—¿Qué hora es ahora? —preguntó la pequeña workaholic con su rostro todavía enterrado contra su mejilla, cuando notó que él estaba revisando su teléfono para ver la hora—. No quiero levantarme todavía, es tan cómodo dormir contigo... Pero tengo algunas entrevistas programadas para hoy. La primera es a las nueve y no puedo llegar tarde siendo el gerente de contratación.