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13.92% Reborn: Evolucionando de la nada / Chapter 33: Capítulo 33: La ciudad Potor

Chapter 33: Capítulo 33: La ciudad Potor

Editor: Adrastea Works

El planeta Taprisha era uno extremadamente raro, y su extraña forma y diseño era parte de la razón por la que la Autarquía Borrel no luchaba por el control de él. Había recursos raros que podían encontrarse en las profundidades de los océanos de la nada, pero el peligro que se encontraba era bastante extremo. Desde el calor fluctuante del núcleo del planeta, a extrañas bestias que habitaban las entrañas de la tierra, a devastadoras y poderosas tempestades de viento creadas por las leyes del universo.

Sin embargo, Taprisha tenía otra función que la diferenciaba de otros planetas. Una gran cantidad de puentes conectaban a Taprisha.

Veintitrés puentes de mundo separados, que conectaban mundo tras mundo, todos surgían de varias ubicaciones en la superficie de Taprisha, Taprisha servía como uno de los mejores mundos de transporte si se intentaba ir de un lugar a otro rápidamente.

Cerca de cada uno de los veintitrés puentes de mundo había ciudades enormes, llenas con una cantidad incontable de personas. No había grandes naciones gobernadas por reyes en Taprisha, pero, en su lugar, había veintitrés Señores de la ciudad.

Cada señor de ciudad controlaba una gran sección de tierra, dominando cualquier isla cercana y sus recursos. Los veintitrés señores de ciudad o eran magos poderosos o tenían a poderosos magos a su cargo.

Dorian acababa de llegar a las afueras de la ciudad de Potor, y estaba, una vez más, esperando en una fila.

—Iremos a la ciudad, y entonces allí es donde nos separamos, Sir Dorian—. La voz de Clarence era tranquilizadora y calmada, el tipo de voz que encajaría bien en un comerciante. El hombre aeth se acercó a Dorian, dándole una calidad sonrisa.

—No puedo agradecerte de nuevo por la ayuda que nos proporcionaste. Sin tus esfuerzos, mi esposa y mi hija, además de los guardias que contratamos, hubieran perecido—. De hecho, las acciones de Dorian habían salvado las vidas de todos. Milagrosamente, pese al ataque de los clones de Mello, ninguno de los guerreros aeth había muerto. Varios de ellos estaban heridos, y necesitarían tratamiento, pero nada urgente.

—No fue nada—. Dorian le dio una sonrisa cálida, al rascarse sus brazos humanoides.

Por alguna razón, se sentía vagamente incómodo en una forma humanoide. Después de vivir como una bestia por tanto tiempo, fue un cambio extraño mirar al mundo desde esta perspectiva.

No podía evitar sentir el deseo de volver a su forma de dragón myyr. Era extraño. En su interior, en su vida anterior, había sido un ser humano. Pero ¿qué era él ahora? Ni siquiera Dorian conocía la respuesta a esa pregunta.

Reflexionó sobre estos pensamientos mientras esperaba en la fila pacientemente. Esta sería la primera vez que entraba en una ciudad, y Dorian no podía evitar sentirse más emocionado al ver cómo vivían las personas en este universo, y cuán diferente sería.

..

Varios miles de metros por encima, se podía ver una tenue mancha negra a la luz de la tarde. Si se observara de cerca esta mancha, podría notar que esta mancha tenía un par de alas, desdibujándose y desapareciendo de la vista.

Si se tuvieran ojos incluso más poderosos, se podría ver un pequeño cráneo cristalino, y un conjunto de extrañas y trasparentes plumas. La apariencia característica de una criatura inusual y exótica conocida como águila de cristal.

