"Tienes buenos instintos" siempre decía la gente y Viggo lo creía, porque sentía en su corazón esa angustia cuando algo iba mal y esa calma cuando estaba bien. No, no era la calma, era un sentimiento a satisfacción mezclado con la certeza de que estaba en lo correcto, incluso si no sabía porque era así. Una vez que pasaba el momento, el sentimiento se iba, pero en la mente de Viggo quedó más y más claro que debía confiar en sus instintos. Sin embargo, cuando él llegó a Orario comenzó a seguir las enseñanzas de otros y a buscar un nivel de habilidad que solo le producía inquietud en su corazón.
-Yo dejé de escuchar a mis instintos y empecé a prestar atención a los que pensaban los demás- murmuro Viggo aun sentado sobre el suelo de concreto del domo. Solo su padre lo acompañaba en ese momento de contemplación -quería hacer las cosas igual que lo hacían los demás y poco a poco abandone mi forma de hacer las cosas-
-En ese caso ¿Cómo lo haría el Viggo que escucha su instinto?- pregunto Kain mientras llevaba su copa con Estus a sus labios. Tomo un sorbo y espero a ver qué pasaba. A Viggo le había tomado más de media hora decir esas palabras.
-Lanzaría puñetazos mientras siente con su cuerpo el cambió del mana en sus huesos y músculos. Entonces calibraría poco a poco la cantidad de energía, la tensión en sus músculos y una vez entendida la cantidad de energía que se necesita para realizar la acción, sabría a ciencia cierta como ir mejorando su touki-
Kain bebió el Estus y pregunto -¿Por qué no lo haces ahora?-
Viggo frunció el ceño, dejo a un lado su copa con Estus y camino a dos metros más allá. Kain se quedó sentado y lo vio tomar su postura de boxeo. Entonces Viggo lanzó un puñetazo que cortó el aire. Después él retrajo su puño a la posición inicial y lanzó dos puñetazos más intercalando entre izquierda y derecha. Y, por último, agrego el touki que se manifestó como un aura roja mientras miraba al frente, como si hubiera un contrincante mucho más alto que él. El touki primero se manifestó de manera explosiva como si quisiera escapar del cuerpo, pero poco a poco se fue acoplando al cuerpo como si fuera una fina capa de energía roja. Viggo lanzó un puñetazo que genero una corriente de aire. Él parecía totalmente concentrado en lo que hacía, sin preocuparse por donde estaba y totalmente ido en sus pensamientos. Viggo negaba con la cabeza a cada puñetazo que daba y murmuraba cosas como que no era lo que él quería hacer.
Desde la distancia, Kain lo vigilo durante media hora. Esto ya era un gran logro, porque el aura se mantenía constante y tranquila como si fuera un estanque de agua en calma. Viggo jadeaba como si hubiera corrido una gran carrera, pero su rostro se veía fresco y relajado, como si estuviera en completo control. Kain sonrió al verlo en ese estado de iluminación que solo los guerreros que son del tipo instintivo pueden alcanzar. El propio Kain jamás ha podido llegar a ese nivel de iluminación, después de todo, él es del tipo que analiza, experimenta y entiende las cosas. Por un lado, está la superioridad de poder dominar todas las habilidades que él se plantee, por otro lado, está la debilidad de nunca poder alcanzar ese estado de iluminación.
Kain soltó un suspiro, dejo una botella de Estus para Viggo y se levantó. Viggo en ningún momento notó su movimiento, era como si nada de lo que estuviera a su alrededor importara. Muy peligroso, muy peligroso, pensó Kain. Ya que, si alguien lo atacaba en ese estado de concentración, Viggo atacaría a matar sin sentir nada por la otra persona. Solo sería Karma.
Kain salió del domo y Viggo continúo lanzando puñetazos uno tras otro. Jamás se percató de su salida. Una vez a fuera, Kain sintió la agradable brisa nocturna y vio a Odiseo apoyado en la pared del domo.
