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Antes de que Alex se diera cuenta, el tiempo había volado. Había tenido éxito en desarrollar su cabaña de troncos, entre otras estructuras en la cala aislada dentro del paraíso tropical. También había maximizado la clasificación de todas sus mujeres.
Todas ellas estaban a la par con figuras legendarias de la historia que eran conocidas por su belleza y apariencia. Como recompensa por hacer esto, la Reina de Corazones incluso bendijo a aquellas miembros del harén que no eran heroínas con el mismo regalo.
El resto de sus días en la isla los pasó en la dicha de la mansión y la playa, donde Alex comía, bebía y follaba hasta casi entrar en coma. Sin embargo, los tres meses que Alex se había dado para quedarse en este paraíso tropical estaban terminando rápidamente.