Savory Alley todavía no estaba abierto al público debido al repentino cambio de gestión que había sufrido. Shen Lingqing tuvo que revisar todo desde cero antes de poder elaborar un plan de negocios concreto que tenía que presentarle a su padre durante el fin de semana.
Mientras estaba ocupada estudiando los números, Qiao Lian aprovechó la oportunidad para resolver el papeleo y las auditorías del restaurante. La desconcertaba cómo el restaurante se las arreglaba para permanecer abierto durante tanto tiempo si todo en el backend era un desastre.
La oficina estaba demasiado silenciosa para su gusto. Estaba tan silencioso que se podía oír caer un alfiler. Qiao Lian ya estaba acostumbrada a trabajar junto a su señorita, dado cómo crecieron juntas; pero esta era una de las raras ocasiones en las que esperaba que Shen Lingqing hablara más.