Meng Yunhan mostraba una expresión preocupada.
Si seguía esforzándose así, se haría famosa.
—Camarada, para empezar, no te conozco, y no tenemos trato —dijo Meng Yunhan, con la cara fría, esperando que este hombre dijera lo que tenía que decir y dejara las cosas estar.
No quería problemas.
Lu Hongxuan estaba en pánico. Sabía que esta mujer había interpretado mal sus intenciones.
Quería explicar, pero sentía que sus palabras eran torpes y no podía expresarse bien.
—Camarada, sé que no nos conocemos, sólo quería decir... —empezó Lu Hongxuan.
El corazón de Meng Yunhan dio un salto. Su rostro se volvió aún más intranquilo, temiendo lo que él podría decir. Lo interrumpió de inmediato:
—Amigo, estoy casada y ahora me dirijo a casa. Por favor, no me sigas, o no dudaré en ser desagradable.
Con eso, Meng Yunhan se marchó rápidamente sin mirar atrás.
Al ver su figura alejándose, Lu Hongxuan suspiró. Solo quería preguntarle el nombre a la adorable chica.