Después de sentirse aturdido durante un rato, Ji Ning recuperó su compostura normal. Al final, el camino de la cultivación era un camino donde uno dependía de sí mismo.
—Es hora de probar las Pinturas Espejonevado —murmuró Ning.
Solo se podía entrar a las Pinturas Espejonevado una vez que se llegaba al nivel Mundial y solo podían entrar los cultivadores de nivel Mundial.
—Me pregunto qué clase de pruebas dejó el Emperador Espejonevado. Es hora de echar un vistazo.
Habían pasado más de dos meses desde su regreso de la Corte de Tierras Malas. Como solo le había llevado un día formar la Novena Esencia del Relámpago, el resto del tiempo lo había pasado rumiando sobre el Dao de la Espada pues había adquirido bastantes conocimientos desde su batalla contra Arroyo.