-¿Cómo lo hiciste?- pregunto Odiseo en un tono serio
-Experiencia- respondió Kain con una sonrisa -suerte, las palabras precisas ¿Quién sabe? Como maestro solo pudo pensar en ayudar a mis discípulos a mejorar y buscar mejores formas para enseñar. Si algo no funciona en uno, debo buscar otro enfoque. Como tú dices, seguir esforzándose en un área donde ya estas cansado es contraproducente. Así que lo mejor es mirar desde otro ángulo. No te preocupes Odiseo, la próxima vez lo harás mejor, estoy seguro-
Odiseo agacho la mirada y sonrió -incluso a esta edad, sigues dándonos ánimos para mejorar. Yo ya me rendí-
-Bueno- dijo Kain con una mirada llena de apreció -yo no he perdido mi fe en ti, sé que el día de mañana serás mejor. Recuerda, un pequeño campesino llego a Orario y se convirtió en un gran aventurero cuyo nombre anda en la boca de todos. Todo el mundo te admira, todo el mundo te respeta. Si algún joven aventurero llega a Orario, es porque que quiere ser como tú o uno de tus hermanos-
Odiseo apretó los labios y asintió en silencio. Kain le dio unas palmaditas y camino por delante -manda a que alguien vigile a Viggo. Es peligro en ese estado de iluminación. Si alguien lo ataca podría matarlo sin sentir ningún tipo de remordimiento-
Odiseo camino detrás de Kain y le dijo -en ese caso deberías quedarte a mirarlo-
-¿Por qué?- pregunto Kain deteniéndose y mirándolo con una sonrisa en los labios -Viggo es tu discípulo, tú tienes que cuidarlo-. Después de decir eso, Kain se dio la vuelta y avanzó por el camino de adoquines que conducía a la mansión de la familia Hera mientras Odiseo se quedó mirándolo en silencio.
-Ok ¿Cómo hacemos esto?- se preguntó Odiseo, se cruzó de brazos y miró el suelo mientras pensaba. Al rato siguiente se le ocurrió una idea, una loca digna de su hermano Jason, pero una idea que podría acelerar el proceso de mejora de Viggo. Odiseo camino de vuelta al domo, abrió la puerta, entro y la cerró.
Como a las 3 de la mañana, Kain dormía con Hera en su recamará del cuarto piso cuando se escuchó un fuerte estruendo. Kain y Hera se levantaron al mismo tiempo, se pusieron batas y caminaron hacia los grandes ventanales que daban a la terraza. Una vez que salieron a la terraza, se apoyaron en la baranda de metal y miraron hacia donde se escuchan los estruendos.
Kain sonrió emocionado mientras Hera veía desde esta distancia como el gran domo de entrenamiento para sus aventureros de elite, se derrumbaba.
-¿Qué pasa Kain?- pregunto Hera en un estado de preocupación
-Odiseo está más loco que Jason, Hera- dijo Kain sin perder su sonrisa -ha despertado a un monstruo. Apúrate, ve y diles a tus aventureros que se alejen del domo. Yo iré por Jason y Aquiles y les diré que vayan a socorrer a Odiseo-
Hera se iba a dar la vuelta para correr y avisar a sus aventureros, pero una vez que razono lo que escucho, sintió que no tenía ningún sentido. Ella se volteó para mirar a Kain, pero él saltó desde la terraza del cuarto piso y cayó en el patio frontal. Ella miró una vez más al domo que se estaba cayendo a pedazos y escuchaba los fuertes impactos de algo poderoso chocando con algo que apenas si podía soportar el impacto. Otra parte de la muralla fue perforada por algo y cayeron los escombros formando montículos de concreto.
Al otro día, Viggo se despertó en una cama desconocida. Por el tipo de amoblado conservador, de lujo y muy tirado al estilo nobiliario, dedujo que debía ser una habitación de invitados en la mansión de la familia Hera. Su padre, Kain, estaba sentado en una silla al lado de la cama, como cuando era niño. A él y sus hermanos les daba miedo en la noche, así que su padre los cuidaba mientras leía un libro sentado en una silla.
