—Zaki, entiendo cómo te sientes pero... si fuera Hinari la que estuviera muriendo y te dijera que la dejaras en paz, ¿la dejarías? —Preguntó Sei y tras una larga pausa, Zaki tembló repentinamente y su agarre a Sei se aflojó.
Al momento siguiente, Zaki se echó a llorar.
Lloró con fuerza como un niño, como si finalmente hubiese llegado a su límite y ahora estuviese estallando fuera de control, como si el dolor y las lágrimas que había estado suprimiendo subconscientemente todo este tiempo estuviesen ahora saliendo sin parar.
Sollozó delante de Sei, enterrando su cara en el brazo que aún sostenía el cuello de Sei.
Por otro lado, Sei finalmente dio un suspiro de alivio porque parecía que Zaki finalmente se había dado cuenta.