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| CAPÍTULO OCHO. |
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No tuvo éxito al creer que podía despertar a sus amigas, Aizen estaba en la misma situación que ella. Pero no sabía si Gin estaba dormido o ebrio.
En silencio ambos caminaban, Aizen cargaba a Hinamori y trataba de ayudar a caminar a su compañero capitán Ichimaru, mientras Tara ayudaba a Matsumoto. Era difícil para ambos, hasta que en su camino se encontraron con Shūhei Hisagi, el teniente del noveno escuadrón quien era acompañado por Renji Abarai, el teniente del sexto escuadrón.
—¿Qué les pasó?— preguntó Renji confuso al ver al capitán Ichimaru, la teniente Hinamori y Matsumoto dormidos en los brazos de Aizen y Tara.
—Bebieron demasiado— respondieron ambos al mismo tiempo.
—¿Les ayudamos?— preguntó ahora Shūhei.
—Sí, escolten al capitán Ichimaru, a la teniente Matsumoto y Kobayashi a sus escuadrones. Yo llevare al Hinamori-chan a su habitación— respondió el capitán seriamente.
Ambos tenientes asintieron ante las ordenes de Aizen y sin más ayudaron al capitán y teniente quienes dormían.
—Gracias capitán Aizen— sonrió ella mientras hacía una reverencia de agradecimiento ante él.
Sin más corrió para alcanzar a su compañero los cuales ya estaban algo adelantados. El castaño sonrió de medio lado al verla alejarse.
—Creo que ya entiendo porque Gin está enamorado de ti, Tara Kobayashi— habló en un susurró mientras seguía su camino al quinto escuadrón con su teniente en brazos.
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Renji llevaba al capitán Ichimaru en sus brazos. No lo cargaba, pues esta había despertado tan pronto como se habían alejado de Aizen y Hinamori. El pelirrojo sólo estaba ayudando a que al menos pudiera mantenerse de pie, sosteniendo el brazo del capitán que rodeaba su cuello para que no cayera ante sus torpes pasos.
Ichimaru solo podía mirar a la pelinegra que iba enfrente de ellos, sentía unas ganas inmensas de decirle todo. Pero esta vez su valentía estaba flaqueando.
Llegando al tercer escuadrón, Renji y Shūhei se fueron dejando a los líderes de aquel escuadrón a cargo de Tara.
—¿Esta seguro que puede usted solo capitán?— preguntó la pelinegra quien ayudaba a Matsumoto —En cuento termine con Matsumoto-san, iré a ayudarlo— agregó mientras se alejaba sin siquiera escuchar lo que el peliblanco le iba a decir.
Cuando llegaron a la habitación de la teniente Matsumoto se apoyó en la pared alejándose de su amiga.
—Ves a ayudar a Gin. Yo puedo sola— agregó mientras caminaba al baño.
La pelinegra se quedó ahí parada observando como su amiga a duras penas podía mantenerse de pie. Pero, aun así había logrado llegar al baño sin caerse en el intento.
Suspiró, y sin más camino hasta la habitación del capitán donde Ichimaru se encontraba sentado en el futón con una botella de Sake en la mano.
—¡Capitán!— exclamó con molestia mientras le quitaba la botella medio vacía de las manos —Vamos, levántese— agregó mientras lo ayudaba a levantarse —¿Puede bañarse solo? ¿Quiere que llame a Kira-kun para que lo ayude?— preguntó mirándole.
—No, quédate...— habló él en un susurró mientras la detenía —Tara... no te vayas— agregó apoyando su cabeza en el hombro de la chica.
La chica se sonrojó ante el gesto de su superior.
—E-está bien capitán. Pero de todas formas tendrá que bañarse para que se le baje todo el alcohol— dijo nerviosa.
—Está bien— suspiró y se metió al baño.
Tara se encontraba de pie junto a la puerta del baño, esperando pacientemente a que el hombre que amaba saliera. Sinceramente no sabía cómo había llegado a ese lugar, bueno, como se había metido en ese embrollo.
—¿Por qué estoy aquí?— se preguntó en un susurró.
La puerta se abrió dejando ver a un peliblanco con el cabello húmedo, el pecho descubierto, con sólo una toalla la cual cubría su zona baja.
Desvío la mira sonrojada, tapando sus ojos con las manos. Dios, ¿enserió lo estaba viendo así?
Escucho la suave risa del capitán el cual comenzaba a vestirse sabiendo que su ex teniente se encontraba a sus espaldas tapando sus ojos.
—Ya puedes mirar— habló mientras terminaba de ponerse el Yukata.
Tímidamente apartó sus manos observando al hombre enfrente de ella, su sonrojó creció aún más cuando al abrir los ojos se lo encontró a escasos centímetros de ella.
—¿Qué te pasa?— preguntó mirándola —¿Te sientes mal?— agregó juntando sus frentes
Tara se encontraba nerviosa ante el peliblanco.
—No tienes fiebre— habló separándose de ella —Vamos a dormir— sonrió mirándola.
—¿J-juntos?— le miró con sorpresa —N-no, y-yo debería irme...— agregó como excusa.
—¿No te vas a quedar?— preguntó tratando de ocultar su desilusión con indiferencia.
—Y-yo...— miró hacia otro lado nerviosa —Esta bien— dijo rendida.
Ambos se acomodaron en el futón, Ichimaru fue el primero en quedarse dormido. Tara lo miraba dormir pacíficamente.
—¿A tenido problemas para dormir capitán?— preguntó en un susurró sabiendo que él no le respondería.
En un movimiento involuntario por parte del capitán, la pelinegra quedó apoyada en su pecho, mientras él la abrazaba apegándola más a su cuerpo.
Posiblemente si él estuviera despierto, ella se atacaría y comenzaría a hablar nerviosa ante él. Pero ahora Gin estaba durmiendo así que podía disfrutar de aquel contacto involuntario que él había provocado.
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