—Ese debes ser tú, ¿eh? Llegaste aquí antes que el número once—. El ave chilló, con su voz retorcida y apenas comprensible—. Todavía en tu forma de titán… Supongo que tiene sentido ya que tuviste que pasar la puerta. Tratar de entrar en la forma de una bestia llamaría mucho la atención—. El ave asintió con la cabeza, sabiamente mientras flotaba en el espacio, con sus ojos penetrantes hacia abajo—. ¿Pero te quedaste con esos aeth, y otros humanoides? Mi tonto e ingenuo hermano. No puedes confiar en ellos. Quizás todavía puedas ser salvado—. Una sonrisa torcida apareció en su cara de ave—. No son más que presas para llevar a nuestro crecimiento a la perfección. Todos ellos, entrenando sus almas para ser comidos maduros. Humanos, aeth, titanes, vampiros. No tiene sentido hacerse amigo de las presas—. El ave sacudió su cabeza—. Permíteme ayudarte a mostrarte su verdadera naturaleza.

..

Los guardias en la entrada a la ciudad eran parecidos a los guardias en el puente de mundo. Eran humanos en su mayoría, muchos de ellos con armaduras de cuero gris con espadas en sus cinturas. Varios magos estaban de pie por encima de la puerta de piedra, mirando hacia abajo, mientras que un solo mago estaba con los guardias en el suelo.

Los muros de la ciudad no eran grandes en comparación a los muros que bloqueaban el Puente de mundo. Eran de alrededor de trece o catorce metros de altura, una altura relativamente pequeña.

No obstante, eran largos, extendiéndose a una distancia inmensa para rodear por completo la enorme ciudad.

Cuando Dorian y su grupo se movieron al frente de la línea, él notó con un ligero sobresalto, que el mago en el suelo no era un humano como había pensado originalmente. El tono de piel ligeramente gris, junto con los rasgos finos del hombre, revelaban el hecho de que era un vampiro. Lo mismo se aplicaba a los magos arriba de la entrada. Todos eran vampiros.

—Bien, bien—. Asintió mentalmente. Este era el territorio de la Familia Aurelius. Era natural que se encontrara con más vampiros aquí. Probablemente verlos era algo común. Frunció el ceño, preguntándose qué habría pasado con el par de vampiros que había ahuyentado antes.

—Muévanse, muévanse—. Su caravana llegó al frente de la fila. Como antes, fueron sometidos a una inspección similar. Los guardias fueron interrogados brevemente, al igual que los comerciantes.

—Oh un titán, eso no es común en estos lares. ¿Qué te trae a Ciudad Potor?—preguntó uno de los guardias, saludándolo con la mano de manera casual.

Dorian respondió lo mismo que antes, que estaba buscando trabajar para la Familia Aurelius. El guardia asintió y le hizo algunas preguntas más antes de despedirse. Al menos no necesitaba un soborno para entrar a la ciudad.

A pesar de la aparente falta de atención, Dorian no se dio cuenta de que los magos que estaban arriba de la puerta estaban observando a todos con ojos que perforaban todo. Aunque no era extremadamente sensible a la magia, al menos no en su forma de titán, podía sentir vagamente que estaban lanzando hechizos allí.

Si tuviera que apostar por una suposición, probablemente era algún tipo de magia diseñada para ver a través de disfraces o mentiras, para cazar a los criminales. Aun así, pasó sin ningún problema.

Lo que se desarrollaba ante su visión mientras caminaba a través de las puertas solo podía ser descrito como un gran shock.

Personas. Incontables, enormes cantidades de personas, moviéndose de un lado a otro, en cada dirección. Vio a humanos, vampiros, más de esos hombres de roca pirita, algunos grupos de hombres aeth, incluso algunos humanoides con escamas que Ausra identificó como dracoons.

Una gran variedad de personas, se movían a lo largo de una gran carretera de veinte metros de ancho que se extendía y se perdía de vista por millas. Esta carretera parecía estar hecha de una piedra gris pavimentada, muy gastada con el tiempo. En cada lado de la enorme carretera, se podían ver grandes construcciones de piedra blanca o gris de una variedad de diseños.

Muchos de los edificios tenían grandes letreros que flotaban sobre ellos o sobre la calle. Vio algunos que anunciaban servicios de herrería, otros de restaurantes, y otros de posadas. Vio algunas tiendas llamadas 'tiendas de sangre' que supuso que tenían algo que ver con los vampiros y la magia de sangre, y algunas otros, menos comunes tipos de tiendas, como lugares donde comprar túnicas, otras tenían ingredientes mágicos, medicina.

