Las palabras que Diana estaba a punto de decir se le atoraron en la garganta y el mundo alrededor de ella pareció pausarse por un segundo.
—¿Qué...? —su garganta estaba seca—. ¿Él acaba de decir que la amaba?
—¿Qué dijiste? —preguntó para estar segura, quizás estaba soñando.
Michael parpadeó.
—Dije... te amo, por eso estoy comiendo esto, además no está tan malo, no te preocupes por lo que...
Diana sonrió, su rostro se puso rojo.
—¿Sabes cuánto tiempo he esperado escucharte decir esto?
Sus ojos bailaban mientras le miraba, preguntándose por qué la hizo esperar tanto. Preguntándose por qué le hizo pasar noches en vela, le hizo preocuparse, le hizo dudar de él, le hizo sentir tan confundida... le hizo llorar cuando simplemente podría haberlo dicho...
Michael estaba confundido; no sabía que tenía que decirlo para demostrar que la amaba. Espera… ¿acaso ella no sabía que la amaba más que a su propia respiración?