-Buenos días, padre- dijo Viggo soltando un gran bostezo mientras se sentaba. Estiro sus brazos y después miró a su padre con un rostro somnoliento.
-Buenos días, muchacho- respondió Kain con una pequeña sonrisa -¿Cómo te sientes?-
-Cansado, adolorido, pero bien- respondió Viggo con una pequeña sonrisa
-Me alegro, vístete para que vayamos a casa- respondió Kain -tu madre debe estar esperándote. Ayer te quedaste dormido y no pudimos volver. Tienes que prestarme ayuda o tu madre me matará por faltar a mi promesa de llevarte-
Viggo soltó una risita divertida y asintió. Viggo se levantó, busco su ropa que estaba a los pies de la cama y se la puso. Kain lo quedó mirando y notó que, a pesar de todo, no tenía ninguna herida. Muy diferente de Jason, Odiseo y Aquiles, quienes necesitaron tomar un vaso de Estus y ser sanados por su magia. Los tres estaban bien, pero ahora estaban durmiendo por el cansancio de la noche anterior.
-¿Viggo, paso algo en especial en tu entrenamiento?- pregunto Kain
-Mmm- dijo Viggo como si hiciera memoria mientras se abrochaba el cinturón con la cabeza de león en el centro -nada en especial. Bueno, luche contra no-muertos y grandes bestias, pero si lo comparas con las criaturas del calabozo, no es nada en especial ¿Por qué?-
-Por nada, muchacho- respondió Kain, pensando en que tendría que preguntarle a Xiao que había pasado. Viggo seguía siendo su hijo, pero algo increíble le había pasado a su cuerpo. Ayer a las diez de la noche solo tenía el mana de un nivel 4, pero después del escándalo en la madrugada, su mana se volvió el de un nivel 6. Por otro lado, si quería que Ottar y Viggo tuvieran una buena lucha, tendría que retomar sus enseñanzas con Ottar. Kain se rasco la barbilla mientras miraba la nada, imaginando lo que le tendría que enseñar a Ottar para que la lucha fuera entretenida.
-¿Qué tramas, padre?- preguntó Viggo frunciendo el ceño
Kain levantó la mirada y lo miró a los ojos, sonrió de forma descarada y le dijo -nada muchacho, solo estoy pensando en cómo ayudarte-
Viggo no le creyó ni media palabra de lo que dijo. Seguro trama algo, pensó.
Una vez que salieron de la habitación, caminaron por los pasillos del primer piso hasta la amplia recepción de la mansión. En una silla ubicada en la pared izquierda, Hera estaba sentada esperando. Una vez que ella vio a Kain y Viggo, se puso de pie y camino para verlos.
-¿Cómo está Viggo?- pregunto Hera
-Bien, solo un poco cansado- respondió Kain con una sonrisa
-¿Solo un poco cansado?-
-Sí, eso dijo ¿Cierto muchacho?- pregunto Kain volteando su rostro a un lado para mirar a Viggo
-Sí, tía, estoy bien- respondió Viggo -me siento cansado, pero eso es todo-
Hera frunció el ceño pensando en el gran destrozo que provoco este muchacho. Ella negó con la cabeza y pensó en la compensación que le daría Kain. Sin embargo, aun así, le dolía la gran pérdida de dinero. Ese domo de entrenamiento para sus mejores aventureros tenía demasiados detalles y lujos, pero ahora era solo un montón de escombros. Hera soltó un suspiro y miró al padre y al hijo -cuídense en el camino y que tengan un buen día-
Kain se acercó a Hera y le dio un tierno beso en los labios, lo que aliviano un poco el estado de ánimo. Cualquiera se pondría triste si de un día para otro pierde 500 millones de valis.