—Gracias... Seré yo quien te proteja, espero que la otra vida te trate bien y no tengas que pasar por esto... —Estas fueron sus últimas palabras, ella podía recordar vívidamente todo como si hubiera ocurrido ayer.
Sus ojos se humedecieron ligeramente y se sintió indescriptiblemente herida, el dolor caló más profundo en su corazón experimentando falta de aliento, instintivamente el chico extendió su mano para secar esas lágrimas sintiendo punzadas agudas en su propio corazón, pero en el camino recordó que su hombre estaba cerca y moralmente, no se vería bien que hiciera eso, se contuvo y retiró sus manos entrelazándolas en su espalda, pero se sintió tristemente indescriptible viéndola llorar a pesar de que había inclinado la cabeza para ocultarlo.
Se sentía íntimamente conectado y deseaba poder decirle que no necesitaba llorar por nada, que él estaba bien, y se preguntaba por qué lloraba al ver su rostro. ¿Habría su rostro le recordado a alguien cercano?