アプリをダウンロード
13.77% El diario de un Tirano / Chapter 23: El pasado

章 23: El pasado

  Sus pasos lo llevaron de vuelta a las celdas, e inmediatamente caminó hacia Astra, quién con amor alimentaba a su hermana con un platillo parecido a la papilla.

  --Señor. --Dijo su subordinado con respeto al notar su presencia, bajando la cabeza y mirando al suelo.

  --Señor... --Imitó a su hermano, solo que su voz era demasiado baja por la falta de fuerza.

  --Quiero hacerte unas preguntas. --Le dijo con un tono serio.

Astra asintió, aunque pudo sentir la diferencia del tono con el que anteriormente le había hablado.

  --Por favor, señor, hable.

  --¿Ustedes son esclavos? ¿O qué son? --Preguntó sin tacto.

  --Lo somos, señor. Aunque un poco distintos a los que se encuentran en las celdas de enfrente --Explicó--. Nosotros somos mercancía que es llevada a la capital del reino, regularmente para combatir en la arena, o si tenemos la suerte, el guardián de un noble, sin embargo, los que no lo son, son llevados para ejercer de esclavos sexuales.

  --¿Y qué hacen los de la celda de enfrente?

  --Son servidumbre del castillo, en las mañanas los liberan para sus tareas y, en la noche los vuelven a encerrar.

  --Sabes demasiado. --Dijo con una sonrisa que no era sonrisa.

  --Me gusta ser observador --Dijo con humildad--, además de que a los guardias les gustaba atormentarnos con nuestro supuesto futuro.

  --¿Sirves bajo mi mando? ¿O solo deseas a alguien poderoso que te respalde mientras tú hermana se recupera? --Preguntó con frialdad, borrando la astucia de los ojos del antes esclavo.

Astra sintió la intención asesina emanando del cuerpo del joven, era tan densa que parecía palpable.

  --Lamento no aclararlo, señor. Al momento de tocar el suelo con mi rostro y, colocar ambas palmas juntas, fue mi pedido para la jura de lealtad. En ese momento me decidí a seguirlo, fuera cual fuese su orden, yo voy a cumplirla sin dudar.

  --Bien --Alzó sus comisuras--, es bueno escucharlo, porque te tengo una tarea, pero antes déjame hacerte una última pregunta ¿Sabes pelear?

  --Sí, señor, aunque con sinceridad le digo que no soy muy fuerte.

  --No será mucho problema lo que te voy a pedir, más que fuerza, necesitarás inteligencia. Astra, quiero que cuides esta fortaleza en mi ausencia y, quemes los cuerpos de los soldados. Si necesitas ayuda, tienes mi autorización de liberar a los esclavos --Le dijo. Astra asintió--. No los mates, si no es necesario.

  --Sí, señor.

Se volteó, saliendo de la celda.

  --Una cosa más, cuida de tu hermana, no importando el costo.

  --Lo haré, señor.

  --Bien.

∆∆∆

Al salir del castillo observó los rayos del sol a través del cuerpo de la piedra amorfa, encontrando maravilloso el objeto que poseía en su mano.

  [Activar]

La piedra brilló de blanco, rojo, azul y verde antes de salir volando de sus manos, mientras observaba todo con una calma inhumana. Frente a él, a unos doce pasos se dibujaron cuatro líneas largas, formando un rectángulo parado, con la piedra en su centro. Las líneas se fueron engrosando, mientras se tallaba la superficie de la gran puerta ilusoria. Al notar el final del acto bajó de los escalones, dirigiéndose a ella. Se detuvo justo enfrente, tocándola para asegurarse que no era una ilusión y, no lo era, aunque podía observar el otro lado de la traslúcida superficie, la misma era palpable, entendiendo que sí se encontraba algo allí. Hizo varias muecas, una costumbre que lo ayudaba a relajarse y, al terminar de decidirse empujó la puerta, adentrándose a lo desconocido.

  --Vaya --Dijo al observar la brillantez de las paredes, suelos y techo, la sensación era muy armoniosa, pero al mismo tiempo te suprimía con el efecto de hacerte sentir inferior al dueño de la sala--, alguien ama limpiar.

