En el momento en que Alex acompañó a Mimi a su vehículo, la boca de ella se abrió de par en par emocionada al expresar su interés por el coche del hombre.
—¡Guau! ¿Este es tu coche? ¿Cómo puedes permitirte algo así siendo un guardaespaldas? —preguntó con asombro.
Obviamente, Alex no iba a decir que había robado tan espectacular vehículo a una mujer mucho más adinerada que él. Había algunas mujeres a las que eso impresionaría, pero una alma inocente como Mimi no era una de ellas. Así que inventó una mentira en el acto.
—Trabajo para personas bastante adineradas, y me pagan lo suficiente. Aquí, deja que te abra la puerta —respondió.
Después de decir eso, Alex le abrió la puerta a Mimi, quien se sorprendió al ver la manera única en que se abría la puerta del hipercoche. Luego se sentó en el asiento del pasajero y dejó que Alex cerrara la puerta tras ella, donde la joven procedió a ponerse el cinturón de seguridad.