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La noche era una inmensa tranquilidad, pero por alguna extraña razón se sentía inquieta. Miró aquel cielo profundo y repleto de pequeñas estrellas brillantes.
¿Por qué sentía una inquietud en su alma?
Sus ojos se desviaron por un momento del cielo en el preciso momento que una corriente eléctrica atravesó su cuerpo poniéndola en alerta.
La expresión en su rostro cambió radicalmente a una de profunda preocupación al ver una silueta humana dirigirse a las puertas de su finca.
Descarto rápidamente la idea de un demonio, de ser aquel maligno ser come humanos, ya habría llegado con su rápida velocidad y la hubiera atacado. No, éste ser era un humano. Alguien que se encontraba cansado o herido.
Fue entonces que lo reconoció, aquellos tenues rayos provenientes de la luna iluminaron el rostro herido de su compañero.
—¡Tomioka-san!— exclamó con preocupación.
Si, estaba preocupada.
Pero no le daría el gusto de verla así, él no merecía su amor, ni mucho menos su preocupación.
Entonces sintió una pulsada en su corazón, como si una estaca lo atravesará. ¿Le dolía el hecho de pensar que aquel pilar jamás la vería como algo más que amigos o compañeros?
—Kocho— habló el azabache en un murmullo casi imperceptible.
La pelinegra logró atraparlo antes de que éste cayera al suelo debido a la falta de fuerzas en su cuerpo. Pasó el brazo de su compañero por sobre sus hombros y juntos entraron a la finca mariposa.
Al entrar, Shinobu lo llevó hacía alguna habitación desocupada para curarlo. El silencio entre ellos era profundo e incómodo, quería poder burlarse de él. De lo patético que se veía así, él era un pilar. ¿Cómo pudo terminar así de herido?
La Kocho comenzó a curarlo una vez que llegaron a la habitación. Sentía la mirada del en cada movimiento que hacía para desinfectar sus heridas y venderlas.
—Debí haber ido contigo— rompió aquel incómodo silencio mientras seguía con su labor.
—Oyakata-sama dio las instrucciones Kocho— respondió Giyuu con seriedad.
La nombrada levantó su mirada encontrándose con los fríos e inexpresivo ojos azules de su compañero. Suspiró.
—Tienes razón, Oyakata-sama no me hubiera permitido ir— agregó frunciendo ligeramente su entrecejo.
Termino de vendar la herida del brazo izquierdo de su compañero así que su labor ahí había terminado, por ello se levantó dispuesta a alejarse pero antes volteó para mirarlo.
—Descansa Tomioka-san, te veré en la mañana para cambiar tus vendas— sonrió mientras recogía las cosas —Y si mañana te sientes mejor, podrás regresar a tu finca— agregó.
Antes de que pudiera alejarse, Giyuu la tomó del brazo impidiéndole irse.
—¿Pasa algo Tomioka-san?— preguntó Shinobu sorprendida por la acción de su compañero pilar.
Tomioka no dijo nada solo jalo su brazo suavemente en su dirección, haciendo que la pelinegra cayera encima de su cuerpo.
—Puedes decirme por mi nombre— susurró abrazándola.
—Tomioka-san... Tengo que hacer unos deberes— respondió rápidamente la pilar.
Estaba sorprendida del repentino cambio del azabache, sus mejillas se encontraban rojas y agradecía a los dioses que su compañero no la podía ver. Y ni hablar de su pobre corazón, latía con rapidez por la cercanía del pelinegro; el cual la abrazaba fuerte contra su pecho, haciéndola sentir el calor que su cuerpo desprendía.
—Quédate conmigo...— murmuró el pilar abrazándose más a su cuerpo.
Quería poder negarse a aquel extraño y a la vez sorprendente pedido... ¿Ese era Giyuu Tomioka?
—Tomioka-san, ¿estás seguro que el demonio no te golpeó muy fuerte en la cabeza?— preguntó con burla mientras reía con suavidad, logrando apartarse un poco de él.
Ambos se miraron a los ojos, estaba tan confundida. ¿Por qué tan derrepente la hacía dudar?
Lo odiaba por causar estragos en su mente, ¿qué no se cansaba de estar todo el día metido en ésta?
—Está bien... Giyuu-san— respondió Shinobu sonriéndole levemente mientras se acomodaba con él en la camilla.
El silencio invadió la habitación, aquella noche volvió a ser pacífica para ambos. Giyuu no podía dejar de pensar en lo que había dicho, ¿Enserió le había pedido que se quedará con él?
Y lo más sorprendente era que ella aceptó, pudo sentir como su corazón comenzaba a latir con rapidez. Juraba que su acompañante podía escucharlo.
En ese momento se sentía patético, ¿cómo pudo perder el control y ser tan estúpido para pedirle aquello?
La miró de reojo, notando que su bello rostro denotaba serenidad. No se había percatado cuando la pilar se había quedado dormida.
Quizá en su momento no quería aceptarlo, incluso Mitsuri lo había notado antes que él. Se negaba a aceptar que estaba enamorado de aquella mujer tan fuerte y responsable.
Shinobu Kocho había sido la causante de que su corazón y mente fuesen un caos.
Su cerebro estaba cansado, habían sido tantas emociones en un solo día. Debía descansar después de todo lo que había pasado.
Cerró los ojos sumergiéndose en un profundo y tranquilizante sueño, por primera vez en su vida no se sentía solo en una fría noche como esa.
La mujer que más amaba se encontraba a su lado profundamente dormida después de ayudarlo con sus heridas. No había nada de que arrepentirse.
Estaba feliz, tenía la esperanza de que las cosas cambiarían entre ellos.
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Gracias por leer<3