Download App
58.06% Sin Límites / Chapter 18: | Una Mujer Multipolar |

Chapter 18: | Una Mujer Multipolar |

🔥Capítulo +18🔥

✨Enjoy it ✨

• Jessica •

Me había tomado mucho tiempo aceptar que era diferente al mundo en el que había nacido. Las personas por lo general no comprendían mi reticencia hacia mi familia, no entendían mi necesidad de escapar constantemente.

No estaban en mis zapatos.

No esperaba que Stephen fuera alguien que captara mi esencia, pero que hubiese insinuado que era una cualquiera me había dolido bastante.

Era tan enervante pero a la vez fascinante, y me llevaba a una eterna paradoja de lo que realmente me atraía de esa persona tan extraña.

Cuando nuestros labios chocaron en un beso apasionado, acorralándome contra la pared mientras coloca sus manos en mi cintura, la noción y el tiempo desaparecieron por completo.

Dios, ¿qué es lo que me sucede?.

Tenía que admitir que la falta de sexo me estaba afectando significativamente. Hacia más de dos meses que no tocaba el cielo con las manos y podía ser aquella la razón por la cual no dejaba de imaginar cómo sería el tatuado de cuerpo musculoso en la cama.

Intenté separarme pero su mano en la curva de mi cadera no me lo permitió. Me besaba como si fuese a comerme viva, como si necesitara de mi, y mi cuerpo comenzó a tomar temperatura de forma arrasadora.

La falta de aire en nuestros pulmones nos obligó a separarnos unos centímetros. Stephen apoyó su cabeza en mi hombro y dejó un camino de besos en el.

Una parte de mi quería parar, trabajábamos juntos, y por una razón evidente la atracción que sentíamos parecía acrecentarse, pero mi cabeza no funcionaba, mi cerebro se había ido de vacaciones por un rato y al parecer no pensaba volver.

Con sus hábiles dedos bajo la cremallera de mi vestido, haciéndolo caer al suelo. Me sentí excitada, expuesta y vulnerable; pero mi cuerpo estaba tan febril que no pude evitar arrojarme encima de el y besarlo.

Me levantó como si no pesara nada, enrollé mis piernas en sus caderas y sin darme cuenta ya me estaba apoyando suavemente sobre la cama, quitándose la camisa y dejando a la vista sus hermosos tatuajes.

Su mirada oscura y tormentosa era como una explosión de sensaciones, recorría cada parte de mí sin límites ni restricciones.

No pude reprimir un gemido de placer cuando su boca bajo hasta uno de mis pechos y lo succiono con avidez. Mi sexo se tensó mientras su lengua rozaba uno de mis pezones y una de sus manos apretaba el otro.

Estaba enloqueciéndome, necesitaba un orgasmo.

Desabroche el cinturón de su pantalón, bajándole la cremallera, incitándolo a desnudarse. Al notar la perfección de su cuerpo me atravesó una intensa oleada de placer, la tinta en su piel era como una obra de arte, y la dureza de músculos contraídos hizo que mordiera mi labio inferior.

Su mano rozó mi zona sensible, logrando que mi garganta emitiera un gemido ahogado, y cuando sentí sus dedos hundirse dentro de mi, simplemente perdí la razón.

Succionó mi lengua como si fuese la ultima vez que lo hiciera en su vida, mordió de mis labios de forma violenta mientras sus dedos entraban y salían de mí con ritmo frenético, haciéndome estremecer de deleite. Mordí su hombro con fuerza cuando un orgasmo agresivo tenso por completo todo mi cuerpo.

Este hombre era todo un profesional. Podía notar en sus ojos la lujuria, el control total que tenía sobre mi cuerpo lo excitaba más de lo que podía imaginar.

Ni siquiera espero a que me recuperara del orgasmo increíble que había tenido, separo mis piernas dejándolas una a cada lado de su cuerpo, bajo sus bóxers liberando su ereccion y rasgó el paquetito que poseía el condon.

¡Vaya, estaba preparado!.

Emitió un sonido tan exótico cuando su miembro se abrió paso dentro de mí que me hizo temblar. Presionó sus labios contra los míos con brusquedad mientras me penetraba con fuerza y yo solo jadeaba como una loca desquiciada, sosteniéndome de sus hombros.

Mantuvo sus embestidas con movimiento salvaje y desenfrenado mientras mis caderas iban al encuentro de las suyas. Stephen soltó varias maldiciones con respiración entrecortada, dejándose llevar por el arrebatador deseo que nos tenia histéricos desde el primer día que nos conocimos.