El lugar era inmenso y, parecía que aquella palabra le quedaba pequeña, había salas divididas por paredes de cristal, artefactos antiguos flotando y dando luz, otros acomodados en sus respectivos estantes, mesas dispersas, objetos desconocidos, era un placer ver el interior, pero a la vez, muchas preguntas comenzaban a florecer en su mente.

"Bienvenido descendiente del gran pueblo --Dijo una voz armoniosa y neutral, que retumbó en los oídos del joven, pero sin sonar molesta--, este fue mi hogar hace siglos, ahora, tú serás quien la herede, lamentablemente el poder de la llave es muy débil, por lo que no podrás permanecer mucho tiempo aquí"

  --¿Quién eres? --Preguntó al aire.

"Soy la unión de la sabiduría, la fuerza y el poder, desterrada de los jardines reales de Aquel que todo lo observa, soy un remanente, un recuerdo, una advertencia, soy quién nunca debes olvidar, pero también soy a la que nadie debe nombrar. Soy..."

  --Bien, basta, no quiero perder el tiempo con acertijos de entes aburridos. Vine porque se me prometió poder. Solo eso quiero.

"Y no es una mentira, dentro de esta sala encontrarás los objetos más poderosos de nuestra civilización, pero la cosa más poderosa, es la sala misma, quién la controle, controlará todo."

  --¿Y cómo logró controlarla?

"Siempre y cuando recuperes todos los fragmentos de la llave, la fortaleza permanecerá abierta para ti."

  --¿Y dónde se encuentran esos fragmentos?

Una pantalla apareció frente a él justo al terminar su pregunta. El dibujo en la pantalla representaba el área donde se encontraba y varias zonas a la redonda, era como un mapa holográfico. Se iluminaron cinco puntos en el mapa, pero solo uno de ellos se encontraba relativamente cerca.

"Las aldeas que alguna vez fueron amigas, traicionaron el juramento, dándonos la espalda cuando más los necesitábamos. Derrama sangre si es requerido, pero recupera lo que es nuestro. --Dijo la voz sin cambiar el tono."

  --¿Y qué es lo que nos pertenece?

"El mundo entero."

Así como había sucedido con el mapa, se presentó ante él una escena de batallas que contaban más de una historia y, que como protagonistas estaban los Kat'o, si se podía simplificar la escena contada, sería de como una civilización había sometido por siglos a los reinos humanos, que en esos tiempos no eran reinos y, como ellos después de años de sufrimiento y humillación se habían alzado en armas para destruirlos. Fue tomado por sorpresa al observar durante horas las imágenes, pues aún recordaba la historia que el padre de Nina le había contado y, para nada se parecía a la historia del holograma.

"Eres la llama de la esperanza, descendiente del gran pueblo, tú y solo tú nos llevarás a la gloria nuevamente."

  --Me interesa, pero como he dicho, vengo por el poder prometido, sin ello, no hay trato. --Dijo con un tono frío, había enfrentado a demasiadas cosas extrañas en su vida, por lo que seres fantásticos como los que se habían mostrado en pantalla no le asustaban y, menos una voz armoniosa que intentaba entrar a su mente.

"Sí poder es lo que buscas, es lo que obtendrás --De la nada, una pequeña semilla azul con blanco resplandeciendo con fuerza se creó frente a él, flotando en el aire--, solo una advertencia, si aceptas, debes estar preparado para el costo."

  --Je --Alzó su comisura derecha--, siempre he estado preparado. --Tomó la semilla con su mano, sonriendo con frialdad.

La sala comenzó a temblar, la energía que la mantenía abierta se desestabilizó,  todo comenzó a desaparecer con una luz cegadora de color blanco.

"Encuentra los fragmentos y, vuelve a unirlos... --Dijo la voz, perdiendo la fuerza con cada palabra emitida."

Su cuerpo salió disparado a golpearse con la pared del castillo, creando un cráter en ella. Gimió y, después de unos segundos hizo salir su cuerpo, cayendo nuevamente al suelo. Al estar de pie abrió su palma, observando la semilla resplandeciente.

