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18.07% VIGGO / Chapter 60: Tendencias del alma 1.58

Chapter 60: Tendencias del alma 1.58

Después de una semana sin internet y sentir que estaba en la época de las cavernas, vuelvo a las pistas. Disfruten el capítulo y que tengan un buen día.

-o-

Después de que Semiramis lo hiciera una vez más en conjunto con Viggo y Scheherezade, se quedó dormida. Sin embargo, tenía recuerdos de haberse despertado en medio de la noche. Una vez fue cuando Scheherezade estaba cabalgando sobre Viggo. La sola visión de Scheherezade saltando y sus enormes senos rebotando mientras ponía una expresión de placer, le parecieron razón suficiente a para darse la vuelta y ponerse a dormir. Después recuerda haberse despertado una segunda vez, en ese momento Scheherezade estaba apoyando sus manos y rodillas sobre la cama. Viggo estaba por detrás de ella embistiéndola con sus caderas, mientras la jalaba del largo cabello oscuro. Sin embargo, por muy estimulante que fuera la visión, Semiramis estaba demasiado cansada para acompañarlos. Así que cerró los ojos y continúo durmiendo.

Al otro día a Semiramis le costó levantarse, pero de alguna manera lo logro. Desayunaron todos juntos en el comedor. Sakura y Ana parecían especialmente apegadas a Viggo después de la última noche. Habían colocado sus sillas a los lados y estaban casi rosando sus codos. Scheherezade sonreía ante la actitud de las jóvenes amantes, mientras Semiramis fruncía el ceño. Ayer ellas se creían las grandes señoras de la casa, hoy se sentían como una amante que ha perdido su encanto. Semiramis prefirió ignorarlas y terminar su desayuno.

Después de desayunar, se fueron al puerto y cuando llegaron al muelle, encontraron el barco intacto. Élian estaba subido en la cubierta y agitaba su mano de lado a lado con una gran sonrisa. Por otro lado, la tripulación ya estaba parada en el muelle esperando a Semiramis. Esta última puso un frente digno y avanzó por delante de sus acompañantes. Se sentía lista para afrontar cualquier queja o argumento.

El tipo de ayer que le reclamo un amor que nunca sucedió, fue el primero en dar un paso al frente. Tenía una expresión arrepentida y se frotaba las manos en señal de nerviosismo.

-Señora- dijo el tipo con una voz afligida -lo siento por lo de ayer-

Semiramis se paró delante de él y asintió. Se cruzo de brazos y espero a ver que más tenía que decir.

-Yo, solo…-

-Si me vas a dar excusas, guárdatelas- dijo Semiramis en tono cortante -ayer ya me hiciste pasar suficiente vergüenza frente a todos, por no decir lo incomodo que fue-

El tipo agacho la cabeza con una expresión de pena. Viggo desde la distancia pudo decir que el tipo realmente estaba enamorado de Semiramis. Sin embargo, conociendo el temperamento de esta mujer, esos sentimientos estaban destinados a convertirse en un amor platónico.

-Sí, señora- dijo el tipo

-Ve a realizar tus labores con el resto de la tripulación, esta será la última vez que trabajes en mi barco-

-Sí, señora- respondió el tipo y se dio media vuelta para volver con la tripulación. Su espalda estaba encorvada, así que daba la impresión de ser más pequeño y viejo.

Después de eso, Semiramis empezó a conversar con el resto de la tripulación. Se les pagaría el sueldo hasta Eubea y nunca más se les volvería a contratar. Ya sea por deslealtad o por chantaje. El único que quedo fuera del trato fue el robusto Élian, quien realizo sus labores de vigilancia y nunca se sumó al motín.

Muchos quedaron disconformes, pero tampoco se quejaron. Les pagarían la tarifa de un viaje completo por un cuarto del recorrido. Al final, este más fue un paseo para ellos y una pérdida de dinero para Semiramis.

Después de ordenar a la tripulación, todo subieron al barco y salieron del cabo de Atenas. Navegaron con dirección Sur hasta llegar al mar abierto y después doblaron Norte-Este, navegando por toda la costa de Atenas hasta quedar frente a la costa de Beocia.

Cuando iban a mitad del viaje, el manto de agua marina ondulaba levantando y bajando el barco, como si algunas veces lo quisieran expulsar al cielo y otras lo quisieran tragar en su profundidad. Esto daba la impresión de que el mar se elevaba en una montaña de agua inalcanzable y cuando lograban superar la gran muralla de agua, el barco descendía en una empinada pendiente que les generaba la impresión de que iban a chocar con la superficie del agua.

