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La primera persona que sufrió por su aguja en este mundo fue ella misma, era parte del entrenamiento de un médico. Decidió que ya era suficiente entrenamiento por el día.
Dejando la aguja a un lado, Qin Yan se dirigió a la cocina y abrió la nevera. Huevos, patas de cerdo, corazón de bovino... utilizaría estos para practicar mañana. La delicada membrana del huevo, así como la carne del corazón bovino, serían un verdadero desafío para su habilidad. Le ayudarían a mejorar mucho su destreza.
Después Qin Yan se fue al comedor para cenar. Hoy, estaba sola en casa. Su familia había ido a asistir a un banquete y como de costumbre no la incluyeron. Ella sentía que esto era bueno ya que la protegía del caos y le daba tiempo para perfeccionar sus habilidades.
Luego regresó a su habitación y sacó las hierbas que había comprado en la farmacia. Ahora también tenía que enfocarse en su rostro. Siendo una belleza top en su vida anterior, Qin Yan misma no podía tolerar su cara llena de acné.