—Matthias me miraba con las cejas fruncidas, incluso Brenda y el resto intercambiaban miradas entre sí. Mantuve la expresión en blanco en mi rostro, asegurándome de no darles nada. No mostraba ninguna emoción, nada que indicara que les estaba mintiendo. Todo lo que necesitaba era que me creyeran, no quería arrastrar a Ivan a este lío hasta no saber exactamente con qué estamos lidiando.
—¡Todavía tienes sus runas en ti! —dijo Matthias, su mirada recorriendo mis brazos desnudos.
—Retorcí mi cara con una expresión de asco—. Créeme, si pudiera arrancarme la piel, lo haría.
—Oh, yo podría ayudarte con eso, nada me complacería más —dijo Brenda, sus labios se dibujaban en una sonrisa escalofriante.