*No se logró identificar el objeto*

*Objeto de poder desconocido*

*Se recomienda investigar más*

Le aparecieron varias advertencias, sin embargo las ignoró por completo, llevándose la semilla a la boca y, tragándosela.


next chapter

章 24: Una decisión

*Agggr.

Jadeó, intentando soportar el dolor que su cuerpo comenzaba a experimentar, se tomó del pecho y se dejó caer de rodillas, mientras gritaba al cielo. Sus ojos se tornaron rojos, derramando sangre como lágrimas, al mismo tiempo que el poder de su aura se hacía más poderosa e inquebrantable.

*Has subido de nivel*

*Has subido de nivel*

*Has subido de nivel*

*Has subido de nivel*

Empapado de sudor y sangre se levantó, respirando con dificultad y cansancio, pero, al poco tiempo de no poder soportarlo más cayó al suelo, completamente noqueado.

∆∆∆

  --Señor, señor.

Despertó de un salto, observando a una dama de cabello plateado a la orilla de la cama, mirándolo con una sonrisa tranquila.

  --¿Quién eres? --Preguntó con duda, levantando el torso y respirando profundo.

  --¿Yo? Soy la hermana de Astra. --Respondió con una sonrisa.

  --¿De verdad? Son muy diferentes.

  --Sí lo dice por el color de mi cabello, debo decirle que es un mal congénito.

  --No solo por eso --Respondió al levantarse de la cama--... Dime ¿Dónde estoy y, qué hago aquí?

Sirvió la copa de plata con el agua del recipiente del mismo material, entregándosela con respeto.

  --En los cuartos principales --El joven aceptó la copa, bebiendo--. Y lo que hace aquí, bueno, yo solo sé que mi hermano lo trajo aquí hace dos días, después de encontrarlo desmayado al pie de la puerta principal. --Explicó, tratando de sonar lo más educada posible.

  --¿Y tu hermano? ¿Dónde está?

  --Resolviendo los problemas con los pobladores de esta aldea. --Dijo, recibiendo la copa. Iba a servir más, pero el joven negó con la cabeza.

  --Explicate.

  --El día que usted desapareció, algunos aldeanos que trabajaban en el castillo llegaron, pero mi hermano los ahuyentó de inmediato, relatándoles un resumen de lo que había ocurrido y, sobre el cambio de mando. Se asustaron y, se fueron, para luego regresar al anochecer, con exigencias para liberar a la madre de los dos niños que usted metió en las celdas. Mi hermano por supuesto se negó, hiriendo al valiente que lo retó a un duelo, al final decidieron irse, volviendo esta tarde. Lo que sea que querían, no lo sé. --Sonrió al final de la explicación, sin sentimientos por lo sucedido, era como si nada de lo mundano pudiera afectar su estado de ánimo.

  --¿Dónde están? --Preguntó al salir de la habitación.

La dama dejó el recipiente en uno de los estantes de madera, siguiendo a pasos veloces a su joven señor.

  --En la sala con muchos sofás. --Dijo al no saber el nombre verdadero del salón.

  --Guíame.

  --Por supuesto, señor.

Fue poco el tiempo que se tardaron para  llegar a su destino, notando a un séquito de soldados custodiando la entrada, el joven se sintió extrañado, pues había creído que había matado a todos. Su mirada se agudizó, pero tan pronto en que llegó al campo de visión de esos fieros individuos, lo recibieron con una reverencia y, al acercarse un poco más notó sus delgados cuerpos, solo le bastó de dos segundos para entender que aquellos soldados eran los esclavos anteriormente enjaulados en las celdas.

  --Señor. --Saludaron con respeto.

Eliminó su intención asesina, enfocándose en la situación dentro del salón, su mirada analizó los cuerpos de cada uno de los individuos desconocidos, en busca de armas o de intenciones hostiles, sin embargo, por su larga experiencia, se dio cuenta del olor a miedo, impregnado en cada rincón del salón.

  --Señor. --Dijo Astra al percatarse de la aparición del joven.

