—Voy a decirle a Phloria cómo una mujer casada puede equilibrar la familia y la carrera. Voy a enseñarle cómo comunicarse con su marido para que sus discusiones no se enquisten con el tiempo.
—Voy a compartir con ella todos los trucos que aprendí para seguir trabajando durante el embarazo y cómo lidiar con los bebés. Dioses, hay tantas cosas de las que tenemos que hablar. —Jirni sollozó, con los ojos empañados por las lágrimas.
—No hay prisa. —Orion agarró a Jirni por el hombro.— Puedes tomarte tu tiempo y sentir el luto por ella. Nuestra Pequeña Flor puede esperar, mientras que tú necesitas descansar de verdad.
Su voz era más fría de lo que quería, pero si Orion dejaba que incluso una pizca de emoción saliera, sabía que su corazón explotaría. No podía dejar que su cuidado transpirara sin que el dolor lo acompañara.
Orion no podía expresar su amor por su esposa sin que el dolor de la pérdida de su hija aplastara todo lo demás.