Tiana tomó una respiración profunda acariciando sus sienes; ni siquiera podía pensar con claridad.
—No te preocupes, puedes pensarlo, ¿vale? No te estoy pidiendo que seas mi novia; solo te estoy pidiendo que me des una oportunidad de estar cerca de ti, de ayudarte a sanar.
Esto era demasiado para un día. Tiana se sintió mareada de repente.
Se estabilizó antes de abrir los ojos.
—Liam, lo pensaré y te lo haré saber, ¿podemos irnos ya? —preguntó, ya cansada y abrumada por todo lo que estaba sucediendo.
—Claro —dijo Liam, levantándose y tomando su mano, ayudándola a ponerse erguida.
Cuando se aseguró de que estaba estable, salieron del parque.
Tiana no habló ni una sola vez durante el viaje a casa. Estaba sumida en sus pensamientos.
Liam tenía razón, Nicklaus ya estaba viendo a otra persona, no tenía sentido esperarlo.
Su garganta se apretó al darse cuenta.