Aún cómo y dónde adquirir el alimento para alimentar la Locura de Vastor tendría que esperar otro día, porque se avecinaba otra tormenta inesperada.
—Estoy impaciente por restregar esto en la cara de todos esos nobles engreídos que siempre hablan mal de ti en la Corte Real, Zogar. —Zinya se rió entre dientes.— Entre tu logro y tu nuevo horario de entrenamiento, tendré que luchar para mantener las manos de otras mujeres lejos de ti.
—Lo siento, Zin, pero eso no será un problema. —Él la abrazó, perdiéndose en su calor.
—¿Qué quieres decir?
—Zogar Vastor fue enviado contigo. Yo luché como el Maestro. Nadie sabrá nunca de mi participación. Expondría mi verdadera fuerza y mi afiliación con los Eldritches. —Él respondió.
—Déjame entender bien esto. —Ella lo empujó para mirarlo directamente a los ojos.— ¿Pusiste tu vida en peligro y reemplazaste a Valerón en la matriz. Arriesgué perder a mi marido y mis hijos a su padre, pero nadie lo sabrá nunca?