—Al final, no se dijeron nada y simplemente pasaron el tiempo juntos en el picnic en silencio —dijo Sophie, preocupada de decir algo indebido; Leland no sabía cómo empezar una conversación.
No tenía realmente nada que preguntarle porque sabía lo que ella pensaba o sentía. Podía sentirlo como su compañero. Sabía que estaba preocupada por la bolsa de dinero perdida, pensando que el Duque Romanov estaría molesto si supiera que había sido descuidada y perdido el dinero que él le había dado.
Por supuesto, él no sentía eso, y de hecho quería que ella dejara de preocuparse tanto por el dinero, pero no podía decirlo abiertamente porque entonces Sophie se preguntaría si él podía leer su mente.