—Él los recogió y se dio la vuelta antes de lanzárselos —Muy bien, vístete primero antes de que podamos ir... Los doctores le habían cambiado la ropa por la bata del hospital, y para salir del hospital, tenía que dejar atrás esa bata.
Después de unos minutos, terminaron, dejaron el dormitorio con los papeles de alta y se dirigieron a la oficina de cuentas, pagaron y se liquidaron antes de obtener permiso para dejar el recinto del hospital y pudieron ir a cualquier parte.
Caminaron por el corredor en dirección opuesta a donde se encontraba la morgue y en el camino se encontraron con Wang Chiang, quien parecía dirigirse en la misma dirección que ellos.
—Buenos días cuñada... —La saludaron al unísono.
—Buenos días... —Ella murmuró despectivamente mientras avanzaba delante de ellos sin prestarles atención.
Mantuvieron tácticamente el silencio y la distancia aunque se dirigían al mismo lugar. Por su tono, pudieron decir cuán poco bienvenidos eran.