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Antes de ir a la entrevista de reclutamiento en la mansión Yu, Nian Xiaomu ya había oído que Yu Yuehan era blando con su hija.
Incluso al ir a la oficina, él llevaba a su hija con él.
Siempre había pensado que era sólo un rumor y no esperaba que fuese cierto.
—Nian Xiaomu, ¿por qué está parada ahí todavía? Sólo le quedan ocho minutos —le recordó el mayordomo mientras sacaba su reloj de bolsillo y observaba fijamente la hora.
Nina Xiaomu volvió a sus sentidos de golpe y cerró la puerta con fuerza. Luego se lavó apresuradamente y se preparó.
Con una corrida alocada, entró de sopetón en la sala de estar.
Cuando levantó la vista, vio que el asistente estaba presentado su reporte.