La siguiente cosa que notó era el ruido.

Era ruidoso.

La gente gritaba, hablaba, lloraba, llamaba por números, rugiendo con furia a las personas en su camino. El ajetreo de vagones o carruajes moviéndose por el centro de la calle, tirados por magia, caballos, lagartos escamosos, u otros tipos de criaturas fantásticas. Era una vista muy diferente de incluso la más abarrotada de las ciudades que había visitado en la Tierra.

Dorian había estado viviendo por su cuenta desde hace varias semanas, en la naturaleza. El simple impacto de la transición a una ciudad atestada y llena de vida era estremecedor para él y lo aturdió por una fracción de segundo.

No obstante, salió de ella rápidamente, recuperando su enfoque.

—Gracias nuevamente por la ayuda que nos brindaste. Si necesitas algo mientras estés aquí, por favor no dudes en buscarnos cerca de la tienda de costura Heldon—. El comerciante aeth, Clarence, se acercó a Dorian dándole indicaciones. Detrás de él estaban su esposa y su hija, avanzando a través de la calle mientras esperaban por los vagones pasaran por la puerta de entrada. Su hija estaba girando alrededor, moviendo sus pies al paso de baile que Dorian lee había enseñado. Le envió un gesto de aprobación.

Los aeth valoraban mucho la lealtad y el respeto. Parecía que Dorian realmente había causado una buena impresión a esta particular pareja de mercaderes, aunque se preguntaba si esa era su alma torciendo el destino en juego.

Incluso el mago guardia Lor, se había acercado, dándole un agradecido gesto de aprobación y un firme apretón de manos.

—Lo tendré en mente—. Dorian les dio una sonrisa amistosa. Quizás pasaría por ahí, aunque lo más probable es que no, ya que estaría fuera de esta ciudad en uno o dos días. Aun así, la pareja era bastante agradable.

Después de intercambiar cumplidos, los comerciantes aeth se fueron, dirigiéndose a su hogar con sus bienes a cuestas. Los guardias aeth se movieron con ellos, su misión estaría incompleta hasta que terminaran el transporte.

Dorian los observó marcharse con un sentimiento de satisfacción. Él, como mínimo, les había salvados la vida y hecho algo bueno. Eso era algo por lo que estar contento.

—¡Oye fuera del camino!—. Un transeúnte humano descortés interrumpió los pensamientos de Dorian, chocando con el mientras estaba de pie a un lado de la calle.

Desafortunadamente para el transeúnte, el cuerpo de Dorian era extremadamente pesado. Dorian no se movió lo más mínimo, mientras que el hombre tropezó, casi cayéndose.

—¿Está usted bi…?—. El hombre, vestido con pantalones de cuero castaños y una camisa gris, se dio la vuelta y, luego de mirarlo fijamente, se fue rápidamente. Dorian se encogió de hombros cuando lo vio irse, manteniendo sus manos en un gesto de impotencia. ¿Era realmente tan aterrador que las personas se iban huyendo solo con echarle un vistazo?

Su forma de titán ni siquiera estaba desarrollada completamente. Como adulto joven, se veía más cerca de ser un humano común que cualquier otra cosa, solo que con una piel de color rojo claro y músculos abultados.

Según Ausra, su siguiente etapa de crecimiento lo enviaría al estado de ser peculiarmente alto. El titán mago que lo había atacado a él había estado en una forma condensada, haciendo su cuerpo mucho más corto de lo que normalmente sería.

Un titán completamente desarrollado era una monstruosidad corpulenta que fácilmente destacaría sobre los humanos normales.

Dorian echó un vistazo a la abarrotada calle y empezó a caminar por ella. Varios caminos se desviaban de la calle, llevando a otros sectores de la ciudad. Había obtenido una visión general de cómo era la ciudad de Clarence, y una idea de a donde quería ir.

