Pétalos de rosa delicados descendían suavemente sobre el caviar de foie gras, infundiéndole una cualidad etérea, similar a observar flores a través de la niebla. Bolitas de camarón, que parecían lichis, colgaban como ramas cargadas de frutas. Los pepinos habían sido meticulosamente tallados para parecer bambú verde, mientras que el brócoli tomaba la forma de un árbol de Navidad. Cada plato exudaba un exquisito sentido de belleza.
Ji Bai era plenamente consciente de que su amo traía a casa a un invitado importante para cenar esa noche, por lo que fue meticuloso en sus preparaciones. Sin embargo, cuando vio a su amo llevar a la joven dentro, se quedó tan asombrado como Yue Qiu.
—Esta es la Señora —presentó Yue Qiu.
—¡Hola, Señora, hola, Señor! —saludó rápidamente Ji Bai, haciendo una reverencia, y luego atendió discretamente el plato final antes de retirarse.