Gwen estaba junto a su ventana mientras observaba a Tiana despedirse de Nicklaus, sus manos aferrándose a su teléfono.
Finalmente, el día en que se iba a deshacer de ella había llegado. Gwen mordisqueaba su labio interno mientras los observaba a ambos.
Pero, ¿y si algo salía mal?
¿Y si Nicklaus se enteraba?
Si lo hacía, nunca la perdonaría, pero entonces ella no sería feliz si no lo intentara al menos.
Un suspiro escapó de sus labios mientras se alejaba de la ventana y caminaba de un lado a otro por la habitación.
Esta era la única manera...
Asintió para sí misma, y no era como si tuviera una elección. Liam estaba suelto y le haría daño si no hacía lo que él decía.
Tragando, lanzó su teléfono sobre la cama y se vistió, recogiendo su pelo en un moño.
Sin hablar con nadie, salió de la casa y se subió al Uber que había llamado.
Cuando ya estaba lejos, tocó su teléfono.
Había tomado muchas malas decisiones en su vida, pero esta era la mayor apuesta que había hecho.