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Querido Capitán:
Me es extraño no estar junto a usted, el estar en otro escuadrón es simplemente incómodo. Quisiera que nunca me hubiera hecho esa declaración, ahora me siento desanimada. Aunque desde el comienzo yo sabía que jamás tendría una oportunidad con usted.
P.s: ¿Cómo le va con la teniente Matsumoto?
Atentamente:
Su ex teniente.
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| CAPÍTULO CINCO. |
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Tara terminó de arreglarse cuando la puerta de su habitación fue tocada. Enseguida entró un Shinigami el cual le informó que Tōshirō estaba en la entrada del escuadrón esperándola.
La pelinegra agradeció y salió de la habitación para reunirse con su mejor amigo.
—¡Teniente Kobayashi!— exclamó aquel Shinigami pero la pelinegra ya se había ido.
Confundido entró a la habitación de la pelinegra y tomó la carta.
—¿Ah? ¿Para el capitán Ichimaru?— se preguntó —¿Debería llevársela?— miró la carta nuevamente dudando.
Sin más salió de la habitación cerrando la puerta, iría al tercer escuadrón para entregarle la carta al capitán Ichimaru. Viniendo de la teniente, sabía que podría ser importante.
—Debe ser importante, pero...— comenzó a dudar —¿Por qué se le olvidó?— agregó, alzándose de hombros continuó con su labor.
Quizá solo se le olvido por estar apresurada.
No le dio tantas vueltas al asunto.
Cuando llegó al tercer escuadrón, pidió que aquella carta fuera entregada al capitán, pues era de máxima importancia.
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Mientras por las calles del Seireitei, el capitán y la teniente del décimo escuadrón se dirigían hacia el quinto escuadrón, cuando doblando por una calle se encontraron a la persona que menos querían ver.
—Capitán Hitsugaya, teniente Kobayashi— saludo un peliblanco de sonrisa zorruna.
—Hola, capitán Hitsugaya, Tara-chan— saludo entusiasmada Matsumoto.
Tara sonrió levemente, aferrándose al brazo de su mejor amigo. Ya que ambos solían caminar así cuando estaban juntos, ella siempre lo tomaba del brazo.
—¿Se dirigen al quinto escuadrón?— preguntó Tōshirō con seriedad.
—Así es, Hinamori-san nos invitó— respondió Rangiku —¿Les molesta si los acompañamos?— preguntó con una sonrisa amable.
Tōshirō miró a su amiga, quería saber su opinión antes de darles una respuesta.
—Está bien, no nos molesta— respondió la pelinegra con una sonrisa que trataba de no convertirse en una mueca.
El silenció reinaba de manera incómoda entre los cuatro Shinigamis de alto rango, quienes iban en dirección al quinto escuadrón.
—¿Y cómo te va en el décimo escuadrón?— preguntó Matsumoto rompiendo el silencio.
—Me va bien, ya me estoy acostumbrado— respondió con una leve sonrisa.
Ichimaru miró de reojo a la pelinegra, la cual se veía un tanto feliz mientras abrazaba del brazo a su mejor amigo.
Sintió una molestia en su pecho. ¿Otra vez aquella sensación?
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