Cada uno de los individuos en la sala volteó, cada uno de ellos experimentando emociones similares, como: confusión, nerviosismo y, hasta temor, sin embargo, hubo un hombre en esa sala que se quedó anormalmente sorprendido al verlo y, esa persona no era nada menos que el padre de Nina, Katzian.

  --¿Muchacho? --Dijo sin pensar en un tono bajo.

  --Katzian ¿Lo conoces? --Preguntó el hombre a su lado.

  --Eso creía.

Astra escuchó a ambos individuos, pero no les prestó demasiada atención.

  --Señor --Saludó con su mano extendida en su corazón--. Estos hombres tienen demandas para usted. --Dijo con un tono astuto, uno que comprendió el joven.

  --¿Demandas? --Frunció el ceño-- ¿Qué tipo de demandas? --Su voz se engrosó, liberando de su cuerpo su aura de batalla, una que había sido pulida por los años de experiencia en el laberinto y, el poderío de haber consumido esa extraña semilla.

Los lugareños inmediatamente se sintieron asfixiados, el sudor empapó sus espaldas y, el terror apareció en sus ojos, nunca habían sido personas de carácter bélico, todas sus vidas se la habían pasado como sirvientes, entendiendo lo que es estar debajo de alguien, por ello, al enfrentarse a tan bestial opresión, mucho de ellos quisieron arrodillarse y suplicar, cosa que hubieran hecho sino fuera por el hombre que dio un paso al frente y abrazó al joven.

  --Sé lo que hiciste --Las lágrimas comenzaron a brotar-- y, no tengo las palabras para agradecerte, mi vida es tuya muchacho, seré tu sirviente, lo que desees que sea. --Había creído que había perdido la oportunidad de agradecerle al joven después de haberse enterado de que su mujer lo había corrido, por lo que, al verlo de tan de cerca, no se aguantó las ganas de decirle lo mucho que apreciaba el acto que hizo.

Astra había sido tomado por sorpresa, él se había preparado para ver al hombre decapitado, sin embargo, lo único que observó fue al joven regresarle el abrazo.

  --No pude asesinarlo. --Fue todo lo que pudo decir.

  --No te sientas mal, yo sé que los Doce te bendecirán con la oportunidad.

  --¿Cómo está ella?

Katzian guardó silencio por un momento, alejándose del cobijo de los brazos del alto joven, dudando si debía responder con la verdad.

  --Apenas si come, pero ruego a los Dioses que se recupere, es lo único que deseo.

  --Cuando lo haya asesinado, iré a verla. --Dijo con un tono decidido.

Los presentes se sintieron algo confundidos con la situación, pero nadie tenía la valentía para preguntar que era lo que estaba pasando. Después de que el silencio se presentará y la calma reinará el lugar, fue Astra, quién con el comúnmente conocido tosido, hizo que todos volvieran en sí.

  --Como había dicho ¿Tienen demandas para mi señor? ¿Sí o no?

  --No. --Dijo tímidamente el hombre de más edad del grupo, quién también era el líder de la comunidad.

  --Señor. --Le concedió la palabra.

El joven asintió, observando a todos los presentes con seriedad.

  --He tomado una decisión y, esa es que, desde hoy, soy el gobernante de estas tierras.

Nadie habló, algunos pudieron intuirlo, otros no, algunos se sintieron en contra, otros satisfechos, sin embargo, nadie se atrevió a revelar sus sentimientos.


Load failed, please RETRY

バッチアンロック

目次

表示オプション

バックグラウンド

フォント

大きさ

章のコメント

レビューを書く 読み取りステータス: C23
投稿に失敗します。もう一度やり直してください
  • テキストの品質
  • アップデートの安定性
  • ストーリー展開
  • キャラクターデザイン
  • 世界の背景

合計スコア 0.0

レビューが正常に投稿されました! レビューをもっと読む
パワーストーンで投票する
Rank 200+ パワーランキング
Stone 0 推薦チケット
不適切なコンテンツを報告する
error ヒント

不正使用を報告

段落のコメント

ログイン

tip 段落コメント

段落コメント機能がWebに登場!任意の段落の上にマウスを移動し、アイコンをクリックしてコメントを追加します。

また、[設定]でいつでもオフ/オンにすることができます。

手に入れました