—Todos nos reunimos en la sala del trono tratando de discutir el próximo plan de acción para Freya —estaba dispuesto a sacrificarme—. Era a mí a quien Azar quería después de todo. Solo estaba haciendo esto para fastidiarnos a todos —¡Hijo de puta! —pensé para mí mismo sintiendo rabia en mi pecho. Mi mirada se dirigió a Harald, quien tenía una expresión estoica en su rostro, no podía decir lo que estaba pensando, pero sabía que sentía lo mismo que yo. Su rostro podía parecer tranquilo, pero había una furia latente que sentía debajo de toda esa calma.
—¿Entonces qué hacemos ahora? —preguntó Kiran—. No podemos hacer lo que dice la carta y tampoco podemos dejar a Freya con ellos.