(Desde la perspectiva de Demetrio)
—Su Alteza... —el doctor se inclinó tan pronto como me teletransporté al dormitorio con Luc—. ¿Por qué estás...? Ah, ¿has revisado al niño?
—Sí. He anotado sobre su condición lo que pude entender al revisarla ahora mismo. Necesito revisar más para conocer la situación completa —dijo—. Entiendo.
—No pude irme porque Su Alteza se quedó dormida en el sofá. No sería bueno dejarla sola con el niño. Cualquiera puede entrar a la habitación —dijo, mirando a mi esposa que dormía profundamente, sentada en el sofá—. Debe estar exhausta.
—Ya veo. Gracias —dije—. Puedes irte ahora ya que estoy aquí.
—Sí, entonces tomaré mi permiso, Su Alteza.