Los espasmos comenzaron a hacerse visibles, y mi cuerpo se sacudió en un segundo orgasmo incluso más intenso que el anterior.  Enterré mis uñas en su piel tatuada mientras gruñía, y luego de varias estocadas Stephen llegó a su punto más alto de extasis, gritando mi nombre eufórico.

—¡Eso fue... increíble! —dijo con la voz entrecortada, dejándose caer a mi lado completamente agotado.

—Nada mal, James.

Intentando estabilizar mi aliento, caminé hacia el baño para asearme. El arrepentimiento me invadió, no del espectacular sexo que habíamos tenido, sino de lo que ello representaba. Estaba acostumbrada a despacharlos con rapidez después del acto con alguna de todas las mentiras que tenía en mi repertorio, pero con él sería más difícil.

Me sentía rara, quería que se largara a su habitación pero una parte de mi esperaba continuar con tal exuberante experiencia carnal. El sexo era como el alcohol, mientras más lo tomabas más te embriagabas.

Al salir del baño lo encontré allí, con los ojos cerrados y aún desnudo. Toda su anatomía tan perfecta que antes me había generado un fuego corporal incapaz de apagarse, ahora me provocaba una incomodidad que no podía procesar.

—No quiero romper la burbuja, Stephen...

—¿Pero...?

Su rostro me inspeccionó, reincorporándose en la cama.

—Deberías ir a descansar a tu habitación, mañana tenemos que madrugar —exclamé pretendiendo no caer nuevamente en las garras de su cuerpo tan atrayente.

Sus facciones se endurecieron y la mirada perdió todo el rastro de calidez que antes había tenido.

—Yo... —dijo, pensativo —Bien, ya me voy.

Se colocó la ropa interior y los pantalones tan rápido que parecía que la tela quemaba en sus manos, podía entender su confusión pero sin duda era lo mejor para ambos.

No quería generarle expectativas erróneas, a veces las falsas ilusiones creaban sentimientos verdaderos. Stephen no parecía de esos hombres que les interesara el sexo sin compromiso, por alguna extraña manera yo le intrigaba y eso suponía un problema.

No necesitaba más personas controladoras y asfixiantes en mi vida.

Podía sentir por su mirada ofuscada como me estaba maldiciendo mentalmente por haberlo corrido, debía estar deseando que un avión cayera Justo en mi habitación y me asesinara en el acto. Encaminó hacia la puerta con la camisa y los zapatos en la mano, pudiendo tener la vista de su admirable espalda tatuada.

—Que duermas bien, Stephen.

—Tu igual —exclamó con molestia sin siquiera mirarme y salió de la habitación dando un portazo.

¡Que Maduro de su parte!.

Quería darle explicaciones pero a su vez sentía que no se las debía. Ese hombre estaba jugando con la poca cordura que me quedaba, era mejor mantener las distancias.

El sexo había sido algo increíble, pero no podía dejar que eso me perjudicara.

❤︎❤︎❤︎

Desperté con el peso de las pocas horas de sueño en mi nuca, había tardado mucho tiempo en lograr conciliar el sueño pensando en cómo serían las cosas entre Stephen y yo a partir de ahora.

Lo que había pasado debía quedar en el pasado y no volver a suceder jamás.

Salí de mi habitación con intenciones de avisarle a mi acompañante que bajaría a desayunar, pero encontré la puerta de la suya entreabierta y a la mujer de servicio aseando.

—Buenos días, ¿el señor James se ha ido? —pregunte sobresaltando a la rubia que quitaba las sábanas.

—¡Oh... buenos días! Ha bajado al restaurante, señorita.

—Gracias.

Sacudí la cabeza confusa. No esperaba que siguiera molesto por lo que había sucedido, y menos porque todavía nos quedaban reuniones a las cuales asistir y no pretendía sentir incomodidad teniendo al hombre molesto e histérico a mi lado.

Baje hacia el restaurante y lo encontré en una mesa en la esquina del salón, con una taza de café frente a él y la vista en el celular.

Al verlo solo pude pensar en aquel momento tan intimo, salvaje y perfecto que habíamos compartido. Esa camisa gris ajustada marcaba su musculatura, y el aura de chico malo hacía el resto.

¡Aleja los pensamientos pecaminosos, Jessica!.

Me senté frente a él, haciéndole una seña a la camarera para que me asistiera.

—Buenos días, Stephen. ¡Gracias por avisarme que estabas listo! —me queje.

Los Iris azules hipnóticos que poseía se clavaron en mi y sus facciones se contrajeron. Cruzó los brazos y enarcó una ceja.

—Realmente comienzo a creer que tienes un trastorno de personalidad múltiple —aseguró.

—¿Si? —pregunte con curiosidad —¿Por qué crees eso?.

