—No le hagas daño... Te pondrás triste, cálmate... ¿está bien? —Huo Shen murmuró con voz ronca y dio un paso adelante pero ella dio un paso atrás.
—¿Hacer daño? ¿Dónde está ella? —murmuró ella con voz ronca dejando que sus ojos vagaran por el lugar.
—Wei Wei...
—No te acerques más a mí... —Ella extendió sus manos advirtiéndole y Huo Shen se dio cuenta de que ella podría perderlo de nuevo. Parecía que los niños eran un tema delicado cuando se trataba de Su Wei Wei.
—Wei Wei, tenemos que volver a casa... ¡Los dejé solos! —Él dijo insinuando que su bebé estaba en casa.
—¿Lo hicimos? —Ella se calmó parada allí como si intentara recordar y pensar.
Sus ojos habían comenzado a brillar naranja ardiente cuando volvieron a ser esmeralda, y Huo Shen podía decir que ella estaba un poco más calmada. Se acercó y la levantó en brazos.