Esta era la calle principal de Potor, la primera calle que alguien vería cuando llegara desde el puente de mundo a través de la entrada occidental de Ciudad Potor. Miles de tiendas de distintos tipos se podían encontrar en esta calle de varias millas de largo.

No obstante, la mayoría de ellas eran demasiado caras, tratando de atrapar a las personas que viajaban entre mundos.

Clarence le había recomendado que bajara por una de las calles laterales, al sector Norte de la ciudad. Aparentemente esta área atendía más a los mercenarios y aventureros, magos y guerreros viajeros.

Comenzó a dirigirse hacia allá con un propósito, con sus ojos brillando.

El primer lugar que había visitado era una de esas tiendas de magia de sangre. Después de todo, ¿para qué pasar por la molestia de cazar bestias por sus linajes cuando solo podría pagar por ellas?

—El capitalismo en su máxima expresión—asintió alegremente.

..

—¿Bueno?—. Ralf Tornstrew miraba impacientemente al humano de pie delante de él. El hombre llevaba un conjunto de roa soso, que lo hacía verse como cualquier otra persona normal. Y en lo que respectaba a Ralph, era como cualquier otro humano. Incompetente, incapaz de comprender la verdadera elegancia de la vida.

En ese momento se encontraban en un callejón cerca del muro de la ciudad.

—La información que nos diste era precisa—dijo el humano, mirando hacia arriba. Tenía una cara plana y fácil de olvidar y una barba pequeña y marrón. Bueno, su cara debería ser recordable, pero Ralf no podía molestarse con eso.

—Es un titán de sangre pura, con un cuerpo que está al menos en la clase Magister. Es joven, no un adulto completamente crecido. Parece inexperto—. Continuó el humano. Era un miembro del Gremio de exploradores de Potor, a veces llamado burlonamente el Gremio de ladrones. Una gran banda de aventureros que harían cualquier cosa por el oro, bien conocidos en Potor.

Gentuza, sí, lo reconoció mentalmente, pero tenían sus usos. Los miembros eran expertos y ágiles, capaces de conseguir cosas con poca información para pasar. Era por eso que Ralph tenía a un explorador en estado de alerta en todo momento. Sin embargo, sacudió los pensamientos de su mente, mientras le sonreía al hombre.

—Excelente trabajo—. Dudó por un breve momento. Había olvidado el nombre del hombre. Ralf se encogió de hombros, prosiguiendo—. Ya le he pagado al gremio, puedes cobrarles a ellos tus honorarios—. Saludó al hombre cuando dejó el callejón, con los ojos brillando.

Había enviado al explorador para comprobar si la pista que había recibido uno de sus subordinados era cierta. Ralf era un vampiro y un mago de sangre de clase Magnus Magister que trabajaba de guardia en los muros de la ciudad, un castigo impuesto por el Señor de la ciudad después que lo atraparan malversando fondos para sus propios experimentos. Estaba atrapado allí cinco días a la semana, por un mínimo de diez años, forzado a revisar visitantes y buscar a personas que intentaran infiltrarse en la ciudad.

Ya habían transcurrido dos años desde que había empezado su servicio y ya estaba harto del aburrimiento. Como miembro de la Familia Aurelius, escapar no era una opción. A menos que alcanzara la clase Dominus, seguiría atrapado aquí durante muchos años más.

No obstante, parecía que su suerte había cambiado. Esa pista que los guardias habían recibido había sido precisa. El titán que estaba ingresando a la ciudad no era un titán normal, sino que uno de sangre pura con una fuerza en la clase Magister, y estaba viajando solo. Aun mejor, no era un mago. Nadie lo extrañaría si desapareciera.

Un titán de sangre pura con sangre de clase Magister… El solo pensar en lo útil que esa sangre podría ser, le daba escalofríos en su columna.

No obstante, el titán había entrado a la ciudad con algunos aeth, según lo que los guardias le habían dicho. Ralf frunció el ceño ante esto. Parecía que necesitaría atar algunos cabos sueltos primero.


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