Por su parte, Viggo sonreía sentado en la baranda de la plataforma desde donde Semiramis dirigía el barco. Viggo iba a su propio ritmo y conversaba con Sakura y Ana (quienes iban agarradas de la baranda, como si sintieran que se iban a caer del barco) de todas las cosas que aprendió sobre navegar, como, por ejemplo: donde estaba la proa y la popa. Donde era a babor y estribor. Que había que hacer si el barco se volcaba, cosa que jamás le ha pasado, pero que le contó un viejo marinero por una jarra de vino.

Ya cuando se le había acabado la conversación, el viento soplaba con mucha fuerza y el movimiento de las aguas se había calmado. Así que Viggo que miraba el amplio mar mientras el viento pasaba ondeando su cabello, comenzó a cantar.

En un principio, puso la voz más gruesa que pudo -Tyo, Tyo, Tyo, Tyo tingx. Tyo, Tyo, Tyo, Tyo tingx- canto llamando la atención de los marineros y continúo cantando con una voz normal -moo-sa loh-me-a-

-Tyo, Tyo, Tyo, Tyo tingx- canto Élian

Viggo sonrió al escucharlo y continuo -peekee-lee meth-ees ego-

-Tyo, Tyo, Tyo, Tyo tingx- continuo otro marinero, entonces muchos más se comenzaron a sumar mientras cantaban la canción de la Musa del Bosque.

Al mismo tiempo, Sakura y Ana miraban a Viggo con una gran sonrisa, ya que ellas desconocían esta faceta. Lo habían escuchado cantar mientras cortaba la leña o avanzaba por los caminos cargando lo que habían comprado en el mercado de Esparta, pero siempre era algo como para sí mismo. Ahora emitía un aire totalmente diferente. Fuerte, feliz y animado. Era como si fuera una antorcha que prende el fuego de otras antorchas apagadas. Además de que la voz de Viggo, unida a la de los otros marineros tenía un sentimiento especial. Ni Sakura ni Ana supieron que era esta sensación. Sin embargo, también querían sentirla, así que acompañaron a Viggo y la tripulación en su canto.

Por otro lado, Scheherezade y Semiramis los veían desde un lado y sonreían. Viggo siempre era así, era como si la solo intención de divertirse cantando alegrara a los otros y todos dejaran sus problemas a un lado. Incluso el desdichado pretendiente cantaba de buen humor. Parecía que el desamor se había ido junto con la brisa del mar.

Como a las 7 de la tarde llegaron a los puertos de Beocia y cruzaron el mar con dirección Este, hasta que por fin divisaron una gran masa de colinas y montañas boscosas, llamada la isla de Eubea. Sin embargo, solo a las 8 de la tarde pudieron divisar la ciudad de Calcis, puerto principal de la isla de Eubea. La ciudad estaba localizada al centro de la isla y era un conjunto de casas que ascendía desde la playa hasta la mitad de una montaña. La mayor parte de la población de la isla estaba localizada en la ciudad de Calcis y el resto vivían repartidos a lo largo de isla entre los bosques y ríos que descendían de las montañas.

Por otro lado, la isla tenía un nivel de comercio moderado. Pasaban algunos barcos por su muelle, pero eran los mínimos y muy pocos de ellos eran mercantes. Así que cuando apareció Semiramis hace dos años la trataron como su salvadora. Ella incremento el número de productos que había en la ciudad y genero muchos trabajos.

Una vez que atracaron en el puerto de Calcis, Viggo instalo una mesa y una silla en el muelle para que Scheherezade le empezara a pagar a los marineros. Todos quedarían en un registro para nunca más volver a ser contratados, a cambio, Semiramis se quedaría callada y jamás le contaría a nadie como se comportó la tripulación. Después de todo, que comerciante o capitán de barco, le iba a gustar contratar a un grupo de hombres que después lo amenazaban con dejarlo botado a él y su barco.

Cuando dieron las 9 de la noche, Semiramis y compañía llegaron a su mansión en lo alto de una colina. Los guardias y sirvientes la recibieron como si fuera una reina. Sin embargo, esta corte real solo consistía en 10 personas. Una vez que la saludaron, todos volvieron a sus deberes y Semiramis condujo a Viggo y las chicas a sus habitaciones.

Como a las 10 de la noche los llamaron a todos a comer en un amplio comedor con una mesa ovalada. Semiramis se sentó en medio de la mesa, del lado que daba a la muralla. Mientras que Scheherezade, Sakura, Ana y Viggo se sentaron del otro lado de la mesa. Todos tuvieron su espacio, pero se sintió un poco raro que Semiramis comiera tan separada del resto. Sin embargo, ella era la dueña de casa, así que podía hacer y decir lo que quisiera.

Una vez que terminaron la comida, Scheherezade vistiendo sus usuales prendas azules y utilizando el velo en la cara, se puso de pie. Entonces camino hasta Viggo y le susurro algo al oído. Viggo sonrió, le dio un beso en la mejilla y asintió. Entonces Scheherezade camino hasta un espacio vació en el comedor, a tres metros de Viggo. Ella levantó sus delgados brazos y movió sus manos utilizando sus muñecas y genero círculos que creaban una imagen suave e hipnotizante.

