, dijo que todo iba bien.
- ¿Ves? Por eso no os lo quería decir, no quiero que os volváis tan neuróticos como lo están ellos.
-Eso no lo sabía, pero que ahora mismo tu embarazo vaya bien no tiene nada que ver, el embarazo sigue siendo de riesgo.
-Pues no entiendo el porqué de que lo siga siendo.
-Siento tener que decirte esto yo Gabriela, pero teniendo en cuenta tu problema con los nervios y que vuestro hijo parece ser que presenta algunas anomalías, es de riesgo.
Y con esas últimas palabras me quedé mirando para mi prima, porque no estaba entendiendo nada realmente. ¿De qué anomalías hablaba en este mismo momento? Me quedé en shock, no estaba entendiendo nada, y es en ese momento como noto como mi padre me aguanta para que no caiga para atrás y Alex no tarda nada en aparecer a mí lado para aguantarme él mismo.
- ¿De qué coño estás hablando Roberta?
-De que el día que ingresaron a Gabriela, hablé con la doctora que la atendió y me dijo es posible que los pulmones del niño no estén bien formados, que con el avance del embarazo puede que acaben por estar bien, pero que en aquel momento no era así.
Yo seguía sin entender nada, nada tenía sentido. Si eso pasase, la doctora nos lo hubiese dicho, pero tampoco creo que mi prima me estuviese mintiendo, no con este tema.
- ¿Y por qué no nos lo dijo a nosotros la doctora?
-Primera de todo porque Gabriela ya estaba lo suficientemente mal porque Paula te había disparado, no quería que se pusiese peor de lo que estaba ya de por sí, y segunda porque le pedí que no le dijeran nada a ella.
Alex me estaba pasando las manos por los brazos para que me relajase, pero no quería seguir escuchando nada de esto, en este momento me quería ir y estar sola, por lo que me levanté con Alex por detrás y en cuanto iba a salir, me invade un gran mareo y acabó cayendo al suelo sin saber qué es lo que pasa después.