Mentiroso... mentiroso... mentiroso...
La palabra que dijo se repitió como un poderoso eco en la cabeza de Zaki. Estaba tan aturdido que ya no podía ni hablar. Se había asegurado de ocultar sus emociones, de hacer que ella le creyera sin ninguna duda, así que ¿por qué? ¿Podría ser que ella viera a través de su fachada?
Mientras Zaki se quedaba estupefacto, Hinari finalmente se movió y sostuvo la cara de Zaki.
—Escucha Zaki, mi amor, aunque me digas que me odias, no te dejaría. Me quedaré a tu lado pase lo que pase. Sé que estás mintiendo. Sé por qué estás haciendo esto. Así que no importa lo que digas, nunca me iré. ¡Nunca!
Justo cuando esas palabras salieron de la boca de Hinari, los ojos de Zaki se abrieron de par en par. Parecía que acababa de escuchar una noticia inverosímil y de repente agarró sus hombros.