Viggo la vio mirarlo con una fuerza inusual en la mirada. Entonces Scheherezade llevo su pie derecho adelante, solo apoyando la punta de los dedos y agito su cadera hacia un lado en un movimiento sensual. Al mismo tiempo, movía sus brazos y manos de forma hipnótica. Scheherezade sonreía con una elegancia única que se traslucía a través del velo. Con una sensualidad alejada del deseo carnal. Viggo se sintió absorbido a través del baile, totalmente concentrado en el movimiento de manos y caderas. También en el ombligo cuando hacia ondular el estómago. Era mágico, era sensual, pero estaba lejos de ser sexual. Estaba más cerca del arte que de la lujuria.

Al mismo tiempo, Viggo recordó algunos consejos que le dio Kiara al día siguiente de haber dormido con Scheherezade:

"Felicitaciones- dijo Kiara con una gran sonrisa -acabas de comer carne de reyes ¿Cómo estuvo Scheherezade? Sus labios, sus senos, su trasero, su vagina ¿Qué parte fue la mejor? ¿Te corriste hasta que sentiste que se te iba la vida? Pude sentir el placer a través del aire que emanaban ambos. Parecían tan complacidos y compatibles, pero ¿Podrás retener a una mujer así? Eres su primer hombre, uno real, uno que la hace acabar y sentirse sexual y femenina, muy diferente de lo que vivió en Alejandría-Persia. Sin embargo, ¿Cuánto tiempo durara esta unión? Scheherezade es una mujer que nació para ser amada. Alguien que podría levantar una mano y diez reyes saltarían para colocar un anillo en su dedo. También podría mostrar sus finos pies y los generales se lanzarían a tierra para besar sus dedos. Así que la pregunta sería ¿Crees que tienes la capacidad para retener la atención de semejante mujer? En este momento eres la novedad, el joven sexual, bello y activo que la hace correrse, pero ¿Serás el único para toda la vida? ¿Acaso sabes siquiera lo que le importa o lo que le gusta? ¿Qué es lo que quiere en la vida o qué espera de ti? Y si solo quiere sexo contigo ¿lo aceptarías? Tendrías el valor para ser solo su forma de liberar sus frustraciones-"

Estas palabras sonaron en la mente de Viggo mientras miraba a Scheherezade bailar con el encanto de una musa. Ella era la inspiración, el arte y la imaginación. Por fuera Viggo sonreía, pero por dentro se sentía angustiado ¿Y si solo quiere sexo? ¿Y si se aburre de él? ¿Qué tengo que hacer para que sea mía? ¿Acaso toleraría que el día de mañana ella se fuera con otro?, se preguntó.

La sonrisa de Viggo comenzó de decaer, pero cuando se dio cuenta de esto, se forzó a sonreír. Quería demostrar sus sentimientos, pero esconder que era solo un muchacho patético y desesperado por retener a una mujer. Al mismo tiempo, pensó en Sakura y Ana, Kiara y Semiramis. Todas ellas eran mujeres hermosas, exóticas, cada una con sus virtudes y defectos. Era como dice Kiara, él era la novedad y por ahora tenía la atención de todas estas chicas bonitas ¿Qué más necesitaba para retener su atención?

"No te preocupes- escucho la voz de Kiara en su mente, parecía divertida con el miedo que visualizo en la cara de Viggo aquella vez -un tiburón se pude comer una ballena, pero debe ser un bocado a la vez. Empieza por saber lo que a ellas les gusta y después de eso qué es lo que quieren. Por favor, no seas estúpido, no le vayas a preguntar de "forma sincera" estas cosas. Solo demostraras lo poco hábil que eres con las palabras. Habla con ellas, escúchalas y pon atención a lo que les fascina. Todo es una cosa de ritmo, muy similar al sexo. Si el ritmo es armónico o rápido, hay algo especial en lo que ella dice. Si es abotargado y entrecortado, ella lo detesta, así de simple. Una vez que hayas aprendido lo que a ellas les interesa, conversa con ellas del tema, aprende, pero nunca, jamás, caigas en el ensayo. Solo te hará parecer un hombre desesperado por llamar su atención. Se natural y armónico, conecta con ellas a nivel sentimental y has qué se diviertan. Por ahora, empieza por eso"-

Viggo sonrió un poco más calmado por dentro. Continúo viendo la hermosa danza de Scheherezade y cada tanto que hacían contacto visual, Viggo hacia gestos coquetos, ya sea mirar a los lados de forma misteriosa o morderse el labio. Eso parece que tuvo algún efecto en Scheherezade, porque su mirada tomo un toque sexual.


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