Después de entender este punto, Yu Tian de repente sintió que su situación había vuelto a ser segura.
—Necesito considerar la cuestión de rendirme...
Yu Tian reflexionó por un momento y dijo,
—No confío en tus palabras. Ahora, todavía podemos hablar en igualdad de condiciones, pero después de rendirme, me temo que ni siquiera tendré la oportunidad de suicidarme. ¿Qué capital tengo para hablar contigo?
La sonrisa en el rostro de Alejandro se hizo aún más brillante.
—Entiendo tus preocupaciones. Si estás dispuesto a rendirte, podemos garantizar que no restringiremos tu libertad de movimiento...
—Eso todavía no es seguro. Quién sabe qué tipo de maquinaciones y trucos tienes escondidos.
—Entonces, ¿cómo puedes confiar en mi sinceridad?
—Es inútil confiar en ti. Creo... Tienes que hacer que tus superiores vengan y hablen cara a cara conmigo.