Bofetada.
—¡Ouuuch! —Shen Yi se frotó el lado de la cara que había sido abofeteado por su esposa—. ¿Por qué fue eso?
Se maldijo a sí mismo. Lu Xinyi quizá estaba enojada porque él la besó en público, de la nada. Muy bien, auto-control. La miró, ligeramente aturdido mientras que ella lo empujaba y se paraba. Aún podía sentir el dulce sabor del mango en sus labios.
Lu Xinyi sacudió los pies y lo golpeó en el brazo.
—Tú…¡¿qué le has hecho a mi helado?! ¡Hiciste que se cayera al piso! —lloriqueó. Sus ojos estaban lagrimosos, como si estuviese de luto por su preciado helado.
Fue tan delicioso. ¡El helado, no el beso!
Sollozos. ¡Maldito sea Shen Yi por besarla!
Recién en ese momento se dio cuenta de lo que había pasado.
¿Acaso la besó? Sus dedos tocaron sus labios.
Sí, definitivamente la besó.
Sus ojos se posaron en la cara de él: tenía las mejillas levemente sonrojadas mientras intentaba huir de su examinante mirada.