—Eli observaba atentamente la expresión de Harper, que pasaba de la sorpresa al desconcierto y... ¿una pizca de irritación a regañadientes? —Se sentía al mismo tiempo divertido y un poco culpable. Divertido porque finalmente estaba entendiendo la razón por la que ella estaba allí, con cara de pocos amigos, y le sorprendía darse cuenta de que su chica de gran corazón en realidad sentía celos porque él hablaba demasiado con otras mujeres. Pero con esa realización llegó la culpa... porque debería haberlo considerado antes de besar rutinariamente a otra persona, aunque solo fuera un beso en la mejilla. Simplemente había estado demasiado atónito al ver a Cecilia allí como para poder pensar detenidamente en ese momento.
—No quiero —Harper mordía sus labios mientras Cecilia les hacía señas de que se acercaba—. ¿Es necesario que conozca a tus colegas? Probablemente nunca trabaje con ella de todas formas.