—Por tus actitudes. ¡No eres bipolar, sino multipolar!.

Sonreí.

—¡Vaya, ese trastorno no lo conocía!.

—Yo tampoco hasta que tope contigo —respondió con brusquedad —¿Debería tener miedo de aparecer desmembrado en algún refrigerador?.

—Créeme, cariño. ¡Si hubiese querido asesinarte, he tenido más oportunidades de las que podría contar con los dedos!.

Bajo la mirada, exhalando todo el aire que tenía en los pulmones. Me costaba asimilar lo atractivo que era, tenía la esperanza que el sexo amortiguara lo que me provocaba cada vez que me observaba, pero al parecer no había dado resultado.

—Creí que necesitabas estar sola, por eso no te avise que bajaría.

—¿Por qué creíste eso? —pregunte.

Pasó su mano derecha por el cabello.

—No lo sé... ¡Quizá porque prácticamente me expulsaste de tu habitación anoche!.

—Oye, lo siento... ¿Si?.

—Se que solo ha sido sexo, pero no tenias que ser tan descortés —su voz sonaba dura —¡Se sintió muy feo!.

De repente un arrebato de rabia se apoderó de mi. No entendía el motivo de su molestia, solo había sido sexo.

Espectacular, increíble y lujurioso.

—¡Oh, por el amor de Dior, Stephen! —negué con la cabeza —Los hombres lo hacen todo el tiempo, pero si es una mujer la que lo hace, es una perra desalmada.

—No pongas a todos en la misma bolsa, Jessica —Stephen me observó enfurecido.

—¡No te creo que nunca lo hayas hecho!.

Entrecerré los ojos esperando una respuesta. Se quedó pensativo unos minutos y luego bajo la guardia, apoyando los codos en la mesa.

—Touche.

—¿Te das cuenta?. Si no te proponía yo que te largarás, lo hubieses hecho tu —repuse.

—Nunca te hubiese hecho algo así a ti.

Esas palabras me hicieron doler el estómago. Yo no era especial, ¿Por qué no me lo haría a mi?.

No tenía sentido.

—Bien, realmente lo siento. No se me dan bien las charlas post sexo —explique intentando ser lo más sincera posible —Suelo decir que tengo esposo y que esta por llegar para que se larguen sin siquiera decir adiós.

Sonrió de una forma tan seductora que tuve que morder mi labio inferior para reprimir mis ganas de arrojarme encima.

—¿Y donde esta tu anillo? —preguntó con recelo.

—Debería comprar uno, últimamente me lo cuestionan por esa razón.

—Podría darte el que hemos usado en Las Vegas.

Abrí los ojos sorprendida. No esperaba que aún guardara el anillo que le había arrojado furiosa aquel día que desperté en esa habitación de hotel.

Aunque pensándolo bien, quizá le había salido un buen dineral y esa era la razón por la cual todavía lo preservaba.

—¿Acaso no lo fundiste en los mismos volcanes de Mordor? —lance una carcajada pero no pareció entender la referencia al libro de Tolkien.

—¿Mordor? —

—¿El precioso?, ¿Frodo? —pregunte con perplejidad al darme cuenta que no tenía idea —¿Eres real?.

—No comprendo de que me hablas. Solo se que eso de estar comprometida, conmigo no funcionará.

—Lo se, por eso ha sido más incómodo todavía. Soy realista, no me van las relaciones, no suelo repetir conquistas. Solo tengo sexo y ya.

No era algo de lo que estuviese orgullosa, pero era la verdad. Me funcionaba, el romance no era parte de mi, ya lo había dado todo a un hombre y varias personas habíamos salido perjudicadas.

—Eso fue muy revelador —dijo, aclarando su garganta.

—El problema no son las personas, soy yo. Mi cabeza esta completamente desordenada. Quizá si tenga un trastorno de personalidad múltiple, ahora que lo evalúo.

—Esta bien, todo está aclarado —aseguró muy poco convencido —Tenemos una reunión en media hora.

—Bien, esperemos que salga mejor que la de ayer.

Le regale un guiño y termine mi café, con la esperanza que los problemas que había originado nuestro pequeño desliz hubieran quedado en el pasado.

❤︎❤︎❤︎


next chapter
Load failed, please RETRY

Batch unlock chapters

Table of Contents

Display Options

Background

Font

Size

Chapter comments

Write a review Reading Status: C18
Fail to post. Please try again
  • Writing Quality
  • Stability of Updates
  • Story Development
  • Character Design
  • World Background

The total score 0.0

Review posted successfully! Read more reviews
Report inappropriate content
error Tip

Report abuse

Paragraph comments

Login