—¿En serio quieres ayudarme? —sus cejas se alzaron. ¿Qué tenía planeado?
Lu Xinyi rió suavemente antes de regresar a la enorme mesa. Dio pequeños saltitos y se sentó en la esquina. Con una sonrisa, volteó a verlo. —Ven aquí.
Shen Yi obedeció y se dirigió a su esposa. Para él, Lu Xinyi era una anomalía. No podía entender qué hacía que se sintiera tan atraído hacia ella. ¿Por qué le propuso un trato cuando la conoció?
Pensó en por qué la escogió a ella. Era divertido estar con Lu Xinyi. Era una luchadora, temeraria y determinada a hacer las cosas que se propusiese. Imaginen su sorpresa cuando ella llegó a su aburrida vida, rechazando todos los lujos que él intentaba darle. De hecho, siempre lo contradecía, pero nunca le demandaba nada, cosa que debía hacer como su esposa.