Sonaban las alarmas que anunciaban las siete de la mañana, los doctores y enfermeras llegaban a sus turnos y con ellos nuevos pacientes, mientras que algunos doctores se preparaban para entrar a los quirófanos otros se levantaban de sus escritorios exhaustos por el trabajo del día anterior, y las enfermeras en turno rebasaban a los pacientes para ver cómo pasaron la noche, precisamente una enfermera revisaba las camas cuando se percató de la ausencia de Tomas y de Isla, alarmada llamó a seguridad del hospital para buscarlos, los buscaron por habitaciones, la cafetería incluso los cuartos de servicio, cuando pensaron en la posibilidad de buscarlos en la azotea, claro era algo tonto pensar que estarían ahí a esa hora pero nada perdían con revisar, la enfermera se dirijo ahí junto con dos guardias, en ese momento se quedaron pasmados al ver a los dos chicos dormidos en el borde del edificio.
-¡¿que demonios pensaron?!, pudieron haberse caído de ahí, ¿que les hubiéramos dicho a sus padres?- la enfermera repetía esa frase una y otra vez, parecía que las ventanas se romperían con sus regaños, pero para Tomas e Isla, no se escuchaba ni un sonido, ellos solo se miraban el uno al otro y por difícil que parezca con una pequeña sonrisa, finalmente la enfermera dejó de regañarlos cuando llegó el doctor para examinarlos como cada mañana, otra vez se repetía la misma historia pero para Tomas era como estar viviendo esa rutina por primera vez, no sabía que había cambiado durante la noche anterior pero... se sentía diferente, estaba unidos en esos pensamientos cuando sintió una palmada en la espalda, al voltearse vio a su tío junto a él,
-¿cómo estás Don Juan?- Tomas confundido por ese comentario le pregunto de que hablaba, pero su tío le pidió a la enfermera una cilla de ruedas para llevárselo a la cafetería, cuando llegaron ahí, su tío le explico todo, -el doctor me dijo lo qué pasó anoche, dime ¿quien es esa chica?, acaso ¿es tu novia?-
Al oír eso Tomas casi se atraganta con la comida, -¿que? claro que no apenas la conozco-, -¿entonces porque se quedaron dormidos juntos en la azotea?-, -no es nada de eso, simplemente fuimos allá para hablar y nos quedamos dormidos, nada más-
Su tío no parecía nada convencido con esa historia pero no dijo nada más, cambió de tema diciéndole a Tomas una gran noticia, su padre iba a volar allá para verlo... claro que al oír eso Tomas no le emociono nada la idea, no era la primera vez que su padre decía eso, era la misma historia, su padre iba a ir a verlo y justo cuando él está ilusionado a su padre se le presenta una emergencia de último minuto... eso se había repetido durante seis meces y esta vez no sería diferente, su tío al ver su reacción solo alardeó,
-vamos es una gran noticia-, pero Tomas solo contesto, -es lo que él siempre dice, y nunca cumple, esta vez no será diferente eso lo sé bien- su tío intento consolarlo pero él lo interrumpió groseramente, -si es todo lo que viniste a decir me voy a mi cama- llamo a una enfermera para llevárselo, y se fue sin decir unas palabras más, simplemente estaba arto de que todos le mintieran y lo ilusionaran en vano... volvió a su cama enojado, solo pensando en todas las veces que esperaba ver a su padre pero en vez de eso recibía alguna disculpa o regalo de compensación, cuando la voz de Isla lo interrumpió, -¿todo esta bien?- Tomas enojado solo le respondió serio, -si todo bien-,
-seguro porque no te vez- pero Tomas la interrumpió groseramente -¡todo esta bien de acuerdo, ya déjame en paz!- Isla no entendía porque Tomas había cambiado de repente, pero decidió que lo mejor era dejarlo solo, así que simplemente se fue a otra habitación. Pasaron las horas cuando Tomas escuchó a lo lejos pisadas del corredor, de inmediato supo que venían hacía su cama, se volteó pensando que era Isla, pero se quedó pasmado al ver que era su padre, pero claro no venía solo, a su lado estaba una mujer que a juzgar por su maquillaje, sus caderas anchas y busto grande era otra de sus muchas novias caza fortunas, porque adivinarán le doblaba la edad... su padre se aproximó hacia él con los brazos extendidos, le dio un gran e incómodo abrazo,
-ahí esta mi muchacho, mírate todo un hombre, te vez muy mayor para tus 15 años- Tomas serio solo le respondió, -tengo 17 Alonso-, - ha, mira quiero presentarte a Meredith, ella se moría por conocerte- Tomas solo la miraba con desprecio sabía que no era la primera novia de su padre y no sería la ultima, -hola, eres mas guapo de lo que tu padre dijo, estaba emocionada por conocer al hijo de mi amorcito, mira te tragamos un obsequio- Unos de los asistentes de su padre se dirigió a Tomas dándole una caja de zapatos, pero claro no era nada nuevo, su padre le había regalado ese mismo par de tenis durante cinco años seguidos, incluso todavía tenía el otro par que le regaló la última vez que lo decepcionó, pero no haría la diferencia decírselo, sabía que las próximas horas solo escucharía de los viajes que su padre hizo con todas sus novias, pero notó el rostro de Isla detrás de una puerta.