—Leland —Sophie finalmente se decidió. Su voz temblaba cuando habló.
El Alfa miró a su pareja con una expresión aturdida y confusa. —¿Sí? ¿Sophia?
Moría por saber qué quería decir, pero ella parecía demasiado tímida para expresarlo con palabras. Así que, el Alfa solo podía esperar. No quería presionarla para que hablara.
Por su actitud, podía decir que era realmente importante.
—Gr-gracias... —Fue todo lo que pudo decir.
—¿Gracias? —El Alfa se confundió aún más. En su opinión, no había nada por lo que agradecer. Le preguntó gentilmente. —¿Por qué?
—Gracias por acogerme y... —Sophie quería volver a llorar. —Por estar ahí para mí y mis hijos, por tratarlos como si fueran tuyos... por ser tú.
Sus palabras fueron como agua fresca que llenó el corazón de Leland con un chorro refrescante. Estaba preocupado de que ella se quejara del método que utilizó para hacerla su pareja. Aparentemente, a ella no le importaba.